Partida Rol por web

Billy miró a su asesor. Gaius Baltar asintió. La cara del Presidente se iluminó cuando su asesor le dió permiso para que las chicas fuesen al Colonial-One.

Traiganme esas pruebas. Como Presidente en funciones de las Doce Colonias, os encomiendo la misión de traer eso al Colonial One. He dicho.

Chicas, os espero... Traed esas galletas.

¡Cierro!

La comunicación se cortó. Con la sensación del trabajo bien hecho, el grupo volvió por las cocinas hacia la cubierta business. Mientras avanzaban por el pasillo vieron a lo lejos a la Doctora Godfrey y a Pixie Wings. Las dos mujeres se estrecharon la mano ante la isleta del bar, y luego desaparecieron hacia un punto ciego a la derecha del área de descanso.

Cuando llegaron al área de descanso, el ascensor de la derecha había bajado hasta la cubierta turista. Había un ascensor a la izquierda para poder bajar, que solo el billete de Dido o el pase de Jisoo podían abrir. El pasillo continuaba en el otro extremo del área de descanso hacia la habitación del Doctor Amarak.

Snif, snif, snif...

No había nadie, pero se escuchaba el lloriqueo de una damisela en apuros tras la barra del bar. Al acercarse vieron a Arena sentada en el suelo, llorando. La pianista tenía un ojo morado.

Pixie me pegó y me quitó mi pase de seguridad...-les confesó, entre lágrimas.

La enfermera cogió un de las valletas del bar y puso un par de hielos en ella, luego con delicadeza aplico el frío sobre el ojo de Arena. Tranquila. No a pasado nada. Dijo con voz conciliadora. Ahora dinos que paso, pero tranquila.... No a pasado nada. En realidad si que había pasado muco, el robar un pase de seguridad era algo muy grave. ¿Qué estarán tramando esos dos hermanos? Algo no pintaba bien, aunque no hubiera tostadoras de por medio, los hermanos podían hacer mucho daño. 

¡Bien! ¡Lo conseguimos!

Acompañó su pensamiento de victoria con un gesto de su brazo y una sonrisa, aunque tampoco quería mostrarse demasiado efusiva y por eso no gritó en voz alta, aunque no se pudo reprimir del todo.

-Nos vemos pronto Billy, Señor Presidente.

Miró a sus compañeros satisfecha pues entre todos habían conseguido el permiso para llevar aquella información tan importante cuanto antes.

-Venga. ¡Vamos al hangar!

Suponía que podían coger prestada de nuevo la nave de la comerciante, al menos hasta que pudiera regresar de la Reina Astral y volviera a reclamarla. Al llegar a la zona de descanso se encontraron con varias escenas que descolocaron a Jisoo. Por un lado la Doctora Godfrey y Pixie dándose la mano, dos mujeres que eran tan distintas que un gesto de ese estilo se le antojaba poco natural y después a la pobre Arena con un ojo morado y llorando desconsolada. Jisoo se acercó a ella y le dio un abrazo para consolarla tratando de no molestar a Karen y su tratamiento.

-Lo siento Arena. No se que le habrá pasado... ¿Te dijo algo? ¿Qué hablaba con la Doctora Godfrey? ¿Escuchaste algo?

No sabía porqué pero aquello no le parecía nada bien. La Doctora tenía que haber visto lo ocurrido o como poco haber escuchado a Arena llorar y le estaba dando la mano a Pixie como felicitándola.

 Miré a la chica que lloraba, con rostro muy serio:

 - Puedes contarnos exactamente que pasó, por favor?.

Busco una bolsa de hielo y se la aplico a la chica en uno de los golpes. Quiero hacerme la dura y a la vez tratarla con delicadeza. Esta chica tiene clase y me cae bien. No añado nada a lo dicho por mis amigos.

-Mira que pegarte... Pobrecilla. A esa flacucha le voy a partir la cara.
 

Arena sujetó sobre el ojo los hielos de Karen y Dido con una mano y pasó la otra alrededor de Jisoo para corresponder a su abrazo.

Yo... snif... No soy del tipo de personas que hablan mal de los demás. Quizás Pixie tenía razones para cogerme el pase, alguna urgencia de última hora. Si me lo hubiese pedido, se lo habría prestado. No seais muy duros con ella. En parte también la estuve fastidiando todo el día, haciendo cócteles horribles. Si me hubiese esmerado más tras la barra quizás ella y yo podríamos haber sido amigas...

Las palabras de Gaheris la centraron. Arena asintió.

Todo pasó muy rápido. Las imágenes solo fueron ráfagas. Pero mi oído... Mi oído está entrenado. ¡Lo captó todo! Escuché los tacones de la Doctora Godfrey mientras se acercaba por el pasillo. Los pendientes de Pixie tintinearon cuando volvió su cabeza hacia Godfrey para verla llegar. "¿Lo tienes?". "Listo, vámonos". Los huesos de la mano de Godfrey crujieron al cerrarse antes de soltarme el puñetazo. La pinza que sujetaba el pase a mi ropa hizo click al ser arrancado. "¿Cumpliréis vuestra parte del trato?". "El Dios Verdadero no necesita mentiros". Vuestras pisadas retumbaron sobre la moqueta del pasillo según os acercabais. El timbre del ascensor y las puertas abriéndose. Las suelas de Pixie y Godfrey cambiaron el timbre al pisar el suelo de metal del ascensor.

El ascensor que había bajado a la cubierta turista siguió su camino hasta el hangar.

Siento no haber sido de más ayuda.

Jisoo sonrió a Arena con calidez intentando transmitirle cierta confianza, era muy buena chica y sentía lástima por ella, incluso después de lo que había pasado intentaba disculpar a Pixie. Era ese tipo de persona que encarnaba perfectamente el ideal de la humanidad, la gente por la que merecía la pena luchar y por la que todos los sacrificios que estaban haciendo cobraban sentido.

-Eres una buena chica Arena. Y nadie puede tener ninguna razón para golpearte, ni a ti ni a nadie. Haremos lo que haga falta y no vamos a permitir que vuelvan a hacerte daño, puedes confiar en nosotros.

Después Arena siguió hablando, recordando todo lo que había pasado con gran precisión y lujo de detalles, Jisoo no pudo retener un suspiro de sorpresa y algo de miedo al escucharla. Miró a sus amigos para ver si ellos comprendían lo que estaba pasando al igual que ella. No era la primera vez que escuchaban todas aquellas cosas sobre el Dios verdadero y siempre habían sido traidores cylon.

-¡Son traidores! ¡Tenemos que detenerlos! -Jisoo miró hacia el ascensor.- ¡Van hacia el hangar, intentan salir de la nave! -Se levantó dispuesta a correr hacia el ascensor y bajar hacia el hangar. La doctora Godfrey trabajaba con el doctor Amarak y quizás había robado o estropeado sus descubrimientos. Antes de seguir se volvió una vez hacia Arena.- Arena, tienes que ayudarnos, esto es muy importante, están en juego las vidas de todos. Nosotros iremos a detener a esos traidores, tu debes comprobar si el doctor Amarak está bien y pedir ayuda, avisa al puente de mando que tanto la Doctora Amarak como los hermanos Wings son traidores y que deben impedir que salgan de la nave, avisar a las otras naves de la flota si es necesario, no podemos dejar que escapen y si no somos capaces de detenerlos es mejor que los destruyan, aunque pueden llevar información importante, si podemos capturarlos mejor. ¡Vamos chicos, hay que darse prisa!

Trato de tranquilizar a Arena tras las palabras de Jisoo, seguro que después de oír la palabra traidores la chica se pondría a llorar como una desconsolada. Sí, hay que moverse rápido antes de que esos dos consigan ponernos en un aprieto.

Sabiendo que arena no iba a ser capaz de cumplir las órdenes de Jisoo. Ella se lanzó al teléfono y comenzó a marcar la extensión del puente de mando para dar el aviso, y que si era posible lo trasmitieran por la megafonía de la nave. ¡Vamos! ¡Vamos! Coger el maldito teléfono.

En la conversación había cosas que no le cuadraban, y una de ellas era que esos traidores usaran el término “Dios verdadero”. Pero en ese momento la cabeza de la enfermera estaba en otras cosas.

Arena corrió hacia popa para ver cómo estaba el Doctor Amarak. Los demás entraron en el otro ascensor para bajar al hangar. Entre medias, cogieron la llamada de Karen. Por la voz no era una de las azafatas.

¿Sí? ¿Hola? Ehm... Hola, soy Roddy Stern. Cuando llamas a las azafatas suena en la recepción de la planta baja y en el área de la tripulación. Eso me han dicho. Yo estoy en la recepción, abajo, al lado del hangar. No hay azafatas aquí, por culpa de los turnos en el puente, y eso. Yo solo soy un pasajero. ¿Con quién hablo?

Mientras, el ascensor terminó su recorrido. Ya no bajaban más, pero las puertas automáticas no se abrían. Unas luces rojas indicaban que la puerta estaba bloqueada. Quizás haciendo un poco de fuerza lograrían abrirla, pero Jisoo también podía lograrlo desmontando el panel y cortocircuitando los cables.

Como suele suceder cuando alguien tiene prisa, el ascensor parecía bajar mucho más lento de lo necesario o al menos esa era la sensación que Jisoo tenía.

Venga, venga, venga...

Con ambas palmas de sus manos tamborileaba sobre sus muslos mientras tenía fija la mirada en el indicador que marcaba  el piso por el que bajaban. La voz de Roddy la hizo concentrarse en otra cosa durante unos segundos, aunque él no podía ayudarlos, no al menos con el bloqueo de puertas y esclusas para impedir que la doctora y los hermanos se escaparan, para eso necesitaban hablar con el puente de mando. Al llegar abajo dejó de prestar atención a la conversación al comprobar que las puertas no se abrían.

-¡Mierda! ¡No se abren! ¡Pero que les pasa a todos los ascensores! -Gruño como protesta y se acercó a observar el panel.- Creo que puedo arreglarlo. -Abrió el panel lo más rápido que pudo y comenzó a sacar cables, tenía prisa así que fue un trabajo bastante burdo y chapucero, pero lo suficiente para que las puertas se abrieran.- ¡Ya está! ¡Vamos!

La enfermera trato de ayudar a Jiso con la ayuda, o trato de hacer que ayudaba, porque Jiso ya había abierto la puerta. ¡Venga rápido!

Gracias a la pericia de Jisoo, las puertas del ascensor se abrieron. Vieron al raptor sobrevolar la bodega a diez pies de altura en dirección a la vertical de la trampilla del suelo. El grupo recordó rápidamente cómo funcionaba el compartimento estanco para las lanzaderas: era un gran cilindro en la panza de la Olympic Carrier, con volumen suficiente para albergar un raptor o una shuttle en vuelo vertical.

Entonces se empezaron a abrir dos mecanismos. El primero fue el de la compuerta que separaba el hangar del compartimento estanco que había debajo. Mientras el raptor hacía un vuelo envolvente para decelerar y colocarse sobre el agujero, se abrió el segundo mecanismo: el portón lateral del propio raptor.

¡Jajajajaja! ¡¿Listos para el tiro al pato?! Cua, cua....-dijo Pixie, mientras quitaba el seguro de la pistola que consiguió en Tauron.

Junto a Pixie estaba su hermano, con otra pistola. Ambos listos para dispararles. Por el ángulo no se veía la cabina del piloto; seguramente conducía la Doctora Godfrey.

¡Bang! ¡Bang!

Ambos hermanos fallaron sus disparos. Robin aún tenía pendiente resolver su rivalidad con Gaheris. En cuanto a Pixie... quizás apuntó a Dido porque las galletas Io-reo y los bocadillos tóxicos convertían al culo de la granjera en el blanco más grande. Había cajas y contenedores esparcidos por todo el hangar, así que podían esconderse y buscar cobertura tras disparar.

Voy a hacer la típica bestialidad que siempre sale bien o muy mal pero que no tiene término medio. Pero esta vez no es saltar sobre el remolque de un tractor ni cabalgar un cerdo tauronio. Esto quizá me mate pero, joder, mola más.

Grito.

—¡Esta es la mía!

Y corro hacia el raptor para saltar en su interior haciendo una pirueta. Mi intención es hacer la entrada empujando a los dos hermanos para lanzarlos al hangar. Al menos así los desestabilizaré. Espero que tengan tanto miedo que prefieran saltar de su nave que enfrentarse a mí. Siento que más les vale. Así de enfadada estoy con ellos. Han tenido dos oportunidades. No tendrán una tercera. 

Oh, dioses ¡Estoy decidida a matarlos!

La enfermera busco cobertura detrás de unas cajas y preparo su arma. Apoyo el pesado laser sobre las cajas y disparo sobre los dos hermanos. Habían disparado ellos primero, se consideraba defensa personal. Cualquier juez lo entendería así.

Pero el arma revoto contra las cajas cuando apretó el gatillo, y el disparo se desvió.  Karen mascullo una maldición entre dientes.

Cuando accedieron al hangar fueron recibidos a tiros por los hermanos Wings. Jisoo se parapetó tras una de las cajas, por fortuna había muchas tras las que esconderse aunque la nave ya estaba en vuelo y eso significaba que apenas tendrían tiempo y oportunidad para detenerlos.

¡Hemos llegado tarde!

Sacó su pistola, más apropiada para ese tiroteo con blancos tan móviles, sobre todo cuando aún no se había acostumbrado del todo a manejar el rifle. En otro tipo de situación se habría planteado el disparar a otros humanos, quizás lo viera impensable hacía unos días, pero tal como estaban las cosas y las consecuencias que podía tener que se escaparan no se lo pensó demasiado, sobre todo cuando aquellos traidores estaban disparando a sus amigos.

-¡Rendiros y no os haremos daño! ¡No conseguimos el permiso para volar fuera de la nave, en cuanto salgáis las naves de la flota os destruirán, no tenéis ninguna oportunidad! -Por supuesto era mentira, pero quería crearles dudas o incluso hacer que no salieran con la nave. Entonces vio pasar corriendo a su amiga Dido, directa hacia la nave. ¡Pero... Que hace! Estaba claro lo que intentaba, pero Jisoo no podía creérselo. En cualquier caso si alguien podía conseguirlo era ella, pero después tendrían que enfrentarse a los dos hermanos, debían ayudarla. Apuntó con cuidado a Robin y disparó.

 Tras ponerme a reguardo, apunté a Robin y disparé...

¡Mentira! Piensa, genio. ¿Quién crees que bloqueó vuestro ascensor? ¿Quién nos está abriendo la salida, qué conocimientos tiene y cuales son sus intenciones?-dijo a Jisoo, como si Robin supiese cosas que hiciesen la mentira de Jisoo obvias.

Dido se chocó con Robin al saltar al raptor. No fue como un placaje del juego de pirámide, sino más bien como un tropiezo. El heroísmo de Dido cambió por completo la situación: Pixie no tenía un modelo de pistola lo suficientemente grande como para usar su culata de porra en las distancias cortas (solo era una Pathfinder), y para disparar a los que estaban tras las cajas no tenía tan buen equilibrio como Robin; a su vez, Robin tenía un arma más letal, pero se veía obligado a usarla cuerpo a cuerpo por culpa de la irrupción de Dido. Ninguno de los dos hermanos era tan estúpido de disparar a Dido en el interior de la nave en la que iban a escapar.

Pixie, yo me ocupo de la ratita-dijo por Dido-, ¡dispara a los demás!

Pixie lo intentaba, pero el raptor se movía demasiado. Robin trató de dar un culatazo de pistola a Dido, pero la chica se defendía bien. Entonces la nave empezó a girar sobre la compuerta mostrando otra vez el lateral del morro: ¡no había piloto! ¡La nave se estaba moviendo sola! No era un simple piloto automático, porque el raptor estaba haciendo una maniobra complicada. Salvo Gaheris, para los demás no era la primera vez que veían maquinaria con vida propia: el virus cylon había poseído hace unos días a la carretilla eléctrica del Olympic Carrier (que seguía en el hangar), y también a las máquinas mineras de la luna en Minos. Dido fue la primera en verlo, desde el interior del raptor, pero en cuestión de segundos todos fueron conscientes de ello.

La cabina vacía también hacía patente que le habían perdido la pista a la Doctora Godfrey. No estaba pilotando el raptor. O bien se bajó del ascensor en el área de descanso de la zona turista, en la planta intermedia, o bien estaba allí en el hangar, escondida tras algún contenedor.