Partida Rol por web

Abrió los ojos sorprendida, y acabó sonriendo contenta, aunque fueron ahora sus colores los que pasaron a un primer plano... Su sonrisa se debatía entre alegría, timidez o vergüenza.

Podrías haber empezado por aquí. 

Se acercó y lo abrazó con cariño, totalmente feliz. 

Shimrod se encogió de hombros.

- Soy complicado, cielo. - Dijo sin más y también te abrazó dulcemente.

Los leones comenzaron a gruñir y los dos animalitos que te acompañaban comenzaron a vitorear y a saltar de un lado al otro. Las ninfas de tus oídos, contra todo pronóstico, se quedaron calladas tras soltar una breve risilla. El bosque que os rodeaba, de alguna manera, comenzó a silbar una cancioncilla muy tranquila mientras ambos continuastéis abrazados.

- Ahora, dicho lo que tenía que decir, es hora de que nos preparemos. -

Eärwen suspiró, separándose de él pero sin soltar su mano, ojalá mañana fuera todo bien y pudieran irse a vivir juntos realmente... y después casarse. Aquello ponía tonta a la elfa, que sonreía embobada y sus mejillas se volvían de color rubí. Pero asintió a sus palabras.

Sí, mañana será un largo día... Y esperemos que no dure más de un día. 

Shimrod asintió ante tus palabaras y puso dirección a su casa, contigo aún cogida de la mano.

A los pocos minutos, llegasteis al portal de su casa, con los leones y los bichos cantadores detrás.

El mago se giró sólo un momento y de repente, los leones agacharon la cabeza y se fueron cada uno en una dirección. Los dos animalitos que estaban con ellos, se quedaron allí parados unos segundos y acto seguido, se subieron a un árbol y desaparecieron entre las hojas.

Los dos leones se ubicaron a ambos lados de la casa y tumbándose en el suelo, se cubrieron la cara con sus patas.

Shimrod te miró nuevamente y levantándote la mano, te dio un beso en ella.

- Mañana iré contigo. Recuerdalo. -

Asintió a sus palabras, apretando más fuerte su mano, no quería que llegara mañana... Le daba un miedo aterrador perderlo, no solo a él, ¿y si era ella la que se iba? 

Entonces, mañana nos veremos -le decía acercándose para besarlo en los labios... Mirándolo fijamente a los ojos para recordar el rostro de Shimrod, para que aquella imagen quedara grabada en su cabeza. 

Y así, a altas horas de la noche, Eärwen y Shimrod se metieron en la casa de este último para descansar y prepararse para lo que se avecinaba la mañana siguiente. Nasuada había convocado a las tropas para preparar el ataque con tiempo, sin embargo, las noticias que parecían provenir del norte tal vez hagan que el ataque sea un poco más precipitado de lo que esperaban todos.

En todo caso, las tropas de Dragones de Galbatorix estaban diezmadas.

Ya no había tantos Jinetes enemigos, ya que el equipo había dado cuenta de varios de ellos.

Pero quedaban algunos, y entre ellos, Galbatorix, el más poderoso de los Jientes.

Iba a ser una gran lucha... en la cual nadie sabía quién iba a ser el vencedor.