Partida Rol por web

- Bien, bien, y ese Hollister, ¿es el tipo ese que anda vestido de paisano dando órdenes o se ha ido a casa a dormir con su mujercita mientras vosotros os jugáis el pellejo?, pregunta la Llama siguiendo con su tono agresivo.

- Los tipos que coordinan no salen de sus despachos...- escupe el individuo siempre con la cuchilla en el cuello - Si tienes valor métete en la comisaría de la tercera avenida, donde ha situado su central... A estas horas ya están trabajando...- añade con un sonrisa irónica.

- No es momento para bromas.

La Llama pincha ligeramente, aunque de forma involuntaria, el cuello de Malcovich, de forma que un fino hilillo de sangre comienza a recorrer el corto camino que le separa de su camisa.

- Ahora me marcharé, pero como no puedo dejar que me delates, me temo que tendré que dejarte aquí

Con un movimiento rápido de su mano libre, la Llama propina un fuerte puñetazo en la mandíbula del policía. Mientras, la mano que sujetaba la cuchilla acciona el resorte adecuado para que la cuerda vuelva a aparecer de nuevo entre sus manos y, al instante siguiente, vuelve a estar alrededor del cuello del policía.

Una vez Malcovich vuelve a quedar inconsciente, la Llama rasga su camisa y lo amordaza y luego usa los cordones de sus botas para atar, lo más fuertemente que es capaz, las manos y los pies del policía.

- Mandaré a alguien a por ti, no te preocupes, dice la Llama a modo de despedida, aún a sabiendas que Malcovich no le escucha.

El hombre yace inconsciente a los pies de la Llama. Al otro lado de los matorrales todo es actividad frenética. El tiempo cuenta y la gente ha desaparecido en el interior del edificio en una carrera contra reloj. En el exterior solo quedan los dos conductores de las ambulancias, uno de los bomberos, un SWAT de comunicaciones y uno de los tipos de traje que parecen del FBI. El resto del personal se ha introducido en el edificio sin pensárselo.

La Llama recoge la radio del agente inconsciente y se mueve del lugar en dirección a los camiones de bomberos. Allí, echa un vistazo rápido a ver si, por casualidad, hubieran dejado a la vista alguna chaqueta ignífuga con casco, que pudiera ponerse para pasar desapercibida al entrar al edificio.

En caso contrario, la Llama se acerca sigilosamente, con una técnica en la que está ya cogiendo bastante experiencia, al bombero que se ha quedado fuera, intentando, además, evitar que el resto del poco personal que queda pueda verle.

Una SUT endurecida, casi inhumana, ayuda a subir a Fargo al minisub, y devuelve la mirada a Kaliópolis. Tantas cosas...

Pero ya nada más puede ser dicho. Por megafonía las indicaciones son muy claras. No hay ya vuelta atrás.

Espera al viejo, y ambos cierran una etapa. Y abren otra, desde luego, abren otra...

No van a quedar vestigios del UI. Pero tampoco pruebas. Lo que sea que tenga que ser, ocurrirá. Y volverán a empezar... Si algo tiene la Fundación es dinero. Y si algo tiene SUT, es decisión...

En medio de la confusión la Llama se acerca al vehículo. Puede ver el equipamiento de bombero en uno de los laterales del camión, en los armarios metálicos del lateral del camión. Justo cuando está a punto de alcanzarlo siente una sombra que se abalanza sobre ella. La Llama no la ha visto venir pero ahora su fétido aliento escupe sobre su cuello. Por un momento la heroína maldice mientras ambos ruedan por el suelo ¡Como ha podido cogerla desprevenida! Sus manos buscan frenéticamente su arma hasta que se da cuenta de que el que tiene encima es Fredric. Sus ojos están desencajados por algo que podría interpretarse como pánico mientras le grita:

- ¡¿DONDE ESTA SUT?! ¡¿QUE HA OCURRIDO AQUI?! ¡¿DONDE ESTA SUT?!

El submarino principal se aleja hacia los muelles de Manhattan. Todos guardan un tenso silencio. Han sufrido una derrota y han avanzado hacia un punto sin retorno. Kaliópolis tiene medios suficientes para reconstruirlo todo, pero llevará tiempo. SUT todavía está digiriendo todo lo sucedido. Ambos contemplan por la pantalla del minisub como los SWAT y bomberos  van evacuando a los suyos. Al menos parece que no habrá una masacre.

De pronto SUT abre los ojos desmesuradamente al ver la cámara de un pasillo. ¡Es Fredric! Está en medio de los SWAT, avanzando furioso por el pasillo. Los SWAT y bomberos parecen sorprendidos por la presencia del enmascarado pero están demasiado ocupados como para hacer algo al respecto. Por su parte Fredric tampoco les presta demasiada atención. Parece estar buscando algo... o a alguien. ¡Y ahí también está la Llama! ¡Va con Fredric!

SUT mira para el contador de tiempo: faltan 12 minutos para que todo vuele por los aires.

- ¿Qué demonios hacen esos dos ahí?- dice furioso el doctor Kaliópolis

Sin responder a Kal, cojo el comunicador con la base, y hablo por megafonía:

-ATENCION, AQUÍ SUT. LA BASE SE DESTRUIRÁ EN 12 MINUTOS. ESTE AVISO ES REAL!! DESALOJADLA!! INMEDIATAMENTE!!

Fredric arranca un altavoz de una de las paredes mientras grita:

- ¿Dónde estás SUT? ¿Dónde estás?

Para sorpresa de la heroína en lugar de retroceder y salir Fredric sigue avanzando hacia el interior de la base. Tras él va la Llama, que acaba de tirar al suelo el casco de bombero y el chaleco con el que se disfrazaba. Ambos avanzan por el pasillo que conduce al laboratorio mientras los sorprendidos SWAT se apartan evacuando a sus compañeros.

El contador de autodestrucción sigue descendiendo: 11 minutos y bajando...

Kaliópolis niega con la cabeza ante la mirada suplicante de SUT. El sistema de autodestrucción solo puede detenerse desde el Control Central y aunque ahora dieran vuelta con el minisub no llegarían a tiempo de ninguna forma para pararlo a tiempo ya que las entradas se han sellado para impedir precisamente que alguien pare el sistema.

Por el altavoz, y en tono muy muy acuciante:

-¡FREDRIC, LLAMA! UNIROS A LOS QUE ESTÁN EVACUANDO. LA ALARMA DE AUTODESTRUCCIÓN ES REAL. ESTAMOS A SALVO, Y LEJOS. NO PUEDO ABORTAR! REPITO: IMPOSIBLE ABORTAR!

Fredric se detiene en seco al escuchar la voz de SUT. La Llama también, solo que ésta reacciona más rápido corriendo hacia la salida. En cuanto al sociópata mira hacia una de las cámaras y murmura con la hiel en sus palabra:

- Maldita perra, sabía que no se podía confiar en nadie, que alguna vez me traicionaría.

Mientras dice esto se aproxima hasta el cuerpo inerte del superhombre - han llegado al laboratorio principal - y con las manos coge la sangre que ha manado del cuello del cadaver, lamiéndola luego como si degustase su sabor.

Después mira una vez más hacia la pantalla antes de retomar su camino hacia la salida.