Partida Rol por web

Xerine escuchó, atenta y en silencio. Luego asintió

¿Y, más o menos, cuantas veces puedes invocar a este tal... Hierofante? Al día, quiero decir

Las preguntas de Xerine continuaron durante un rato, mientras la pareja esperaba a que los demás volvieran de recorrer la catedral

Antes de cruzar el arco que les llevaría a la sala dominada por el extraño atrapasueños, Xerine vio como su segunda piedra tomaba la misma trayectoria parabólica que la primera, llegando al mismo sitio donde tendría que estar la cristalera. Sin hacer ningún ruido, la piedra atravesó el hueco, cayendo lejos, fuera de la catedral.

El halo azulado terminó de formarse de nuevo, envolviendo los pedazos restantes. Habían logrado debilitar la energía de la catedral... pero eso...

¿habría tenido algún precio?

Aaron respondió con calma a todas y cada una de las preguntas que la chica le formulaba exceptuando, lógicamente, aquellas para las que no tenía respuesta.

Tras un rato hablando, el chico cerró los ojos. El agotamiento tanto físico como psicológico era más que evidente en el chico, pero no podía dormir, no todavía. Tenía que resolver el acertijo. Sólo necesitaba descansar un poco...

Aaron habló con Xerine sobre casi todas las preguntas que le formuló, pero hubo algunas sobre las que no tenía respuesta. No sabía exactamente cómo funcionaba la magia de Faliar, Lianna y D, al fin y al cabo ese no era su dominio y sólo sabía que consumía el mismo recurso que usaba él, y que existían varias escuelas de magia, como elementales, fuego agua aire y tierra... pero no tenía muchos más datos. No conocía si realmente ellos eran de ese tipo de magos, pues sabía que existían otros que no usaban escuelas y sìmplemente manejaban la energía del mundo a su antojo.

Tampoco sabía absolutamente nada de la supuesta magia de Quint. De hecho, se quedó con cara de sorpresa al plantear que podría tener algo mágico, pues no había notado nada en él. La misma respuesta fue para el tema de Émil, desconocía la magia que podría tener ese hombre, y tampoco había notado nada dentro de su cuerpo. 

Detectar a otros magos era tarea difícil si no usaban hechizos, no es difícil camuflar las energías mágicas cuando no se están usando, así como la música era capaz de esconderse antes de atacar, la magia se podía ocultar antes de liberarla. Lo mismo se aplicaría para encontrar hechizos remanentes en algún lugar. Si era muy evidente, si el hechizo era poderoso era posible seguirle la pista. Y, cuanto más sutil fuera, más complicado sería determinarlo.

En cuanto a las dos compañeras nuevas, Aaron no supo decir nada. En principio apostaría a que eran personas normales del pueblo... pero ¿quien confiaría ahora en lo que sería normal?

Los ojos de Nahia se clavaron en aquel rompecabezas, no tenía mucho sentido, eran sólo números. De pronto una imagen del pasado regresó para ayudarle:

Se parece a...no puede ser...¿Papá?

-Yo..este enigma me recuerda a un juego que le gustaba a mi padre. Cuando él se fue yo era muy pequeña pero me dejó unos cuantos sin resolver, me los hacía a mí para entretenerme por las noches. Se trataba de un rectángulo, aunque en este caso es un cuadrado, que dibujaba en algún papel, se dividía en muchas celdas, como este, con números en cada hueco, debajo mi padre escondía distintos simbolos, un cofre una calavera.., Si acertaba cuales eran los correctos y cuales no, recibía un premio, sino..bueno..dependía.

Cada número de los escritos decía los cofres que había a su alrededor, contaban tanto las casillas que tocaban toda la cara con ella, como las que estaban en diagonal y sólo se relacionaban por una esquina. Asi que..puede que sea algo parecido..¿No?- Nahia se quedo un momento pensando mientras miraba aquellos números poco despues dijo -  Bueno..si es como yo he dicho, salen tres nombres, Noah, Elebrus, y...-Miró a faliar algo extrañada- Abaddon. ¿Te suenan entonces alguno de los otros nombres que dije?

De pronto un sabor metálico. Visión borrosa y pies temblorosos... Faliar no podía aguantar su cuerpo en pie, y se desvaneció sobre el brillante suelo con suerte de no hacerse ningún daño. Pero su mente ya no estaba en esa sala... estaba en otro sitio, en otro...

tiempo.

Todo estaba en blanco y negro, como una especie de sueño antiguo, y las luces estaban realmente resaltadas, daba una idea de que una película había sido quemada y el contraste era muy fuerte. 

Una casa pequeña, de dos plantas aparecía ante él, un camino pequeño que era recorrido sin premura deleitándose en comprobar el sonido de los pájaros, y el perfume de las flores cercanas. La casa estaba en un pueblo, sí, pero no parecía muy grande a judgar por lo insertado en el entorno que se veía.

Poco a poco, llegó a la puerta y llamó con un nudillo. Una, dos, tres veces. Respiró el aire puro antes de que nadie fuera a abrir. En poco tiempo la puerta empezó a sonar al abrirse. El contorno de una figura pequeña aparecía tras ella, el contorno de una niña pequeña. No tendría más de 6 años por lo que se podía observar a primera vista. no se podía ver muy bien debido a la naturaleza de la "visión".

-¡Padre!-Gritó la niña.

Con cuidado, el hombre sacó una pequeña nota llena de líneas, números y dibujos y se la dio a la pequeña mientras le acariciaba el pelo y le ofrecía su mejor sonrisa. Caminó un par de metros y una mujer alta le recibió con un abrazo, y más tarde con un apasionado beso. Una extraña sensación le embargó, estaba en casa. Miró al frente, dos sillones estaban situados delante de la chimenea, como si fueran para sentarse mirando el fuego a hablar de las banalidades que nos guarda el día.

La niña subió corriendo al piso superior con el papel entre las manos muy alegre, y la pareja adulta se quedó en la sala principal. Se miraron a los ojos.

Allí, en la niña de los ojos de la mujer que tan calurosamente le había recibido había un reflejo, el reflejo de la cara de aquel hombre.

Faliar.

Faliar volvió a abrir los ojos, estaba de nuevo en la catedral, en la habitación del enigma. No había pasado nada más.

¿Qué eran esas cosas?

¿Por qué venían?

Y... sobre todo...

¿por qué aparecía él?

De nuevo, y tal y como había ocurrido en el cementerio, los ojos de Faliar se tornaron blancos, y en un segundo cayó al suelo, con el cuerpo inerte.

Faliar se levantó del suelo, confuso y desorientado. Se agarró la cabeza con las manos, y se dejó caer de espaldas contra la pared, escurriéndose hasta quedar sentado en el suelo. Su respiración era entrecortada y jadeaba, sus ojos estaban desorbitados, y una línea de sudor le caía desde la frente.

- Oh dios, joder... -fue lo único que acertó a decir

-Bueno, pues si ya sabemos la respuesta... ¿volvemos a los paneles? Tengo ganas de ver lo que el padre Scott quería que descubriéramos. Además...-

Catherine miró a su alrededor el lugar era realmente inquietante, tan claramente pulido, y con solo la aparente función de contener el acertijo.

... esta sala me da muy mala espina.

Y diciendo esto, salió de la sala.

Había ignorado a Faliar y su desmayo. Suposo que Quint se encargaría de él, resolver el problema que les planteó el Padre y seguir sus pistas era lo único que había en su mente. El apuesto mago tendría que esperar.

Catherine salió por la puerta que conectaba la sala principal con el claustro. Iba a toda prisa, y dirigida a la columna central, parecía que o bien iba a comprobar el mecanismo de entrada de las soluciones, o ya habían resuelto el acertijo, e iban a desentrañar el misterio mejor guardado de la catedral.

En todo caso, la chica empezó a manipular los paneles, moviéndolos de arriba abajo.

-Vaya... Eso ha estado muy bien, chica. Pero me sigo preguntando...

Quint no terminó de hablar. De pronto, y sin previo aviso, a Faliar le volvió a dar otro ataque como el del cementerio.

¡Oh, no! ¡Otra vez no! -Pensó el muchacho mientras se lanzaba a agarrar a su compañero.

-¡Ey! No es momento para dormir. ¡Vamos, vuelve!

Unos instantes después el ataque se fue como había venido, y Faliar se arrastró hasta la pared.

-Dadnos un segundo. Id yendo si tanta prisa tenéis, que yo me quedo con él hasta que recupere un poco el aliento. -Quint buscó en el saco que les había dado Miriam y sacó un odre de agua y una manzana que tendió al hechicero.- Toma, te vendrá bien.

Faliar cogió el agua, pero rechazó la manzana

- Gracias. No te preocupes; estoy bien. Vamos al panel

Se levantó del suelo y siguió a Catherine a la sala central. Tenía tantas ganas como ella de ver que se ocultaba en la catedral

Después de aquel comentario positivo por parte de Quint, Nahia estaba algo más contenta, casi parecía que sonriese...casi. 

Viendo que Faliar ya estaba bien y que todos se dirigían hacia la misma estancia, corrió un poco hasta ponerse a la altura de Catherine. 

Gracias Papá..

Unos segundos después de la chica rubia salieron todos los demás con evidentes ganas de ver lo que había en escondido en la catedral, eso claramente sólo podía significar una cosa, habían resuelto el acertijo.

Catherine, que ya estaba en los paneles, dijo:

-Vale, ya veo como se mueven, es solo una ruedecilla interna. Tenemos tres nombres y tres paneles... ¿En qué orden los ponemos? ¿Cuál mirará a la entrada? ¿Cuál al ala este, y cuál al oeste? ¿Importará?

No me gustaría fallar ahora en una tontería.

Faliar se puso a girar las ruedas

- Simplemente podemos ir probando. Son solo seis combinaciones posibles; alguna tiene que salir

Faliar probó la primera combinación; Abbadon, Erebus, Noah, respetando los mismos espacios en blanco que aparecían en el crucigrama

Faliar giró cada uno de los mecanismos de los paneles para ponerlos en la posición ideada. Si esa no era la manera, solo había seis posibilidades, aunque no se había planteado el hecho de que ponerlos mal pudiera acarrear que se disparara una trampa, que algo contra lo que no pudieran luchar cayera sobre sus cabezas y no se volviera a saber más de ellos.

Xerine y Aaron salieron de la habitación contigua alertados por el alboroto causado por el resto del grupo al llegar casi corriendo a aquella sala. Catherine se separó un poco de Faliar mientras éste manipulaba los engranajes de la columna central para darle más espacio, y para acercarse a Nahia y cogerla de la mano, por una mezcla de miedo y excitación.

Nadie sabía lo que iba a pasar, ni siquiera sabían a ciencia cierta si lo que habían descubierto era correcto o no habían desvelado nada. ¿quién sabe?

El primer panel que tocó, el que apuntaba al jardín, estaba colocado en su sitio. Una palabra solitaria se leía en su interior:

Abbadon.

Nada ocurrió, pero aún faltaban otros dos paneles.

Quint se acercó a su compañero a ayudarle a poner cada uno de los dígitos. Cada uno se ocupó de uno de los paneles y así acabarían antes. La tensión se podía cortar con un cuchillo. El secreto del padre, quizá la respuesta a todas las preguntas que se habían hecho en la isla estaba detrás de lo que esas contraseñas ocultaran.

El rubio acabó la suya, no en vano era Noah y era una palabra simple, pero Faliar seguía en su tarea de colocar la palabra del panel que parecía el "principal", era el que miraba a la entrada de la iglesia, en el que iba a estar escrito el nombre de Erebus.

Un rayo de luz de luna estraba por el rosetón situado sobre la entrada principal, un rayo que en ese momento surcaba toda la catedral brillando a su paso para desembocar en la espalda de Faliar. Motas de polvo bailaban en el interior del haz de luz mientras los segundos pasaban como si fueran horas. Segundos que asfixiaban la mente de cada uno de los presentes.

*clic**clic*clic*-E-_-_-_-_-_-_-_-                               

Ya había una letra en su posición correspondiente. Una gota de sudor frío recorrió el cuerpo de Catherine. Recordó al padre, a sus momentos con él antes de que muriera y la forma en la que le apartó de su lado en sus últimos momentos, sólo para no causarle problemas. Gustosa hubiera aceptado aquellos problemas sabiendo que su vida estaba en peligro, y que el destino de la isla estaba en juego. Pero era tarde para lamentarse, el destino había decidido por ella, y ahora tenía que seguir las miguitas de pan que Scott había dejado.

*clic**clic*clic**clic**clic*-E-R-_-_-_-_-_-_-                                                   

Nahia se estremeció y se agarró a Catherine compartiendo con ella los sentimientos enfrentados de excitación y miedo. Habían sido muchos los sentimientos que había experimentado Nahia a lo largo del día, y este quizá no hubiera sido de los más intensos si no fuera por la sugestión. Al fin y al cabo la propia iglesia despertaba sentimientos poderosos dentro de las personas, y Nahia no era inmune. Miró a Faliar deseando que terminara de girar las ruedas.

*clic**clic*clic*-E-R-E-_-_-_-_-_-                             

Aaron apretó la piel de su lobo contra sí, podría ser por frío, pero también por intranquilidad. Había comprobado como la iglesia estaba protegida por energías mágicas, y no le gustaba nada la idea de que esas energías les expulsaran de ahí, al fin y al cabo aún quedaba por responder la pregunta de por qué sus nombres estaban en el acertijo. Además, el día no había sido demasiado bueno para él, había estado a punto de morir varias veces y si no fuera por la ayuda de los demás ahora estaría muerto. ¿Y si ahora no tenía tanta suerte?

 *clic**clic*-E-R-E-B-_-_-_-_-                

Xerine se mordió el labio, el simple hecho de modificar el estado de la catedral actual no era de su agrado especialmente, ya que estaba tratando de convertirla en un refugio en caso de ataque, cualquier modificación podría alterar su plan. A pesar de eso, no estaba carente de cierta curiosidad lo que hizo que no dijera nada y se mantuviera al margen, esperando a que Faliar terminara de colocar cada una de las letras en su posición. Respiró profundamente, miró a todo el mundo para evaluar la situación actual, y esperó.

*clic**clic*clic**clic**clic**clic**clic**clic*-E-R-E-B-U-_-_-_-                                                                                           

Quint agarró sus dagas y cerró los ojos y sintió su energía interior. Allí encontró una paz como nunca había encontrado antes, por primera vez en mucho tiempo, y quizá en su vida estaba totalmente tranquilo, en paz. Al contrario que todos sus compañeros que mostraban una sensación de nerviosismo y excitación, Quint era el único que tenía una sonrisa en la cara y los ojos cerrados. Viniera lo que viniera, él estaba en paz.

*clic**clic*clic**clic**clic**clic**clic**clic*-E-R-E-B-U-R-_-_-                                                                                         

Un último giro, un movimiento más del mecanismo y estaría resuelto el acertijo y abierto el mecanismo de acceso. La respiración de Faliar se hizo más rápida, estaba nervioso, sí pero sabía que tenía que seguir haciendolo. Si no por la gente de la isla, por sí mismo. El destino mismo le había colocado en esa situación, el destino le había llevado al dirigible, el destino le había hecho caer en la isla, el destino estaba haciendo que empezara a recordar su pasado. No podía defraudarlo, tenía que continuar hasta el fondo de la cuestión. Así le llevara a la vida, o a la muerte.

*clic*-E-R-E-B-U-S-_-_-              

Todos tenían que continuar, da igual si lo que estaban haciendo estaba bien o mal. Porque en realidad, todo lo que estaban desencadenando estaba:

Más allá del bien, y del Mal.