Durbara asintió sin prestarle mayor atención al posadero. Partió una rebanada de pan moreno y se preparó para dar buena cuenta del puchero. Desde luego, no podía decirse que hubiera tardado mucho tiempo en encontrar trabajo. Cuando terminara con la comida a la salud del señor Firkraag alquilaría una habitación y dedicaría la tarde a un merecido y reparador descanso en una cama los dioses mandan.
Pues eso, a menos que tengas algo más que rolearme, por mi saltamos a cuando me reúno con los demás. Si están listos, claro ^^.