Partida Rol por web

Un suspiro que sonó más a bufido se le escapó mirando al techo. Encima le había quitado dos de las tres frases que solía usar en aquellos momentos. Y para variar no usó la tercera porque no iba a servir nada más que para que empezaran otra vez el cruce de acusaciones. Así que simplemente calló, que tampoco iba a ser un remedio por lo que buscó algo que decir —Ok, lo dejo ¿Vale? Pero... prepárame una cena... quiero que cocines para mí. Con velas y cosas de esas... como cuando me conquistaste, quiero que me prepares y te curres estos años de ausencia. Que empecemos de nuevo.... Y quiero algodón de azúcar. Y que me enseñes lugares de Nueva York donde no hayamos estado nunca...

Sus susurros me daban ganas de acercarme a sus labios, sentir su aliento y besarla y sin embargo me quede allí tumbado de lado, mirándola y solo acerté a decirle —Sé que vas a estar... pero ahora yo tengo que cerrar cosas ¿Sabes? Recuerdas las dos semanas desde que te vi en la piscina hasta que me invitaste a ver la peli. Dos semanas. Solo te pido eso. Pero puedes invitarme a tarta de chocolate antes...

Tenía ganas de apartar mi mano, pero mi mano se negaba a apartarse. Sonreía plácidamente, la calma después de la tormenta se reflejaba en mis ojos, y en los de ellas que se volvían de un azul intenso —¿Enamoradizo? Al contrario... yo solo me enamoré de ti. Todo lo demás no eran más que flirteos que no fueron más allá. —le cogí la mano y le di vueltas a su anillo —eres la única...

La pregunta hizo que dejara el anillo y la volviera a mirar suspirando —Ahora... dos semanas...

Al escuchar lo de prepararle una cena fruncí el ceño extrañada pero ya lo que siguió hizo que mi ceja se fuera elevando más y más - ¿No te estas confundiendo de ex novia? No recuerdo haberte conquistado nunca con velas, y menos aún cocinado - Más de una década juntos y creo que me sobraban dedos de una mano para contar las veces que yo había cocinado algo para el sin contar sándwiches o tostadas…

Habia algo que sin duda no estaba entendiendo o me estaba perdiendo - ¿Y porque yo tengo que conquistarte? - Pregunté sin más, no en mal tono, más bien en tono confuso. Si tenía que poner requisitos y ser conquistado quizás no quería estar realmente juntos de nuevo, aunque en realidad yo no lo sabía tampoco, no porque no lo quisiera, porque siempre lo iba a querer, más bien porque no sabía que iba a pasar y… yo me sentía como en un segundo plano de mi vida incluso. Hacía cinco años que había dejado de sentirme cómoda en ningún lugar, había dejado de tener casa, de hacer una vida normal y ahora estaba completamente fuera de lugar con todo al volver a esa normalidad.

Y pase de la ceja elevada a fruncir el ceño de nuevo - ¿Que tienes que cerrar? - Y la pregunta salió antes de siquiera pensar que todas las respuestas que podía dar no iban a gustarme, pero salió, la pregunta salió y mis ojos se clavaron en los suyos. - Rick… se que tienes mucho que asumir y yo me siento más perdida ahora que cuando me fui de esta ciudad para ir a la universidad en el otro lado del país… quizás no te lleguen dos semanas - Y quizás a mi tampoco.

El ceño fruncido desapareció y una vez más apreté los labios apartando la mirada algo avergonzada, daba igual que pasaran diez o veinte años que no podría jamás dejar de sentir vergüenza cuando me decía algo así - No me lo he quitado nunca…Susurre humedeciendome los labios, porque si, era gilipollas y no me lo quitaba ni para ducharme.

—Por eso me encantaría que lo hicieras — dijo sonriente. Cocinar siempre había sido aquello que había conquistado a Adrien y siempre le había insistido infructuosamente en que de vez en cuando lo hiciera ella. Sabía que era un esfuerzo por su parte, pero tbien estaba convencido de que si lo hacía quedaría embobado ante ella.

Pero Adrien no parecía querer entrar en el juego que le estaba proponiendo y se resistía —Siempre me has dicho que yo había puesto más que tú por la relación. Que yo te espere, que yo me vine a New York por ti, que yo siempre te cuidaba, que yo te propuse vivir juntos... Sólo me gustaría ver qué tú tambien haces lo mismo. Una pequeña.compesación por el tiempo que has estado fuera ¿Te parece?

Y de cualquier manera no pude evitar que se.molestara por ser sincero, pero después de todo aquello necesitaba reordenar mi vida y hablar con los implicados. No podía tomar decisiones sin contar con Theo o con Ágata —Me bastan dos semanas...

Ella me las había pedido a mí cuando empezamos. Necesitaba esa tregua, necesitaba sentir de nuevo que todo empezaba a ir bien que no se volvería a ir y que lo nuestro iba a volver a ser una pareja y no dos piedras que chocaban cada cierto tiempo. Miré el anillo, luego la miré a sus ojos —Tuve momentos que pensé que habías tratado de reírte de mí cuando consentiste casarte... Pero tengo muy claro que no volvería a hacerlo con nadie más...

Lo mire mal, pero no mal de verdad, si no de esa forma en la que terminaba poniendo los ojos en blanco y suspirando. Él sabía de sobra que no me gustaba nada cocinar y habiendo vivido una década con él cocinando para mi y después casi cinco años comiendo en hoteles o restaurantes, pues no es que mi cocina hubiera mejorado ni mis ganas de cocinar.

- Ya veremos lo que te mereces - Le dije sin llegar a confirmar nada porque a saber como estaba la cosa en unos días y siendo sinceros de lo que tenía ganas era de empacharme con su comida deliciosa no de cocinar yo mierda.

Claro que su siguiente alegato hizo que me encogiera un poco más en la cama incómoda porque en eso tenía razón, Rick siempre lo había dado todo sin dudas, Rick lo había empezado todo, había hecho todo lo que decía y más, incluso pedirme que me casara con el… pero como ambos sabíamos, no era de lo quedarme sin replicar - Pierde la gracia si lo pides, suena como una obligación, ya queria recuperar el tiempo perdido - Sin exigencias que me hicieran sentir rara o culpable, como si tuviera que pedir perdón cuando no creía que fuera así.

- Qué pidas dos semanas no responde mi pregunta - Y parece que se olvidaba que a mi no me colaba esas desviaciones o evasiones. Si pretendía que algo volviera a empezar lo mejor era dejar todo claro.

Suspire y sonreí perdiéndome en sus preciosos ojos verdes cuando me miro directamente - La peor idea del mundo, casarnos sabiendo que me iba y que no podríamos tener familia, pero no me arrepentí ni un solo día - Porque era así, había sido la mayor estupidez que habíamos hecho en todos estos años, pero no me arrepentía en absoluto - ¿Tu te arrepentiste alguna vez?

La miré poniendo ojitos de cordero degollado y dije con cierta melancolía —Si es por merecerme igual no merezco nada, solo te expreso lo que me gustaría. 

Su cuerpo parecía decir una cosa pero su voz seguía replicando incansable cosas que me resultaban de lo más desagradable —¿Obligarte yo? ¡Venga ya! Nunca has tenido que pedirme comida y siempre has probado todos mis experimentos culinarios pero... ¿Qué hay de mí? Si no lo pido es algo que nunca harás...

Su pregunta resultaba irritable, sobre todo cuando la que había estado ocultando información había sido ella. Pero a mí en realidad me quemaba más ocultar cosas. No se me daba tan jodidamente bien como a ella no obstante dejé claro —Ok, pero no más sorpresas, nada de ocultar cosas —dije soltando aire por la boca como si me hubiera deshecho de un gran peso —Pues de que va a tratarse. De Theo, de Ágata, de tu vuelta. No tengo una relación con ellos pero... quiero hablar de esto con ellos. Saber que piensan al respecto. Theo es mi compañero de piso, no quiero darle una patada porque tu hayas vuelto cinco años después a mi vida. Creo que es algo razonable ¿No?

Cuando su mirada se volvía directa mis ojos se quedaban encandilados en sus preciosos ojitos azules y curiosos. Acerqué mi cara un poco a la de ella pero evité mirar a sus labios o de otra forma me habría lanzado a ellos —No. No me arrepentí nunca, pero sí que me lo he quitado y ocultado el tatuaje para no tener que andar dando explicaciones a nadie...

Odiaba a Rick tanto como lo quería, porque aquella maldita mirada de corderillo me daban ganas de comermelo entero al momento, de cogerlo y no soltarlo, odiaba lo que me hacia sentir, como me hacia sentir a pesar de los años, la distancia y todo lo que había ocurrido.

Y a pesar de sacarme de mis casillas, como con la siguiente frase que soltó - Nunca pensémoslas que hubieras perdido la esperanza de que te demostrara a mi manera que te quería - Le dije suspirando y chasqueando la lengua - No, yo no cocinaba cenas con velas, pero pensaba que el resto de cosas que hacia contaban igual - Pues en la segunda cita que habíamos tenido ya había empezado a dejar claro como mostraba mis sentimientos, y en todos los años posteriores creía que era igual. Yo no cocinaba ni era la romántica de la relación, pero siempre le dejaba mensajes, lo iba a buscar, preparaba escapadas, salidas improvisadas a la playa, viajes o citas en el autocine...

Desde que había llegado había una sensación que no me quitaba de encima y no pude contenerla mas dentro - ¿Rick estas seguro de que quieres estar conmigo? No quiero que confundas rutina o costumbre con lo que de verdad desees - Me humedece los labios - Siempre había pensado que tu eras el pilar de la relación, el que lo había dado todo, el que cada vez que yo levantaba una barrera la tiraba abajo y hacia que me enamorara un poco mas cada día cuando pensaba que era imposible hacerlo aun mas de lo que lo hacia - Me mordí el labio apartando la mirada - ​​​​​​​Pero aun con eso... creía que tu... - No sabia bien como decirlo - ​​​​​​​Que tu eras feliz y sabias cuanto te quería a pesar de ser un desastre mostrando mis sentimientos o careciendo de romanticismo alguno, que te gustaba asi, pero hoy... hoy es la primera vez en quince años que siento que realmente no eras todo lo feliz que deberías, te quejas de tener que seguirme, de las cosas que no hacia, de... no se... quizás... quizás yo no sea la persona que quieras ahora a tu lado - Pero la que creía que si porque era lo que siempre había conocido, quizás el tiempo había cambiado sus necesidades y deseos y yo ya no encajara en ellos.

- Puedo entender que quieras hablar con Theo si en algún momento dejas de vivir con el o yo empiezo a ir a vuestra casa, pero el resto no lo entiendo, lo siento - Pero era asi y siempre había sido sincera en eso - ​​​​​​​La relación es nuestra y su opinión no debería importar, y si les debes alguna explicación es porque quizás si tienes una relación con ellos que quizás ni tu quieras admitirte - Porque una cosa era hablar de todo esto con unos amigos, yo tenia claro que hablaría de ello con Ágata, pero hablaría con ella como mi amiga no como si necesitara su permiso.

En cuanto se acerco moví mi rostro para apoyar mi frente en la suya notando un pinchazo en el vientre - Entiendo... - Es lo máximo que pude decir, no me gustaba ni creía que debiera explicaciones a nadie, pero entendía lo que había dicho aun no lo compartiera.

—No he perdido ni una pizca de esperanza —dije casi indignado —¿Si no por qué te crees que estoy ahora mismo aquí? —aunque la pregunta era mucho más que todo eso ¿Porque estaba allí con el anillo? ¿Por qué la había vesado en la puerta? ¿Por qué había vuelto a girar toda mi cabeza cuando ya había creído salir de aquel bucle? Pero lo había dicho como una forma de empezar de cero, una vuelta de tuerxa a nuestros orígenes. En el fondo no le demandaba nada —Olvídalo, se lo que has hecho por mí, solo trataba de ver las cosas de otra forma... ¿Qué te gustaría que hiciera por ti?

Su discurso honesto me hizo temblar las piernas. Nunca me había visto tan importante en todo esto hasta escuchar aquellas frases que decía de mí. Un nudo de responsabilidad se me formó en la boca del estómago —Lo fuí. Siempre. A tu lado. Nunca dudé. pero ahora soy un pilar herido, he perdido la confianza y necesito focalizarme otra vez en lo que fuimos... yo... te sigo queriendo a mi lado. 

Me sentía un poco como si quisiera que el colchón me engullera y me transportara a un pasado donde nada de esto había pasado aún. Quizás un pasado donde Adrien me confesaba esto pero aún no se había marchado. Mi cabeza barajaba los cambios que se habrían generado entonces, en aquel preciso momento donde yo le pedía matrimonio como una forma de dejar escapar aquella felicidad —No le debo explicaciones a nadie... quizás debo lavar y coser mis propias heridas para evitar que te salpiquen ¿No crees?

En la cercanía que habíamos compartido olí su aliento mientras emitía aquel susurro y me hice un ovillito contra ella recordando las tardes de domingo hechos un auténtico nudo en el sofá mientras hacíamos por ver la tele sabiendo que realmente lo que hacíamos era cosernos a la piel del otro para sentirnos un poquito más completos, menos solos. Ahora necesitaba sentir eso. Empezar a recordar como mis partes del cuerpo se volvían anexos de las suyas y no nos debíamos explicaciones.

Lo mire apretando los labios y negando con la cabeza - No quiero que hagas nada por mi, solo quiero que seas tu y que te cuides, nada mas - Que dejara de meterse mierda y volviera a ser el soplo de vida que me faltaba desde hace tiempo, porque eso era Rick para mi con su caos absoluto, era un subidón constante ya fuera para bien o para mal, era predecible en algunas cosas y a la vez completamente inesperado en otras, con el jamas te aburrías y siempre me sentía viva.

Aunque escucharlo decir que había sido feliz y que no dudo nunca me alivio no pude evitar morderme el labio - Yo no quiero enfocarnos en lo que fuimos, quiero descubrir que seremos, ya no somos las mismas personas que hace años y nuestra vida ha cambiado muchísimo en este tiempo, quizás ya no tengamos las mismas manías o costumbres, quizás tus platos favoritos ya no sean los mismo o mil cosas mas, yo... solo quiero poder despertarme de nuevo contigo - Cada día, igual que irme a dormir con el o esperar sus mensajes absurdos o su cara de refunfuño al verme comer oreos.

- Nunca me ha preocupado que me salpicara - Lo que si me preocupara es que ya no quisiera compartir conmigo esas heridas o problemas.

Y antes de darme cuenta ya estábamos acurrucados el uno contra el otro y estaba hundiendo mi rostro en su cuello, respirando aquel olor que era como estar en casa para mi, ese olor que me relajaba y excitaba por igual. - Te echo de menos... - No dije te echaba en pasado, lo dije en presente, porque seguía añorando, añorando sentirme suya y sentirlo mio.

Asentí con la cabeza dando la razón a sus palabras intentando salir de aquel bucle que nos había llevado a dejarlo después de una toda una década de felicidad. Una década que había dado paso a un lustro lleno de mierda y desesperanza que solo se cortaba en aquellos pequeños intersticios en que volvíamos a coincidir y tratábamos de que el sexo desesperado taponara un poco aquella ausencia que al menos yo no sabía rellenar con otras cosas que no fueran tan perniciosas para mí mismo.

Era eso mismo que decía lo único que podía volvernos a encauzar en un camino juntos, pero por muy diferentes que nos hubiéramos vuelto todo lo anterior seguía estando ahí, girando sobre nosotros como la noria donde por primera vez le pedí ir juntos al baile —Siempre nos quedará el sushi, una tarta de chocolate y un atardecer con los pies enterrados en la arena... hay cosas que nunca van a cambiar y en las que siempre fuimos felices.

Despertar juntos con el deseo de lo primero que rozara mis labios fueran los suyos en un tornado de sudor y sábanas sin la prisa constante y el hachazo del despertador marcando el siguiente vuelo, otra vez la ausencia. Pero las manchas seguían estando ahí y ella no quería que me hiciera cargo de ellas solo. La miré con determinación a los ojos —No puedes pedirme eso... No después de haber estado cinco años sin poder contarme algo que necesitabas gestionar tú sola. Yo también necesito deshacer algunos nudos, volver a encontrarme y poder entregarme sin esas cicatrices.

¿Pero cómo podía negarme a su contacto? Allí los dos hechos de nuevo un barullo. Su cabeza sumergida en mi cuello, mi mano acariciando su espalda y mi cuerpo entero a flor de piel. Aquellas palabras susurradas me retorcieron por dentro, tanto que me dobló el cuerpo en dos y me abracé a ella haciéndome una bolita. Para volver necesitaba desintoxicarme de la vida que no había elegido para volver a lo que deseaba y añoraba a partes iguales. Le pasé el dorso de la mano por la mejilla y dibujé un pucherito —Voy a estar aquí... y te prometo que voy a volver en cuanto mi vida deje de girar como un tornado porque yo también te echo de menos.

Aunque mis palabras eran sinceras no podía evitar sentir un nudo en el estómago y las manos temblando bajo las caricias que le prodigaba. El sexo, que siempre había sido la excusa para vernos había pasado, en aquel momento, a algo más íntimo que no tenía que ver con nuestras necesidades de no perder la llama que siempre habíamos sentido ardiendo en nuestros encuentros. El abrazo era sin duda en esta ocasión la forma de sanar todo aquel intoxicante periodo de encuentros y desencuentros.

Sonreí con ternura y comencémoslos a rozar mi nariz con la suya de forma mimosa, adoraba poder ver asi de cerca sus preciosos ojos verdes, sentí su olor único tan fuerte por la cercanía - Eso nunca cambiara - Le confirme, pues sin duda las noches en la playa con sushi y tarta de chocolate eran algo que siempre me hacia feliz, algo que siempre seria nuestro, con lo que todo empezó y siguió manteniendose durante años.

Y llego el golpe bajo.

Pues no sabia que eran esas heridas o cicatrices de las que hablaba, pero no creía que tuvieran que ver con mi silencio, pero tampoco podía obligarlo a nada - Esta bien - Dije simplemente, pues mi silencio había sido para digerir algo difícil, pero su silencio sonaba a que yo había hecho algo malo y tenia que perdonarme o algo por el estilo.

Las siguiente palabras mi hicieron un nudo en el estomago y apretémoslas los labios bajando la mirada - Esta bien... - Dije de nuevo esta vez en un susurro, no, sin duda no me había imaginado que mi regreso me hacia sentir asi, había imaginado muchas cosas, algunas felices, otras tristes, pero ahora mismo lo que me sentía era impotente y decepcionada, no con el, si no conmigo.

El roce de su nariz sobre la mía despertó escalofríos en toda la piel. Si tan solo ella supiera lo que me hacía sentir no hubiera dudado tanto en contárnelo. Al fin y al cabo ¿Qué era una relación sino tener la confianza de compartir aquel tipo de mal tragos de la vida? Le lancé un beso, un inocente besito en la comisura de los labios, un simple roce que demostrara mi cariño sin entrar en la vorágine del sexo que nos había mantenido como simples zombies demandantes de cariño todos estos años atrás.

Diez años, en los que todo mi mundo estuvo ordenado. Mi trabajo, mi vida en New York, mis amigos, encima tenía la suerte de tener a Ágata lo suficientemente cerca para vernos de vez en cuando y mi pareja, aunque en secreto fuera mi esposa. A partir de entonces todo empezó a ir mal, Adrien se fue. Yo empecé a desordenar mi vida con un mal viento sin control para peinar poniendo un poco cabeza arriba la vida de otros. Pero así era la vida, solo podías jugar hacia adelante sin posibilidad de congelar los momentos más importantes. Agradecí con una caricia la aceptación de lo que le pedía aunque su tono sonaba frío y quizás triste —Adrien,  no voy a alejarme de ti...

Y aunque ambos estuviéramos allí abrazados, hechos un ovillo el uno contra el otro, puede que fuera uno de los momentos más aciagos de los que habíamos vivido. Desorientados, quizás un poco desvalidos y la incertidumbre del futuro. Sabía que no podía hacerle eso a Adrien, que no era una bonita carta de bienvenida pero... Estaba en el epicentro de mi propio huracán.

El beso en la comisura de los labios me pareció crueldad absoluta, porque ambos sabíamos que queríamos mucho mas que eso, pero no dije nada y solo intente relajarme y que mi corazón dejara de latir desbocado por algo tan simple como eso, por un sencillo casi beso.

- Lo se, tranquilo, te daré el espacio que me pides... - Y en realidad puede que yo tambien lo necesitara, porque todo el tema del regreso me estaba sobrepasando y en un par de semanas tenia que empezar en el nuevo puesto, habiendo puesto algo de orden, tener donde vivir, volver acostumbrarme a la ciudad, a tener a misa amigos cerca, a Rick... Dejar atrás el salir hacia el aeropuerto al cabo de unos dias.

Sin decir nada mas me termine acurrucando prácticamente sobre el con mi rostro hundido en su cuello, tirando de las sabanas para cubrirnos un poco y cerrando los ojos, no sabia si quería dormir o solo descansar, porque todo aquel inicio de mañana me había dejado mas agotada que cuando me había ido a dormir.