Las 22:00 de la noche, y todavía te queda un tramo largo de recorrido hasta tu viejo hogar. Ese del que te exiliaron hace tanto tiempo, y al que crees que puedes volver después de eximir tus pecados, o por así decirlo, el tiempo ha tenido que curar todas las heridas pasadas.
Él cuenta kilómetros traga números cómo una bestia. Tu camión es tu orgullo, tu vida, y desde hace tiempo, tu hogar. La luz de emergencia del depósito de gasolina se enciende, y parpadea de vez en cuando. Unos golpecitos en el reloj hacen que se quede fija. Joder con la lucecita, a ver si la arreglo.
Sabes que tienes todavía un margen de 50 kilómetros, y la ciudad más cercana es Lawrence, en Kansas, conocida por su famoso equipo universitario de baloncesto, con nativos incluidos, los Haskell Indians. Tiene unos 100.000 habitantes, y sabes que se come muy muy bien, sobre todo n el Bowling Paradise, donde, no te vendría mal hacer una visita.
Pero antes tienes que parar a echar gasolina. No te preocupa el dormir antes o después, Bowling Paradise está abierto hasta bien entrar la noche.
Un cartel te avisa de que la I 70, por la que viajas, está cortada, y te encuentras un atasco de mil demonios a lo lejos, decidiendo coger una de las comarcales que usan algunos camioneros para esquivar a la policía cuándo saben que van con el peso excedido.
En el camino, un hombre afroamericano hace autostop.
Escena introductoria y breve para que se os reuna con el resto de gente.
Podeis empezar a postear.
Lacozix ha avisado de que los fines de semana andará bastante out. Por lo que me ha comentado intentará responder hoy a finales de la mañana con su primer post. Mucha suerte.
Otra vez solo en la penumbra. ¿Mi hogar, dónde queda mi hogar? Maldita sea mi mala suerte, acababa de llegar y ya tenía que huir de nuevo. Siempre huyendo, siempre sin rumbo fijo. La lluvia moja mi cara, ¿serviría para limpiar mis pecados?. El camino sigue y sigue pero los recuerdos no se van.
- ¿A quién se le ocurre ir a campo a través? - comento en voz queda - ¿Qué hago yo hablando solo?
Sacudo la cabeza como para despejarme y sigo avanzando buscando esa carretera. Por lo menos podía hacer autostop, ¿pero quién recoge hoy en día a un autoestopista? Y menos aún si es afroamericano. Pero tenía que intentarlo, debía cambiar de estilo de vida, aunque la suerte, el destino o lo que sea no me haya sido muy propicio. Quizás huyendo de mis raíces puedo huir de ese algoritmo que siempre me lleva a un caos interminable de repetición. "EL infierno es repetición" ¿Dónde había oído eso?.
Por fin llego a algo que se parece a una carretera pero no era la maldito Interestatal 70. Bueno parece una secundaria, igual bajo la maldita lluvia viene algún alma caritativa que lo invite a subir a su vehículo. Como respuesta a mis plegarias aparece unos faros de coche, concretamente un camión.
- Alabado sea el Señor - grito y corro hacia el andén con mi brazo extendido - la ocasión la pinta en calva.
Las cosas no cambian en este maldito país, los atascos son la cantinela de todos los días, ya sea por que alguien se ha dormido o por que nos quedamos mirando lo que esta pasando ... las comarcales son la solución.
Un hombre de color parecía querer llamar su atención, y aunque hace unos años ni se hubiera molestado en parar, los años de crudo invierno de Alaska, había cambiado su forma de pensar.
Todo el mundo merece una oportunidad ... además serán sólo unos kilómetros a Lawrence.
Parando ruidosamente el camión a lado del hombre negro que se encontraba en la carretera, Hugh le pregunta su destino:
Buenos noches, ¿donde se dirige? ... Puedo acercarle a Lawrance si le viene bien.
El tipo que conduce el camión parece bastante de fiar. Está algo sudado, por lo que parece puede llevar bastante tiempo conduciendo del tirón. Además, el calor asfixiante del verano tampoco ayuda a sofocar la situación. A lo lejos, muy al norte, podéis ver algún que otro helicóptero pasar. Más de los normales por ésta zona, aunque tampoco estáis muy seguros. Uno porque hace tiempo que no viene, y el otro porque está de paso. Puede que haya partido del equipo universitario y lo estén dando a nivel nacional. Quién sabe. Lo mismo en la radio conseguís sintonizarlo.
Varios kilómetros al oeste podéis ver nubes de tormenta, que aunque esté anocheciendo, se ven claramente por el contraste de luces. Va a caer una buena, y lo sabéis. Así que o bien buscáis un refugio, o bien os ponéis en marcha cuanto antes para evitar el inminente temporal.
- A cualquier sitio me vale - respondo sorprendido.
No podía creer la suerte. Después de tanto caminar por fin un asiento y poder descansar los pies.
- Muchas gracias - muestro mi mejor sonrisa señalo el cielo - No sabe lo agradecido que estoy, llevo kilómetros vengo andando desde Kansas City a campo a través y estoy dando vueltas como un tiovivo, temía volver a aparecer en la ciudad otra vez.
Rápidamente rodeo el camión para alcanzar la puerta del acompañante. Una vez dentro extiendo mi mano tras limpiármelo. La humedad se había adherido a los huesos.
- Muchas gracias, me llamo Bubba T-Zix - me presento.
Señalo el cielo occidental. Una enorme masa grisácea puede divisarse en el horizonte. Aunque estando a kilómetros de distancia parece que avanza a gran velocidad.
- Parece que se acerca una tormenta - comento tras ver como la masa - suerte que me recogió.
Master, viste que cambié la ciudad de origen, por razones obvias.
Perfecto Bubba, lo vi en los cambios de ficha.
A espera del mensaje de Hugh para describir vuestro siguiente evento.
El hombre de color entra dentro del camión y Hugh le estrecha la mano que el ofrece el hombre.
Mi nombre es Hugh Rowland, y si que se acerca a una buena por el oeste. Sinceramente, creo que lo mejor es que nos acerquemos a Lawrence que es el pueblo más cercano. Ya llevo muchas horas al volante, y mi pequeño amigo comienza tener mucha sed.
Haciendo una pausa, arranca de nuevo el camión en cuanto tiene atado el cinturón y se dirige dirección a Lawrence.
Tras esto, apagando la música country que inunda la cabina, Hugh intenta sintonizar una radio local para intentar buscar el parte del tiempo.
Será mejor que no nos pille una tormenta por estos lugares, es seguro que sabes cuando empieza pero no cuando va a acabar.
La noche se va cerrando cuando Hugh decide que lo más sensato es ir a la gasolinera más próxima. Bubba se acomoda en los increíbles sillones del camión de Hugh.
Al sintonizar la radio una voz alarmada repite una y otra vez la misma noticia. Parece que la cosa es seria, amigos, dice el locutor.
De la radio salta un boletín informativo.
La presentadora parece bastante preocupada, desorientada e indecisa, anuncia:
Kansas City acaba de ser puesta en cuarentena. Recuerden, señores y señoras espectadores la epidemia de gripe que desde hace unos días asola nuestro estado, a alcanzado proporciones descontroladas. Se han registrado un centenar de muertos durante éste mismo día. Los hospitales repletos de enfermos y los doctores y enfermeras trabajan sin descanso para encontrar una cura.
La periodista muy consternada lee entonces las siguientes consignas:
No regrese a Kansas City, si vive en la ciudad, quédese en casa y mantenga la calma.
La policía, el ejército y todos los servicios públicos se esfuerzan en acudir a ayudar a todos sus habitantes. Permanezca en su casa. No salga. Al menor signo de gripe, llame inmediatamente al 911.
A unos 2 kilómetros a lo lejos veis las luces de la gasolinera. Tardaréis como mucho 5 minutos más en llegar.
Las palabras de la radio pillan por sorpresa a Hugh que creía que hoy iba a ser un día tranquilo. De manera instintiva vuelve su mirada a su nuevo pasajero buscando algún rasgo de la infección de gripe que anuncian por la radio.
Maldita sea destino, uno hace por ponerse de tú lado y me lo pagas así ...
Maldita sea. Bubba, ¿sabías tú algo de esto?¿Has visto algún enfermo por tú camino campestre? Esto parece muy grave.
Esperando la respuesta de su compañero de viaje, Hugh sigue con su camión hacia la estación de servicio, ya que el indicador de combustible marcaba claramente su próxima parada.
- Joder - respondo totalmente sorprendido - ni idea, ¿cómo puede ser?
No podía creer que la mala suerte me persiguiera. Pero ¿es que nada iba a salir bien? No podía creer que el puto destino estuviera en mi contra.
- Cuando salí no me he topado con nadie - respondo taciturno - de hecho, la calle estaba vacía y eres el primer ser humano que veo desde hace horas.
Las calles vacías!!! como es eso posible.
Ante las palabras de Bubba, Hugh no hace más que sorprenderse y comprender que lo que decía la radio parecía cierto, y no era una broma.
Espero que podamos llenar el deposito y intentar salir de aquí antes de que los militares sean capaces de cerrar todas las salidas. No quiero quedarme encerrado en una jaula de enfermos.
Al llegar a la gasolinera, y parar vuestro camión en uno de los surtidores veis una escena que para nada os esperáis. Una niña pequeña, afroamericana, sale corriendo del establecimiento, mientras un grupo de personas se enfrenta pistola en mano al dependiente. Éste tiene su escopeta y apunta también a los demás. La situación parece muy tensa. De entre la gente, un tipo con sombrero y la camisa un poco desabrochada está cogiendo unas bolsas, al parecer o han comprado aquí, o han robado, en la tienda. Se lo está dando una chica pelirroja bastante guapa y con muy buen cuerpo. De hecho os hace pensar en vuestros respectivos primeros amores, y por un momento pensáis que tendríais que haber dado ese paso para haberla intentado conseguir.
A partir de ahora podeis postear en la escena El zombie de Schrödinger.