Partida Rol por web

Adriana sale afuera y ve como sus compañeros estan ya en la furgoneta. Adriana se acerca de un salto y entra ene l interior de la furgoneta

-teneis intencion de seguirles ? Si lo haceis sera mejor que lo hagais con discrecion, esos tios saben lo que se hacen

Adriana se sube en la furgoneta mientras Liza arranca. De Fredric no hay rastro.

El coche de los tipos sale a la calle y, dándole un poco de ventaja, Liza comienza a conducir tras ellos intentando que no se den cuenta de que los siguen. Por lo de pronto parece que toman la carretera que conduce de regreso a la Gran Manzana. Justo cuando entráis en una de las autovías ¡los tipos hacen un quiebro con el coche! ¡Se han dado cuenta de que los seguís!

-¡Joder...! Nos han visto... Si giro tras ellos confirmaremos que les seguíamos. Quizá no sea buena idea. Seguiremos adelante, y regresaremos. ¿Qué te parece?

Aflojo, pero no demasiado, sólo para dar tiempo a Adriana a decidir, aunque imagino que estará de acuerdo.

-Después de todo tienes el número de ese tipo, ¿no? Podemos rastrear la dirección a partir de eso. Y Doc, mira qué encuentras acerca de esa matrícula, por favor...

Le digo el número de matrícula, aunque sé que él probablemente ya la ha visto por la microcámara, y estará ya buscando.

Ante el silencio de Adriana, Liza continúa por la dirección que llevaban, viendo como el otro coche desaparece en la fluctuación de tráfico contrario.

Pasados unos segundos resuena en el interfono la voz de Kaliópolis:

- Liza esa matrícula era falsa. Es un punto muerto, lamentablemente.

-Deberiamos avisarle de que le estan buscando. La presencia de estos tios no indica nada bueno, si supiesen quien es no habrina venido de tan buenas maneras, pero igualmente no me gusta.
No me mireis asi, se que no me creis asi como tampoco creis lo de ese tipo con superpoderes, yo misma tampoco me lo creeria si no lo hubiese visto con mis propios ojos. ¿ os dejo quest alguna forma de contactar con el ?

-No. Sólo conocemos el punto en el que nos reunió, y ahora el teléfono que te ha dado esa recepcionista. Díselo a Kaliópolis, quizá dé con la dirección a partir del número...

Sigo conduciendo, pero doy la vuelta y me dirijo de nuevo a la zona del Gimnasio, para ver si hay algo nuevo, o si veo a Fredric.

Liza gira en la primera desviación y regresa hacia el gimnasio. Cuando está llegando reduce la velocidad. No parece que... ¡diablos! ¡esa es la secretaria! Liza tiene que pisar a fondo el freno para no atropellarla. Acaba de salir corriendo y gritando del gimansio:

- ¡SOCORRO! ¡UN LADRON! ¡QUE ALGUIEN LLAME A LA POLICIA!

La mujer cruza la calle sin mirar siquiera la furgoneta que tan cerca ha estado de acabar con su vida mientras busca desesperada a algo o a alguien. A estas horas de la mañana no hay demasiada gente pero algunos sorprendidos transeúntes miran como la secretaria se dirige corriendo hacia un policía que acaba de doblar la esquina.

-¡Joder! Fredric. Seguro...

Acelero dando un medio giro para acercarme al gimnasio por un lado, y ver si realmente se trata de él, y si pretende escapar de allí...

-vamos, veamos si se trata de el

si ha sido Frederic, es un poco gilipollas, es que no se puede llmar mas la atencion ¿? como si ya no tuvieramos suficientes problemas como para tener que buscarnos mas

Liza gira por un callejón que da a la zona de atrás del gimnasio. Mientras detiene la furgoneta comprueba que la puerta de atrás del mismo - una salida de emergencia - tiene el cristal roto y está abierta. A su lado reposa un cubo de basura y los trozos de cristal de la agresión.

-Bueno, sugiero que echemos un vistazo. Si es Fredric, puede que le salvemos el culo. Si no lo es, entonces quizá nos interesa aún más...

Salto de la furgo, y me acerco a la puerta, esta vez como SUT, sin mi gabardina.

Espera no pensaras que puedes ir al baile sin mi, verdad ?

Antes de salir del coche Adriana se quita su ropa de calle revelando sus mallas bajo ella. Completa su atuendo con un antifaz y sale rauda tras SUT.

Descienden las escaleras que sin duda acaban en el gimnasio. Abajo se oye el inconfundible ruido de unas pesas moviéndose, como si alguien usase la máquina de ejercicios. Y efectivamente: alguien la está usando. Fredric. Ambas se encuentran con la extraña imagen de un hombre de aspecto desaliñado, vestido con ropa de calle y zapatos, haciendo pesas en una máquina de musculación. Fredric, que las ve por el reflejo del espejo, gira su cabeza y sonríe sin dejar de hacer ejercicio...