Partida Rol por web

Mientras la Llama corre hasta una de las ventanas SUT se aproxima a un canalón de desagüe que viene del techo. Con cierta satisfacción comprueba que es lo suficientemente sólido como para trepar con él, por lo que se pone en acción.

La Llama echa un vistazo al interior. Una cortina oscura impide ver con claridad pero al menos distingue varios enseres de cocina. La puerta que tiene al lado debería conducir hacia el interior de la misma. Un poco más allá hay otro ventanal más amplio. Arrastrándose cautelosamente echa un vistazo a través de él: un gran salón. Vacío también. Nada anormal: parece una casa de campo familiar...

SUT ha alcanzado mientras tanto el tejado de la casa. Sus ojos recorrer la superficie del mismo. Hay algo que no encaja en la descripción de casa familiar: el tejado es un laberinto de cables que se cruzan por varios puntos. ¿Un sistema de cableado de seguridad? ¿De comunicaciones? SUT lo revisa con interés. Seguridad. Es un sistema de seguridad. Pero ¿protege el tejado? No lo parece. Lo que sí está claro es que el cableado no es el que se puede encargar en una tienda del centro de Nueva York. Es muy sofisticado. SUT solo ha visto este tipo de material en cierta ocasión que Kaliópolis se lo enseñó. Es fabricado por el gobierno y todavía es experimental...

SUT contempla con cierta impotencia la maraña del cableado. Ni en sueños podría descifrar su funcionamiento sin la ayuda del Doctor Kaliópolis. Maldice y se asoma por el borde del tejado para ver que hacen la Llama y el Espantapájaros. Ambos están junto a la puerta de la casa. SUT ha visto la chimenea al fondo ¿entrar como papa noel por la chimena? Es una opción pero... ¿y el cableado? ¿ocultará sorpresas en la superficie del tejado?

La Llama avanza lo más sigilosamente que puede, ocultándose entre las sombras de los matorrales. El tipo parece estar atento a su conversación y si ha notado la presencia de la mujer no hace ningún ademán. Mientras se aproxima la Llama ve que se trata de un hombre de unos treinta años, de complexión fuerte, moreno. La cara no resulta conocida.

- No voy a repetírtelo Todd. Tienes un problema y gordo, ¿comprendes? Mira, si aquí se enteran de que te he pasado esas armas ya puedes ir pensando en una forma rápida de suicidio, porque primero acabarán conmigo y luego irán a por toda tu familia. Tú no sabes como se las gastan colega... Maldito capullo. Me juraste que no se usarían en ningún negocio de la ciudad. Es cuestión de tiempo que todo caiga por su peso... No puedo hablar más. Tengo que volver a dentro o alguien puede sospechar. Escucha: si mañana Rombo sigue respirando los dos podemos darnos por muerto. No. Óyeme bien. Me importa una mierda lo que piense luego tu hermana. Fue el quien jodió el asunto... No. No me hagas preguntas. Esta gente lo sabrá y punto. Cuanto menos sepas tú de que va la cosa mejor. No. No hay nada que pueda evitarlo. Lo encontrarían. Rombo debe morir. Lo siento Todd. No es culpa mía, pero piénsalo bien: ¿quieres que tu hermana llore en su funeral o en el tuyo? No me jodas. Si pudiera salir yo ahora mismo estaba él y tú por gilipollas con un tiro en la nuca... No. Haz lo que te digo y no te pasará nada. Hazme caso amigo, joder. Acuérdate del Jamaicano. Bien. Sabía que lo entenderías. Debo entrar. Mañana quiero buenas noticias. Claro.

El tipo cuelga el enorme movil con batería propia(1), que más parece un walkie talkie. Por un momento permanece apoyado en el arbol. Parece nervioso. Muy nervioso.

Deslizándose entre las sombras SUT se aproxima a la Llama. Mientras se va acercando vislumbra con más claridad lo que hace su compañera: está agachada sobre un tipo que ha derribado y al que mantiene inmovilizado apretando con su bastón en cuello, aparte de que parece que ha tenido tiempo como para atarlo de algún modo. El tipo, desde la posición de SUT, no era visible. Es un hombre joven, de complexión fuerte, moreno. Viste un pantalón vaquero y un jersey negro. Parece estar contestando a algo que le ha preguntado la Llama, pero desde donde se encuentra SUT - a unos metros - no alcanza a oir con claridad.

SUT, el Espantapájaros y la Llama se introducen el interior del cuartucho. Es tan pequeño que a duras penas pueden moverse en su interior, y el abuardillamiento de la escalera no es que ayude demasiado. En este lugar no parece haber cámaras. De hecho sería casi imposible que hubiera espacio suficiente para ellas.

Incluso los héroes sienten un poco de claustrofobia a veces.

La última en tomar posiciones es la Llama, que se sitúa al pie de las escaleras. La tensión podría cortarse con un cuchillo. El grupo está espectante, mirando fíjamente la puerta de madera del pequeño trastero. Pasan los minutos sin ninguna novedad. Entonces, cuando ya pensaban que nada iba a suceder, la puerta del trastero se abre poco a poco. Por ella se asoma un individuo vestido con un chaleco de kevlar, casco y armado con una AK60. Se asoma cautelosamente, intentando comprobar antes de salir si alguien lo ve... No parece percatarse de la presencia de SUT, que se encuentra al otro lado de la puerta, ni de los demás en la escalera...

El individuo se asoma un poco más y sale del habitáculo. La Llama se abalanza sobre él para reducirle antes de que dé la alarma. El tipo, sin embargo, está atento y se mueve con sorprendente rapidez. Pese a que el primer golpe de la aventurera ha logrado desarmarlo grita:

-¡Atención! ¡Intrusión vigilante!

SUT, tras un momento de vacilación, se abalanza para ayudar a la Llama. El tipo se mueve con habilidad: se nota un entrenamiento militar, pero entre las dos heroinas son capaces de reducirlo rápidamente y la Llama lo inmoviliza mientras SUT le quita un casco en el que lleva el intercomunicador.

Mientras todo esto sucede el Espantapájaros permanece en lo alto de las escaleras, atento por si hay nuevos visitantes...

Fredric no tiene un pensamiento claro en su cabeza, tiene dos y ninguno de los dos habla de forma clara. Los gritos se acumulan en su cabeza, sus dos personalidades quieren ser la preponderante. Pero no va a dejar pasar el tiempo. Es hora de actuar.

Aprieta el gatillo y lanza el harpón a la cara del marine, el lugar en donde no hay casco.

La viñeta se ve desde el lado contrario a Fredric. El arpón parece querer clavarse en el lector y la sangre salpica lo que podría ser la cámara que hace la toma. La cabeza del tipo armado es atravesada limpiamente por la fuerza del arpón disparado a un metro escaso... Un arpón que ha sido pensado para ejercer la suficiente presión a metros de
distancia para ser clavado en la piedra con la idea de soportar el peso de un humano adulto no tiene dificultad alguna para atravesar el cráneo del pobre desgraciado.

Fredric lanza un grito de rabia cuando ve movimiento tras su víctima. Incontrolable el sociópata se avalanza sobre los recién llegados...

Utilizando el cadaver del anterior soldado como cobertura Fredric empuja a los recién llegados rampa abajo - ahora puede discernir que han subido por una rampa que se hunde
en la oscuridad - y dando rienda suelta a su violencia agarra a uno de ellos por la cabeza, retorciéndola. Se oye el *crack* indicador sin duda de que el cuello no ha podido aguantar la presión. El otro tipo levanta su arma y una ráfaga de balas resuena en el pasillo... Demasiado cerca. Un arma tan aparatosa no es de gran ayuda cuando un demente sediento de sangre salta sobre ti como una araña hambrienta. El casco del tipo cae al suelo mientras Fredric hunde sus dientes en el cuello del desgraciado. En una orgía de sangre y gritos es el sociópata quien finalmente se alza en medio de la rampa, triunfal, ensangrentado, furioso. Sus ojos se cierran intentando discernir que hay en la oscuridad... ¡Ya escucha a nuevas víctimas acercándose!

La Llama desciende con cautela seguida por sus dos compañeros. De pronto el fondo del pasillo al que acceden se ilumina con el brillo de una ráfaga de metralleta. ¡Están disparando! SUT se tira al suelo rápidamente y rueda para intentar alcanzar el fondo del pasillo y sus atacantes antes de que los conviertan en un colador. El Espantapájaros se tira hacia la pared. Aunque una bala le pasa rozando el hombro no llega a derribarlo. El tipo lanza una nueva bomba de humo para intentar un poco más de cobertura y, simultáneamente, se tira al suelo como SUT. Pero la Llama Negra...

El salto de SUT pasa arrasando a los dos individuos, que caen impulsados hacia atrás. SUT rápidamente gira sobre si misma situando su bastón a la espalda, preparada para golpear nuevamente como aprendió en sus entrenamientos marciales. Tras ella llega la Llama. Uno de los individuos se gira sacando a gran velocidad un cuchillo de combate, pero no es lo suficientemente rápido. La cuchilla que acaba de salir del bastón de la Llama se clava en la muñeca del hombre y antes de que pueda siquiera gritar el codo de la mujer le acaba de golpear en el cuello, derribándole entre espasmos. Es entonces cuando el Espantapájaros salta por encima del mostrador y con algo parecido a un bastón de pastoreo - que nadie sabe de donde ha sacado - golpea nuevamente al tipo del suelo, dejándolo inconsciente.
El otro hombre ha sacado una pistola de su cinturon y la alza con la pretensión de disparar al Espantapájaros, pero SUT es mucho más rápida y su bastón golpea la nuca del pistolero justo por debajo de la posición de su casco. El tipo cae al suelo acompañando al otro...

El grupo intenta ubicarse. Están en una intersección del pasillo en forma de T, situándose el mostrador en el lado de la pared. Por un lado está el ramal por el que han llegado los héroes, que continúa hacia lo que podría ser el sur. Por otro hay un ramal lateral que se pierde por delante, desde el cual llega el sonido de disparos.

Antes de que nadie pueda decir nada ¡las luces del complejo se apagan totalmente, dejandoos a oscuras!

Fredric oye gritos y disparos en otra zona. Sonríe. El pasillo ante él continúa unos metros antes de hacer una esquina. Espera pacientemente sus presas. ¡Y una de ellas se asoma! Aunque no lo hace a lo loco como pretendería Fredric, sino asomando tan solo un poco su cabeza por la esquina. Las balas escupidas por la metralleta de Fredric parten el casco del desgraciado, que se desploma en el suelo. Más gritos. Más miedo. Excelente.

¡En ese momento todas las luces del complejo se apagan! Fredric contempla impotente la oscuridad que le rodea.

La Llama abre la puerta de la derecha. Para su sorpresa no se encuentra cerrada. Los ojos de los aventureros escrutan durante un momento el interior: parece una especie de despacho... Hay una mesa grande, un par de archivadores y cajas llenas de documentación por todos lados... No es excesivamente grande, quizás tenga unos seis metros de largo por tres de profundidad y, al igual que el resto del lugar, está totalmente a oscuras...