Partida Rol por web

El cansancio, la sangre, los combates y el salvajismo de todo esto junto y su desenlace le han provocado a Fredric una enorme migraña. Tiene los ojos inyectados por pequeñas venillas rojas que le confieren una mirada sangrienta y salvaje. La voz dentro de su cabeza que le aconseja constantemente no le martillea con sus estúpidos consejos. Nota que el efecto de haber sido sedado en medio de una corriente ha causado estragos en su garganta, le duele y nota como si tuviese el cuello surcado por grandes heridas. Mira hacia la mujer que le habla a través de los vendajes rotos y ensangrentados que le cruzan la cara. Su voz cascada suena.

JoDiDA mOnSTruOsIDaD. ErES pArECidA a uN EnGenDrO dE lA pEoR PesADIlLa qUE PuEdA TeNEr eSta NacIóN.

Fredric respira profundamente. Algo en el fondo de su mente le dice algo. Algo profundo y visceral que le indica que no es el momento. Se nota que le cuesta un tremendo esfuerzo decir unas pocas frases sin odio contenido.

[b] E ... er ... eres alguien que se pasea aaaaarrg (se muerde el labio) por el fondo del mar en un submarino ilegal (tuerce la cabeza sobre su cuello) y por el disfraz que llevas pagarás a ese anciano con algún tipo de favor sadomaso. Estaba na ... nadando por el mar. Simplemente. ¿Por ... qué debería ... ajum. Responder a tu pregunta perfecta desconocida?

Fredric se dispone a abalanzarse sobre la oreja de la mujer. Podría absorver parte de su alma si se come su sentido auditivo. Un pitido suena en su oreja. Sus pupilas se dilatan mientras la mujer se agacha, será una presa fácil a merced del cazador. Y el viejo, su alma no debe valer mucho a estas alturas, pero tiene que tener una gran experiencia ... También servirá.

El fétido olor de la mujer está más y más cerca. Su lengua chasquea, mientras la pasa por sus dientes, los mismos que van a morder.

Un pitido fuerte suena el fondo de su tímpano y sus músculos se tensan. Una voz suave y grave suena en su cabeza.

Ahora no es el momento.

Siempre serás el mismo cobarde.

No puedo explicártelo. Pero te garantizo que no vas a moverte.

No puedes ...

La mujer quita las vendas de Fredric y él ve como ella sangra por su oreja y cómo la arranca las vísceras. Pero nada de esto es real, es tan sólo una distracción que se ha tenido que provocar para poder charlar con ella tranquilamente.

Saludos cordiales. Espero que su violenta manera de presentarse ante mi no sea algo que la provoque una satisfacción especial. Parece de ese tipo y desprecio sinceramente a esa ... gente. En el momento en que decidió saltar al barco junto con su compañero; por favor, no quiero saber hasta qué punto es su compañero; me encontraba negociando de una manera más formal, más americana, las posibilidades de que esos rusos y nuestro pueblo pudiesen convivir. Sin duda su intromisión causó un desbarajuste en mis negociaciones que me llevaron a estar aquí, atado de pies y manos ante usted. Lo que no me acabo de explicar es cómo y por qué cree que recurriendo a la vía violenta puede salvar a nuestros ciudadanos de ... ¿cómo lo llamaría alguien disfrazado con cuero de colores? ¡una amenaza! Eso es. ¿Por qué creía que saltando y dando patadas en un barco esos rusos, la "amenaza" se iban a marchar de nuestro amado pais?

Las pupilas de Fredric no están tan dilatadas ahora. De alguna manera su respiración mantiene un ritmo más pausado y seguido. Sus movimientos son menos asilvestrados. Cuando habla, su voz sigue sonando más melosa.

De acuerdo. Ming Lee acaba de pasar a ser la primera amenaza que erradicar, incluso antes que tu. Te contaré lo que vi: Entré por la claraboya y entonces todo se volvió oscuro para mi mente. Cuando desperté tenía en la mano un trozo de madera con clavos en donde estaba ensartada la cabeza de un ruso y en la boca un trozo de carne de otro ruso aun más grande y vestido con unas mallas ridículas que decía apodarse "el camarada". Así desperté y conseguí también de esta manera una distendida charla en donde negociar cómo expulsarlos de nuestra sagrada nación, cuando tu irrumpiste en mi negociación. Pero eso es ya cosa del pasado. Quiero colaborar a tu lado para eliminar a esa amenaza asiática del pais. Creo que juntos podremos hacer grandes cosas.

Fredric extiende una mano con restos de sangre y carne que puede que sean suyos y enseña una sonrisa voraz.

Piensas en toda la información que tú y el profesor habéis recabado sobre Ming. Pertenece a la Yakuza, la mafia japonesa, y es un tipo duro. Llegó a Nueva York hace diez años y ha montado un imperio del crimen con tipos duros y leales que lo respaldan. Todos de la Yakuza, por supuesto. Rinde cuentas a un pez mucho mayor que sigue en Japón. Además de ser un reputado mafioso tiene numerosos negocios legales. La técnica de Ming es la de la araña. Teje y teje para mantener bien protegidos sus logros y cazar a quien se cruce en su camino. Sabéis de buena tinta que tiene comprados a varios políticos y que su gabinete de abogados es tan temible como sus sicarios armados. Tiene un hijo, Masato, una experto en artes marciales que dirige algunos de sus negocios. El hijo es una mala bestia, carece de la diplomacia del padre y le gusta vivir a tope. Si no le han pegado dos tiros en la nuca es porque todo el mundo tiene miedo a las represalias de Ming. Legalmente Masato tiene una cadena de gimnasios en la ciudad.

- No me lo puedo creer...- dice desde su posición con buena pronunciación, aunque esté presente un pequeño deje de su ruso natal - Tú debes ser la fiera que asaltó el barco... ¡Y tienes el valor de volver! Madre rusia, y yo que pensé que me lo perdería. ¿Qué demonios haces aquí de nuevo?- el tipo mira alrededor, los muelles a esta hora todavía tienen gente trabajando - No provoques más tu suerte, amigo, una vez puede salirte bien pero si insistes vas a acabar dándole de comer a los peces. Si tan solo intentas dar un paso por la escalerilla nuestro francotirador te dejará frito ahí donde estás, así que escoge bien tus palabras y no hagas tonterías, tovarich.

Friedric mira alrededor...

Fredric chasquea, el mareo y las arcadas del paso al Fredric salvaje duran apenas unos segundos. Ahora ha dejado de ser un hombre para transformarse en un animal caníbal y sediento de sangre.

Su idea es simple. Se arranca la ropa y la tira hacia donde cree que puedan dispararlo, cubriendo todo el puente de entrada. La ropa tapará su carrera por la escalerilla de entrada hacia Dimitri Pavlov. La tira y corre como un demonio desnudo hacia el ruso, mientras su ropa que vuela por el aire cae hacia el mar.

Fredric tira la ropa en el momento que un disparo resuena... Babeante se lanza hacia adelante hasta que siente una marea roja que le nubla la vista... Sangre. Su sangre. Precioso líquido derramado... Dolor. Un dolor intenso en las costillas que hace que Friedric se desplome... Mientras cae de la escalerilla nuevamente al frío mar nota como la consciencia se desvanece... Podría haber sido peor... Quizás si no hubiera tirado la ropa el tiro lo alcanzase en la cabeza... Oscuridad... Oscuridad...