Partida Rol por web

Cuando abrís los ojos, os encontráis en una especie de castillo flotante

lo primero que os llama la atención es un grito, que parece casi de agonía, cuando os giráis a ver que sucede, veis a Metatron, con una rodilla hincada en el suelo, sudando a raudales, un sudor frio que gotea al suelo, mientras su cuerpo irradia una luz sagrada

Duele....

Dice Metatron con un fino Hilo de voz, mientras lleva la mano a su pecho

pero esos sucesos se ven interrumpidos por un grito ahogado de Somiel, que cuando miráis que es lo que mira, veis un pequeño rastro de sangre, en e que se haya uno de los ángeles, sentado cubriéndose el rostro con las rodillas, y sujetando esta con sus manos, si cuerpo se haya en carne viva, sin piel, sangrando, y sus alas, parecen haberse cristalizado, alguna pluma cae al suelo, rompiéndose en pedazos

alguno mas valiente que otro se acerca a ver de quien se trata, y pese a lograr ver su rostro, manchando-se las manos de sangre en el proceso, no consigue reconocer de quien se trata, el cadáver esta irreconocible, pero, girando-se a ver quien falta en el grupo, podéis ver que quien no esta entre todos, es Jofiel, asi que debe de ser el, ¿No?

Fortaleza en los cielos, es la hora.

La voz de la Muerte se pierde en el lugar, avanza, pasando del lado de Metatrón y observándole con cierta indiferencia.

No la tuya... aún.

Entonces extiende su mano y el alma de su presa, Jofiel, se cierne sobre su mano.

Han sesgado tu vida. ¿Y qué sucederá ahora?

Para terminar observa a todos los presentes, despacio, saboreando el instante.

Sois libres para decidir. Como otras veces, nos veremos en el Ocaso... _Recordad...

Sitael observaba a su hermano Metatron. Recordaba el brillo de su persona antes de ver incluso el lugar que les rodeaba.
-Que... ¿Que te ha sucedido Metatron?-¿Algo había cambiado en él?

Apenas reparo en la muerte de su otro hermano Jofiel. Había visto suficiente muerte y parece que en la suya se habían recreado esos demonios. Algo grotesco.

miro como Metatron se consume pidiendo perdón, entonces supe que mi decisión había sido acertada.

-Hermanos fui yo quien con su poder ha conseguido que nuestro hermano se arrepienta de sus pecados. Pude transferir su maldad a otro de nosotros.- Miro a mi hermano Gisiel. -Lo siento, solo espero no haberte llevado a la oscuridad ya que esa no era mi intención.

Dirigiéndome al resto. -Sé que diciendo esto no hago más que ponerme una diana ante todos y que quizá como ángel del equilibrio no debería hacer esto. Pero os quiero y por ello quiero protegeros aunque ponga mi vida en peligro.

Tengo claro a quien dirigiré mi espada de la luz esta vez, espero no equivocarme en a quien apuntaré con la de la oscuridad

No puedo evitar derramar una lágrima, al fin y al cabo para hacer el bien debía hacer el mal... ese era mi cometido.

Deja caer su segunda rodilla, para luego mirar sus manos. Temblaban.

No solo sus manos, su cuerpo entero, observó sus manos, y sintió el peso de la sangre que no se veía en ellas. Manchas metafóricas que delataban el peso de sus actos. Sintió en su pecho el dolor de cada herida, cada muerte que ayudo a causar. Se sentía arrepentido, pero no esperaba redención. Se giró a sus hermanos... no, no podía ver en ellos a hermanos, no lo merecía. Las lagrimás seguían cayendo por un rostro que no era suyo. Él no era Metatron, solo era un usurpador, solo había robado la identidad del ángel para conspirar contra las huestes celestiales. Una luz iluminó su cuerpo, dejando atrás la larga cabellera de Metatron y su armadura, para dar paso a su verdadero cuerpo, y su rostro cubierto por una capucha. Más sus ojos ya no brillaban con aquel fulgor oscuro, sino con uno azulado, al igual que su figura completa con un aura clara, luminosa.

Se volteó hacía ellos, aún arrodillado en el suelo, solo pudiendo decir:

- Lo siento... de verdad... lo siento... Por favor... acaben conmigo...-

Otra muerte más, y un herido. Aunque me sorprende más ver la reacción de este último, traidor confeso que clama por nuestro perdón. ¿Por qué? ¿por la mano de Hariel? Doy un paso hacia este.

- ¿Qué has hecho? ¿has purificado su alma para condenar la de un hermano? ¿la de Gisiel? ¿quien nos ha llevado a descubrir al traidor? ¿y si ahora el odio la consume y le convierte en uno de ellos?- Miro a Gisiel con preocupación. - Creo que deberías habértelo pensado mejor...- me acerco a Gisiel, poniendo una mano sobre su hombro. - ¿Estás bien hermana? ¿qué sientes? - 

Me giro con brusquedad hacia Hariel.

- Creo que si que hay una persona apropiada para que dirijas tu espada de oscuridad. Alguien capaz de ignorar la maldad que intente penetrar en su alma, a no ser que derive de sus propias acciones. - 

Desvío la mirada hacia Astharode.

- Las victimas de tus actos son las que deben perdonarte, solo entonces podré hacerlo yo también. - 

Un grito de agonía se escucha, mientras las brumas de la muerte vuelven a inundar el lugar y podéis ver, como esas mismas brumas, comienzan a penetrar en el maltrecho cuerpo de Jofiel

n....no.... puedo morir....

escucháis que dice con un hilo de voz

y de pronto, se levanta de golpe, soltando un grito desgarrador, mientras sus heridas comienzan a sanar, veis su piel desnuda hasta que finalmente, la armadura también aparece, tras eso, cae al suelo agotada

Vasariah, inundado por impotencia presiona su espada enfundada.

- Siento que perdemos la batalla, un hermano más yace muerto frente a nosotros, y todos nos encontramos aún con una nebulosa de sospechas e incertidumbre. Hermanos no hay alguno de ustedes que haya visto algo que pueda esclarecer un poco la situación y que nos evidencie quienes son estos desertores de nuestro padre?...

Su mandíbula apretada apenas permite emitir las palabras, la ira lo carcome y se mantiene a la espera de una respuesta.

-Tranquilo Vasariah, mira.-Señalo el regreso de Jofiel.

-Los enviados del maligno no han podido con nuestro hermano, a vuelto a nosotros.-Pero una vez mas la alegría le dura poco a escuchar las palabras de Ylahiah y comprender entonces lo que Hariel a hecho. Preocupado miro a Gisiel, esperando que respondiera a la pregunta de su hermano.

Aquel grito ahogado me había salido del alma, tal escena me había aterrado pero cual fénix Jofiel volvió a la vida dejándome aún más sorprendida. No entendía lo que había pasado, lo único que sabía era que Metatron no era realmente él, era un demonio pero por alguna razón se estaba disculpando. Sus palabras me entristecieron un poco, ¿realmente se estaba disculpando o era una treta? Después de dudar un poco me acerqué a Astharode con paso lento y me agaché frente a él

-Meta.... Astharode...-dije poniendo mis manos en sus hombros -Has hecho cosas difíciles de perdonar... pero el perdón puede ser otorgado hasta a el más malvado si realmente se arrepiente...- tragué saliva, me estaba costando hablarle después de todo lo que había hecho pero algo que nos había enseñado nuestro padre era el perdón y debía ponerlo en práctica -¿te arrepientes...?- dije mirándole directamente a los ojos.

Desde su lugar Andariel se dedica a observar la escena, ya nada lo sorprendía con tanta facilidad como antes, habían pasado muchas cosas sin sentido alguno desde lo que a el le parecían varios días y noches, pero el tiempo era incierto realmente. Escuchaba las suplicas de perdón del demonio pero las ignoraba, no le correspondía a el perdonarlo, pues no había tenido en ningún momento mayor entrecruce de palabras con el, por mas que dudara de que fuera este el que lo mato en una de las turbias noches que lo azotaron. Igualmente su mayor preocupación no era este ser oscuro, sino su hermana Gisiel, si de verdad el demonio habia logrado limpiar su alma lo suficiente para volverse un ángel de nuevo y arrepentirse de sus pecados entonces su hermana probablemente estaría en una situación contraria.

Camino lentamente, desde el fondo de la sala, hasta el otro extremo,donde se encuentra Ashtarode, por cada hermano que paso,mi luz va acercándose a ellos, tras esto, llego hasta Astharode.-Morirás como demonio, y solo si tu arrepentimiento es sincero, revivirás como ángel en el seno de dios padre,no es a nosotros a quien debes pedir perdón, pero no haces mal al pedirlo, dios escucha tu corazón, y te perdona si tu arrepentimiento tiene toda tu convicción, pero, te pido por favor Astharode, dinos quienes o quien es tu o tus compañeros,¿chariel era uno de ellos?¿hay otros? y, dinos, cuales han sido tus actos, y cuales los de tus compañeros, si es que has tenido. -Tras esto, la luz que he ido soltando, va de golpe hacia mi, concentrándose en mi cuerpo, acumulo toda la energía que soy capaz, liberándola de una vez, bañando a todos mis hermanos con mi luz.

-Hermanos, no temáis por lo que ha hecho hariel, pues ayer noche purifique el alma de todos en parte, por miedo a que alguno fuese corrompido, y hoy lo vuelvo hacer, para asegurarme de que gisiel no a sido corrompida,Hermano vasariah, cálmate, sabes bien que la ira no es buena consejera de actos.Miro a Hariel, me acerco a el, poniéndome enfrente de el y digo.-dirige tu espada de oscuridad hacia mi, tras eso, matarme...junto a Astharode,saldréis todos de aquí,eso es lo que realmente me importa,ahora...si algún hermano tiene el poder de matar, que mate a astharode, y los demás por votación, matarme a mi, no son ordenes, pero, ya morí una vez...a sido un regalo veros por ultima vez, así que, si hay algún hermano que tenga el poder de matar, que lo diga.

Gisiel camina lentamente hacia delante y mira a Ashtarode con aparente desprecio, luego continua y se sienta en el trono de cristal que alguna vez pertenecio a Metatron. Abre el libro que habia dejado  y comienza a ojearlo, sumida en sus pensamientos. Lo cierra de golpe y con una sonrisa fingida comienza a hablar

-Imamiah, no te gusta la vida? el unico angel que sepa que puede matar a voluntad ya te he explicado quien es, y esta a tu lado, jurando por un Dios en quien no cree, que se ha arrepentido- mira al demonio con mayor desprecio del que habia mostrado, y dirigiendose a el le dice - Piensas que voy a caer en tu juego? no creo una palabra de las que dices, porque los ojos te cambien de colores no voy a confiar mas en ti que antes. Eres un monstruo, has matado a muchos angeles, a mi inclusive, y no creeree en tus mentiras, ni en las de lucifer, si otros lo hacen, alla ellos-

Toma el libro y lee las ultimas notas de Metatron, las repasa y ve las acciones de Hariel, vuelve a cerrar el libro de golpe y mira a este ultimo angel con una ira desmedida

-Que pensabas cuando nos estabas destruyendo, Hariel? cuando te dije que decidieras si servias al padre o al demonio, no esperaba que eligieras este ultimo, realmente. Cuando mueras, lo disfrutare, creeme. He descubierto que hay alguien peor que un Demonio... TU! - grita al pronunciar estas palabras- He dedicado mi vida al Padre y al servicio por la luz, y la habria entregado con gusto como habeis escuchado de mi antes, siempre fiel a mi señor... para que alguien que juega a ser Dios corrompa mi espiritu?!... con que proposito?... quien te crees que eres??ahora no puedo usar mis dones porque no siento la pureza que antes sentia, dones que iban a revelarnos a los demonios restantes en pocas noches... - baja su rostro indignada, al darse cuenta que habian perdido lo que tanto esfuerzo les habia costado -hace una hora sabiamos quien era el segundo demonio y yo podia usar mis dones para el bien... ahora... no tengo mas dones, nadie en su sano juicio confiaria en un demonio asesino como Ashtarode y ni yo misma confio en mi plenamente,pues siento impulsos que nunca antes senti... Hariel, eres peor que Lucifer, has traido la muerte de mi alma y la perdicion de todos nosotros.... ojala hubieses sido tu y no Josiel al que le hubiesen arrancado la piel, y seria poco castigo- Sus ojos siguen celestes como los de Ashterode, pero miran hacia abajo, sin ningun brillo de esperanza

-Ylaliah no sé a quien te refieres con tus palabras, he andado perdido durante este angosto recorrido, ahora mismo mi mente está nublada. Si pudieras ayudarme...

Tras palabras tranquilizadoras del resto de hermanos Gisiel arremete contra mí.

-Gisiel tus palabras desbordan rencor y odio y no te culpo por ello. Si alguien ha sido víctima has sido tú pero al igual que nuestro padre te encomendó a ti una misión lo mismo hizo conmigo. En el momento que fallecimos y fuimos regresados a la vida supe que tu alma era pura, ahora quizá la he corrompido y lo lamento pero todo tiene solución.

Miro a mi hermano Imamiah el cual se había dirigido anteriormente a mí.

-Imamiah no creo que lo correcto sea apuntarte a ti al igual que no piense que la mejor opción sea juzgar hoy a Astharode. Meditaré tu propuesta y al final del día decidiré.

Al regresar de las garras de la muerte y recuperar por ultimo mi armaduro intento ponerme de pie. Busco la ayuda de alguien, aun siento el frio de la muerte llevandme, pero todos parecen rabiosos.

La voz de Hariel resuena en su cabeza como el aullido de un lobo, su timbre la aturde, y deja caer el libro de sus manos

- Lo mejor que puedes hacer Hariel, es dejar de usar tu don absurdamente, bastante daño has hecho ya... y te sugiero que te protejas de mi, porque si no te matare yo misma. Es preferible perder un angel neutral, que ver como destruyes todo lo que tanto nos costo construir- en sus palabras se sigue sintiendo la furia que recorre su ser

- Culiel, Imamiah, si vuestro don purifica, por favor usadlo sobre mi ahora mismo, porque no me reconozco, no se cuanto pueda contener mi deseo de matarle - dice con dolor, para luego voltearse hacia Jofiel con una mirada acechante

- Que haces aqui entre nosotros? si los demonios te han elegido, como es que estas aqui?... no me olvido que tanto tu como Seliel son sospechosos para mi... te estare observando cada dia!- siente impulsos de dañarlo, pero se contiene nuevamente, aferrando sus brazos al trono de cristal.

Alza su mirada hacía Somiel, a quién responde en un débil tono de voz. - Me arrepiento, si... pero no importa cuanto lo haga, no merezco el perdón, por ello no lo he pedido... lo único que merezco es la muerte... - Limpió sus lagrimas, antes de ponerse de píe, y bajando la mirada por la vergüenza. 

Observó a Hariel, con sumo pesar, pues creía que se había equivocado. - Hariel, has cometido un grave error... De todas formas yo iba a ser sentenciado por todos, iba a caer... ¿por qué me has salvado de lo que era? - Le mira, pero sin esperar su respuesta, gira su mirada hacía Vasariah.

- Vasariah... no espero que me perdonen la vida este día... Pero si mis ojos llegan a observar un nuevo anochecer, ten por seguro que esto habrá acabado... Porque al amanecer me verán dándole muerte al ultimo de los demonios. - Sus palabras fueron claras, y llenas de convicción. Intento mencionar el nombre del demonio que había maquinado consigo todo, pero algún tipo de maldición o condena le impedía mencionar su nombre. Aún cuando había vuelto a ser el ángel que alguna vez fue, se veía forzado a seguir traicionándoles. Una mirada fugaz se cruzó con los ojos de aquel demonio, transmitiéndole aquellas palabras mencionadas hace poco. Le iba a matar.

- Si elegí a Metatron para suplantarle, fue porque él veía los hechos igual que yo... Él el escriba que registraba todo en la Creación, yo el señor de la guerra, estratega de las huestes infernales. - Fijo entonces su mirar en aquel ángel que se encontraba por sobre todos en la escala jerárquica, salvo sobre Astharode mismo y Azrael - Imamiah, tu auto-sacrificio, aunque noble, no demuestra a los ojos del sabio más que necedad. Ahora, ni tu muerte, ni la mía nos sacarán de aquí. No pido que crean que he recuperado mi estatus de ángel, pero si les pido que dejen de escucharte, pues nada bueno has traído con tus palabras. - Le mira fijamente, antes de responder a sus preguntas. - Y lamento, pero mi garganta no emite sonido alguno cuando intento mencionar el nombre del demonio que estoy seguro que queda, ni mi mirada puede posarse mucho tiempo sobre él. - Responde con resignación, antes de girarse hacia Gisiel.

Su mirada se enfoca en la ángel que días antes decía traer la verdad, que se había ganado la confianza de todos con sus actos, pero que a él no podía engañarle. - Lo siento...  pero tus poderes están por debajo de los de Metatron - Mencionó este nombre, con un profundo respeto. - Y por debajo de los míos.- Mantuvo la mirada clavada en Gisiel, mientras levantaba hacía el lado el brazo izquierdo, con la palma de la respectiva mano hacia arriba, y el libro que alguna vez perteneció a Metatron volvió volando a sus manos, y el cual cogió con firmeza. - Podrás engañarlos a ellos... pero no a mi.- Luego levanto el brazo derecho, apuntando a la alada de armadura azul, y el trono de cristal en la que ella descansaba, estalló con fuerza hasta reducirse a nada, y en un, quizá severo tono de voz mencionó- Solo al escriba elegido por el Padre se le permitía sentarse.- Añadió con sus palabras, sin despegar la mirada de ella.

Observó a todos ahora, recuperando la vista que antes no podía dirigirles.- Si confían en mi, para el siguiente amanecer habrá acabado todo. Sé que tan corrupta era el alma de Gisiel, y sé que tanto estaba la mía... y si esa corrupción esta ahora en ella, no duden de que es un demonio. - Pero antes de terminar sus palabras, agregó.- Azrael, era la misma Muerte quién colaboró con los demonios, era ella quién cambiaba tus votos y nublaba tu juicio. - Fijó su mirar en este ultimo, para luego proponer.- Si Gisiel cae, te pido que observes su alma, y si es inocente de pecado yo mismo la traeré a la vida... Lamiel antes de apagar su esencia me transfirió sus dones... con ello podré restaurar la hoja que marca la vida de Gisiel en el Libro de la Creación.- Suspiró.- Si escuchan mis palabras, y ven en ellas honestidad... les pido de corazón que acaben conmigo una vez esto acabe, aunque espero que el demonio que quede vivo por las noches me ataque a mi, y me de muerte, así como yo acabare con su vida.

Finalizadas sus palabras, observó a todos, esperando sus respuestas.

_¿Has usado antes tu poder en mí, Hariel?

El rostro de Mebael estaba rojo de ira, por fin comprendía. Y su ira era terrible. Entonó un canto que hizo oscurecer los cielos, que la tierra se moviera y un fuerte viento amenazara con levantar a todos por el aire. Pero se contuvo, pensando sobre todo en aquellos que estaban aún débiles. Incluso se acercó a Jofiel para ayudarlo a levantarse. En cuanto lo dejó en pie se pronunció ante todo el grupo.

_Es hora de revelarles lo que me ha ocurrido estas noches que han pasado. Todas estas noches que han pasado he soñado con tres de nosotros, y en cada sueño tenía la certeza de que uno de los tres era un demonio. Sin embargo esta última noche que pasó no soñé con nadie, como si Dios me hubiera quitado el don que antes me regalara. Y yo siempre le he sido fiel, así que temo que haya sido por notar en mi alguna maldad que en realidad era propia de otro.

Se puso a hacer memoria para compartir la información que tenía con sus compañeros.

_Durante la primer noche soñé con Chariel, Sheldelpon y Jeliel. Gisiel tenía razón en confiar en Sheldelpon y Jeliel. Durante la segunda noche soñé con Jofiel, Eyael y Sitael. Si bien las defensas de Sitael a Metatron me hacen desconfiar de él, no hay pruebas a favor o en contra de ninguno de ellos tres. Finalmente la tercer noche soñé con Azrael, Metatron e Imamiah. No lo dije antes porque, si bien confiaba en Azrael, no creía que hubieran pruebas absolutas en su favor, sobre todo luego de lo expuesto por Metatron. Por eso pedí a Gisiel que revisara a Metatron, para estar seguros al mismo tiempo de la culpabilidad de uno y la consecuente inocencia del otro. Quería mantener mi don en secreto hasta el momento de tener que defender a alguien a quien supiera ángel o poder acusar sin dudar a algún demonio. Como esta noche no he soñado y no sé si volveré a hacerlo, quería que supieran todo esto por si me toca morir a mi.

Ni bien terminó de decir eso, Mebael entró en un profundo trance. Se había quedado de pie donde estaba pero sus ojos se habían puesto blancos y temblaba. Pasados unos breves segundos pero que en esa situación se hicieron largos, volvió a abrir los ojos. Sin embargo tardó un segundo más en reaccionar por lo que había visto.

_¡No, ahora lo entiendo! ¡Dios no me ha abandonado! Recién ahora he soñado porque durante la noche no había ningún demonio entre nosotros, mas ahora sí hay y he soñado con él.

Miró al resto para ver si alguien entendía lo que había pasado pues era muy complejo, así que comenzó a explicarse.

_¡Jofiel es ahora el único demonio que queda! ¡No lo había visto esta noche porque estaba muerto! Pero ahora que ha vuelto a la vida lo he visto con claridad. Esto además me hace suponer que Astharode, al menos de momento, ha dejado de servir al Maligno.

Miró a Hariel, no podía creer que gracias a su poder habían podido descubrir al demonio que quedaba.

_Les pido que hagamos que la muerte se lleve a Jofiel al caer la noche, y estoy casi segura de que todo habrá terminado.