¡Así que conocía a Morgun Friedman! Aunque no tenía pinta de que hubiera sido parte de su tripulación por cómo hablaba de él. ¡Qué pena! Me hubiera gustado escuchar anécdotas suyas... ¡aish!
En cualquier caso, la conversación se vio interrumpida cuando llegó el pelmazo del payaso...
—¿Aún no superas que te haya dejado? —le pregunté con sorna—. ¡Asúmelo ya, Robers!
¡Qué pesadilla de hombre! A ver si se buscaba ya a otra lanzadora de cuchillos y me dejaba tranquila...
—Tranquila chica, no eres tan importante. No estoy aquí por ti, sólo estás en mi camino—le dijo con desprecio Robers—. El Gobernador me ha llamado para charlar personalmente. Conmigo. Cosas de piratas importantes.
—¿Y cómo sabes que no nos ha llamado?—le dijo Proon con su malencarado rostro.
El payaso reparó en el sargento Drago y su peculiar peinado.
—¡Mirad chicos! ¡Es la sota de corazones! —dijo señalándolo mientras todos rompían a reír— ¡Gyahahahahahahaha! Sólo hay que verte la cara de estreñido para saber que no lo ha hecho.
—Vaya, ¿entonces no sois amigos?—el anciano miró a una banda pirata y a otra con una sonrisa triste—Eso está muy mal. ¿sabeis? En mis tiempos las bandas piratas de verdad aunque pelearan a muerte se respetaban. Hablo de piratas piratas, no de esos criminales mierdosos que hacen llamar piratas. De aquellos aventureros que viajan con la libertad en el horizonte. Esa gente. Recuerdo una vez... Estuvimos peleando cinco días. El enemigo tenía a la capitana pirata más temible que jamás he visto. ¡Qué mujer! Fue la mayor batalla de mi vida. Cuando mi capitán la derrotó, en lugar de tomar su cabeza o una tontería de esas... festejamos con ellos y después intercambiamos cosas.
El viejo le dio otro trago a la botella y sonrió con melancolía. Era curioso la cantidad de emociones que desprendía con su sonrisa.
—Los buenos tiempos.
Xen se paró en seco, suspirando de cansancio tras escuchar como llamaba a Alice poco y importante y a Long sota de corazones, para luego dirigirse con la ceja levantada a aquel tal Robers, alzando una ceja.
-¿Tu, importante?¿ha pedido una actuación privada para el solo? No me extrañaría. Tampoco veo a mucho payaso en la isla. Lo de la mancha de tomate en la nariz ayuda bastante, pero tengo que admitir que en cuanto al sentido del humor....ñeh. Creo que ha Pugpo se le daría mejor, ¿No crees, Sarrg?
GROGROGROGROGRO - Tunad reía a carcajadas - Si, la verdad es que tengo un octoperrete muy gracioso - Dijo mirando a Pugpo - Tampoco era muy difícil superar la poca gracia que tiene, además, los payasos están pasados de moda - Miró a sus compañeros - En fin, ¿Dejamos de perder el tiempo con éste? Que tengo ganas de ver las tiendas de esta isla - No era para nada un secreto el poco respeto que tenía Tunad a Robers, no era un pirata del que pudiese sacar nada bueno, era chulo, prepotente y encima iba de gracioso cuando no lo era.
—Creedme: no quisiera ser el gobernador si es verdad que tiene una reunión con él —dije, con sorna, mirando a mis compañeros y dando la espalda a Robers para continuar con el camino—. No se calla ni aunque lo pasen por la quilla... ¡y si al menos sus chistes fueran graciosos!; pero, ¡qué va!, matan... y no precisamente de la risa, sino de aburrimiento...
Fingí un bostezo y sonreí con malicia. Había tenido que soportar durante muchos días su chirriante voz soltando chistes sin parar... Era el momento de vengarme, aunque fuera dándole donde seguro que más le dolía: el orgullo.
—Pues a mí me parece bastante gracioso—dijo Lianid aguantándose la risa—. Eso de la Sota de corazones...
Entonces el chiquillo cayó en la cuenta.
—¡Ah vale! ¡Que nos estamos metiendo con él!
Un pirata con un pelazo espectacular, un físico envidiable y una cicatriz con forma de estrella se colocó junto a Robers y le puso la mano en el hombro con la intención de aplacarlo. Alice sabía de quién era, se trataba de Grayson el segundo de abordo y el jefe de acróbatas del circo. Para la casi-marine y ahora pirata fingida le sorprendió verle en el grupo. En el tiempo que había compartido con los piratas de Rob-Circus, Grayson solía quedarse en el barco.
—Tranquilo capitán, son unos piratas del montón. Usan el noble oficio de payaso como un insulto e intentan atacar tu sentido del humor. Los insultos simplones de gente tosca—dijo haciendo un ademán desdeñoso—. Con lo prometedora que era la pequeña Alice y al final es vulgar mentirosilla. En fin, no deberíamos hacer esperar al Gobernador.
Después de tantos cruces y pullas, ambas tripulaciones piratas se separaron siguiendo caminos distintos. Unos a su reunión y los otros en busca de una armería.
Proon fue el último en echar a andar en busca de un nuevo local, cuando alcanzó al grupo les dijo:
—Deberíamos haber averiguado más de la reunión—dijo con el gesto torcido—. Lo que más necesitamos ahora mismo es información.
No te preocupes, con lo bocachancla que es ese tío nos enteraremos más temprano que tarde - Dijo Tunad con gesto despreocupado a Proon - Le encanta hacer alarde de sus logros, seguro que si es algo beneficioso para él irá gritandolo a los cuatro vientos - Luego miró al anciano - Señor, ¿Sabe usted la ruta más rápida? - Quería llegar a la armería rápido - Aunque hay una cosa, el tío ese del pedazo parecía fuerte y sereno, que raro que acompañe a ese bufón - Se rascó la barbilla pensativo, ¿como un tío como ese acaba en una tripulación así? No se, le pegan más otras cosas, como una tripulación de artistas marciales con escudo, por ejemplo, a saber.
Cuando Tunad se giró a preguntarle al anciano, este había desaparecido.
Oye chicos... ¿Y el viejo? - Dijo Tunad extrañado - Pues nos hemos quedado sin guía...
Xen se decepcionó un poco, viendo como aquel pelazo-hombre había hecho que sus burlas cayeran en saco roto. Una pena, como mínimo le hubiera gustado verle enfadarse. Sin poder decir nada más, el grupo se separó, llegando Proon con aquellas palabras. Pensándolo en frío, igual haberle sacado información habría sido útil. ¿El viejo? Ah, el viejo le importaba una mierda
-Hmmmmm.... Quizás. No creo que le haya pedido nada importante a un payaso como ese, pero al final nada es menos. Me ofrecería a seguirles e infiltrarme en la reunión, pero creo que eso va a ser...bastante complicado. A saber como está protegida la casa del gobernador.
—Pues... la verdad es que yo siento curiosidad por saber para qué le ha convocado, pero no será naaaada fácil espiarles —dije, llevándome un dedo al labio de forma meditativa, aunque luego me encogí de hombros—. Bueno, conociéndole, estoy segura de que estará exagerando y la reunión no será para tanto. Posiblemente incluso lo haya pedido él, en vez del gobernador.
Eso sí, era una pena que Grayson hubiera puesto orden. Aún me preguntaba porqué un tipo como él seguía bajo las órdenes de alguien como Robers... Estaba convencida de que la personalidad de Grayson no encajaba de ninguna manera con la del payaso. Además, más raro era verle fuera del barco... ¡qué extraño!
Algún día tendré que preguntarle qué acondicionador usa...
Respecto a lo del viejo...
—¿Ha desaparecido? —pregunté, sorprendida, mirando de un lado para otro intentando buscarle—. ¡No puede ser! Quería descubrir a qué tripulación pirata había pertenecido... ¡aish!
Sin payaso sin anciano, el grupo continuó por su tour por la ciudad-isla-pirata. Primero fueron a la armería. Todo lo que tenían era lo esperable: espadas, hachas, pistolas, fusibles... Nada de bastes de béisbol legendarios. Y por supuesto nada de elixires a la venta. Long Chaofan, es decir el sargento Proon Drago, intentó convencer a Tunad de que tenía que empezar a utilizar espadas... pero sin mucho éxito.
Tras la visita a la armería, el siguiente destino fue un mercado de abastos. Era sorprendente que en una isla llena de piratas hubiera un lugar como ese, aunque efectivamente para que ese lugar fuera habitable ese tipo de negocios eran necesarios. No tenían un género increíble, pero había un par de especias llamativas. Después de hacer unas cuantas compras, el grupo ascendió de vuelta al barco. Se acercaba la hora de comer y todos empezaban a tener hambre.
El grupo continúa aquí.