Aliarnos con Robers significaba que nos la intentará dar en cuanto pudiera. Eso estaba claro... pero parecía que no quedaban más opciones.
—Al menos sabemos que nos traicionará, así que podemos estar preparados —contesté—. Mejor eso que nada...
Y en cuanto a mí, más me valía estar atenta... porque fijo que trataría de vengarse por darle calabazas a su grupo pirata...
La verdad es que esta ciudad es fácilmente defendible, sí, solo necesitas tácticas de guerrilla, tener conocimiento de este terreno es lo bueno que podiamos sacar - Chicos, no estaría mal que hiciéramos un mapa de este sitio, sería útil... Aunque no tenemos aquí a ningún cartógrafo de eso se ocupa normalmente... Bueno, dejémoslo - Dijo el Piscido mientras se le erizaba la piel, seguía avanzando por la isla y escuchó a sus compañeros - Aliarnos con ese payaso va a ser una mala decisión, de eso estoy seguro, sabemos que nos la va a liar, de eso nos hemos dado cuenta todos - Empezó a sonreír - Solo nos queda ver cómo se la vamos a liar nosotros a él, chicos... Tenemos que matar dos pájaros de un tiro
¿Hay alguien en esta isla que no vaya a intentar sacarnos el hígado por la boca si ven la ocasión y creen que no vamos a devolvérsela? Yo he asumido desde que llegamos aquí que si no mira a mi espalda todo el tiempo acabaré encontrándome un cuchillo entre los omóplatos. Robers no debería ser muy diferente. Y al menos ya sabemos que nos odia. Bueno, odia a Alice en realidad, pero desde el momento en que es una de los nuestros, eso quiere decir que para llegar a ella tendrá que pasar por todos nosotros antes, así que tanto monta, monta tanto.
Bueno. Por más que le moleste admitirlo, hay un sitio en la isla donde no se ha sentido como si tuviese una diana en la nuca. En la mansión de Weinoff, o en el Parlamento que presidió. Es el único sitio donde por algún motivo siente que reina un cierto tipo de orden. Ni por un momento piensa que esa seguridad se real, o que Weinoff sea un hombre recto. Nadie gobierna una isla pirarta durante tanto tiempo rechazando a la Gloriosa siéndolo.
Y tampoco nadie llega a Capitán, o Comodoro, o Almirante, sin tener un par de esqueletos en el armario- murmuró una vocecilla desde la parte de atras de su cabeza. Tenía un deje inconfundiblemente perteneciente a Iudex. El demonio interior de Marlene era aún más exrtremista que ella. Estaba alimentado por la rabia de quien cree firmemente que nadie es inocente. No del todo al menos. Era fácil aferrarse a ello para apartarlo de tu cabeza cuando molestaba, cuando no necesitabas esa ira sin fondo como combustible.
El problema es que también sonaba como su propia voz. Y eso era algo que no le hacía gracia. Marlene podía ser muchas cosas, pero no era una carnicera. La ley podía ser dura, pero nunca debería ser ciega o iracunda. Y podía no saber muy bien qué quería ser- soldado, justiciera, vengadora de criminales, protectora de inocentes... pero sabía bien lo que no quería ser. Y estaba empezando a sonar como él.
Nuestra ventaja es que, de algún modo, aunque nos la líen a nosotros, todos aquí tienen un objetivo común, que es hacer tanto daño como puedan a la marina de la región. Cuentan con que todos tendremos el mismo objetivo y que, aunque no trabajemos entre nosotros, nadie se var a ir a aliar con ellos. Lo cual tiene sertido. Si lo hicieran, al unico agradecimiento que se podrían esperar es menos tiempo en los calabozos. Nosotros no tenemos ese problema, y eso es algo que nadie más se esperaría.
La otra baza que tenemos es que no somos nadie. No tenemos reputación, ni estrellas, ni historial, ni pasado. Nadie sabe que en realidad estamos al nivel de una tripulación decentemente fuerte como la del Benceno, y probablemente no se lo esperen. Aunque quizás si se corre la voz de que hemos ido mano a mano con un grupo de inquisidores, eso empiece a cambiar. Básicamente, tenemos que presentarnos como los novatos que harían lo que fuera por meterse en un fregado que les de reputación y buscar por nuestra cuenta o con ayuda de la base como crear una en la que cualquiera que tengamos cerca en el momento se de cuenta del error.
Xen asintió ante las palabras del resto, llevándose la mano a la barbilla
-Sí... Lo cierto es que de momento, para el resto del mundo, esa aún es nuestra ventaja: somos unos novatos.
Aunque de momento, Bluska, no le daría tanta importancia a lo de los Inquisidores. Los rumores irán acompañados por el hecho de que la mano derecha del gobernador tuvo que parar la pelea, y eso nos daría la excusa de que nos salvamos de perder la pelea por los pelos, aunque sea mentira, obviamente. Mientras más inofensivos nos mostremos, más posibilidades hay de que la traición del Bromas, en caso de que la haya, sea menos prudente. Aunque de momento, centrémonos en lo esencial...conseguir que el payaso coopere.
No creo que sea fácil hacer que colabore con nosotros, seguramente creerá que puede hacerlo él solo - Tunad estaba preocupado por la posibilidad de que el orgullo del bromas sea tan grande como para rechazar rotundamente una alianza temporal - Sea lo que sea tenemos que seguir avanzando en el tablero, poco a poco iremos despejando la niebla que rodea todo - A el Piscido le pareció algo poético lo que acababa de decir, le pareció buena manera de representar que van avanzando a ciegas buscando suerte, esperemos tenerla.
Mis compañeros tenían toda la razón del mundo. Así que asentí con la cabeza mientras hablaban, de acuerdo con lo que iban diciendo. Al menos hasta que Tunad comentó lo de que no sería fácil que colaborara. Ahí asentí y añadí algo.
—Querrá hacerlo, porque para él es una oportunidad perfecta para vengarse... pero seguro que tratará de humillarnos con sus "bromitas" antes de aceptar...
Mi entrecejo se frunció, y suspiré resignada.
—Habrá que tragarse el orgullo si queremos conseguir algo... total: ya le patearemos el culo cuando tengamos ocasión.