Cuivië habia sido enviado a una nueva mision de reconocimiento por demas civilizaciones, solo que esta vez debia concentrarse en el bosque ya que su lider buscaba alguna raza con similitudes a las elficas. Tal vez pensando que algunos rasgos en comun los volverian aliados rapidamente pero eso tal vez era un dulce sueño que tenia Adanel y los demas elfos que lo seguían sin cuestionar.
Sin embargo era verdad que el grupo de elfo se movia con mejor comodida explorando los bosque, hallando caminos transitable donde otros no lo harian y comida para no pasar hambre. Pronto notaron un camino de flores que parecian posicionadas ordenadamente en un camino de tierra. Si bien eso les atraía decidieron no arriesgarse, caminado por un costado de este.
Aunque eso no evito que uno de ellos fuera tomado por sorpresa por un toque en el hombro que lo puso a la defensiva inmediatamente con lo que parecia en un principio como una rama en forma de mano, pero que luego de un tiempo notaron todos que se encontraba pegada a un cuerpo fusionado al arbol. Pronto unos ojos marones se les quedo bien con curiosidad mientras el cuerpo de una bella figura femenina comenzó a salir de aquel gran arbol, dejando de formar parte de este lentamente.
"¿Quienes son ustedes? Espero no vengan con malas intensiones aqui, este es nuestro bosque." dijo la mujer con una piel y cabello que parecia tener la textura de la madera junto a su color, sumano a unos ojos marones que habian dejado la curiosidad para pasar la advertencia y unos odios parecidos a los elficos en longitud.
El asombro pasó a la grata maravilla, al ver la esencia de una mujer manifestándose progresivamente desde el interior de la madera, y comenzando a formarse con delicadeza en una bella presencia.
Escuché con atención sus palabras, observando el lugar desde el cual había salido, y al cual se encontraba aún prendida.
Nuestro bosque…
-No tema doncella- Exclamé con la mayor de las cortesías.
-No estamos aquí con ninguna intención de perjudicar a nadie. Lo juro sobre mi vida- Exclamé haciendo una leve reverencia.
-Mi nombre es Cuivië- Exclamé con cortesía- Y descuida… tus hermanas y hermanos no tienen de que preocuparse- Exclamé con una sonrisa delicada, observando a los demás arboles de en rededor.
Sabía que fueran cuales fueran sus intenciones, ella, y quienes su “Nuestro” incluyera, se encontraban preparados para esta situación, pues el camino había sido preparado, a mi forma de verlo, de manera intencional, y o bien, habíamos caído en una emboscada, por lo cual optar por la violencia sería una mala idea, pues desconocíamos a que nos enfrentábamos, pero sabíamos que nos consideraban lo suficientemente débiles como para intentar averiguar nuestras intenciones antes de matarnos, por lo que en cuyo caso ya estábamos muertos; o bien, aquel ser, y a quienes se hubiese referido, ya nos había juzgado de alguna manera, y no nos había considerado una amenaza, o tanto porque transmitimos una imagen positiva, o porque nos consideraban débiles, en cualquiera de los casos, la violencia no sería una buena manera de comenzar un encuentro, y menos con los fines con los que nos movíamos.
-Sé que no todos los receptores de esta conversación se encuentran a la vista- Exclamé al tiempo que le mostraba a mis hombres, dejando en claro que sabía que ella no era la única fuerza que nos estaba observando.
-Hermanos- Exclamé mirando a mis hombres- Guarden todas vuestras armas.
No esperaba que los hombres lo entendieran, solo esperé a que lo hiciesen antes de proseguir.
Había avanzado lo pertinente a avanzar en una conversación de este tipo.
Esperaría a ver su reacción, antes de dar más información acerca de nosotros, o siquiera pensar en hablar de la ciudad.
-Como he dicho. No buscamos problemas…
Era su turno de mover…
Arrugo el rostro cuando escucho las primeras palabras del hombre. “Yo no tengo nada que temer.” Expreso con completa seguridad aunque parecia estar sola contra el grupo que habia sido asignado a Cuivie.
Aunque sacando esa pequeña corrección se puso a escuchar al hombre aun esperando la respuesta de este respecto a quienes eran. Asintiendo algo impacienté cuando el elfo mostro esa actitud educada, pero fue su insistencia de que no tenia que preocuparse que la puso de nuevo molesta. “Deja ya de afirmar que no tengo que temer, en especial cuando aún no has respondido mi pregunta. Eso es algo que no me hace temer pero si está achicando mi paciencia.” Le comento cruzando sus brazos mientras parecía elevarse en la corteza del árbol, posicionándose por arriba del elfo sin salir del árbol. “Ademas no tenemos hermanos aquí, solo hermanas.” Agrego corrigiéndolo por tercera vez al elfo.
Tu comentario ante los demás receptores saco una sonrisa felina de ella. “¿Eso no lo sabes cierto? Podria estar aquí sola.” Afirmo dándoles una mirada al resto del grupo pareciendo quedarse mirando mas a las mujeres del grupo, en especial cuando guardaron las armas.
“Estan aquí…eso es un problema.” respondio dandole a entender al elfo que esta podría llegar a ser una charla difícil para el diplomático.
La mujer parecía ser poco versada en lo que diplomacia y respeto significaban, además de que no parecía demasiado amistosa.
Si así es el juego…
-Somos un grupo de exploradores, que estábamos en búsqueda de otros seres que como nosotros moren este bosque. Nuestra idea era fomentar buenas relaciones entre estos y nosotros, ya que nuevos seres, y nuevas razas comienzan a ser una potencial amenaza tanto para nosotros, como para los demás habitantes de él, y también para el bosque mismo- Exclamé explicando la situación con el mismo tono molesto que a ella le gustaba emplear.
-Pero bueno, lamento si la he molestado- Dije como mera cortesía, y no intentando que se disimule- Pero al parecer tú y tus hermanas son lo suficientemente fuertes para enfrentarse por sí solas a hombres caballo, y a trolls carnívoros. Lamento mi incompetencia.
Observé a mis hombres y mujeres, e hice una reverencia rápida, y obviamente puramente formal, y con un objetivo claro. Luego de que los demás hiciesen lo mismo, exclamé.
-Nos vamos. No volveremos a importunarla. Y quien sabe… Tal vez si son generosos se contenten con matarnos solo a nosotros y destruir solo algunas millas de bosque…- Dije mientras comenzaba a alejarme, seguido por mi grupo.
Sabía que no sería tan fácil marchar así como si nada, pero tal vez oliendo el humo, la bella y agradable doncella, se preocuparía un poco más por su actitud.
Se notaba claramente en su actitud que se comportaba con la salvaje y vivaz forma de vivir que la naturaleza.
Si no tienes comida que ofrecerle a un animal, lo mejor que puedes hacer es alejarte de su territorio, pues hasta las criaturas más mansas atacan si se sienten intimidadas.
Aun así, si no puedes hacer que alguien se sume a tu causa por la diplomacia, entonces el contemplar un enemigo en común puede ser el primer paso para una posterior alianza de buenas relaciones, pero al menos si las sonrisas no funcionan, tal vez el miedo lo haga.
Era importante dejar en claro que no éramos los enemigos, y hacer saber que lo único que queríamos era una alianza en busca del bien común de las comunidades, y el bosque.
La Dryad se quedo escuchando casi riendo burlonamente cuando se nombro eso de vivir ambos en el Bosque, como si pensara algo diferente pero decidio seguir callada y esperar a que el diplomático terminara. Entonces cuando le pareció encontrar un espacio para interceder la maniobra del elfo de despedida luego de dejarle en la mente de ella dos posibles preocupaciones, la hicieron calmarse y bajar en la altura que llevaba en el árbol.
“Espera…” dijo cayendo en el anzuelo que le habia dejado el elfo, tal vez no dándose cuenta o no importándole mucho caer en ella. “¿Trolls caníbales y caballos? ¿Acaso los primeros de esos que nombras se parecen a unos topos?” pregunto pareciendo haber habido un encuentro entre ambas razas, lo que bien podría ayudar a establecer un posible convenio.
“¿Pero mas importante que eso que dices de lo que harán con el bosque? Acaso son tan débiles que no pueden proteger sus supuesto hogar?” pregunto de nuevo volviendo a su tono poco diplomático para fijarse en el grupo de nuevo como si lo examinara por primera vez.
Descendiendo hasta la base del árbol, empezó a realizar una separación algo lenta del árbol donde estaba hasta que por fin se vieron una piernas largas y verdes que le permitían estar parada con ellos. Por lo demás no parecia haber un pudor en especial ya que no habia nada cubriéndola dejado de la cintura. Aunque por otro lado no se asemejaba del todo a la figura de una elfa ahí debajo, en cambio se acercaba mas a una estatua en su forma, dejándolos a todos con una duda de si ella funcionaba sexualmente como hacian ellos.
“¿Entonces solo quieren nuestra ayuda para que nos encargamos de estos problemas?” pregunto finalmente acercándose al elfo sin parecer querer atacarlo, pero queriendo clarificar la razón de tal reunión.