Partida Rol por web

Te encontrabas en la costera capital de San Cristobal, hogar del rey y orgullo de Castilla. Tu caballo descansaba amarrado fuera, mientras tu te asomabas por la ventana para darle la bienvenida a un nuevo dia.

La villa de San Cristobal, capital de nuestra querida y ocupada Castilla, mal rayo parta ese hechicero pagano de de "Rey Sol", ducharse, asearse y a salir al mundo, bueno a las calles, es hora de hacer una visita a algún pariente lejano que me mantenga esta semana en su casa.

El recuerdo de su tierra, de su finca, pues ahora es el señor de las tierras , ocupadas, pero legalmente suyas de la familia Sandoval y Torres, un trozo de fértil tierra siempre verde, hace que en su corazón vuelva la congoja y el dolor de la perdida de sus seres queridos.

Bueno daremos un paseo por la ciudad, nos pondremos al día de esta urbe y mañana con mas tiento pediremos audiencia para poder presentarnos ante el buen Rey Sandoval y pedir su gracia y merced para mi persona.

Digo para mi mismo mientras me aseo.

Hace ya algunos dias de tus ultimos trabajos, el hambre apremia y el oro escasea. Hoy has estado a punto de dormir en la calle por no tener monedas con las que pagar una cama. Por suerte conoces el idioma de la nación, pero no tienes muchas esperanzas de encontrar trabajo alguno alli... quizá tu lugar sea la mar, quizá debieras volver allí.

Algo habia asustado a tu caballo, que estaba empezando a armar jaleo. Te alarmaste al momento, ¿quiza un robo? desde luego si fuera eso no te apeteceria demasiado.

Bajo con la mínima ropa que la educación y la decencia exigen espada y pistola en mano.

Voto a brios y vive Theus, ¿quien osa incordiar a mi montura y armar tanto escándalo?

Voy atento a ver si va ser una encerrona para atraparme y desvalijarme.

Para cuando bajas alli, no queda nadie (o eso te parece), pero notas las alforjas del caballo removidas. Extraño, pues estas seguro de que las dejaste vacias ¿que esperaban robar allí?

Perros, ladrones, más ladrones que el "Sol" montaignese y más retorcidos que los ladrones vodacciós, ni los fantasmas de Avalon se esfuman así.

Grito mientras me aseguro de que no queda nadie en la cuadra, y cuando estoy seguro, guardo mis armas, y examino con atención el contenido de las alforjas que deberían estar vacías, no sin antes asegurarme que no vea a nadie mirándome desde ventana o balcón, o oculto en algún tejado.

Encuentras un pequeño saquito de terciopelo, no de más tamaño que tu mano. Vuelves a mirar a tu alrededor, no entiendes nada.

Los pensamientos divagan en mi cabeza mientras tomo una decisión. De un salto, me levanto y digo:
- Ya está. ¡Decidido!- Mis acciones alejan a un par de transeúntes en dirección al lado contrario de la calle. Delibero mi situación actual de nuevo, pensando otras posibilidades.
"Está visto que la vida en tierra no se me da nada bien. Tras mis visitas en las ciudades supuse que prosperar sería un juego de niños comparado con la vida en alta mar, pero esto es si cabe aun más dificultoso. Si, definitivamente me irá mejor en terreno conocido. Buscaré un navío en el que pueda embarcar cuanto antes."
De este modo, me dirijo al puerto en busca del patrón, para indagar sobre algún pasaje falto de marineros que esté dispuesto a contratarme.

Te encaminas al puerto sin demora, y una vez allí reparas en un barco grande y envejecido, todavia estan haciendo los amarres por lo que deduces que acaba de llegar. Su tripulación parece escasa en comparación con el tamaño.

Al acercarme al antiguo navío busco con la mirada muestras del que fuera el capitán. Aparte de las insignias propias de su rango, el capitán probablemente estuviera bien vestido, y no estaría realizando el duro trabajo de atar los cabos y transportar la carga. Un buen capitán debe mantener la imagen. Si lo encuentro, y no parece muy ocupado, me dirigiré hacia él para hablarle.

Ninguno de los hombres que ves allí parece el capitán, pero a uno lo reconoces. Sin duda era un pirata, o al menos lo fue tiempo atrás, compartisteis unas jarras de cerveza en más de una ocasión.

Con sumo cuidado alejando toda la distancia que dan mis brazos de mi cara abro la bolsista y contengo la respiración, espero unos segundos y si no pasa nada pues miro dentro del contenido.

Miras en el interior, una pieza de madera oscura, no alcanzas a ver demasiado sin sacarla de su bolsa.

Los necios mueren pronto y de formas muy previsibles .

Cierro la bolsa, subo a mi habitación y abro la bolsa depositando el contenido de bolsa sobre la mesa para examinarlo con sumo cuidad o y en principio sin tocarlo directamente , lo toco con guantes. y empiezo a recordar si conozco algún veneno que se aplique para contacto con la piel.

Al reconocer a mi antiguo compañero, me acerco a él e intento manejar una conversación. Tras un breve tiempo para ponernos al día con nuestras respectivas vidas, le informo de mi necesidad de trabajo, y le pido que medie con su capitán para ver si pudiera darme trabajo.

El mundo esta lleno de necios y estos suelen acabar casi siempre muertos, y de maneras previsibles.

Subo a mi habitación y deposito le contenido de la bolsa en la mesa para inspeccionarlo, en principio, no toco nada con las manos desnudas, la examino con guantes y empiezo a recordar si conozco algún veneno que se aplique por contacto con la piel.

- Si buscas enrolarte, tendrás que hablar tu directamente con él... en su camarote... - te acompañó

El resto de la tripulación os miraba, seguramente no estaba permitido hacer eso con cualquiera.

Parecia una inofensiva cajita de madera. Solo eso.