7 de noviembre de 2022, por la mañana.
Piso de Rick, NY
Fui mas que consciente de cuando Rick se fue, es lo que tenia haber pasado tantos años durmiendo sola, que ahora notaba cualquier movimiento en la cama, lo que realmente sabia que era una costumbre porque los diez años que pasamos juntos jamas me enteraba cuando se iba, pues lo que me hacia dormir raro es que faltara el en la cama.
Abrí los ojos y me estire mirando la habitación, remolonee un poco pero al final las ganas de ir al baño y la necesidad de café ganaron.
Salí de la cama y cogí una camiseta de Rick poniéndomela, seguían quedándome como un vestido corto. Ya asi salí de la habitación para ir al baño y tras lavarme la cara tambien para espabilar fui a la cocina empezando a investigar los muebles en busca de cafeína, cuando di con ella puse hacer café sentándome en la encimera a esperar con una taza en la mano.
Una masa amorfa se removió en el sofá. Segundos después un rostro salió de debajo de la manta y se asomó para saludar perezosamente a Adrien. El ceño fruncido dibujando un profundo surco en la frente, la boca torcida y la melena ajada dejaron entrever que Theo no había dormido bien. O que directamente no había dormido. Y que tampoco estaba muy sorprendido de encontrarse allí a la ex delegada. Tras su última charla con el bro entendió que existía una nueva realidad. Y no le parecía mal a pesar de sus miedos e inquietudes, pero no sabía cuánto tiempo lo iban a aguantar ocupando el sofá.
– Buenos días…- balbuceó, secándose la mejilla. Estaba húmeda. No supo si aquello había sido obra de una lágrima fugaz o si bien era un resto de saliva. Se encogió de hombros y se levantó moviendo la lengua en el interior de una boca seca y pastosa. Le vino una arcada furtiva con regusto a gin-tonic de garrafón.
En el trayecto del salón a la cocina Theo se rascó la cabeza y sorbió la nariz, pasándose los dedos por encima de los orificios y las aletas con cierto nerviosismo. Iba enfundado en unas pantuflas, calzoncillos y una camiseta del año de la pepa con algunos manchurrones en la pechera. La verdad es que las pintas clamaban al cielo. Era consciente de que su aspecto ni su expresión eran especialmente esperanzadoras pero era lo que tenía estar putamente deprimido. Si es que llevaba una rachita…
– ¿Me puedes preparar uno de esos?- le dijo, señalando en dirección al café. Entre tanto alargó la mano hasta los estantes superiores y agarró un vaso para servirse agua directamente del grifo. Bebió como si le fuera la vida en ello.– ¿Qué tal has dormido? ¿Os molesté mucho anoche al llegar?- se ahorró el comentario de que él sí que los había oído. Sólo había sido un momento más de los muchos en los que se había desvelado. También había oído a Rick al marcharse.
Iba demasiado zombi e para darme cuenta de una presencia en el sofá, así que cuando Theo se levanto di un pequeño respingo en la encimera - ¡Joder! ¡Que susto! ¿Que haces en el sofá? - Pregunte mirándolo intentando bajar mis pulsaciones que se habían disparado al verlo de golpe.
Menudo panorama.
Lo observe mientras se acercaba y tenia una pinta de resaca post noche de fiesta en antros que no podía con ella. Realmente era de admirar, yo a estas alturas tomándome tres copas ya iba muerta al día siguiente, los años sin duda empezaban a pesarme en ciertas cosas.
- Claro, ahora cuando acabe de hacerse, pásame una taza ¿Lo tomas con azúcar? ¿Solo? ¿Con leche? - Pregunte sonriéndole y negando con la cabeza ante su duda - Pues ni sabia que habías llegado así que claramente no me entere de nada - Pues en cuanto había cogido el sueño había dormido como un lirón, despertándome pronto pues el jet las seguía golpeándome, pero tampoco había sido nunca de dormir mucho - ¿Que tal tu noche? - Pregunte viendo que la cafetera terminaba, la pague y bajándome de un saltito de la encimera empece a servir el delicioso café para los dos.
– ¡Duermo ahí!- le contestó a Adrien, esbozando una sonrisa y señalando hacia atrás con el pulgar.
La verdad es que estaba monísima con la carilla de susto plus recién levantada. Le quitó de encima parte de la resaca y parte de sus malEs. No todos, que Theo seguía de bajona por toda la información que había recibido en menos de cinco días...pero al menos le hizo ensanchar una poco más su sonrisa.
– Normalmente hay que abrirlo para que el sofá se convierta en cama. Pero me daba una pereza descomunal y por no andar haciendo ruido...- le explicó.– Largo de café, con leche y dos de azúcar.- Theo se giró y alargó la mano hasta el escurreplatos para agarrar una de las tazas y tendérsela.– Eso quiere decir que has dormido a gustísimo con Ricky…o que estabas cansadísima después de una larga actividad...- alzó y bajó las cejas repetidamente antes de echarse a reír.– Vale, ya me callo.- y remató la broma facilona con otra sonrisa.– ¿Yo? Pues la verdad es que no salí tanto.- mentira cochina, que se te nota en la cara.– A ver, ni mucho ni poco, ¿sabes? Pero es que me junté con Jamal y un par de conocidos de L.A que estaban de visita por aquí y nos liamos y tal y cual…- la verdad era que había interrogado a fondo a esos cabrones emborrachándolos de lo lindo para, al final, lograr que le contasen unas cuantas cositas de Joel…Theo tenía que cubrirse las espaldas ahora que su hermano estaba libre y que la situación se había puesto bastante delicada tras las última visita a casa padres.– Pero no mucho más destacable. ¿Y tú qué tal? ¿Cómo llevas la vuelta a Nueva York?
- ¿Cómo que duermes ahi? ¿Y tu habitación?- Empece a buscar con la mirada, había otra puerta que no había abierto, pues solo había ido a la habitación de Rick, asi que suponía que esa puerta era la habitación de Theo.
Cogiendo la taza comencé a servirle el café como me dijo y el mio, abriendo al nevera para coger la leche y después volver a guardarla. - ¿Ambas? - Pregunte riendo por lo bajo - La verdad es que se me hizo raro dormir acompañada, es curioso como nos adaptamos a las cosas, cuando comencé a trabajar fuera me costaba una barbaridad dormir sola después de diez años de hacerlo acompañada, tenia que poner una almohada en el lado de Rick para dormir bien - Patético - Ahora en cambio se me hace raro tener a alguien al lado - Después de cinco años que dormía sola quitando las veces que venia de visita. - No hace falta que te calles, siempre me ha gustado tu naturalidad - Y hacia años que había quedado claro que no era la empollona mojigata que el creía en el instituto.
Pasándole el café me subí ahora a la encimera de la isla de la cocina mientras daba un sorbito al café y emitir un sonido de placer, que maravilla - ¿Jamal? - Pregunte sin tener ni idea de quien hablaba mientras cruzaba los pies por los tobillos y empezaba a zarandearlos - Yo... aterrizando - Comente riendo un poco - Centrándomelos en que ya no viviré con dos maletas, buscando casa y disfrutando de las pocas semanas que tengo de vacaciones antes de empezar en el nuevo puesto - Que iba a darme mucho trabajo pero al menos sin desplazarme, bueno e desplazaría, pero de forma eventual, como hacia cuando empece en el Times, viaje express algún lugar del país, entrevista y regreso. - Es... es raro estar de vuelta, y me esta costando un poco, pero bueno supongo que es normal.
Ups.
Al percibir la confusión en el rostro de Adrien, el brasileño tuvo la certeza de que había metido la pata hasta el corvejón. Se rascó la barba de dos días. No jodas, bro.- Juntó los labios y mascó sus siguientes palabras.
– ¿Rick no te ha…?- señaló a la habitación del bro y después al sofá. Finalmente devolvió su mano a la barbilla.– No...ya veo que no…- dijo para sí.– Bueeeno.- alargó la mano hasta el café que le preparó y dio un sorbito rápido, así como quien no quiere la cosa. Se estaba planteando seriamente si cerrar el hocico o no, porque tampoco había para tanto pero no quería liarla. Para los bros era de lo más natural.– A ver, es que normalmente dormimos los dos en su cama. Como ya te he dicho abrir el sofá es un poco coñazo y nos suele dar pereza así que…eso, bueno. Pero como estás aquí y, ojo.- hizo una pausa, alzando el dedo índice.– que me encanta que estés aquí.- eso era, seguramente, una verdad a medias. Los primeros días, ante la perspectiva de los tres viviendo allí, Theo se había sentido bastante inseguro. Por no decir que un poquito celoso y desplazada. Tras aclararlo, la cosa ya no era para tanto.– pueees me he trasladado al sitio inicial. El sofá.
Dio un sonoro sorbo al café mientras la escuchaba hablar sobre dormir sola y acompañada. Escondió los ojillos en el líquido mientras se decía “joder, pues a mí me pasa lo mismo”.
– Si…es que cuando te acostumbras a algo…el cuerpo se vuelve loco. Pero entre una almohada y Rick…no sé, no sé…al menos la almohada no ronca…- musitó, riéndose por lo bajini.– Creo que ahí saliste ganando.- remató, guiñándole un ojo.
Ah, claro, normal que no se acordase de Jamal.– Es verdad, no te he hablado de él. Jamal…bueno, es un colega. Fue el que me coló en la fiesta universitaria donde nos encontramos. Es, en realidad, mi socio.- arrugó la nariz y asintió.– Sí, claro, es normal, necesitas tiempo...pero pronto será como siempre. ¿Buscando casa?- alzó las cejas.– Pensaba que te quedarías con nosotros de momento.- admitió, dubitativo.– ¿Nerviosa por el puesto de redactora jefa? ¿Emocionada? Siempre supimos que llegarías lejos, Rick y yo…
Y asi es como casi me atragante con el café y empece a toser un par de veces con los ojos como platos mirando a Theo - Lo mato, yo lo mato - Murmure más para mí que para Theo en realidad - ¿Y no se le ocurre decirme eso? ¿Puede decirme que follais pero no que solo hay una habitación? - Me lo iba a cargar, definitivamente, Rick moriría esta tarde - Lo siento, de verdad que lo siento - Le dije con toda la sinceridad del mundo - si llego a saber que no había otra habitación no me hubiera quedado, joder Theo podíamos habernos ido a un puto hotel, no tenias porque dormir en un sofá. - Pero con todo lo que iba diciendo el chico me quedaba claro que la comunicacion no era el fuerte de Rick con sus amigos, porque parecía que el pobre Theo estaba mas perdido que yo ahora mismo.
- En realidad me estoy quedando con Ágata hasta que encuentre casa, no sabia cómo iba a ir la cosa con Rick y no quería tampoco invadir vuestro piso - Y eso que antes pensaba que había dos habitaciones, ahora la cosa era aun más absurda.
Suspire y termine negando con la cabeza con una media sonrisa mientras daba un trago al café de nuevo - Asi que debo agradecerle a Jamal que me pillaras sin ser la empollona aburrida - Comente riendo por lo bajo - Y... algo nerviosa, pero nervios buenos, estaba agotada de viajar y este puesto es increíble y al fin podre asentarme tras años fuera.
Ahora fue él el que se atragantó con el café.
– Espera, espera, espera, que no follamos. Sólo dormimos.
Y al ver a la mujer pidiéndole disculpas se acercó rápidamente hasta ella con la mano en alto para darle unas palmaditas reconfortantes en cuanto sintió los huesos de su espalda bajo la palma.
– Mujer, qué perdón ni qué perdón. ¡No hay absolutamente nada que perdonar!- aseveró, azorado.– De verdad, que no pasa nada porque duerma un día o dos o tres en el sofá. Que a mí no me importa para nada. Que me rallaba más que al levantaros me encontraseis ahí ocupando espacio personal, ¿sabes?- le explicó.
La imitó y de un salto se sentó en la encimera de la isla, a su lado. Se quedó mirando el líquido oscuro del interior de su taza.
– Me preocupa más ser yo un estorbo si vais a estar más aquí y tal…- admitió, dándose cuenta de que realmente todo había sido un problema de comunicación monumental y que, seguramente, sus celos habían sido infundados.– A ver…es que, a ver.- se humedeció los labios.– Que yo no me quiero meter ni nada en lo vuestro, ¿vale? Pero Rick y yo hablamos y sé que os queréis y sé que necesitáis tiempo de calidad, ¿sabes? Y estando yo por aquí en medio, en el mismo piso y en la misma cama…pues…no sé. Asumí que te vendrías aquí a vivir y la verdad es que me daba miedo que las cosas fuesen raras para todos…incomodaros y tal... sentirme desplazado, quedarme un poco solo. - arrugó los labios. Era la primera vez que decía todo aquello en alto, ni siquiera se lo había contado a Rick. A él sólo le había ido soltando paridas del rollo “me voy buscando otro zulo”, “puedo encontrar una cama mejor” y demás. Pero ante sus contundentes negativas, desechaba completamente esa idea. Aun teniendo el problema de Joel encima, el bro no había cambiado ni un poquito de opinión y Theo, que no quería meter en sus mierdas a nadie, sufría un poquito cada día pero también estaba un poquito más estable, era mucho más feliz. Alzó los ojos y giró la cabeza para mirarla con algo de miedo.– Pero creo que todo ha sido un malentendido…¿verdad?
La miró un poco más…y entonces dibujó una sonrisa.
– Además, mira que tengo unas ideicas…Me vas a comparar este cuchitril con la mansión de Ágata. ¡Antes os iríais vosotros a allí! De hecho, deberíamos mudarnos todos antes de que Liam la invada, la verdad.- le dijo riéndose.– Nah, que la verdad es que me alegro que estés de vuelta Adrien. Es hablar contigo y se me esfuman todas las ralladas mentales. No mates a Rick, por favor, que todo ha sido una tontería.
Ver que se atragantaba con el café me hizo elevar una ceja.
- Pues o tú o yo tenemos que hablar con él, porque a mi me dijo que follais de vez en cuando, así que o me ha mentido a mi o te a violado a ti mientras duermes - Comenté mirándolo aún con la ceja elevada, evidentemente Rick y yo hacía cuatro años que no éramos oficialmente pareja aunque siempre que yo volvía pasáramos todo el tiempo como una, así que era libre de haber estado con quien le diera la gana así que no iba a juzgar a Theo. Y más sabiendo ahora que jugaban a las casitas de una habitación.
Cuando se sentó a mi lado lo mire dando sorbos al café que me iba devolviendo la vida poco a poco, estaba solo con una camisa de Rick puesta, pero teniendo en cuenta que nos conocíamos desde el instituto y de por si nunca había sido alguien vergonzoso me daba igual estar con Theo de esa guisa.
Pero todo lo que dijo después me dejó mirándolo, no dije nada, no quería interrumpirlo y parecía que necesitaba soltar todo lo que tenía dentro, así que me quede en silencio mirándolo y posando en su rodilla mi mano libre de forma afectuosa para que supiera que lo seguía escuchando.
- Yo lo que no entiendo es que hacéis compartiendo piso cuando a ella le sobran habitación - Comenté encogiéndome de hombros, sabiendo que Ágata estaría feliz de recibir a cualquiera de nosotros.
Le di un trago al café y deje la taza a un lado para ladrarme hacia él y con esa misma mano le cogí el mentón haciendo que me mirara - Parece mentira que no recuerdes que soy la obsesiva del control y que siempre tengo todo en mente - Le sonreí de medio lado soltándolo con una caricia - No vas a quedarte solo ni desplazado - Eso era lo primero que aclarar - He vuelto y estoy buscando casa y si, espero que las cosas bueno, mejores con Rick y quiera compartirla conmigo, de hecho estoy buscando algo que bueno, pueda gustarle a él también, pero todo lo que busco tiene más de una habitación - Dije mirándolo con complicidad - No voy a obligar a Rick a venirse conmigo, pero como decida hacerlo a ti si te obligare a usar una de esas habitaciones. - Y por mi tono no había opción a negarse.
Joder, Theo no sabía si echarse a reír o llorar. Si es que siempre acababa metido en fregaos. Aunque tenía que admitir que aquella situación era digna de una comedia de enredos. Estuvo tentado a seguir con la coña…pero no, no lo hizo. No del todo.
– Perdona, pero más quisiera Rick haber catado este culazo.- farfulló, inclinándose hacia delante para darse palmaditas en el trasero antes de soltar una buena carcajada. Se recolocó e hizo una pausa dramática.– A ver, que yo no sé qué te dijo exactamente Rick o que palabras utilizó pero de verdad que no hemos follado. Sólo compartimos cama. Y, bueno, vale, nos abrazamos.- y a veces me levanto empalmado.– Pero porque somos unos mimosos de mierda y ya sabes que siempre hemos tenido este rollo raro entre nosotros. Pero es algo naturalmente afectuoso, cariñoso…
Se arrugó un poco bajo el contacto de su mano, pero después se relajó.
– La verdad es que…estaba un poco celoso de ti, Adrien. Pero después de pensarlo creo que era más…un sentimiento de culpabilidad. No sé. He estado fuera mucho tiempo, ¿sabes? Y me perdí muchas cosas. Me molestaba eso mucho, el no pertenecer. Pero no puedo depositar la responsabilidad de mi bienestar sobre los demás. No puedo amarrarlos…- se encogió de hombros.– Supongo que siempre me ha dado mucho miedo quedarme solo.
Devolvió la mirada a la mujer. Pensó que, dejando a un lado todas las diferencias, también tenían unas cuantas similitudes. Ninguno de los dos mostraba nunca todas sus cartas. Aquello, en sí, ya era un acto rarísimo en Theo, pero necesitaba empezar a soltar cosas y aclarar otras tantas.
– Ja, si fuese tan fácil…- musitó, esbozando una sonrisa.– Yo encantado de visitar a Ágata…pero creo que vivir sería otra cosa y también creo que necesitamos un poco de espacio.- y no dijo nada más al respecto.– Yo lo que no entiendo es porque nos acabamos liando entre nosotros. Mira que nos gusta sufrir, pava.- sentenció, riéndose.
Su siguiente gesto le pilló un poco desprevenido. El brasileiro se la quedó mirando con los ojos muy abiertos. Unas palabras sencillas. Unas que consiguieron empastar los trozos más resquebrajados. Unas que, en parte, le hicieron sentir de lo más imbécil.
– Gr-gracias.- tragó saliva.– De verdad…- asintió varias veces.– De verdad.- suspiró y entonces esbozó una cálida sonrisa.-– Oh dios mío, ¡me estás secuestrando!- bromeó por fin, haciéndole una caricia cariñosa en la mejilla.– ¿Y dónde estás buscando? ¿Qué estás pensando? Y, más importante…como estás con todo lo de Rick.- apuró la taza de café y se bajó de un salto de la encimera.– ¿Preparo tostadas, huevos?- le dijo, sonriente.
La respuesta de Theo hizo que elevara una ceja y parpadeara como una cachorrillo confuso - ¿Y porque me dijo entonces qué os habíais acostado? - Pregunte sin entender nada ahora mismo, pues no tenia pinta en absoluto de que Theo estuviera mintiendo, asi que... ¿Qué coño le pasaba por la cabeza a Rick?
- ¿De mi? ¿De la que lleva cinco años fuera? - Le dije mirándolo con una media sonrisa - Me he perdido muchas cosas y ahora soy yo la que estoy perdida, con todas mis cosas en un almacén, viviendo con dos maletas, sin haber tenido algo que llamar casa en años, sin saber como volver a encajar con mis amigos y con un Rick - Lo ultimo lo dije riendo por lo bajo - Que ni se en que punto estamos.
El tema de Ágata hizo que ladeara la cabeza mirándolo y mi ceja se volviera alzar - ¿Estas pillado de ella? - No, nunca había brillado por mi sutileza - Porque todos somos jodidamente dependientes emocionalmente - Y dije somos, no sois, porque aunque yo era la mas "fría" del grupo, ahí estaba, en el piso de mi ex después de pasar la noche con el cuando supuestamente nos íbamos a dar espacio para pensar. Ya, claro.
Sonreí con ternura cuando reacciono al tema de venirse con nosotros, si es que terminaba habiendo un nosotros - No tienes nada que agradecerme - No iba a dejar a nadie tirado por mis cambios de vida. - Pues no quiero algo muy lejos como Ágata, es un barrio genial y esas cosas, pero si trabajo en el centro no quiero estar mas tiempo de camino y vuelta al trabajo que en el trabajo - Evidentemente tampoco iba a pagar un piso en pleno centro de Manhattan. - Quiero algo con terraza si o si, necesito espacio al aire libre, mínimo dos habitaciones, y como soy idiota y tengo la esperanza de que Rick viva allí en algún momento, una cocina enorme y o armarios gigantes o vestidor - Yo no cocinaba, y mi ropa no llegaba ni a la mitad que la de Rick.
- Por favor - Le dije con los ojos brillando ante desayuno mientras daba otro sorbo al café y meditaba la ultima respuesta - Pues no se como esta la cosa, fueron diez años geniales, increíbles mas bien, cinco en los que no estábamos juntos pero cada vez que yo volvía hacíamos como que si y ahora he vuelto, se que nos queremos, nunca hemos dejado de hacerlo pero... yo le conté algo que debe valorar muy bien y a la vez sabe que yo no puedo estar con el si sigue consumiendo - Y no pensaba callármelo porque fuera Theo, no me parecía bien que nadie le hubiera parado el carro a Rick cuando todos saben lo volátil que es con las drogas, pero no iba a culparlos a ellos, Rick ya tenia una edad, una cosa es que no me gustara que nadie hiciera nada y otra que los culpara.
— Te vas a cagar de lo rico que me va a quedar.- le dijo con orgullo, anudándose el delantal a la espalda y poniéndose manos a la obra.
Theo empezó a moverse por la cocina sacando cacharros de aquí y de allá con renovada energía. Ni parecía que se había levantado con resaca por la forma en la que se deslizaba cual bailarín de samba; pasito para un lado, vuelta sobre sus pies, bol en una mano, varilla en la otra. Se detuvo y mientras cascaba y batía unos huevos, miró a la mujer.
—¿Eso te dijo?- le preguntó esbozando una mueca de extrañeza.— Pues no tengo ni idea, Adrien…pero ya sabes lo ambiguo que puede llegar a ser con las palabras.- arrugó la nariz.— Siento si te ha confundido o si he echo algo...pero yo no le daría mucha importancia…pregúntale de todas formas.
Añadiendo la leche, el azúcar, la canela y la esencia de vainilla —que no logró encontrar hasta que no hubo sacudido unos cuantos cajones, maldiciendo por lo bajo el orden de Rick— se dio un momento para pensar en sus palabras. Suspiró y entendió que lo mejor que podía hacer era callar, escuchar y brindar un poco de empatía.— Cuando volví también me sentí así, desorientado, como cuando te despiertas de un mal viaje.- detuvo el movimiento concéntrico de la varilla y la miró con cariño.— Dale tiempo a todo y a todos. No intentes ir demasiado deprisa, en estos casos creo que es mejor ir despacito. Tú lo harás bien, Adrien, a pesar de los monstruos que puedas esconder en la azotea.- dijo señalando a su cabeza.— Hace poco alguien me dijo que se está cuando se puede y cómo se puede y, no lo había pensado, pero tiene razón.
Remató la mezcla con una pizca de sal y la vertió sobre unas rebanadas de pan de molde. Entre tanto encendió el fuego y se puso a echar tajadas untadas en mejunje en la mantequilla derretida. Y en esas estaba, cual chef concentrado en una maravillosa creación, cuando le llegó por la espalda una pregunta incisiva. Se giró de sopetón.
— Joder, pava, mira que eres directa…- murmuró, torciendo una sonrisa. Limpiándose las manos en un trapo que soltó a un lado de la encimera haciendo un gurruño, Theo se apoyó junto a la vitro, echándole un ojo a las tostadas.— Es…un poco complicado.- se encogió de hombros.— ¿Cuándo no he estado pillado de ella? Esa sería la pregunta.- llevaba tiempo guardando y guardando pero por alguna razón no pudo detener el torrente de palabras. Supuso que, que le escuchara Adrien, que podía verlo todo des de fuera y darle una nueva perspectiva, lo liberaba. Como si recibiera un soplo de aire fresco.— Supongo que lo nuestro siempre ha sido algo…muy platónico. Pero yo estaba colgadísimo en el instituto. Qué cojones, estaba colgadísimo de los tres. De Brian, Rick y Ágata. Pero…yo que sé, con ella todo dolía un poquito más. El cuelgue se acrecentó en Ámsterdam y creo que una parte de mí siempre guardó la esperanza de que me correspondiera y aunque nunca creí en la exclusividad ahora que Mackintosh ha entrado en juego veo que ha llegado el momento de…sencillamente, dejarlo ir.- soltó el aire a través de sus labios.— Porque soy un puto desastre, eso lo sé yo y lo sabéis todos y nadie se merece que le pida que me espere.
Con una mirada vacía, volvió a girarse y empezó a sacar las tostadas francesas sobre un plato, dos para cada uno. En la misma sartén echó seis huevos y los removió.
— No sé, últimamente pienso mucho en el pasado. Hay conexiones que en su momento no eres consciente de lo valiosas que son y, entonces, se acaban y no sabes lo que viviste. Se quedan cosas pendientes, cosas que quizás habrías querido decir o hacer y ahora ya no son el momento de decirlas.
Theo le acercó un tenedor y un plato. Tostadas francesas rematadas con un poco de sirope de arce y un trocito de mantequilla encima y, acompañando, unos huevos revueltos con un extra de picante.
— Voilà. ¿Sorprendida?- bromeó, sacándole la lengua.
De un salto volvió a sentarse a su lado y empezó a comer, partiendo un trozo de tostada con el tenedor.
— ¿Y si tratáis de vivirlo y ya está?- opinó.—Lo sé, no suena bien y tampoco estoy yo para dar consejos de nada.- suspiró.— Sólo puedo decir que hace tiempo que no lo veo consumir.- tomó nota de esto y asintió para sí. Theo nunca había dejado de sentirse culpable por haberle concedido ese deseo a Rick hacía ya veinte años. Ese recuerdo lo llevaba grabado en su piel y, por desgracia, ya no podía enmendarse. Eso lo sabía bien. Ahora, en la actualidad, se sentía como un mero hipócrita.— No eres idiota, yo creo que Rick sí que vivirá allí. Tengo la corazonada de que os irá bien...y mira que yo tengo un sexto sentido para estas cosas.- ya, claro.
Sentada en la encimara lo miraba moverse por la cocina mientras movía mis piececillos adelante y atrás dando de vez en cuando sorbos al café.
- Ten claro que pienso preguntárselo a ese cabeza de chorlito - Porque no se a cuento de que venia aquello, si yo aun fuera una persona celosa, pues oye… quizás es lo que buscaba, pero siendo como éramos, me parecía de lo mas absurdo andarse con mentiras o jueguecitos de palabras.
- Se que es normal sentirme perdida y seguramente me sentiré asi bastante tiempo, ya no solo por encontrar mi lugar, si no por volver a una rutina, llevo cinco años sin casa, viviendo en hoteles, saltando de un lugar a otro, sin horarios claros, sin nada claro - Había pasado de tener organizado hasta el ultimo segundo del dia a no poder organizar nada - No se, estos dias hasta se me hizo raro poder salir y comprar un café, supongo que en cuanto tenga casa y empiece el trabajo volveré a sentirme un poco mas yo. - Pues lo de ir despacio tampoco iba mucho conmigo, no es que fuera impaciente, es que era… bueno, un poco loca del control y el orden. Y ahora… ahora no tenia control sobre nada realmente.
Me reí por lo bajo inevitablemente - Que puedo decir, es uno de mis defectos, o de mis virtudes, según quien lo vea - Porque a la gente no le gustaba muchas veces que le dijeran las cosas sin filtros y yo rara vez los ponía.
Claro que todo lo que dijo después me hizo mirarlo mientras mis ojos iban recorriendo su rostro y mi ceja se iba elevando poco a poco hasta que termino el discurso y suspire negando con la cabeza - Patrañas - Solté con mi amada sutileza - Todos somos un desastre en algo Theo ¿pero sabes que nos ayuda a serlo menos? Estar con quien queremos - Y lo creía realmente - Yo era un desastre emocional, era alguien que no dejaba que nadie entrara en su vida, alguien que jamas había dicho a nadie que le quería, alguien con un terrible miedo al abandono, alguien que no confiaba en la gente y un largo etcétera - Y algunas de esas cosas seguían ahi claro, pero en menor medida - Y termine hasta las trancas con el más caótico que existe mientras el iba tirando mis barreras una a una y lanzaba fuera mis fantasmas - Jamas olvidaría el dia que llego a New York, ese dia que me dejo desarmada por completo mientras creía que él realmente nunca vendría. - Y que aparezca otro en escena no debería hacer que te apartes, si no que le eches huevos, Theo… arrepiéntete de lo que hagas, no de lo que no hayas hecho - Apreté los labios y mire la taza un segundo, dos o quizás mas - Y… nunca es tarde para decir algo importante, te lo digo yo, que pase cinco años guardándome algo para mi sola, decidiendo por Rick lo que él querría o lo que debería querer, y ahora se que me equivocaba y el tenia que haber tenido poder de elección.
Sonreí al ver los platos bajándome de un saltito para rellenar su taza de café y despues la mia - Todo un chef - Comente dandole un besito en la mejilla antes de caminar hacia el sofá.
- Pues yo creo que no hace tanto y que vuelve a tener un problema, lo se porque si no se lo habría callado, sabe de sobra lo que me importa eso - Muchísimo, sabia de sobra lo que me afectaba - Y si, vamos a vivir el momento eso esta claro porque somos dos idiotas que no saben estar separados, pero… el tiene que dejar las pastillas y ademas, tomar decisiones que realmente son las que decidirán si estaremos juntos a la larga o no. Decisiones en las que yo no puedo ayudarle, solo esperar que yo pese mas que nada.
Dejó escapar un largo suspiro y los rizos de su flequillo se removieron hacia arriba, despeinándose. Con la cabeza gacha, asintió. Lo entendía todo a la perfección. También se conmovió, claro. Sin embargo seguía lleno de “peros”, de dudas. De inseguridades y de asuntos sin resolver.
— Lo sé, Adrien, pero muchas veces me planteo si realmente nos hacemos tanto bien entre nosotros como nos pensamos.- admitió, con enorme pesar. — Sí, algún bien nos hacemos, claro, pero yo estoy muy desestabilizado. Creo que más que nunca.- aseveró con gesto sombrío.—Y tengo la sensación de que nos arrastramos y nos retroalimentamos de una manera extraña que nos hace mucho daño. Y yo no quiero hacer daño a nadie. Ese es uno de mis mayores miedos. Por eso me siento una puta carga constantemente. Por eso trato de quitarme de en medio, de aislar mis mierdas para no salpicar a nadie. Pero ya no puedo más.- apretó la mano entorno al tenedor.—Pienso mucho en si estamos enganchados, si somos unos adictos a la nostalgia, a esos momentos del pasado que ya no se pueden replicar…
Theo había notado en Adrien esos rasgos que describía y no eran muy distintos a los suyos, por eso no se cansaba de decir que empatizaba mucho con ella. Él también tardó mucho tiempo en admitirse vulnerable, en pedir ayuda y en dejar entrar a sus amigos en sus rincones más oscuros. También le daba muchísimo miedo el abandono. Seguramente ese era su segundo gran miedo. Pero había una diferencia enorme. Él era un puto adicto, más enganchado y autodestructivo que nunca. Y a la vez sentía que todo en él eran putas contradicciones. Unos días antes aleccionaba a Rick a luchar por su relación, dos minutos antes lo hacía con Adrien y, sin embargo, era incapaz de hacerlo consigo mismo y acababa soltando esa perorata.
—Ya le confesé que estaba pillado por ella cuando yo estaba en Ámsterdam y ella aquí.- le contó.— Claro que de eso hace ya unos años…pero no creo que sea completamente ajena a mis sentimientos.
Sin embargo, el comentario sobre el poder de elección lo atravesó como un puñal. Le hizo recordar la conversación con el bro sobre ese mismo tema. En esa ocasión había entendido más la postura de Adrien que la de Rick pero…
—Tienes razón…no me había dado cuenta de eso...- suspiró.—Comprendía mejor lo de callar para no atar ni privar al otro de otro tipo de vida. Pero…es verdad, le estoy robando ese poder de decisión por…¿miedo? Y por culpa…no es justo.
Aunque una parte gigante de sí quería correr y esconderse, no enfrentarse a una respuesta que podía desestabilizarlo más y más y desmontarle todo el puto tinglao. Era todavía un chaval demasiado asustado. Otra gran parte quería que le dijera que no, porque no estaba preparado para asumir muchas cosas y porque no podría soportar las decepciones que aquello acarrearía.
— Supongo que me toca hablar con ella. Uff…terror, con los imprevisible que es. Nunca da ni una pista.- comentó.—Y tú con Rick. Aunque vuestras vías de comunicación parecen más…directas.
Aceptó de buen agrado ese beso y antes de que se alejara le hizo una caricia en la mejilla, sonriéndole cariñosamente. Después la siguió hasta el sofá, plato en mano y la escuchó mientras se sentaba en la mesita de la tele, frente a ella, dándole su tiempo para desahogarse.
— No lo sé…- era verdad, no lo sabía a ciencia cierta.— Yo estoy intentando no consumir delante de vosotros, pero especialmente delante de Rick. Me arrepiento mucho de haberle dado esas pastillas en la Rickoneta hace veinte años, pero realmente no lo sé. De ahí lo de retroalimentarse para mal…- soltó el aire por la nariz.— Creo que nacimos en mitad de un eclipse o algo, somos demasiado convulsos.- en cuanto a las decisiones…poco podía decir.
Sonreí de medio lado mirándolo y suspirando con una media sonrisa - Pide ayuda - Dije sin mas sonriéndole con cariño - Se lo que es estar en la mierda y lo que cuesta pedir ayuda y te aseguro que yo soy la mas orgullosa a la hora de pedirla - Pocas veces o había hecho en mi vida - Soy muy mala pidiéndola, pero muy buena dándola y a veces solo se necesita alguien que te ayude a encontrar el camino y en este grupo, tendéis hacer oídos sordos y acompañar al otro en su caída, por eso yo siempre he sido la rara, yo no valgo para eso, yo valgo para coger y tirar hasta sacar del hoyo, después esta en manos de cada uno seguir arriba - Lo había hecho con mi madre, lo había hecho con Leroy, lo había hecho con Rick... cuando alguien me importaba me daba igual lo que tuviera que luchar para que estuviera bien. Con mi madre había sido muy duro, no era mas que una cria que ni sabia lo que hacia. Con Leroy... había sido complicado, porque me había ido a la otra punta del país, pero aun asi vale las veces que hizo falta, y con ayuda cualificada consiguió estabilizarse y tener una vida hasta el punto de tener su propio restaurante y familia. Y con Rick... con él había sido más fácil y en parte egoísta, porque si, dejo una adición, pero cambio de otra. Yo.
- A veces es mas fácil hacernos los ciegos... yo lo hice con Rick mucho tiempo hasta que fue tan directo y claro que fue imposible no ver... y no porque no me gustara, si no porque era mas fácil creer que no le gustaba yo a el lo suficiente como para arriesgarse - Y entonces apareció en New York y ya no pude negar nada nunca mas, Rick había hecho mucho por mi en aquellos años, pero aquello, aquello era algo que no podría olvidar jamas.
Lo siguiente que dijo me hizo apretar los labios - ¿Te lo ha contado? ¿No? - Baje la mirada suspirando, no molesta, en absoluto, Rick tenia que digerirlo como necesitara y entendía que lo tuviera que hablar con alguien. - No, no tenemos derecho a robarle el poder de decisión al otro, aunque nos aterre su respuesta y creamos que si nosotros mismos ponemos la distancia, el final será menos doloroso. - Porque eso es lo que había hecho yo, decidir por el, poner todas las distancias posibles y aun asi... aun asi allí estaba, cinco años después poniendo cara de gilipollas cuando me miraba con sus preciosos ojos verdes.
- Deberías y pase lo que pase Rick y yo estaremos aquí - Pues podía salir muy bien o muy mal, pero el que no arriesga no gana - Yo poco mas tengo que decirle a Rick, ahora es el quien tiene que asimilar y elegir, yo solo puedo disfrutar el tiempo que me de, sea un día, un mes, un año o toda la vida - Porque era consciente que esa decisión podía llegar en cualquier momento y cambiar en cualquier otro.
- Theo cariño voy a serte muy sincera - Era de mis mayores virtudes y defectos, que era demasiado clara - Hace quince años podría haberme cagado en tu estampas por darle drogas, pero erais adolescentes descerebrados experimentando y queriendo desfasar y fingiendo controlar - Me encogí de hombros - Paso una década conmigo sin tomar nada, absolutamente nada y ahora ya no es un crio, ya es un hombre adulto que si tiene cabeza suficiente para gestionar un negocio la tiene para saber que mierdas meterse y que no, asi que esta vez no es a ti a quien culparía, sois libres de hacer lo que os de la gana con vuestros cuerpos y vidas, pero yo no voy a compartir mi vida con alguien que anteponga las drogas a mi, por mucho que me duela y lo ame - Porque sabia como acabaría eso y no pensaba hundirme en ese pozo - Rick sabe que lo ayudare a salir de ahí, lo hice antes, pero el primer paso es que lo admita, cosa que ya hizo y el siguiente que el quiera salir de ahí, yo no puedo obligarlo, solo ayudarlo.
Theo sabía que Adrien tenía razón, pero siempre había un resquicio para la autocomplacencia. Un espacio para los viejos vicios y las viejas penas. Como decía, era más fácil regodearse en la caída que detenerse y lidiar con la salida. Había algo reconfortante en ello, casi placentero en el hecho de dejarse consumir hasta convertirse en un cascarón viejo y gris. Le había cogido el gusto al aislamiento y a callar para no pensar.
Removió la comida del plato de un lado a otro en silencio. Dio buena cuenta de todo lo que le dijo, pero no se sintió con fuerzas para contestar. Sólo la miraba y movía la cabeza de arriba debajo de tanto en tanto para que viese que la había oído alto y claro. Hasta que le preguntó si se lo había contado y Theo respondió simplemente que sí. Alargó la mano hasta la suya y la acarició con cuidado.
— Me imagino que costó procesar esa noticia. Nunca sabes cómo va a responder tu cuerpo ante algo así incluso si no te planteaste antes la maternidad. Escapar es, a pesar de todo, una opción válida y nadie te puede culpar ni juzgar por ello, ni siquiera tú misma.- se mordió el labio.—Creo que ni Rick ni yo ni nadie seremos capaces de comprender del todo qué supone. Pero sí que sé un poco de mochilas, de cargas en la espalda y puedo entender tu primera decisión…aunque me alegro que se lo contases…y lo siento, de veras.- apretó su mano.—Si quieres hablar un poco más de ello o necesitas desahogarte o o lo que sea…desgraciadamente voy a estar por aquí bastante a menudo así que no te quedará otra que pedirme ayuda aunque no te guste hacerlo.- una pequeña sonrisa encendió poco a poco su rostro y, al acabar de hablar, subió la mano y le dio un toque en la nariz.
Se la quedó mirando durante unos segundos, admirando su fortaleza a pesar de todo, que no era poco. Entendiendo por fin que era normal tener grietas y que lo anormal era no tenerlas. Iba a necesitar mucho tiempo para desaprender muchas cosas. Arriesgarse parecía una opción, aunque llegase tarde.
Con respecto a lo de las drogas y Rick, no le dijo nada que él no supiera y que no hubiese lamentado ya. No dolió menos, pero es que no podía hacer otra cosa más que doler, en realidad. Era otra vieja herida.
Apretó los labios y se frotó el ojo derecho, conteniendo una lágrima. ¿Qué podía decir? Nada que no sonase a burda justificación. Nada que no sonase a excusa. Sólo podía hablar de sí mismo, claro. Y si, había sido un descerebrado experimentando y queriendo desfasar, pero también había sido un chaval en un entorno hostil que nunca supo cómo manejar sus frustraciones, cómo lidiar con el trauma. Le dolía que ni siquiera se lo hubiese planteado. Hubo otro camino, quizás el que tomó ella; ser la mejor, aparentemente perfecta y encerrarse en esa perfección al creer que, tal y como era, no había sido suficiente. O no, no lo sabía. Sólo sabía que él no supo tomar ningún otro camino y que todavía pagaba las consecuencias.
—Saldrá. Quiero creer que sí.- aseveró.—Pero, por desgracia, esto es una puta enfermedad. No sé si realmente te curas del todo alguna vez.- no podía evitar sacar la nota pesimista.—Y espero que tu tomes la mejor decisión sólo para ti misma.
Lo mire apretando los labios y negando con la cabeza - No, no lo fue en absoluto - Y si quería ser sincera conmigo misma - Y aun sigue sin serlo, porque la opción de huir esta bien si nunca vuelves, pero yo he vuelto y ahora es como reabrir la herida cada vez que tengo que enfrentarme a ella, ya sea contándoselo a Rick y asumiendo todo lo que el va a sacrificar por mi, contándoselo a mi madre sabiendo lo preocupada que se quedara y un largo etcétera - Porque sabia que mi madre se llevaría un chasco si, pero lo peor seria su preocupación extrema por mi, y Rick... Rick era un idiota impulsivo, uno que me había dicho que le daba igual si, pero me daba terror que con el tiempo se diera cuenta que si le importaba.
Le sonreí con cariño y eleve su mano para dejar un suave beso en ella - Gracias, aunque en realidad ya no tengo mucho que decir, es algo que he asumido, que me hizo tener que tomar muchas decisiones, porque si, yo no puedo tenerlos de forma natural, pero se que hay muchas otras opciones para tener hijos y en su momento tuve que valorar si las quería o no, ahora ya esta todo decidido - Y me había costado tanto asumir que no los tendría que había decidido que no podía pasar por todos los procesos que eran adoptar o vientres subrogados, porque eso podía fallar muchas veces y no estaba lista para mas decepciones en ese tema.
- Espero que si - Fue lo único que pude decir, porque no iba a entrar en la discusión de que no era una enfermedad, nadie elegíacas estar enfermo, y en este caso había sido una elección - El ya lo sabe todo, y desde hace mas de una decada sabe lo que pienso de ls drogas, asi que... todo esta en su mano.