Partida Rol por web

-Buen trabajo, Karajcik -contestó la sororita por el intercomunicador- vamos de camino.

Sin tantos nervios pero sin bajar el ritmo, la sororita buscó ese maldito callejón. Odiaba las colmenas y se orientaba fatal en ellas, así que intentó que no se notara mucho y señaló a los arbitres.

-Callejón 14H27, llévennos ahí lo más rápido posible.

Después de correr durante esos instantes de incertidumbre por fin escuchamos la voz de Nero a través del comunicador, -Mensaje recibido Nero, estamos llegando a tu situación, corto y cambio., un gran alivio me invade, a fin de cuentas lo había perdido en la carrera, dejándolo solo ante lo que pudiera encontrarse, si le hubiera pasado algo hubiese sido por mi torpeza, y aquello no era algo propio en mi, por suerte esta vez no había ocurrido nada que pudiéramos lamentar..., aun así no bajo la guardia por lo que pudiéramos encontrarnos...

Tras la orden de Isolda, los arbitradores hicieron una breve consulta por radio solo para confirmar que estaban en la dirección correcta, el código marcaba un bloque de habitáculos a un par de intersecciones de donde se encontraban. No tardaron más de un minuto en llegar allí, y para entonces, Nero ya tenía al tipo del sombrero de ala ancha encañonado, de rodillas en el suelo y con las manos detrás de la cabeza, aunque aquello no le había impedido seguir hablando con la furia y el vocabulario de un tabernero de la peor calaña.

- ¡Púdrase usted y su custodia, mono con uniforme de gatillo fácil! ¡Ni siquiera sabe a santo de qué me detiene, mastuerzo! ¡Tiene menos luces que números hay en esa placa suya!... - y más frases por el estilo salían de su boca, casi escupiendo cada palabra, mientras era detenido.

El ruido había atraído algunas miradas curiosas de las ventanas, pero todos los habitantes de aquella zona tenían cuidado de no asomarse más de lo necesario. Tan solo pequeños destellos de ojos en las rendijas oscuras de los edificios permitían saber que aquella escena no estaba siendo precisamente privada.

Isolda llegó a su destino bastante preocupada porque ella misma se vio en una situación en solitario hacía ya lo que parecía una eternidad y no había salido nada bien parada; pero Nero había reducido y tenía encañonado al hombre de sombrero de ala ancha ante él.

-Buen trabajo -dijo la sororita mientras que se acercaba con paso tranquilo y recuperaba la respiración tras la carrera que acababa de echar. Sopesó la situación y se le ocurrió sacar provecho de que Nero parecía uno más de esos arbitradores, así que podía actuar como si estuvieran bajo su mando.

-Señor, solo se lo voy a decir una vez -se dirigió hacia el hombre retenido- no es está bajo la supervisión de los arbitres, sino que es un prisionero de la Inquisición Imperial -se acercó para que se fijara bien en los tatuajes de la flor de lys que tenía delante- así que deje de decir improperios y díganos qué hacía observando la escena del crimen desde esa azotea -guardó el laser de duelo, pero dejó fuera la pistola bolter sacristana mientras que parecía sopesar si apuntar con el arma al individuo o guardarla de nuevo.

Por fin habíamos llegado hasta donde estaba nuestro compañero, no dejo de respirar tranquila al ver que estaba bien y que tenia la situación controlada, miro de reojo a aquel hombre arrodillado que no paraba de soltar sandeces por su boca, de buena gana le hubiera dado una patada en la boca para callarlo y que entendiera quien mandaba allí, pero estando allí los arbitradores eso era cosa suya, intento coger un punto estratégico para controlar el perímetro por si aquel hombre tuviera algún cómplice que nos pudiera estar espiando o aun peor, apuntándonos con algún arma...

Nero le hizo un gesto a Isolda y Gianna, para que encañonaran a aquel individuo, mientras estaba de espaldas y no podía ver. Nero sacó uno de sus grilletes y se acercó al tipo, con intención de apresarle, evitando la línea de tiro de la sororita y la guardia imperial.

-Baje las manos lentamente, por detrás de la espalda, vamos a proceder a su detención, cualquier intento de fuga o agresión contra los agentes de la inquisición, será considerada de pena capital, y por lo tanto, usaremos fuerza letal sin dudarlo-

Comenzó a engrilletarlo.

-Según la ley imperial, desde este momento no tiene derecho alguno, tan solo la obligación de cooperar hasta que la investigación de los ordos finalice-

Nero continuaba con el trabajo de poner los grilletes al prisionero mientras sus compañeras acólitos se acercaban. El hombre no puso resistencia, pero continuó hablando de una forma igualmente molesta. - ¡Deje de repetirse, alcornoque! Y no hable como si no hubiera intentado matarme hace un momento. - La revelación de la Sororitas llegó momentos después, y aquello sí que calló al hombre del sombrero, que por un momento quedó cómicamente paralizado. Las amenazas en nombre de la inquisición no se hacían en balde, todos sabían que cualquier iluso que intentase hacerse pasar falsamente por un agente se vería perseguido por la inquisición real, tan rápidamente que ni les vería venir. Aquél hombre no fue el único sorprendido; se escucharon no menos de un par de fuertes golpes al cerrarse algunas de las portezuelas que cerraban las ventanas de los edificios cercanos, que los arbitradores se quedaron mirando como dudando de si debían hacer algo al respecto, pero no hubo ningún otro movimiento en los alrededores que pudiese significar una amenaza

Finalmente el prisionero recuperó algo de compostura para responder, bastante nervioso y menos envalentonado que antes, con un aire incluso un poco confundido. - No... no era la escena lo que observaba... Me pidieron vigilar al equipo especial que había llegado para apoyar al Adeptus Arbites en su investigación... para vigilarles a ustedes -

En el momento en que escuchó las portezuelas de las ventanas cerrarse de golpe, Isolda cerró los ojos con fuerza y se maldijo por dentro por haber sido tan directa. Al menos Nero, con su equipo de arbitres, pasaba desapercibido como uno más y con suerte pensarían que solo eran Isolda y Gianna. Ellas se llevarían la atención y, si todo iba bien, Arcturus y Vipus podrían realizar la investigación de forma más tranquila y discreta.

Isolda sonrió ligeramente a las palabras del hombre del sombrero.

-Mejor aún -hizo un gesto cuando Nero terminó de esposarlo- nos lo llevamos para interrogarle. Quiero una protección total de este individuo, ya nos hemos topado con tiradores y no quiero que ninguno lo mate para que no hable -lanzó una mirada al prisionero- recogemos los dos cuerpos de las distintas escenas y volvemos -miró a Gianna- ¿o tienes alguna otra idea?.

Tenía que hacer como si Nero fuera uno más y, por eso, no podía prestarle más atención que a los otros dos, que era como si fueran vigas o puertas en ese momento para ella; pero aprovechó para lanzar un último vistazo a la zona, solo por si acaso.

Nero, una vez engrilletado aquel hombre, cogió su fusil de asalto, si habían enviado a este tipo para vigilarles, quería decir que la información se había filtrado como el agua por una tubería grande. Le dio un culatazo con su arma en la espalda del individuo.

-Ya has escuchado a la jefa, espabila y anda- Volvió a menearlo con la culata del fusil. 

A espaldas del tipo sin que pudiera verle, asintió a Isolda. El proceder era el más correcto, aunque lo que primaba ahora era la seguridad del individuo. 

-Y vosotros, llamad ya al transporte, no podemos hacer esperar más a los ordos, ¡Venga, rápido!-

Todo ocurrió muy deprisa, en cuanto Isolda nombro la inquisición varias ventanas se cerraron de golpe, aquello no me gustaba, si había alguien mas controlando nuestros pasos le acabamos de dar una información muy importante, aunque aquello no era el mayor problema, como Isolda había dicho teníamos que sacar de allí al prisionero, su vida era de máxima importancia ahora, ya tendríamos tiempo de interrogarlo cuando estuviéramos en un sitio seguro, - No, cuanto antes regresemos mejor, en el cuartel ya tendremos tiempo de interrogar a este patán.
En ningún momento dejo de vigilar nuestro entorno en busca de algún peligro.

Los arbitradores se pusieron firmes y obedecieron las órdenes de inmediato. En menos de un minuto llegó el transporte de los arbitradores preparado para irse, y con ellos todos los escuadrones restantes; después de la revisión del escenario del crimen por parte de los acólitos ya habían terminado allí.

No hubo incidentes relevantes en la salida del distrito V, aunque los acólitos aún conservaban aquella sensación de estar siendo observados desde los huecos de las ventanas. El prisionero permaneció en silencio, y los transportes de los arbitradores pronto alcanzaron a los vehículos que habían salido pocos minutos antes que ellos hacia la Insensatez de Haarlock. No lo parecía, pero la investigación había durado poco menos de un par de horas en total, más el tiempo de ida y de vuelta.

Envueltos por la incesante lluvia, el equipo llegó a las puertas de la torre un rato después, acompañados por un gran anuncio de megafonía anunciando el regreso de los escuadrones...