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Lady Desmera Redwyne viene de Desmera Redwyne: No todas las rosas tienen espinas

Thiago Brandel viene de Thiago Brandel: El viaje comienza

Las puertas de la torre del homenaje se abren y de su interior salen una mujer algo mayor, una muchacha y un gnomo, pro que es la unica explicacion para ello,

Mientras de los caballos, desmontan una muchacha algo mayor que Desmera, un hombre sin armadura y los caballeros. La dama en cuestion es bastante hermosa y va con ropas de hombre, espera a que os acerqueis mientras os observa. Uno de los caballeros hace una reverencia

Mis señores, veniamos desde el sur, cuando estos viajeros se vieron atacados por un grupo de bandidos. Los hemos traido hasta aqui, para que puedan pasar la noche, mañana siguen su camino hacia Desembarco.

Thiago hace una profunda reverencia hacia Desmera y dice: señora, os presento a la dama Ariad de Dorne, a quien tengo el honor de servir, dejando que sea ella quien lleve el peso de la conversación.

Me adelanto un paso y una sonrisa ligera ilumina mi cara.

Así que de Dorne.

Lady Ariad, estamos encantados de recibiros en Altojardín, aunque sea en estas lamentables circunstancias, haremos que los bandidos sean encontrados y reciban su castigo. Soy Lady Desmera Redwyne. Señalo a mi abuela. Ella es Lady Olenna, mi abuela y señora de estas tierras. Hago una breve pausa, y finalmente señalo al Gnomo. Y Lord Tyrion Lannister, que nos está visitando.

Miro al hombre que no lleva armadura, no se ha presentado, lo que suele ser considerado de poca educación, pero no dejo transmitir ningún malestar. Aparto la mirada rápidamente para volver a centarme en la dama, parece que es a quien acompañan.

Haré que os preparen  habitaciones para que os podais asear, después podemos tomar un refrigerio mientras nos contáis qué ha pasado exactamente.

Miro a ser Gregor. Le conozco desde hace años.

Ser Gregor, haced que se ocupen de los caballos.

¿Así está bien, abuela?

Nuestro acompañante es bastante rapido para hablar y luego Thiago es... niego mientras desmonto y hago una leve inclinacion de cabeza.
Mi acompañante y guardaespaldas Thiago Brandel de braavos.
La verdad es que agradezco la invitacion para poder quedarnos Lady Desmera.
Lady Olenna he oido hablar mucho de vos, espero que no os sirva de inconveniente tener a una dama sin ninguna cuna en vuestras estancias y

Me giro y miro al gnomo con una sonrisa en el rostro, no esperaba ver  a nadie tan pronto y menos a él.
Mi señor Lannister os hacia un palmo mas alto o tal vez mas bajo, todas vuestras descripciones son absolutamente contradictorias.
Un honor conoceros, aunque ya conozco a alguien de vuestra familia, un primo vuestro de nombre Tyrek, adorable desde luego en lo que le recuerdo

Vuelvo a dirigir mi mirada a la joven Lady antes de hablar no os preocupeis, dudo que sobrevivan solos y como estaban.
Tal vez podriais acompañarme a adecentarme un poco, no estoy nada presentable para una comida o cena con gente tan noble.

Inclino levemente la cabeza ante la presentación de la dama. Espero mientras saluda a mi abuela y al gnomo. Mientras, observo a sus acompañantes, aunque sin detener mi mirada demasiado en ninguno de ellos.

Cuando se dirige a mí, vuelvo a sonreir, esta vez cálidamente. Enviaremos una patrulla para que recoja los cuerpos. Le hago un gesto con la mano para que entre en la torre. Claro que os acompaño, no pretendo que os perdáis en los pasillos y terminéis en las habitaciones de mi abuelo.

Miro al Lannister y sujetando mi falda le hago una reverencia, sin inclinar mi espalda. Lord Tyrion, quizás luego podamos continuar nuestra agradable conversación.

Mis señoras, dijo Thiago inclinándose ante las damas. Milord, dijo repitiendo la inclinación ante Tyrion.

Miro al guardaespaldas, y algo llega a mi mente, algo de lo que no me he dado cuenta hasta que vuelve a hablar. Lady Ariad ha dicho que proviene de Braavos. Es del otro lado del mar. Muy lejos has viajado, ¿Thiago? Doy un paso hacia él, con curiosidad manifiesta. ¿Cómo es Braavos? He leído que hay una gran estatua que abre paso a la ciudad.

No puedo evitarlo, sólo he podido conocer sitios lejanos por los libros y por el maestre, y ahora, delante mío, hay una persona que ni siquiera es de Poniente.

¿Me lo contarás?

Sonrío, mi rostro se asemeja más al de una chiquilla que al de la dama que instantes antes estaba dando la bienvenida. Me he olvidado de mi abuela, de lord Tyrion, incluso de la dama a la que iba a acomañar a adecentarse.

Doy otro paso acercándome un poco más.

¿Me contarás qué color tiene el cielo allí? ¿Y el mar? ¿Cómo viste la gente? ¿Qué comen? ¿Qué beben? Sonrío, inocentemente. ¿Me contarás por qué te fuiste de allí?

Mientras todas las preguntas salen en torrente de mis labios, sigo acercándome, hasta quedarme a medio metro del guardaespladas, mirándole la cara, esperando respuestas.

¿Por qué alguien de las Ciudades Libres tiene que ganarse el pan haciendo de guardaespaldas?

Muchas preguntas son estas, mi señora, responde Thiago con cierta timidez.

Dadme un poco de tiempo y responderé a vuestra curiosidad en la medida de mis humildes posibilidades, y por supuesto si mi ama lo permite.

Sí os puedo confirmar que el puerto y la ciudad entera están presididos por una enorme estatua, el titán de Braavos, que sirve a la vez de faro, torre de vigilancia y fortaleza.

¿Su ama?

Súbitamente me doy cuenta de lo que estoy haciendo, me he olvidado de mis modales, de todo. La abuela me reprendrá otra vez. Me he olvidado de la dama que está esperando a que la lleve dentro. Me he olvidado de lord Tyrion, que es nuestro invitado. Y puede que mi prometido. Me he olvidado de todas las personas que me están mirando.

Y yo comportándome como una niña.

Me ruborizo, esto es peor que pillarme contemplando al primo Loras mientras entrena con su nueva y flamante espada. Hay invitados. Pero no agacho la cabeza, y no miro de reojo a mi abuela, seguro que está esperando esa mirada. No. Tengo mi orgullo, aunque ella no lo crea. Ni siquiera me permito pensar en mi prima, que seguro está mirando todo desde el torreón y riéndose de mí.

Y con en semblante acalorado vuelvo a hablar, aunque mi tono no trasmite lo que mi cara y mis ojos.

Entonces tomarás el refrigerio con nosotros. No suena a petición, aunque me gustaría que mi tez no estuviera enrojecida. ¿Verdad, lady Ariad?

Thiago vuelve el rostro hacia Ariad en busca de una señal de aquiescencia y, al verla, responde: con gusto, lady Desmera, a la vez que despliega una de sus reverencias.

Hombre de pocas palabras, eso está bien en un guardaespaldas. Cuando viajemos al norte tendré que encontrar uno, los caballeros están bien, pero son demasiado ostentosos para viajar, alguien así puede ser útil, quizás no esté en servicio definitivo con lady Ariad y sólo está contratado hasta Desembarco, tendré que enterarme.

Sonrío internamente al ver cómo su mirada va hacia la dama para buscar su aprobación. Tampoco hubiera aceptado un no por respuesta. Mi rostro empieza a recuperar su tono habitual, aunque mis ojos siguen brillando emocionados.

Entonces arreglado, podrás contarme todo, todo, todo. Incluso mejor que el maestre, seguro, has vivido allí, y no seas tan tímido, no como a nadie, aunque quizás mi abuela si. Esto último lo susurro acercándome un poco más para que no lo escuche nadie más.

Sonrío contenta. Sienta bien tomar decisiones por mí misma. Debería hacerlo más a menudo. Sigo sin mirar a nadie más que al guardaespaldas. Lo hecho, hecho está.

Cita:

No es timidez, mi señora, es simplemente conocer cuál es el lugar de cada uno en el mundo. Yo soy un simple hombre de armas, que por azares del destino se gana la vida como guardaespaldas, y vos sois de noble cuna, responde Thiago con cierta formalidad.

Pero sí debería deciros, prosigue con un punto de ironía, que comerse a la gente es, decididamente, poco civilizado y sería indigno de vos.

Con vuestra venia, la de lady Olenna y la de lord Tyrion, ¿podemos retirarnos?