Partida Rol por web

El coche, a pesar de todo, arranca; aunque probablemente de forma más ruidosa y dificultosa de lo que estás habituado. Aún así y por mucho que pueda incordiarte, parece ser que no hay más remedio que aceptarlo... quizá para mañana tengas el tuyo reparado, o eso esperas.

Odín vuelve a cubrir su lacio cabello y su rostro bajo la sombra de la amplia capucha de su chaqueta, emitiendo también un pequeño gruñido de desagrado por tener que "rebajarse" a esconderse. Quizá por eso le gusta tan poco tener que salir del Refugio, aunque está claro que hasta el día de Halloween estaréis un tanto ocupados por las calles de la ciudad.

El tráfico es tan insoportable como siempre a una hora en la que algunos de los humanos acaban de trabajar o sencillamente deciden salir con sus amigos y compañeros, así que tardáis algo más de lo esperado en llegar hasta las zonas semi-abandonadas del cementerio y el psiquiátrico abandonado St. Charles.

Detienes el coche en la acera cercana, justo antes del despoblado jardín, y ambos apartáis la oxidada verja de entrada que emite un sonoro chirrido a modo de bienvenida. O quizá de alarma para su supuesta única habitante.
El edificio es imponente y sobrecoge por su altura, resulta increíble pensar que hace unos años se necesitaran unas instalaciones tan amplias para los locos... aunque también es cierto que muchas de las enfermedades que no se entendían eran catalogadas de delirios sin más.

-¿Habías estado aquí alguna vez?- pregunta repentinamente Odín, consiguiendo espantar a un cuervo que grazna incómodo y se aleja del árbol raquítico en el que se había acomodado.
-Es fácil perderse pero Luna lo conoce como la palma de su mano... Debemos ser precavidos, sobretodo si se trata de Samara- el nosferatu mira alrededor como si intentara distinguir algo entre la smúltiples sombras, entrecerrando ligeramente sus amarillentos ojos. Tras unos segundos parece darse por satisfecho así que avanza hacia la puerta principal del tétrico y silencioso lugar.

Baal no puede evitar fruncir el ceño ante la perspectiva de tener que conducir la chatarra de Roman a pesar de que ya sabía que ponerse en movimiento significaría eso. Aún así se dirige al coche sin añadir ningún comentario al respecto, si exceptuamos el gruñido de enfado cuando al primer intento de arranque el coche no funciona. Por suerte al segundo sí, y eso satisface, aunque no demasiado, al daeva.

Despues de un largo y desesperante atasco consiguen llegar al siniestro psiquiátrico. A baal no es que le diera miedo ese lugar, simplemente le parecía poco adecuado, sobre todo teniendo en cuenta que él era el primero en despreciar a todos los locos que podía albergar un edificio como ese. Por suerte en este sólo se encontraba una loca...bueno, más bien 2 en una...

-No, nunca había estado en un sitio como este. Digamos que no me atraen demasiado.- Dice mirando atentamente por donde pisa para no mancharse en exceso ni sus zapatos ni sus pantalones.- Pero si he oído hablar de él, y desde luego también de su "propietaria".- Comente en un tono tranquilo y distendido.- En fin, las cosas pueden complicarse si nos topamos con Samara, pero bueno, somos 2. Si quiere devorar nuestras almas tendrá que corrárselo ¿no?- añade en un extraño tono de broma poco habitual en él. Podría decirse que el lugar le infunde...respeto.

Camináis por los pasillos llenos de suciedad y escombros variados con precaución, atentos a vuestro alrededor. Quizá el lugar no os dé miedo en sí mismo, puesto que vosotros mismos sois los "monstruos", sin embargo el hecho de que haya tantos rincones y oscuridad permiten que la pequeñaja, o incluso cualquier otro, pueda asaltaros de entre las sombras en cualquier momento, y eso sí es un peligro real.

-No se lo pondríamos fácil, eso está claro... pero ahora estamos en su territorio así que no te confíes- Odín habla en apenas un susurro, ya que cualquier palabra se propaga con el eco del lugar a modo de aviso para su propietaria.

Cuando ya llegáis al tercer piso, empezáis a encontrar algunos lápices de colores desparramados por el suelo así cómo algún que otro juguete medio roto y antiguo. Algunas paredes están pintadas con dibujos infantiles que en cualquier otro contexto podrían resultar incluso bonitos para un humano normal.

Tras subir al quinto piso, y agradeciendo el no tener que respirar, los dibujos cambian a mensajes de advertencia y amenaza para que no prosigáis vuestro camino, pero evidentemente los ignoráis y empezáis a encontrar manchas resecas de sangre por paredes, techo y suelo con algunos mensajes escritos con ella, probablemente para asustar a los típicos adolescentes idiotas que meten las narices donde no les llaman.

Odín ya empieza a impacientarse y chasquea la lengua con fastidio de vez en cuando, deteniéndose unos segundos a leer cada frase, más por curiosidad que otra cosa.

Baal escuchó el consejo de Odín sin prestarle demasiada atención. Desde luego que ya sabía que no tenían que confiarse, no sólo por estar en el territorio de esa loca, sino también porque ella poseía conocimientos de mágia, y ese era un ámbito que le infondía mucho respeto al daeva, sobre todo porque él no sabía utilizarla...

Avanzaron despacio por el pintoresco manicomio. A medida que se adetraban en sus profundidades las paredes aparecían con extravagantes pintadas que iban acentuando cada vez más su mensaje de advertencia...Baal no pudo evitar sentirse algo identificado por esa niña, pues al parecer a ella también le gustaban los juegos macabros. Aunque esto no llegó a más, pues la faceta de encerrarse en un manicomio a solas sin contacto con el exterior le resultaba totalmente patética...

Entonces de la nada apareció Luna, o más bien, y por desgracia, Samara.
Genial, nos ha tocado la relaciones públicas...era lo que nos faltaba...Bueno tendré que ser más amable y encantador de lo normal...
-Hola a ti también. Ya suponíamos que no aprobarías nuestra visita pero no hemos venido a causarte ningún problema. Sólo estamos aqui buscando algo de información.-dice Baal en su tono característico para conseguir el favor de los demás.

La niña te mira impasible y sin parpadear en absoluto, a fin de cuentas tampoco le es necesario aunque tú sigues haciéndolo de forma inconsciente, o más bien tu cuerpo.
Su intensa mirada azul emite un destello casi hipnotizante, aún sin quitarte la vista de encima. Parece que fuera capaz de leer el interior de tu mente, y de hecho te consta que algunos vástagos poderosos pueden hacerlo y eso no te convendría demasiado...

Al final, y tras unos segundos algo largos, ladea un poco la cabeza frunciendo más el ceño para observar a Odín, el cuál asiente a tus palabras con aparente tranquilidad, sin intención alguna de mostrarse hostil. Por el momento parece ser la mejor opción.
Samara empieza a caminar entonces hacia vuestra posición, ataviada con un desgastado y sucio vestido de color rojizo cuyo color se mezcla con el de las manchas de sangre reseca. Su delgaducho y pálido cuerpo también está surcado por restos de polvo y lo que algún tiempo atrás fueron heridas ya sanadas. En cuanto a sus pies... apenas es posible distinguir los pequeños dedos debido a la suciedad que los cubre dejándolos casi tan negros como el suelo que pisais.

Se detiene frente a ti, apenas a un metro de distancia, y levanta la cabeza para mirarte de forma directa. Realmente es muy pequeña y poca cosa, y todavía más para alguien relativamente corpulento como vosotros.
Tras analizarte de arriba a abajo, empieza a caminar alrededor tuyo con una lentitud y parsimonia casi irritante, echando miradas de soldayo a Odín para controlar que siga en su posición.

El nosferatu hace lo mismo, sin quitarle ojo de encima y dirigiéndote alguna que otra mirada de duda. ¿A qué viene tanta observación? Quizá hacía tiempo que nadie la "visitaba".
-Ya sé quién eres- declara repentinamente Samara cuando ya ha dado toda la vuelta y vuelve a estar frente a ti -Quieres unirte a nosotras porque eres ambicioso. Con nosotras serías mucho más poderoso- parece  muy convencida y de hecho sonríe malévolamente tras su frase.

La niña resultaba estar bastante mal de la cabeza. Sólo era necesario atender a su actitud y movimientos para poder deducirlo. Y por esa razón Baal se sintió identificado con la pequeña Samara. A pesar de esto debía admitir que la mirada de la chica lo ponía bastante nervioso. Era como si le estuviera leyendo el pensamiento, y en el mundo de Baal eso era nefasto. Aún así no se movió un centímetr o ni añadió nada a sus palabras. Era mejor dejarla hacer.

La niña comenzó su extraño...escáner del daeva mientras este simplemente la seguía con la mirada. No tenía muy claro que podía estar evaluando pero él había usado alguna vez esa técnica para intimidar a sus víctimas, y era posible que Samara estuviera haciendo lo mismo. Con este pensamiento en la cabeza permaneció impasible esperando a que la niña por fin se decidiera a decir aglo si es que de verdad iba ha hacerlo...Y lo hizo.

¿Es que acaso puede leer la mente? No es que llevara mucho tiempo planteándome la ide pero desde luego si que estaba pensando en intentar unirme a una alianza realmente poderosa...Interesante niña.

Baal apenas dirige una mirada a Odin para comprobar su reacción y enseguida se centra en la niña. Sonríe y pregunta en un tono demasiado enigmático para poder deducir si habla en serio o no.- ¿Y me me aceptaríais?-

La pequeña ríe maliciosamente tras tu pregunta, divertida y satisfecha a la vez. Por su parte Odín te mira de reojo dubitativo, no demasiado seguro de si es una simple estrategia o si ya de paso vas a provechar la aparente oportunidad, pero por el momento no interrumpe ya que tener a Samara relativamente receptiva es más importante.

-¿Acaso no sabes que somos todas mujeres? Pero claro, hay excepciones...- sus ojos emiten un destello extraño y observa en algún lugar poco preciso tras vosotros. Odín se encarga de comprobar que no haya nada ni nadie ahí dispuesto a lanzarse sobre vosotros pero arruga el ceño volviendo a miraros. Al fin y al cabo la niña probablemente no distinga real de imaginario.
-Puedo intentar que te evalúen... ¡si me atrapas primero!- repentinamente la pequeña empieza a correr a una velocidad insólita e inhumana, al cabo de dos segundos ya la habéis perdido de vista entre los escombros del gran psiquiátrico, pero podéis distinguir su risa infantil propagándose con el eco del lúgubre lugar.

-Maldita sea, ahora quiere jugar- Odín gruñe por lo bajo, frustado y fastidiado -Separémonos y la encontraremos antes- te mira por última vez y finalmente se dirije hacia el lado este del edificio.

Si. Baal sabía que eran todo mujeres. ¿En qué otro lugar se sentiría mejor un hombre?. Bueno, realmente no era un hombre aunque en muchos casos seguía actuando como tal. De todas formas el sexo era lo de menos. Lo importante de esa posible entrada era desde luego el ascenso de poder, la mejora en la protección e incluso el acceso a material y conocimientos mágicos...Y por supuesto Baal era lo suficientemente vanidoso como para considerarse la excepción.

Justo cuando el Daeva se disponía a contestar con alguna de sus frases de confianza la pequeña vampira decide comenzar un estúpido juego. típico de niños...y de locos. Baal no puede evitar resoplar ante la idea de tener que correr por el destartalado edificio buscando a una enana con trastorno de personalidad. Pero parecía que no quedaba más remedio. Lanza una mirada a Odín que demuestra claramente su cabreo ante el jueguecito de la niña y procede a perseguirla como ha dicho Odin.

Tiene cojones la criaja esta...Pero en fin. Supongo que el que algo quiere algo le cuesta...Al fin y al cabo sólo es una niña.

Empiezas pues a atravesar pasillos y salas abandonadas, llenas de polvo y mucha más suciedad de la que te gustaría, por lo que procuras no pasar cerca de ninguna pared ni de ningún mueble, sintiéndote bastante fastidiado e irritado por tener que estar jugando a ese pilla-pilla a oscuras.
De vez en cuando te ves obligado a correr varios metros al distinguir el sonido sordo de unos pasos descalzos, pero siempre acabas perdiendo el rastro.

Al final llegas a subir dos plantas más respecto a la que encontrasteis a Samara, ya llevas cómo media hora dando vueltas por el lugar y empieza a resultar casi desesperante. ¿Quién te dice que esa mocosa no está simplemente riéndose y burlándose de vosotros? Porque en ese caso estaría claro que lo consigue...

Es entonces cuando vuelves a escuchar sus pasos, pero esta evz son claramente distintos y ensgeuida te das cuenta de que es poco probable que se trate de la niña. Sin duda alguna el sonido seco y firme es producido por unos zapatos de tacón y sea quién sea debía estar cerca, quizá en la habitación contigua, porque antes de que puedas acabar de esconderte o salir de la sala en la que te encuentras ella ya ha atravesado el pasillo y llegado hasta tu posición. Bueno, en realidad a avrios metros de distancia.

La imagen de Flora Salieri contrasta drásticamente con el entorno, quizá incluso tanto cómo tú, enfundada en un vestido de noche probablemente de diseñadores exclusivos, o quién sabe si hecho a medida, pero distingues su calidad a leguas, eso se te da bien.
A pesar del polvo en suspensión y demás suciedad del entorno, eso no parece afectar demasiado a la primogénita, que permanece con un aspecto totalmente impoluto y delicado. Pero no, sabes que no debes fiarte de las apariencias, cómo siempre.

-Mi niña es siempre tan eficiente cumpliendo lo que se le pide...- es lo primero que comenta, componiendo entonces una dulce sonrisa que le da un aspecto incluso algo inocente -Me estabas buscando, ¿no es así?- sin perder la sonrisa, se acerca más a ti, con una seguridad en sí misma que llega a tambalear por un instante la tuya.
-Samara me ha contado escuetamente que te sientes interesado por nosotras...- te mira entonces a los ojos por un momento antes de empezar a alisarte con total tranquilidad y confianza el cuello de la americana.

Baal avanzaba por los pasillos intentando alcanzar a la niña cada vez más cabreado por la pérdida de tiempo que suponía esto. Pero parecía una tarea imposible. Cada vez que pensaba que estaba cerca de atraparla, el rastro desaparecía y la niña le daba esquinazo una vez más, aumentando la ira del daeva.
Maldita niñata...Hacernos perder el tiempo de esta manera...Además...¿qué se supone que tengo que hacer al pillarla?...¿gritar "pillada"? ¿o arrancarle las dos piernas para que no vuelva a salir corriendo?...En fin...

Parecía que el juego no iba a terminar nunca, pero entonces la situación dió un giro inesperado. De la nada apareció la primogénita del círculo de la bruja: Flora Salieri. Baal se detuvo en seco al verla aparecer, y su expresión cambió rápidamente. El daeva no pudo evitar pensar el lo hermosa que era esa vampira, y el exquisito gusto que tenía para vestirse. Verla era un espectáculo digno de admiración. Aún así no dijo nada ni se movió de su sitio mientras ella hablaba. Simplemente la dejó hacer lo que quisiera. En otras circustancias podría tomarse lo de la camisa de muy mala manera, pero teniendo en cuenta a quién tenía delante esta vez no podía sentirse ofendido por eso. Baal no debía olvidar que para ella podría ser un simple cordero al que sacrificar.

-Es todo un honor poder verla en persona Flora. Si me permite el atrevimiento, es usted mucho más hermosa de lo que me imaginaba.-no hay nada mejor que empezar con una buena ración de halagos al hablar con alguien de su status, y en cierto modo esta vez no eran mentiras lo que decía.- Y su niña le ha dicho la verdad. Estoy interesado en entrar en su clan. Aunque se de buena tinta que sólo sois mujeres supongo que siempre puede haber excepciones.- No dice nada más. Con eso de momento era suficiente. Ahora tenía que esperar a ver la reacción de la primogénita...

Flora sonríe de forma ladeada cuando emites los halagos. Mejor eso a haberle dicho que vestía horrible pero está claro que eso tampoco la impresiona demasiado así que no debe de ser una mujer que se deje influenciar sólo con palabras... y probablemente por eso ha llegado hasta donde está.
-Tú también eres más... interesante de lo que pensaba- admite cogiendo tu corbata de seda con apenas dos dedos, observándola de cerca y apreciando su calidad -Estaría bien disfrutar de un Hermano con gusto para variar- comenta con cierta sorna antes de soltarla y apartarse de nuevo a una distancia más normal.

-Tienes razón, hay algunas excepciones... Creo que aproximadamente un 5% de las Brujas están compuestas por hombres. Sabrás también que Nyarlathotep se encuentra entre ellos, ¿verdad? Estoy segura de que has oído hablar de él, su fama le precede...- ladea entonces la cabeza mirando más inquisitivamente para seguidamente volver a erguirla -¿Qué crees que puedes aportar a nuestro Círculo que te haga excepcional?- está claro que si de verdad te interesa lo tendrás más difícil que cualquier mujer, y aunque le respondas de forma acertada es poco probable que baste con eso.

Realmente Flora demostraba que era una primogénita. Casi se podría decir que era la versión mejorada de Baal: con clase, con más poder, con un gran carisma, muy hermosa...A cualquiera probablemente le estarían rondando esos pensamientos por la cabeza, pero Baal no era un cualquiera, y lo que realmente pensaba era que habría sido mucho mejor si su sire hubiera sido ella en vez de Rachel...

Entonces llegó la pregunta "clave". Era así de importante porque tenía que responderla correctamente  y aunque así lo hiciera no significaba que lo fueran a admitir.

-Bueno, me desenvuelvo bastante bien de cara al..."público". Creo que podría aportar algo de carisma al Círculo de la bruja, que como bien sabes, y sin ánimo de ofender por supuesto, no goza de demasiada popularidad. Es cierto que tal vez no os interese demasiado ese aspecto, pero yo os aseguro que mejorar la "fachada de la casa" siempre viene bien, aunque en el interior siga siendo la misma. Además de todo eso también soy buen negociador. En resumen creo que os podría servir como relaciones públicas, o como una especie de consejero.-no estaba muy seguro de que eso fuera a interesarle a Flora, o incluso si se lo tomaría mal, pero era lo que realmente podía ofrecer a cambio de entrar, y en este caso era mejor no mentir.

Flora te observa al principio, pero según tus argumentos avanzan se dedica a mirarse el impoluto cabello y toquetearse algún que otro mechón del mismo, dejando claro lo poco que la estás impresionando e interesando, lo cual puede llegar incluso a resultar algo ofensivo.
Cuando finalmente acabas se aparta el pelo hacia atrás con un movimiento de su mano y arquea ambas cejas.

-Vaya... ¿en serio puedes hacer eso? Qué mono...- habla con el mismo tono que emplearía cualquiera hablando del dibujo de un niño: es un espanto pero cómo lo ha hecho un pequeñajo tiene su gracia.
-Vamos cielo, sé que puedes hacerlo mejor, he oído cosas sobre ti... pero supongo que estás algo desorientado. Yo no soy cómo el resto de censuradores imbéciles, no voy a reprimir lo que eres y lo que deseas, precisamente eso es lo que te hace especial para nosotras...- después de todo no parece haberse tomado para nada a mal tu primer intento, pero también está claro que no es lo que buscaba. Sólo hay que verla para entender que ella misma puede ser una estupenda relaciones públicas si se lo propone.

Deshace entonces los pocos metros de distancia que os separan y acaba por colocarse detrás de ti, apoyándose en tu espalda y rodeándote parcialmente con sus pequeños brazos de aspecto delicado, dejando una mano dentro de tu chaqueta.
-Cuéntame la peor atrocidad que hayas cometido, tu mejor obra- esta vez sonríe, aunque probablemente seas incapaz de verla, y te habla susurrándote cerca de la oreja en tono más meloso y sensual. Por "suerte" perdiste las hormonas hace tiempo.

Baal se quedó bloqueado unos momentos ante la respuesta de Flora. Desde luego eso confirmaba que el círculo de la bruja era una pandilla de psicópatas...perfectos para el daeva. Sonrió y comenzó ha hacer memoria. ¿Cual había sido su peor atrocidad? ¿La peor tortura?, ¿Su mejor obra?. En su opinión todavía no la había hecho pero bueno tenía un par de "cuadros" bastante aceptables para el caso.

-Bueno, mi mejor obra, de momento...-comenta impasible ante la actuación de Flora. Probablemente si todavía fuera un humano no podría resistirse a su encanto.-Pues fue con una chica, como no. Era miércoles y como todas las noches, salí a pasarmelo bien, a encandilar una dama, y a darle el honor de servirme de alimento. Pero esta vez la cosa se torció.- comenta si npoder evitar ponerse algo serio, e incluso cabreado.-Conseguí encandilar a mi víctima, y al llegar a casa me dispuse a darle el último placer antes de descender al infierno. Pero entonces la muy zorra pretendía cobrarme. Era un puta, pero de las de verdad.-maldijo bufando.-¿Tengo pinta de necesitar pagar para conseguir a cualquier mujer?. me cabreé tanto que casi le partí el cuello de  un puñetazo. Pero por suerte para mi y desgracia para ella no fue así. La conduje incosciente al sótano, y me preparé para hacerle pasar por mi mejor sesión de tortura. Una de las peores cosas para los humanos es el canibalismo, que alguien les devore los miembros los vuelve prácticamente locos. pero, sinceramente no soy un animal, además eso era poco sutil. Era preferible obligarla a devorarse sus propios miembros.-dijo esta vez sonriendo con malicia mientras recordaba su atrocidad.- Es bastante difícil conseguir eso, por eso tuve que sacar mi querido soplete de precisión. Es como un soplete normal pero con la llama mucho más pequeña y concentrada. Si uno es bueno con su uso se pueden conseguir hasta dibujos en la piel. Y es muy doloroso. hay pocas cosas más dolorosas que las quemaduras. Así que cuando conseguí despertarla le expliqué mi plan. Ella tenía que arrancar y comerse los dedos de su mano derecha, y si flaqueaba en la decisión yo le iba acercando cada vez más el soplete al brazo izquierdo. Fue fascinante ver cómo se arrancaba los dedos a mordiscos, aunque no fué una tarea fácil. Entre los vómitos, el dolor, los desmayos y los lloriqueos tardé nada menos que 3 días en hacerle comerse  todos sus dedos. Incluso tuve que empezar a quemarle parte de la espalda y el pecho porque sospechaba que en el brazo izquierdo ya no tenía sensibilidad. Después de cada "desayuno" le soldaba la herida para que no se desangrase, y creo que eso era lo que más le dolía pues siempre se desmayó. Al final me dió tanto asco que ni me alimenté de ella. Directamente la dejé morir de hambre y de sed. Ya no era consciente ni de dónde estaba. La destrocé física y mentalmente.- al terminar el relato hace el gesto involuntario de respirar profundamente, pues ahora venía la opinión de Flora...

Flora continúa en su posición con total tranquilidad tras comprobar que ni te incomoda ni tampoco te agrada, sencillamente parece resultarte indiferente, al menos en apariencia.
Presta atención a cada uno de los detalles explicados así como a tu expresión facial al hacerlo. Lo que en la mayoría provocaría asco o inclusa ira, en ella sólo consigue dibujar una amplia sonrisa de satisfacción.

-Eso es lo que quería oír- admite al final soltándote ya que está visto que eres uno de esos psicópatas que sólo dedice contactar con alguien para cortarlo en cachitos pequeños. No podía ser perfecto después de todo.
-De momento me estás gustando, podría llegar a darte una oportunidad real de entrar en nuestro Círculo... aunque evidentemente tendrías que superar un par de pruebas más antes de hacerlo- deshace el pequeño camino recorrido anteriormente hasta quedarse en medio de la sala, entonces mira alrededor repetidamente antes de proseguir.

-He oído por ahí que el Príncipe empieza a estar cansado de Nyar... creo que es probable que intenten algo directo contra él esta vez pero se ha ganado el suficiente respeto dentro de mis acólitos como para que pueda otorgarle un favor. Le ayudarás a salir de la ciudad la noche de Halloween. Es la más caótica de todas, quizá consigáis pasar algo desapercibidos... al menos él- se encoge un poco de hombros y aguarda tu respuesta, esta vez con mayor impaciencia, como si repentinamente tuviera prisa.

Al ver la sonrisa de Flora, Baal volvió a su estado de ánimo habitual: total confianza en si mismo. Y las palabras siguientes de la primogénita reforzaron esto. había conseguido agradarle, aunque fuera sólo un poco, e incluso dejó caer su oportunidad de obtener una plaza dentro del círculo, lo cual no era tan fácil. Al parecer por fin empezaba a tener algo de suerte.
Perfecto...Esto no va nada mal...

Pero la cosa no podía terminar ahí y Flora continúa hablando. las siguentes palabras vuelven a complicar, como siempre, el asunto, pero Baal intenta no mostrar alteración alguna aunque no llega a estar seguro de si lo ha conseguido. La primogénita era una vampira muy observadora al parecer. Por un momento al Daeva se le pasa por la cabeza rebelar toda la misión que les habían encomendado a él y a su cuadrilla, pero tiene muy claro si Flora se cabrearía al saber que él era uno de los supuestos ejecutores. Aunque ocultarlo y que después ella lo descubriera podía ser peor. En cualquier caso estaba jugando con fuego y podía quemarse, pero tenía que tomar una decisión. El que algo quiere...

-¿Esa misión es una de las pruebas para entrar?- pregunta para estar seguro de que revelarle la información respecto a su encargo incrementaría realmente sus posibilidades de entrar en la cuadrilla, o por el contrario sólo era un encargo para librarse de él, pues al fin y al cabo era lo que había hehco el príncipe...

-¿Una de las pruebas...? Es LA prueba. Si lo consigues demostrarás de lo que eres capaz y a lo que estás dispuesto por nosotras así que pasarías a formar parte de nuestro Círculo y serías iniciado en todas nuestars costumbres y rituales... Pero piénsalo bien antes de decidirte, no nos gustan los abandonos- al decir esto ladea una sonrisa maliciosa y no te cabe duda de que un desertor o traidor no quedaría impune, algo que ya imaginabas teniendo en cuenta el deleite que le produjo tu detallada y macabra tortura.

Tras eso, empieza a retroceder por la misma puerta que entró, internándose en las sombras del enorme psiquiátrico como ya hizo Samara minutos antes, quedando oculta al cabo de poco aunque puedes distinguir el sonido de sus tacones durante unos segundos más antes de que se extinga también su sonido.

Cuando ya han pasado unos pocos segundos, es Odín el que aparece por otra de las puertas con expresión de cierto enfado.
-¿La has encontrado? Es más escurridiza de lo que creía, quizá no podamos encontrarla hasta que no sea Luna- admite con un leve gruñido, realmente frustrado por el hecho.

Las últimas palabras de Flora habían dejado las cosas claras. O colaboraba con ellas o sería carne de cañón. Ahora si que no tenía más opciones, aunque a decir verdad la situación podía beneficiarle del todo. Si lo conseguía entraría en el círculo de la bruja, y con algo de suerte sus queridos compañeros de cuadrilla se quitarían del medio por unas razones u otras, lo que dejaría un bonito refugio para él sólo. Al menos hasta que puediera encontrar uno mejor posicionado y de calidad mayor. Pero bueno, todavía era pronto para emocionarse.

Antes de que pudiera darse media vuelta para buscar a odín él  lo ya estaba detrás suya. Baal no podía evitar pensar que había estado a punto de pillarlos en plena conversación, e incluso se planteaba la duda de si podría haber escuchado algo, pero por otra parte no creía que Flora fuera tan ingenua como para dejar espiarse sin más.

-Si, yo estoy igual. No hay manera de alcanzar a esa pequeñaja.- responde con su media sonrisa aunque también con cierto cansancio fingido.- La verdad es que empiezo a estar harto de buscarla por su territorio, y vistos los progresos no creo que la alcancemos. Será mejor volver al refugio. Con suerte los demás habrán conseguido algo que pueda ayudarnos.- termina sacudiéndose un poco el abrigo mientras espera a que Odin inicie la marcha.