Un nuevo dia de una nueva semana empezaba para la ciudad de Caelum Nouveau. Adanel se encontraba en su cama, meditando y tratando de recordar todos los detalles del sueño que habia tenido. No habia sido un sueño normal, habia sentido la presencia del Padre por lo que sentía que se trataba de un aviso para él.
En el sueño veía lo que parecia como una construcción pero lo raro de ella era que podía ser movida a pesar de ser mas grande que las casas de los elfos, su moviendo parecia ser hecha por seres oscuros o mejor dicho oscurecidos por una razón que no comprendía, aunque notaba las cadenas que llevaba cada uno en sus cuellos y la diversidad en sus tamaños. Detrás de la construcción móvil se movía un ejército imponente por su tamaño y por lo que él veía como armadura que los cubría por completo.
Todo lo que veía los hacía pensar en un ejército conquistador que si padre te los mostraba era que en algún momento los elfos terminarían encontrándoselos. Incluso cambiando su mirada de la tierra hacia el cielo, nota que el sol se movía en tal forma que los delataba como originarios del este. Pero lamentablemente no había mas que podía sacar de aquel sueño.
Lorien y Lindë esperaban en la sala de gobierno en el palacio de su santidad, realizando una pequeña charla mientras esperaban a Adanel. Cuando ambos notaron su presencia se inclinaron en gran respeto.
Luego de mostrar sus respetos Lorien se adelanto para llamar la atension de su líder. “Su santidad, poseo noticias de Cuivië. Al parecer los centauros se han establecido correctamente y desearían producir una ruta de comercio entre ambas ciudades…” Comento con calma dandole una mirada de costado a la elfa. “Tambien confirmo que la hija del líder cumplió con una orden que le dio su padre y consiguió atraer a un gran grupo de centauros nómadas para que se asentaran junto a ellos, aumentando sus números por algo mas de la mitad que eran antes.”
El cuervo de Lorien volo de su hombro, aterrizando en la mesa del Adanel pareciendo pidiéndole algo, probablemente semillas. “Los Kavu, asi llamaron los jóvenes a los animales duros que encontraron los explorados que buscaban metales, parecen aceptar nuestra presencia con mayor facilidad que hasta hace unos días. Ya poseemos algunos con compañeros elficos.” Afirmo con una sonrisa contenta, al parecer lo único que podía considerar buena noticia.
Al terminar retrocedió, dándole espacio a la guerrera elfica para adelantarse.
Lindë una vez adelante, volvió a inclinarse antes de hablar. “Athair…” dijo con respeto dejándose se ver su medalla que portaba con orgullo desde la noche que la recibió. “El aumento en el número de los centauros me ha llamado la atension y he hablado un minutos con Lorien respecto a eso.” Dijo dandole una mirada severa a este, mientras el consejero parecia esquivarla.
“Si bien sus números actuales no son nada especial, me pregunto si en un futuro podría convertirse en un problema para nosotros.” Comento volviendo toda su atension al líder y aunque no parecia algo intensión terminaba sonando como si le pidiera con fuerza que hiciera algo con ello.
Me encontraba algo meditabundo, pensando preocupadamente sobre el sueño que había tenido. Nada me gustaba de sueños como aquellos, pues sabía que los mensajes del padre siempre se cumplían, incluso de la forma menos esperada, y más intrínseca, pero siempre encontraban su cauce.
Así me encontraba hasta que me encontré frente a mis consejeros. Hice un gesto en señal de cortesía ante su saludo, indicando que sus respetos eran agradecidos.
Eran buenas noticias lo de la ruta comercial, pero por algún motivo, parecía haber cierta tensión entre mis consejeros, cosa que no pasé por alto.
Escuchando acerca del creciente número de los centauros podía entender el porqué.
El cuervo voló del hombro de Lorien hacia mi mesa, seguramente buscando su regalo matutino. Saqué un puñado de semillas, y las deposité con silencio sobre la mesa.
Escuché atento sobre los bautizados Kavu. Había pensado algunas opciones sobre cómo podrían sernos de utilidad.
Lorien retrocedió, en un claro gesto de ceder la palabra a la Lindë.
Escuché las palabras de Lindë con atención.
Allí esta esa tención otra vez…
No estaban de acuerdo en la forma de afrontar la información del creciente número de centauros, eso era algo palpable.
Los observé a ambos durante unos momentos, con una leve duda sobre contarles acerca del sueño…no… traería más que mayor disensión e ineficacia…
-Los metales eran una medida para aumentar nuestra seguridad-Exclamé en voz alta.
-No tenía particularmente a los centauros en mi mente cuando ordené su búsqueda, pues los informes que nos habían llegado eran favorables, y parecían no buscar un enfrentamiento con nosotros…-Guardé silencio un instante.
-Pero ciertamente, no estaría diciendo toda la verdad si dijese que no consideré que tener vecinos poderosos significaba tener que aumentar nuestras precauciones, pues mis deseos de prosperidad mutua, y bienestar, son los deseos que poseo para nuestra gente… pero no soy lo suficientemente ingenuo para creer que todo el mundo actúa de la misma manera…
Guardé silencio recordando las peleas que Cuivië relató en sus informes, y la predisposición de los centauros a la guerra.
-He aquí donde entran en función los… Kuvu-Dije con celeridad.
-Lorien-Exclamé al tiempo que fijaba en él mis ojos-Quiero que envíen milicianos sin compañeros, para que obtengan mas Kuvus como compañeros. Y que los elfos que ya se han unido a un kuvu, comiencen a trabajar con los que se encargan con la cría de nuestro ganado, quiero que empecemos la cría y domesticación de estas criaturas, ya que nos serán útiles tanto como compañeros, como fuente de “Metal Natural”
Guardé silencio unos instantes analizando el rostro de mis consejeros, y pensando acerca de mis próximas palabras.
-En cuanto a la ruta comercial… Es demasiado tarde como para negarnos ahora a ello, generaríamos hostilidades innecesarias, y ahí los centauros serían un tema de mayor consideración…Abriremos el comercio entre nuestras ciudades… pero no será un camino directo de nuestra ciudad a la suya. Construiremos un pequeño puesto de mercado en el primer tramo del bosque. Al menos así la locación de nuestra gente permanecerá resguardada. No es para nada un plan sin posibilidad de errores, me doy cuenta de ello. Deberemos enviar varios soldados a escoltar los bienes intercambiados, y pueden ser rastreados fácilmente, además de las posibles emboscadas que pueden sufrir por parte de otros que noten este intercambio. Si es verdad que no hemos notado la presencia de otras comunidades, no significa que no se encuentren aquí.
Me detuve pensando un instante.
-Lo que me llevaría a la tercera de nuestras cuestiones...
Observé el cuervo sobre la mesa, y luego miré a mis consejeros.
-Así como los kuvu aparecieron sin habernos percatado de ello, alguna pequeña comunidad puede haberse establecido en el bosque. Cuento con la buena disposición de los centauros a mantener su palabra, pero no nos vendría mal tener alguna otra fuerza que nos resulte más confiable.
Miré directamente a los ojos de Lorien.
-Como el primer grupo, bien armados, con diplomáticos, y emplea el sistema de seguridad de códigos, queda a tu elección el tipo de código. Esta vez no estamos buscando una ruta comercial solamente, estamos buscando posibles aliados, y más exhaustivamente, el conocimiento de lo que pueda encontrarse en alguna parte del bosque sin que lo hubiésemos notado.
-Lindë, encárgate de la seguridad de la composición del grupo. Que estén preparados por cualquier contingente.
Alterné mi mirada a Lorien.
-Que la partida no salga del bosque, quiero aliados internos.
Los miré a ambos contemplativamente, y guardé silencio unos instantes, mirándolos atento, intentando que sus ojos, rostros, y bocas digan lo que pensaban.
-Ahora bien…-Dije lentamente- Apreciaría que no se guarden sus opiniones, y si creen que hay algo que mirar con mayor atención, por favor no se contengan.
Pueden tiempos oscuros acercarse… mas no permitiré que encuentren a mi gente desprotegidos…
Lorien afirmo ante varias de las palabras de su líder, notándoselo curioso en otras.
“Recuerdo que esa era el objetivo conseguir metal, aunque al final el grupo consiguió otra cosa…” Comento dándole la razón y la vez refiriéndose a los nuevos seres que vivirían con ellos. “Por lo demás entiendo que además de criarlos y domesticarlos desea que veamos una forma de que su endurecida piel nos beneficie como una nueva armadura.” Comento queriendo que se lo confirme.
Sonrio satisfecho con la idea del puesto comercial. “Bien podría convertirse en una segunda ciudad para nosotros. Aunque mi pregunta seria sobre la localización, si bien si queremos hacerla pasar como nuestra ciudad debería estar en el bosque. Pero si lo dejamos en claro como un punto de comercio podríamos bien ponerlo medio fuera del bosque para facilitarles a ellos este intercambio.” Sugirió luego de pensarlo un poco aunque recibiendo una mirada de Lindë.
Su ultimo pedido pareció preocuparle un poco. “Eso también podría beneficiarnos, mandare inmediatamente una misiva a Cuivië. Por lo demás no tengo mas que decir su santidad.”
Falta 1 post
Para la elfa era la primera vez que se enteraba el tema del metal, pero decidio no interrumpir a su líder solo para que le explicara a ella que habia pasado. “Yo diría que no tendríamos que dejar la búsqueda de metales, aunque siento que buscarlo por el bosque no terminara dando muchos resultados por lo que tal vez deberíamos ir pensando en una búsqueda mas lejana a nuestra área.” Comento aunque se dio cuenta que no sonaría como algo muy atrayente. “Aunque esto bien podemos dejarlo en un futuro, pero debería ser algo que tengamos en cuenta en especial porque mas allá de los centauros puede haber seres como esos subterráneos que podrían atacarnos.” Dijo recordando a los demonios que les habían atacado hace unos días.
“El puesto de comercio, me parece una buena idea incluso si me lo permite me encargare de la seguridad de este y su ruta para que sus preocupaciones no se vuelvan una realidad.” Dijo agachándose en sumisión. “Al igual que hare con la seguridad del grupo de exploradores cuando salgan a buscar a aquellos aliados que vivan tambien en este bosque.”
Pero pareciendo aun no terminar con sus palabras se adelantó un poco de nuevo pidiendo la palabra antes de continuar. “Athair…si bien contar con aliados seria bueno y nos podría dar una mano por si los centauros no son tan pasivos como prometen…” de nuevo le dio una mirada a Lorien. “Tambien se me ocurrio que si desea aumentar nuestras precauciones, entonces tal vez deberíamos dar un poco mas de importancia a nuestro ejército. Reclutando más voluntario y atrayendo joven.” Finalizo dejando un plan claro frente al rey.
Escuché a mis consejeros con atención. Ambos proponían ideas, inquirían información, y generaban preguntas. Me gustaba, el intercambio que se generaba tenía un gran valor para mí.
-Así es- Confirmé a Lorien acerca de mis intenciones acerca de la utilización de los Kuvu como medio para generar armaduras más resistentes.
-Había pensado en los inicios del bosque, para esconderlo de los ojos indiscretos. El valle es un lugar abierto que puede ser mucho más fácilmente observado por seres que no sean bienvenidos.-Dije exponiendo mi razón por la cual no había decidido ponerla en el valle.
Luego llegó el turno de la elfa de hablar. Sus palabras, sin embargo, me dejaron pensativo, y… encantado.
Una sonrisa amplia se lució en mi rostro cuando terminó de exponer sus ideas.
-Jajaja-Reí con sobria efusividad.
-Lindë Umbar…- Musité en tono audible- Verdaderamente eres mucho más que una experta en el arte de la guerra- Nuevamente sonreí con agrado.
- Me gusta tu forma de pensar-Admití abiertamente.
-Está decidido. Lindë, te nombro a cargo de la seguridad del puesto comercial, como así también de la partida exploratoria. Y pensándolo bien…
Guardé un instante de silencio.
- Más adelante reanudaremos las expediciónes de metal Quiero ver si logramos hallar metal esta vez, aunque deban alejarse un poco más. Hasta ese entonces,los kuvu deberán servir.
Observé a Lindë por un instante, antes de volver la vista a Lorien, al tiempo que mi mano buscaba acariciar el cuervo que se deleitaba con las semillas con las cuales yo lo había provisto.
-Corre la voz que hay un anuncio que me gustaría hacer-Dije con una sonrisa tranquila.
-Puede ser mañana al medio día, así tendremos tiempo de que todos libren sus planes para asistir sin contratiempos.
Los observé a ambos con contemplación.
-Les agradezco a ambos sus consejos-Hice una breve pausa- Valoro su opinión en gran medida.
Observé a Lindë con calma y atención.
-La felicito General, confirma nuevamente el acierto que tuvimos al momento de asignarle vuestro puesto- Sonrío en agradecimiento, al tiempo que vuelvo la vista Lorien.
-Lorien, tu consejo es pertinente y sabio como siempre- Sonrío mientras acaricio al cuervo una vez más.
-Pueden retirarse… Y… Buen trabajo-Exclamé con orgullo por tener ese nivel de consejeros. Las cosas comenzaban a encaminarse.
TKM- Editado ;)
Si el cuervo era un reflejo de alguien no era de Lorien, sino de Linde que disfrutaba de las pequeñas caricias que generaban las palabras de su líder. Sin embargo si Lorien se encontraba algo en desacuerdo con los planes de su santidad no lo expreso.
Ambos asintieron con sumisión ante las órdenes y sonrieron con las amables palabras de su líder. Aunque Lorien a diferencia de la soldado espero un poco mirando a su líder mientras ella abandonaba la habitación. “¿Algun detalle que puedas compartir de aquel anuncio?” pregunto.
Sin importar la respuesta se retiraría luego de saludarlo para empezar rápido las ordenes que habían sido dadas por su líder.
Ambos consejeros sonrieron, y se dispusieron a abandonar mi presencia, sin embargo, como guiado por algún instinto secreto, Lorien se detuvo en su retirada.
-Lorien- Sonreí con amabilidad.
-Si, por supuesto- Exclamé con amabilidad-Acércate, no quiero levantar la voz.
Esperé a que mi consejero se acercara a mí, y guardé silencio por un instante, acomodando mis ideas, y proveyéndolo de una sonrisa.
-El discurso se tratará en realidad de un llamado a todos aquellos que deseen servir a sus hermanos reforzando la seguridad de nuestro poblado. No deseo que nada malo le pase a esta gente. Son nuestras hermanas y hermanos. Parte del padre, y parte de nosotros.
Observé su cuervo, esperando en él alguna reacción, mientras continuaba acicalándolo.
-Y… hay algo más que me gustaría decirte…- Lo miré fijamente a los ojos, asegurándome que entendiese la importancia de mis palabras.
-Lorien… eres mi fiel consejero desde hace tiempo, y si bien Lindë ha demostrado inteligencia y fidelidad, el hacer esta noticia de un conocimiento muy público, generará más malestar del necesario. Primero quiero hacer todo lo posible por detenerlo, o desmentirlo, antes de preocupar a nuestra gente.
Guardé silencio unos instantes, contemplando sus ojos.
-He tenido un sueño. No un sueño cualquiera… Uno de esos sueños…-Desvié la vista al cuervo unos instantes antes de volverlos a Lorien.
- En él he visto un ejército… un ejército de criaturas malignas… esclavos en realidad. Esclavos oscurecidos, que venían del este. Tenían edificios con ruedas, y estaban preparados para la guerra. Supongo que ese era algún tipo de armamento…- Callé un instante, absorto por la visión que me tragaba nuevamente.
-No puedo dejar que eso pase Lorien… Debo proteger a nuestra gente… Debo y quiero hacerlo… Po mi… Por ti… Por el Padre… No puedo dejar que nuestros hermanos y hermanas sufran- Mis ojos miraban directamente al interior de su pupila, pero iban mucho mucho más profundo pues no contemplaban sus ojos, sino que intentaban observar su alma.
-Confío en ti Lorien… Y valoro mucho tu consejo. Espero que nunca dudes de eso- Dije con la mirada firme, y el tono contemplativo, y algo preocupado por la visión.
-No dejaré que nada le pasé a nuestra gente… No mientras pueda evitarlo… Aún si me costase… la vida...
Lorien se acercó algo inquieto en su interior, ya que al parecer oiría algo fuera de la presencia de la nueva general y eso le hacía sentir especial para su líder. Acompaño a su sonrisa mientras escuchaba el plan.
El cuervo por su lado se dejó acariciar hasta que emprendió un nuevo vuelo volviendo al hombro de Lorien que se encontraba más cerca de Adanel, observando al rubio mostrando el mismo interés que Lorien. “De mis labios no saldrá ninguna de las palabras que confíes en mí. Te lo juro.” Le juro su consejero siempre fiel preocupado en su interior por lo que podría escuchar.
Entonces sus ojos se abrieron con sorpresa al escuchar del sueño, él conocía de que sueños se refería y por eso no solo le creía lo que le decía sino que sintió terror al escuchar ese augurio que le daba Padre a al mesías que había elegido entre ellos.
Sin poderse contener mas por sus palabras, por su tono y sus ojos que lo miraban tan intenso se acerco a Adanel. Abrazandolo fuerte, produciendo que su cuervo se escape de su hombro, el abrazo era hecho con cariño y trataba de transmitirle confianza a pesar que era algo que traspasaba bastante los limites que habían sido enseñados al consejero.
“Yo se que te preocupas por todos nosotros, que nos quieres defender para que no suframos y por eso tambien ocultas esta información. Tenemos mucha suerte de que seas nuestro líder, por eso no pienses en entregar tu vida ya que eso nos dejaría peor...sin tu luz y amor.” Le susurró al oído con dulzura antes que se despegara. “No dudo que valoras mi consejo, sé que no es fácil ligar con lo que nos está pasando ahora y con este sueño que has tenido. Me disculpo sinceramente si me he visto decepcionado con tus palabras, fue una equivocación de mi parte.” comento mientras bajaba la mirada avergonzado.
Sus palabras me tomaron totalmente por sorpresa, ya que nunca se había expresado de una forma tan personal para conmigo.
Sin embargo, lo que más me impactó no fueron la palabras, sino el hecho de que estuviese abrazándome en gesto protector, y susurrándolas a mi oído.
Cuando se alejó de mí, con la mirada baja, y disculpándose por haberme malinterpretado anteriormente, mi rostro aún se encontraba con una gran muestra de sorpresa.
Aquello me había tomado por sorpresa, y necesitaba unos segundos para procesarlo. No tanto por lo que había dicho, o lo que había hecho, sino es que necesitaba saber que me había hecho sentir eso aparte de la sorpresa.
-Yo…- Alcancé a susurrar, pero el resto de la frase no acudió, pues ningún pensamiento estaba siendo gestado.
Mis pies se posaron firmes en el suelo, y acercándome a mi consejero, lo abracé con la misma fuerza y ternura con la que él lo había hecho. Me había gustado su abrazo, me hacía sentir menos solitario.
Un impulso fugaz surgió en mi mente. Sin embargo una parte de mi sabía que había algo que no se sentía correcto de ese pensamiento.
-Gracias…-Le susurré con auténtica gratitud.
-De verdad soy muy afortunado de tenerte a mi lado- Iba a decir como mi consejero, pero algo en mi había al parecer decidido omitir las aclaraciones… o tal vez, había sido lo que en realidad quería decir...
Mi corazón se sentía agitado, aunque su latir permanecía suave y rítmico.
Al cabo de unos instantes me separé de Lorien, librándolo de mi abrazo, sin embargo, mientras lo observaba, ninguna palabra llegaba a mi mente, me sentía extrañamente confundido, por lo que me limité a dar un paso hacia atrás, sin que parezca que me alejaba, sino para que ambos recuperásemos nuestro espacio personal, y sonreí levemente, tanto como la confusa sensación que me abarcaba me lo permitía.
Lorien era una persona de suma confianza, y sentía un gran cariño hacia él. Sus consejos eran de gran importancia para mí, y era una de las mejores personas que había conocido.
Aun así…
Había algo que faltaba. ¿Faltaba para qué? Ese pensamiento me asustó un poco, pues me di cuenta en que estaba pensando, o mejor dicho, me permití verlo.
Había algo de Lorien que no terminaba de convencerme.
Tal vez solo es tímido, y se le pase si…
Era el mejor consejero, y amigo que alguien podía tener, pero esa era la cuestión justamente… no dejaba de ser un amigo... faltaba…
Personalidad… Pasión… Fuego….
Todos esos pensamientos danzaban frenéticamente en mi mente, producto de mis sentimientos encontrados. A lo que solo me limité a volver la atención a Lorien y decirle:
-Lo lamento, tengo muchas cosas en la cabeza-Me excusé con una sonrisa por mi silencio.
-¿Hay algo más que quieras saber? ¿Algún otro detalle acerca del discurso?
Lo quiero… definitivamente lo quiero… pero no lo veo más que como un amigo….
Algo en mi deseó que Lorien fuese un poquito diferente, pero al instante fue regañado por el sentimiento de que las personas no deben intentar ser cambiadas, a menos que ellas quieran hacerlo.
Mientras esperaba su respuesta, intentaba mirarlo a los ojos, pero algo me hacía desviar su mirada a su collar, y nuevamente a sus ojos, volviendo al collar. No podía sostenerle la mirada, no quería que intuyera lo que pasaba por mi mente…
Vaya situación que se nos armó...
El consejero aun lo miraba con algo de vergüenza ante su comportamiento, pero no terminaba de arrepentirse del todo de lo que habia hecho a su líder espiritual que mas allá de eso descubría que continuaba siendo un elfo. Pero eso ultimo era algo que el consejero no habia empezado a descubrir hoy.
Lorien se dejo abrazar aflojando cualquier tensión en su cuerpo para dejarse llevar por el dulce abrazo de su benévolo líder. “No hay nada que agradecer. Siempre me tendrá a su lado Athair, siempre que lo desees.” Le confeso con cariño y tal vez algo mas, antes que se separaran.
Mientras los pensamientos ocupaban completamente la mente del lider elfo, Lorien se quedo sonriente observándolo o tal vez admirándolo dejando sus pensamientos en blanco algo que se noto cuando el cuervo volo a su hombro y le llamo la atension tomando su collar. “Tranquilo negro.” Le dijo al cuervo.
Ante las palabras de Adanel, negó lentamente con la cabeza tanto a sus primeras palabras como a su pregunta. “No es necesario, seguramente le estaría robando tiempo que necesita para reunir las palabras adecuadas para que nuestra raza este lista para el desafío que nos espera.” Dijo conciliador inclinándose antes de retirarse.
Lo que paso luego fue una gran reunion de todos los habitantes de esa gran ciudad, para averiguar que era lo que deseaba su lider de ellos.
Siempre podes ir a las otras que se estan armando ;)
Lorien se retiró de la habitación, dejando mi mente y mi corazón conflictuados y confundidos. Sin embargo era momento de preparar el discurso que iba a ser dicho, pues Lorien había reunido a los hombres y mujeres de la ciudad en una gran asamblea.
Cuando mi pueblo estuvo reunido fue momento de salir a su encuentro.
Observé los rostros de mis hermanos y hermanas, observándome, esperando escuchar mis palabras.
-Hermanos y Hermanas- Exclamé mientras observaba a mí alrededor –No puedo dejar de observar los rostros de todas las personas que viven al igual que yo en esta ciudad, bajo el bello calor del Padre. Con el amor en nuestros corazones, con el alma bañada en sueños, y sonrisas embebidas en momentos por disfrutar.
Los miro hermanos. Las miro hermanas… Y pienso en todos nosotros… pienso en nuestros corazones… en realidad…-Llevé mi mano derecha abierta hacia el centro de mi pecho- No lo pienso… los siento. A cada uno. A cada uno y a todos nuestros corazones latiendo como uno.
Guardé silencio un instante, mientras mis ojos paseaban entre todos los habitantes.
-Nuestro corazón late como uno. Nuestros sueños. La luz que nos baña al amanecer, y la luna que nos guía en la noche. Somos uno… Lo sé… lo sé cómo solo el verdadero conocimiento es adquirido. Lo sé con el corazón.
Es nuestro Padre. Son los valores que él nos inculcó al momento de darnos nacimiento. Somos sus hijos, nacimos de él, y en nuestro corazón viven todas sus enseñanzas, todos sus sueños. Nuestros sueños, nuestros deseos, nuestro amor, es una luz que brilla en la oscuridad, cada vida, cada luz es única, y brilla con su propia individualidad. Pero todas las luces brillan. Sin importar el color, la forma, o el destello. Todas nuestras luces están hechas para brillar, para que cuando nuestro cuerpo se extinga, la luz que nuestro interior guarda se una con la luz de nuestro padre. Para que pasemos a una unidad aún mayor que cualquiera que pueda darse en esta tierra, pues nos unimos a todas las luces que han brillado, pero esas luces son la fuente de nuestra luz, por lo que debemos mantenerla encendida en esta tierra.
Guardé silencio un segundo. Cerrando los ojos unos instantes.
-No quiero alarmarlos hermanos y hermanas. No puedo negar que el aprecio y el amor que siento por ustedes va más allá de cualquier razón existente. Los amo porque el amor es lo más perfecto con lo que contamos. Los amo porque es el regalo más grande con el que nuestro padre nos dotó… la capacidad de amar…
Busqué los ojos de todos los elfos cercanos a mí. También los que no estaban tan cercanos, e incluso los de aquellos que se encontraban lejos.
-No dudaría un instante en dar mi vida por mantenerlos a salvo- Dije con una sonrisa dulce y melancólica.
-Entregaría mi vida con la mayor de las sonrisas, sabiendo en mi corazón, que a pesar de mi ausencia ustedes se encontrarían a salvo.
Una sensación interna me invadió, dándome el fuerte deseo de llorar. Sin embargo una respiración profunda apartó ese deseo.
-Ciudadanos de Caelum Nouveau… Hermanos… Hermanas… Estoy aquí hoy para pedir a todos aquellos a los cuales su corazón les cuenta sobre su deseo de proteger a sus hermanos. Para pedir a los que aman que se unan en un abrazo fraternal, que se preparen para el crecimiento de nuestra ciudad.
Mucho está pasando en poco tiempo-Les recordé- Hemos derrotado a esos seres que se llevaron a algunos de nuestros hermanos y hermanas-Guardé un instante de silencioso respeto.
-Y hemos encontrado esta nueva raza de seres mitad caballo y mitad elfo. Y no podemos olvidar los Kuvus. ¿Cuantas cosas pasan en las cercanías sin que nosotros podamos saberlo todo?
Guardé silencio un instante.
-Doy mi vida por esta ciudad, pero no porque no disfrute de la vida, sino al contrario, amo tanto la vida, que moriría de ser necesario, para defender vuestra vida hermanos. Pues el amor, el amor a la vida… es un regalo preciado.
Por eso, para defender vuestra vida, la vida de vuestros hermanos y hermanas, y más importante LA VIDA les pido que nos unamos. Nos unamos como la familia que somos. Nos unamos como los hijos de nuestro padre, nos unamos como lo que somos “Hijos de la Vida” y luchemos por defenderla.
Sabía que mis palabras eran controversiales y enaltecedoras, pero debía proteger a mi gente a toda costa.
Hijos e Hijas de La Vida, debemos estar preparados ante cualquiera que quiera dañarla. Por eso les pido, a todos aquellos que sientan el llamado, que se unan a nuestros valientes hermanos y hermanas tomando las armas, y aprendiendo a empuñarlas con el fin más noble: Defender La Vida y la Paz.
Nuestro Padre, nuestros hermanos y hermanas, y nuestros corazones nunca nos abandonarán.
Así que alcense hermanos y hermanas, y preparémonos con una mano en el corazón a defender nuestra patria, nuestros hermanos y hermanas, y sobre todo NUESTROS CORAZONES Y NUESTRA VIDA.
Unámonos todos como Hijos e Hijas de la Vida y el Amor, pues mientras uno de nosotros mantenga en su cuerpo un último aliento, este mundo no estará perdido. Mientras el amor, el respeto, la unidad, la fraternidad, la amistad, la felicidad, la verdad, y LA VIDA, sean nuestra bandera, y nuestros corazones, entonces seremos inmortales. No porque no podamos morir, sino porque nuestros valores nunca podrán ser eliminados.
Alcémonos todos juntos. Pues somos nosotros los hijos e hijas de nuestro padre. Alcense juntos, pues todos somos: HIJOS E HIJAS DE LA VIDA Y EL AMOR- Vociferé con fervor en la voz y en el corazón.
-¿QUIÉN ESTÁ CON NOSOTROS?- Mi puño se alzó en el aire, mientras mi voz se encontraba cargada de emoción y fuerza, y mi corazón estaba guiado por algo más que solo mis sentimientos.
Mientras tu corazón sea guiado por el Padre, jamás serás derrotado, incluso si la muerte te sorprende antes de tiempo, vivirás para siempre en el amor que se encuentra en tu interior, y en el de todos.
¡¡Somos libres, y vamos a mantener esa libertad!!
Frente a él tuvo a los habitantes de aquella ciudad, no a todos porque algunos tenían trabajo fuera de los límites de la ciudad y otros tenían trabajos importantes que no les permitía asistir. Pero los que estaban contentos y animados para escuchar las palabras de Adanel.
Como tantos otros discursos el líder los tenia en su mano, expresando con palabras correctas que llegaban al corazón de los habitantes que lo amaban con una devoción que bien podía estar seguro que no era como lo hacían los centauros a su líder. Es que en parte Adanel elegía un lado mas tierno y cariñoso que ganaba devoción sin necesitar en ningún momento del miedo de los habitantes.
Por eso cuando expresaba esas palabras de sacrificio habia una genuina creencia que era como decía. A pesar que algunos rostros parecían mostrar temor ante el sacrificio de su persona que proponía. Pero sin embargo ninguno de ellos hablo, sintiendo gran curiosidad como el resto hacia donde iba su líder.
Entonces el motivo de la charla se hizo claro a todos los presentes y eso convoco una gran serie de emociones diversas. Sin embargo fue una gran mayoría que repitió con firmeza las palabras de su líder. “SOMOS HIJOS E HIJAS DE LA VIDA Y EL AMOR!!” gritaron tal vez saliéndose un poco de la dogmatica de ellos pero dejando que su emoción surgiera sin tapón. "PADRE ESTA CON NOSOTROS Y TAMBIEN El ATHAIR NA ELVES" Junto a su líder todos alzaron las manos, todos parecían aceptar eso y pronto se veria el aumento en las tropas.
Por su lado Lorein lo veía con una media sonrisa, sonriendo completo cuando noto la mirada de Adanel. Asintio un par de veces antes de retirarse habría trabajo para él inscribiendo a los nuevos reclutas y luego trabajo para Linde entrenándolos.