Aun es narrativo y la verdad es que en tu parte estoy asentando uan linea temporal respecto la de los demás que luego espero que qeude bastante chula, para ti. Así que muchos de los npcs que encuenes tendrán bastante repercusión. A fin de cuentas tu contribución economica acaba de fundar la banda. ;)
Markus no podía creerlo. Todo aquel esfuerzo para nada. Debería haberlo previsto, al fin y al cabo, a los brutos como Barracuda no les gustaba que nada escapase a su control. Más que el dinero, lo que le dolía era haber perdido el control de sus estudios. La rabia le carcomía por dentro, pensando en todas las opciones que habían quedado fuera de su alcance. Internamente, se juraba que se vengaría, pero lo cierto es que no sabía cómo. Barracuda tenía razón en una cosa: si su trabajo salía a la luz, sería un escándalo. Estaba en un callejón sin salida.
Días más tarde, Emily se había acercado a verle. Su compañera de laboratorio - también estudiante a su cargo - siempre había ejercido un efecto balsámico en Markus, quien, secretamente, sentía un intenso deseo por ella. No podía llamarse aquello amor, porque para Markus no había otro amor que no fuera la genética. Y sin embargo, la atracción era muy grande. Cuando la vio, Markus sonrió débilmente.
- Una mala semana, Emily.
Trató de quitarle hierro al asunto, pero su voz se quebró, haciendo evidente que la frustración le invadía. Cuando ella insistió, Markus no pudo sino contar la verdad. Una verdad a medias, pues no deseaba que Emily supiese con quién había estado tratando*.
- Nos han engañado, Emily. Todos los fondos que teníamos para investigación... los invertimos en un laboratorio, pero parece que quién nos ofreció el servicio no está dispuesto a cumplir con su parte del trato.
Su mirada se perdió en el vacío. Habían avanzado tanto...
- Ahora no tenemos nada. Toca empezar de cero otra vez.
Un largo suspiro escapó de sus labios.
* Asumo que no lo sabe, si no, pues nada xD.
Emily te miro en silencio mientras te desahogabas.
Ya te dije que ... sonrió tensa dándose cuenta de lo trillado que era decirte aquello. Es verdad que te lo advertí, no pongas esa cara.Tus trapicheos nunca me gustaron, ir por libre, te arriesgabas precisamente a esto... miró por encima de ti con expresión ausente. ¿Como de expuesto has quedado? te pregunto directamente.
No quisiste decirlo y el silencio fue suficiente respuesta para que ella te comprendiera.
¿Tanto? suspiro como hacía siempre que estaba enfadada contigo pero no quería estallar. Saco un cigarrillo, sólo fumaba en muy de cuando en cuando, tardo un segundo en encenderlo, no se recreo en hacerlo con estilo, sencillamente necesitaba fumar para controlar su ansiedad. Tienes que controlar la situación, Markus, la tienes que controlar antes de que la cosa vaya a más. Te dijo con algo de rabia en la voz. Pero sabes tan bien como yo que hay alguien que no te va a dar la espalda por lo que has hecho. Él te puede ayudar, probablemente. no quiso mentar la demonio, aún así sabías de quien hablaba, pues tu también lo habías considerado.
Sabías que el arquitecto podía sacarte de aquel lío, pero si querías haber hecho esto solo es por que necesitabas que el fruto de tus investigaciones fueran sólo tuyos; habías pensado en él, pero no querías involucrarlo, aunque no sabías cuantas mas opciones te quedaban.
Markus miraba al vacío, abatido, escuchando las palabras de la sensatez que salían de la boca de Emily. Ella siempre había sido comedida. Una mujer inteligente, segura, que no asumía riesgos innecesarios, que no ambicionaba en exceso. Markus no deseaba nada de aquello, porque la ambición era el único camino para poder llevar sus investigaciones al limite. Pero las altas apuestas vienen de la mano de altos riesgos.
- No me reproches lo que hago. - dijo al fin, él también sentía cierta rabia, aunque en el fondo sabía que pagaba con Emily algo de lo que ella no tenía ninguna culpa - Es lo que soy, símplemente. No puedo echarme a un lado, no puedo abandonar mis estudios, ni dejarme limitar...
Se calló. No quiso terminar la frase. Estúpidas restricciones éticas. Era lo que quería decir, pero no lo dijo. Emily le observó muy enfadada.
- Siempre tu maldito orgullo. - dijo furiosa - Haz lo que quieras, Markus.
Ella se marchó, y él quedó a solas. Abrió el minibar, sacando una buena botella de whisky. Un souvenir de los buenos tiempos, cuando tenían dinero. Markus no solía beber, había comprado aquella botella para agasajar invitados, como símbolo de éxito. Llenó un vaso, y lo vació de un trago. Tosió con fuerza cuando el licor le abrasó la boca y el esófago, y le robó la respiración. Pero aquello no le detuvo. Quería llamar a Emily y disculparse, pero no era capaz. Quería deslizarse al territorio de barracuda y liberar un agente biológico mortal, pero no se atrevía. Quería recuperar lo que era suyo, pero no sabía como.
A la mañana siguiente, se despertó con un terrible dolor de cabeza. Estaba tirado en el sofá de cuero, con el vaso tumbado junto a él, completamente vacío. Una mancha reseca adornaba la alfombra allí donde su última copa había caído. Quiso levantarse, pero al hacerlo un fuerte pinchazo acudió a su cabeza. Se le revolvió el estómago, y se obligó a ponerse en pie, anadeando hasta el baño para vomitar. Aquello le alivió momentáneamente, aunque sabía que la resaca no se iría tan fácilmente.
Tardó varias horas en percatarse de que tenía varias llamadas telefónicas pendientes, y un mensaje. Aún le dolía la cabeza, pero el analgésico actuaba con rapidez, y la ducha le había despejado un poco. Abrió el mensaje, y vio que era del Arquitecto.
Doctor Heisemberg, he oído que tiene usted algún problema. Llámeme lo antes posible. Nada de esto es irreversible.
Emily debía de haberle llamado por él...
Padecías estoicamente tu resaca cuando en un momento dado alguien llamó a la puerta. Tres golpes firmes y autoritarios, que se repitieron en menos de un minuto. Fuiste hasta allí con la idea de acabar con aquel martilleo que recaía en ultima instancia sobre tu cabeza.
Ya.... ya... trataste de calmar a quein fuera que estuviera al otro lado de la puerta, pero volvieron a sonar esos 3 golpes, atronadores en tu cabeza, inofensivos e inocuos para el resto.
Abriste la puerta y te encontraste a unas gafas de sol que tenían detrás un bello rostro femenino con expresión de mala leche y el pelo recogido, llevaba una chaqueta de piel sintética una camisa de corte muy masculino y pantalones ceñidos que recorrían sus piernas, largas y esbeltas hasta enfundarse en unas botas de caña a juego con la chaqueta.
Dr. Markus Heisemberg dijo afirmando mas que preguntando Policía corporativa de Night City, un placer ¿Puedo pasar? como su actitud indicaba ella no preguntaba, paso a tu lado sin miramientos mientras aún procesabas la visión de la placa que estaba enseñándote.
La mujer entro decidida hasta la sala de estar y miro alrededor como buscando algo.
¿Una mala semana o una buena noche? dijo evidenciando sin demasiado tacto tu estado resacoso y perjudicado. Disculpe, no es de mi incumbencia se disculpo sin sentirlo lo más mínimo, esas disculpas eran vacías y forzadas, quizá con el propósito de enfadarte Estoy aquí por alguien con quien tiene usted relación. Se detuvo en su discurso para ver tu reacción, estudiarte, te costo sobreponerte por que por un instante pensaste que sabían de Barracuda, si hubiera esperado medio segundo más hubieras dicho una locura que te hubiera metido en la cárcel, pero no lo hizo. Estamos buscando al doctor Hermann Feindsland, creo que es un colaborador suyo, lleva unos días sin aparecer y su familia está preocupada ¿Ha sabido algo de él últimamente?
Markus abrió la puerta con cara de pocos amigos, y se encontró de frente con una agente de la policía. Los peores temores cobraron forma por un momento, pero pronto se desvanecieron, aunque no por el mejor de los motivos. Apoyándose unos dedos en la sien, Markus negó con la cabeza sin comprender demasiado bien.
- ¿El doctor Feindsland ha desaparecido? - se acercó a un vaso con agua con limón, y dio un sorbo - No lo comprendo... no sé, hace tiempo que no le veía, si le digo la verdad, agente.
Notaba un ardor en la boca del estómago, todo tipo de temores y sospechas se adueñaban de él. ¿Habría tomado represalias Barracuda contra Hermann? ¿Tendría aquello algo que ver con él?
- ¿Desde cuándo anda desaparecido, agente?
Lanzó la pregunta, aunque sospechaba que no obtendría respuesta, salvo quizá alguna arrogante contestación por parte de la agente. Las cosas se ponían cada vez más feas, sobre todo si la policía andaba husmeando en sus asuntos...
Perdón por la tardanza.
La mujer te escrutó, por un instante pensaste que te estaba calando.
Denunciaron su aparicion hace 3 días, lo cual hace que lleve en paradero desconocido unos 5 días. Me han dicho que ustedes eran intimos, el fue su mentor, no?
La mujer se quitó las gafas de sol, su mirada era aún más fiera que su estampa con las gafas de sol, su mirada era más dura y parecía implacable.
¿Cuando fue la ultima vez que ha tenido contacto con él?
Markus se rascó la cabeza, tratando de recordar exactamente cuando le había visto. Desde que había comenzado su actividad en el laboratorio clandestino, el contacto con Hermann había descendido, a pesar de que ambos se habían metido en aquello de lleno. ¿Qué le habría ocurrido al profesor?
- No lo recuerdo bien, agente. - le dolía la cabeza - Hará como una semana, quizá un poco más. Estuvimos charlando sobre un artículo reciente. - no era mentira, al fin y al cabo - Después no supe más de él. Ya sabe cómo somos los científicos...
Cogió de nuevo el vaso, y dio otro sorbo. La preocupación era evidente, por muchos motivos. Que Hermann hubiese desaparecido podía tener que ver con Barracuda. Que la policía estuviese en el ajo podía complicarle mucho la vida. Demasiado en juego.
- Siento no poder ayudarla más, agente. - realmente, estaba deseando que aquella mujer se marchara. Le dolía muchísimo la cabeza...
La policía corporativa se paseó como un animal enjaulado mientras analizaba el piso, sacando sus conclusiones y mientras te dirigía miradas duras cuando hablabas o cuando se dirigía estrictamente a ti.
¿Quien ha dicho que no me puede ayudar más? te preguntó inquisitiva ¿Sabe lo que le voy a preguntar a continuación? ¿O es que está decidido a no hacerlo? de repente su atención estaba centrada en ti al 100%, sus ojos no parecían perder un detalle de tu rostro.
Con un gesto, Markus se encogió de hombros. Aquella desgraciada no le iba a dejar en paz, y quién sabe qué demonios trataría de averiguar de él.
- Yo no he dicho eso. - replicó con fastidio - Usted dirá qué mas quiere saber.
Markus se condujo con esfuerzo hacia el interior de su propio apartamento, asumiendo que no se quitaría de encima a aquella mujer demasiado pronto. Solo esperaba que no empezase a interrogarle demasiado. Sabía que tendría que mentir, y no estaba especialmente fresco...
La mujer te observó durante unos instantes.
Tanto usted como su amigo, ese al que hace tiempo que no ve. dijo con tono impertinente e irritante Han tenido extraños movimientos financieros casi al mismo tiempo. Lo cual le hace un personaje muy interesante para la investigación querríamos contar con su colaboración y que nos explicara de que va la cosa... te examinó de arriba y abajo y con un deje de condescendencia explicó como si no fueras capaz de entender lo que decía Hay gente preocupada de que sus deudas pongan en peligro las instituciones en las que trabaja y las investigaciones en que participan. Despejar esas dudas sería lo más razonable para todos profesor...
Markus notó cómo un escalofrío le recorría la espalda al escuchar aquellas palabras. Le estaban investigando, y si tiraban del hilo iba a conocer una nueva dimensión del castigo social a la que no se había expuesto hasta ese momento. Se sentó, tratando de mantener la compostura para que no resultase evidente el pánico que le invadía en ese momento. ¿Cómo había podido ser tan ingénuo de pensar que su actividad quedaría fuera de la vista de todo el mundo?
- Bueno, agente, va a tener que ser más específica.
Carraspeó un poco, fingiendo que su malestar se debía al dolor de cabeza.
- ¿Porqué no me explica qué es lo que quiere saber? Hemos hecho numerosas compras de material y equipo últimamente, pero nada fuera de lo normal en un proyecto de investigación. Y esas deudas... sinceramente, no sé de qué me habla.
Observó a la mujer con fingida tranquilidad, tratando de escrutar su rostro de piedra y averiguar qué podía saber realmente.
Pudiste ver en su rostro como decidía si seguía apretando o no, su posición y con ello toda la escena se relajó. Aún así no sonrió.
No me tome por tonta... te dijo con un tono más comprensivo Ustedes esconden algo y no me lo va a decir, perfecto. Ya he estado en esta situación antes. No... No diga nada te cortó antes de que pudieras volver a negar algo. Ahora me voy a ir y voy a dejar esta tarjeta sobre la mesa y quiero que medite algo. Dejo la tarjeta sobre la mesa y al incorporarse te miró.
Ahora busco encontrar a un desaparecido y averiguar sus circunstancias, si usted no tiene nada que ver esto se ha acabado, pero se detuvo levantando un dedo amenazador y su tono de mala hostia volvía a repuntar Si averiguo que usted sabe algo, tiene algo que ver o esta meramente cerca de los hechos por azar no le voy a dejar ni a sol ni a sombra. Hoy, aquí ha recibido su segunda oportunidad, y caducará en el momento en que lo que tenga que decir no me sea de utilidad. se encaminó hacia la puerta Espero que me equivoque profesor, pero: nos vemos... No se preocupe sé salir. dijo aquello sin volverse mientras caminaba hacia la salida.
Escuchaste la puerta cerrarse y supiste que estabas solo, del mal trago pasado solo quedaba la tarjeta sobre la mesa como un testigo silencioso...
riesgo de astucia sin un dado
Markus se quedó callado, sosteniéndose la sien con dos dedos mientras se preguntaba qué haría a continuación. Estaba bien jodido... hiciera lo que hicera. Si no decía nada, probablemente le investigarían e irían a por él. Y si decía algo, ninguna colaboración le permitiría salir del pozo en el que se había metido. Sus experimentos habían ido demasiado lejos, y él era el autor intelectual de los mismos. Además, Barracuda no se conformaría con delatarle si él le vendía: probablemente también buscaría el modo de terminar matándole.
Cogió la tarjeta con dos dedos, mirándola desde distintos ángulos, apreciando subconscientemente el cambio en la escala de colores.
- Me ha jodido usted bien, señorita...
Motivo: Riesgo Astucia
Tirada: 3d6
Dificultad: 10+
Resultado: 12 (Exito)
He hecho el chequeo, no estoy seguro si de forma correcta.
Te diste cuenta, quizá un poco demasiado tarde de una cosa pequeña, un detalle ínfimo que en cuanto te percataste de él se instalo en tu mente como su hubieras mordido hielo y el frió te hubiera penetrado en el cráneo.
La copa no estaba, fue evidente que ella se la había llevado, cuando se inclinó para recoger la tarjeta(por eso se había ido tan rápido), buscaste la copa por unos segundos, para descartar semejante y horrible teoría, pero no estaba donde la habías dejado.
Seguramente la querría para comparativas de ADN.... Entonces encajaste todas las piezas. Si hay ADN con el que comparar es por que hay una escena con pruebas forenses... Empezaste a sospechar que tu amigo no había desaparecido como te había dicho, quizá lo hubieran secuestrado, quizá lo hubieran matado. Aquel pensamiento se apoderó de ti.
Barracuda en sus delirios de grandeza podría haber sido tan estúpido de intentar algo como aquello, desde luego era lo suficiente osado y lo suficiente capaz para alcanzar un grado de éxito, pero su falta de tacto había alertado a media ciudad.
¡Por eso no te necesitaba! Ya tenía a Marcus...
Fue como si te lo hubieras susurrado a ti mismo, una revelación aun por confirmar que te dejó helado en el sitio.
Markus se quedó helado al comprender todo aquello. El asunto se había precipitado de repente, y él se había confiado en exceso. Barracuda no se había limitado a librarse de él, realmente pretendía quedarse con todo su dinero, y acabar con su mentor y con el propio Markus. La cuestión a resolver era en qué modo iba a ocurrir todo aquello.
Markus se incorporó de repente. La adrenalina se le había disparado, y aquello hizo que el dolor de cabeza se diluyese un poco. Aún lo sentía, pero había pasado a un segundo plano, reemplazado por la angustiosa urgencia que le invadía. Trataba de pensar, de buscar alguna solución al problema, pero si había una escena del crimen y Barracuda había dejado allí su ADN no tenía mucho que hacer: más pronto que tarde será un proscrito.
Una idea cruzó su mente, y decidió lanzarse en esa dirección. Cogió la chaqueta, saliendo de su apartamento a toda prisa. Aún tenía acceso al laboratorio de la universidad, y allí había un gran número de reagentes que podía utilizar. Hacía tiempo que trabajaba en edición genética en sujetos vivos, y eso le había dado suficiente experiencia como para saber qué tipo de ediciones podía soportar un organismo vivo... y qué tipo de ediciones no. No sería fácil hilar fino, no quería liberar un virus mortal en la atmósfera de la ciudad, y no tenía muestras del sujeto en concreto, pero conocía a Barracuda. Alto, tez morena, cabello oscuro, musculoso... no hacía falta ser un genio para darse cuenta de su fenotipo. Aquello daría algo de juego.
Su mente bullía a toda velocidad, mientras procesaba las opciones y hacía los cálculos mentales necesarios. Tendría que poner a trabajar el computador para obtener la secuencia que necesitaba, y luego dejar crecer un cultivo bacteriano para sembrar allí el vector. Con suerte, alguien en el laboratorio tendría un cultivo listo para utilizar. Aceleró por las calles que conducían a la facultad, abriéndose paso entre macizos edificios de cristal, evitando vehículos con temeridad, hasta ver el edificio de acero de aspecto cuadrangular que identificaba con facilidad. La tarjeta de personal autorizado le permitió el paso a los laboratorios de la planta superior, y la mujer de la entrada le saludó efusivamente, y Markus respondió. Después se acercó a la sala de estudiantes. Hubo miradas raras, porque Markus había estado bastante tiempo sin aparecer por allí. Pero no había tiempo que perder, y Markus se dirigió a una de las estudiantes, la de mayor experiencia.
- Lilly, por favor, ven un momento. - la muchacha se acercó - Necesito disponer de un cultivo bacteriano que tengáis listo. Es un asunto urgente para el laboratorio. ¿Me harías ese favor? Habla con los chicos, a ver si alguien tiene algo.
Markus se internó en el laboratorio, recogiendo algunos frascos y equipos, mientras esperaba a que la estudiante le acercase las muestras. Tendría que trabajar contrareloj si no quería terminar muy mal... y aún era posible que las cosas se complicasen.
Motivo: Un virus letal
Tirada: 4d6
Dificultad: 10+
Resultado: 9 (Fracaso)
Vale, lo que quiero hacer se lee en el post (fabricarme un virus letal que ataque selectivamente a Barracuda... con posibles efectos secundarios).
Aumentos:
- Prisa (+1): No tengo el cultivo celular necesario para replicar el virus.
- Información incompleta (+1?): No tengo información completa sobre Barracuda al no tener muestras suyas, pero al conocer su aspecto Markus podría deducir algunos rasgos genéticos.
- Virus selectivo y de corta duración (+1): Quiero acabar con Barracuda, y si cae alguno más tampoco me importa demasiado... pero que el virus no dure en exceso.
Aspectos a invocar:
- Reputación: La petición de favor a su estudiante es rara, pero Markus tiene esa reputación :P.
- Verdad: Todo organismo puede ser modificado genéticamente... y una modificación adecuada puede llevar al organismo a la muerte.
Respecto a los aspectos, no sé cómo se invocan (¿se gastan puntos o algo así?). En principio entiendo que usaría Saber (base 5), que con los aspectos y las dificultades quedaría en 4. He hecho la tirada y he fallado... lo que no sé si se traduce en que no consigo fabricar el organismo, o en que lo fabrico y tiene consecuencias inesperadas (mucho más divertido xD). Ya me dirás algo.
La centrifugadora paro el molesto sonido de su motor, pero el tambor siguió girando con inercia unos segundos más. Al final sacaste los viales de aquel cacharro. Tu salvación, tu molestia para todos los problemas que te acosaban.
Profesor... ¿Hemos acabado? te preguntó tu estudiante mas desconcertado que otra cosa. Podías ver claramente en su mirada que empezaba a dudar que esto le ayudara a mejorar sus notas. Pero no podía hacer nada más que observar con preocupación el paso de los acontecimientos.
Ahora te sentías armado y con tu confianza recompuesta. Los musculos de Barracuda y sus implkantes no podían ser rival para la verdadera ciencia.