3 de noviembre de 2022, 23:00
205 Myrtle Drive, Great Neck Estates, NY
Aunque hubiese querido llegar antes, su horario lo hacía imposible. La función de los jueves empezaba a las 19 y terminaba a las 22.30. Entre cambiarse, quitarse el maquillaje y despedirse sin que la liaran para ir de copas era media hora más al menos, y desde Broadway al Great Neck había una hora de viaje. Las 23 significaba que se había apresurado y, precisamente porque tenía que ponerse al día con Adrien, le había dicho que estuviera ahí a esa hora. Cuanto más tiempo para cotillear, mejor.
Iba vestida con una falda corta y ajustada de color negro, un sweater de manga corta blanco y una cazadora de cuero con hebillas. De su hombro colgaba un bolso de cadena dorada, hecho de cuero negro.
—A ver dónde están las llaves ahora... —dijo mientras se ponía a revisar el interior de su bolso. Su madre no estaba, pero Orlando ya dormía y prefería evitar despertarlo.
Bueno, ya había firmado todos los papeles del mundo, ya era oficial mi nuevo puesto y comenzaría en el dentro de tres semanas, seria la primera vez en años que tendría tanto tiempo libre, normalmente mis vacaciones eran de una semana cada dos o tres meses con suerte.
Pero teniendo en cuenta que tenia que buscar casa me vendría bien ese tiempo, porque no era un alquiler, era comprar y... no elegiría fácilmente.
Cogí un über a casa de Ágata y para cuando paro la vi en la puerta en busca de algo y me reí bajando - Sabes que los tornillos que perdimos ya no los encontraremos ¿no? - Bromee acercándome a ella con una enorme sonrisa.
Llevaba un vestido negro con lunares y una cazadora de cuero, en los pies como era habitual si no tenia evento o reunión, las converse, debía tenerlas de todos los colores existentes.
Ya a su lado di un saltito rodeándola por el cuello con ambos brazos y dandole un sonoro beso en la mejilla, estaba preciosa como siempre.
Aunque escuchó el coche parar a su espalda, no se volteó hasta escuchar la voz de su amiga. Mirando sobre el hombro, le contestó con una sonrisa ladeada —Osado de tu parte suponer que alguna vez los tuve —soltó una risa, girándose hacia ella para acercarse a abrazarla y besarle la mejilla.
—Estás preciosa, como siempre —Un instante después, amplió un poco más la sonrisa —Nos faltan las motos y podríamos formar nuestro propio club —bromeó, respecto a las cazadoras de cuerpo de ambas, mientras volvía a buscar en su bolso —¡Aquí está! —exclamó, tapándose la boca un momento después. Inclinándose a un lado miró a las casas vecinas, por su hubiera despertado a alguien, pero no encontró señal de vida. Por suerte. Las multas de aquel lugar era una burrada, y las ponían a la mínima oportunidad.
Tras abrir, le señaló la entrada a Adrien con un movimiento de cabeza, invitándola a pasar.
—Vamos a la sala mejor —le murmuró, dejando los zapatos por ahí tirados en el pasillo antes de doblar a la izquierda.
La sala en cuestión tenía chimenea, un billar, un chaise longue de cuero negro y una nevera pequeña, además de un equipo de música y parlantes conectados por bluetooth.
—Aquí ya da igual hablar alto. Entre lo lejos que está de la habitación de Orlando, y que está insonorizado, podemos ponernos a hacer karaoke y no se va a enterar —la tranquilizó con una sonrisa —¿Quieres algo de beber? —preguntó mientras iba a la nevera pequeña.
Hasta el momento, no había caído en que Adrien jamás había visitado su casa —Ay, es verdad —pensó, deteniéndose un momento —En esta planta no hay ninguna habitación, así que podemos estar tranquilas. Aquí al frente está la lavandería, un armario y el baño pequeño, y justo saliendo de este pasillo tienes el salón, la cocina, el comedor y el bar, el despacho al final. Justo arriba de esto está la habitación de mi mãe, pero no está. De todas formas, ella cuando duerme no se despierta ni con un concierto en vivo —se rió —Mañana te hago tour, si quieres.
Me rei con su primer comentario y el siguiente me hizo mirarme y mirarla - ¿Yo? Tu si que estas preciosa - Pero era Ágata, siempre lo estaba, yo seguía teniendo cuerpo de adolescente y cara de cria, ella era un pibonazo de pies a cabeza, de esas que te giras para mirarlas en la calle al pasar.
- Aun estamos a tiempo de darnos a la carretera Thelma - Bromee con ella mientras sacaba las llaves y de golpe bajaba el tono, lo que me hizo reír por lo bajo.
Entre con ella intentando no hacer ruido, viendo que eso podía ser un problema, suponía que por su madre que ya estaría durmiendo.
La seguí hasta una sala que me hizo abrir los ojos - Que pasada - La verdad es que ahora que iba a comprar una casa ni sabia que casa quería. Había vivido en la residencia, después en el piso con Rick, uno normal para nuestros ingresos y ahora llevaba cinco años viviendo en hoteles. Cinco años que me habían dado para ahorrar mucho de un muy buen sueldo, pero... ¿Quería una casa? ¿Un piso? Es que ni lo había pensado.
- Espera... ¿Orlando durmiendo? Como no este viendo una serie o jugando a algo me sentiría decepcionada - Bromee riendo un poco y descalzándose dejando las converse a un lado - Aunque yo a su edad me iba a escondidas... - No, sin duda ninguno éramos el mejor ejemplo para el, pero a mi se me daba muy bien fingir que si. - Siempre, estoy de vacaciones hasta dentro de tres semanas, así que tengo mucho que beber - Y que hacer sin pensar en horas y vuelos y caos, solo diversión.
Me quite la cazadora y me deje caer en el sofá mirándola y sonriendo mientras iba dándome una explicación de la casa - Por lo que veo escogí bien que casa ocupar hasta que tenga una - Pero eso seria en unos días, por ahora el hotel estaba bien. A lo que estaba acostumbrada.
- ¿Como fue la noche? - Pregunte con interés.
—Tentador —bromeó ella también, con una sincera sonrisa en los labios, mientras entraban a la casa. Era rarísimo tener a Adrien en casa, pero al mismo tiempo se sentía tan correcto que en ningún momento le pareció algo nuevo o fuera de lugar. Fácilmente olvidó que era su primera visita a pesar del comentario de esta frente al salón.
—Bueno, él finge que se duerme a las once de la noche, y yo finjo que le creo —contestó riendo. Era un pacto implícito. A partir de esa hora, Ágata lo daba por dormido y le daba su espacio. A veces, pocas, efectivamente se dormía. La mayoría, mientras no la liara, la actriz no preguntaba qué hacía —Salir a escondidas no le compensa mucho, en realidad. Porque si me dice que sale o que se queda fuera, siempre le digo que sí, pero si lo pillo fuera sin avisar... —abrió los ojos de par en par — Mejor que no lo pille fuera sin avisar.
Si bien había dado por hecho que la chica bebería algo, se esperaba en respuesta el qué. Como no especificó, de momento, solo sacó dos latas heladas de Crystal Shiso Mojito mientras le explicaba la planificación de la casa —Escogiste bien, sí —concordó, yendo a sentarse a su lado en el sofá y entregándole una de las latas.
—Genial —respondió con una enorme sonrisa, como siempre que hablaba del teatro. No importaba si ya llevaba años en enormes producciones, seguía haciéndole tanta ilusión como la primera vez que había puesto un pie en las tablas frente al público de Broadway —Me lo paso genial como Velma Kelly. Hoy no pasó nada muy fuera de lo normal, pero tampoco hace falta, en realidad. Siempre es una pasada —se encogió de hombros sin dejar de sonreír —¿Y a ti como te ha ido estos días? ¿Te vas readaptando bien?
No pue evitar reírme un poco por lo bajo - La dura vida de fingir que crees a tu hijo adolescente - Bromee riendo un poco mas - Bueno, puede que sea porque lo adoro y no puedo ser neutral, pero al menos parece que tiene mas sentido común que nosotros a su edad - Lo cual era un enorme alivio, ya que al final ninguno hablamos sido santos, dentro de todos quizás yo había sido la mas sensata, porque me había centrado en mis calificaciones como único objetivo, pero eso no me había hecho dejar de lados fiestas en las que acabe bebiendo un montón, una larga lista de compañeros de cama, salir a escondidas y chorradas de adolescente, mi punto mas positivo es que gracias a lo mal que lo pasamos en mi casa por el tema de las drogas era uno que siempre había evitado.
- No seas muy buena anfitriona, o alargare mucho mi ocupación y después no te podrás librar de mi - En realidad podía sonar a broma, pero llevaba cinco años sola, no sola de sin pareja o cosas así, si no un sola mas general, viviendo en habitaciones de hotel, con la gente que quería lejos... ahora mismo necesitaba bastante el contacto para volver al mundo real.
Me gustaba escucharla hablar sobre el trabajo, se veía feliz con ello, y la gente podía tomárselo como una tontería, pero cuando tu trabajo te hacia feliz la vida era mucho mejor.
Al preguntarme como me había ido a mi cogi aire y suspire chasqueando la lengua - Intenso, ha sido todo... muy intenso - Le dije sonriendo - Mi madre feliz, yo como si volviera a ser una universitaria perdida en la ciudad y bueno, Rick siendo Rick y yo siendo yo, así que... dejemos en que bien, relativamente bien - Bromee sonriendo - Prefiero pensar en adelante y no en los últimos días. - Que habían sido demasiado intensos para lo que a mi me gustaba.
- Hoy firme ya todo para el nuevo trabajo y en unos días ya empezare a ver casa - ¿Que casas? - La verdad es que no se ni que casa ver, no se si quiero casa o piso, supongo que piso, pero... aun ando dudosa con todo eso - Yo no tenia que preocuparme de distritos escolares, o de acondicionarla, tener un jardín... no se, quizás me era mejor un piso que me diera facilidad de movimiento por la ciudad.
—Tiene más sentido común que nosotros a nuestra edad actual. O al menos que yo, eso seguro —reconoció, medio en broma, medio en serio. A ver, Orlando seguía siendo un adolescente. Pero uno que entendía más cosas de las que otros niños entendían a su edad, y que tenía una empatía tan abrumadora que le impedía dar rienda suelta al egocentrismo clásico de la juventud. No solo eso, sino que también había sido esa misma característica la que había hecho que criarlo fuera tan fácil. Aún desde niño, la escuchaba y comprendía.
—Eso es lo contrario a un problema —Y no tenía ni siquiera que pensárselo dos veces antes de decirlo —Puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras. Solo tendría que dejar de usar de trastero la cuarta habitación de la casa.
Ahora, claro, si iba a quedarse por una o dos semanas, no valía la pena. Pero si se quedaba dos meses o más, no había duda alguna. En un fin de semana movían todo lo que hiciera falta, limpiaban y decoraban la habitación para que estuviera apta para Adrien.
Sin reaccionar aún a la intensidad de los primeros días de la reportera, pues aún quedaba que tipo de intensidad era, escuchó en silencio. Y llegó a la conclusión de que seria una intensidad con altibajos, ni buena ni mala. Mayormente buena, eso sí, lo que enseguida evocó una sonrisa cálida en sus labios.
— ¿Ya firmaste? Genial —celebró, porque ahora sí que no había marcha atrás a que se quedara —Si quieres te puedo pasar el contacto de mi agente inmobiliario. Es majísimo, y muy guapo, aunque un poco picaflor —le advirtió, pues era peor que te pillara por sorpresa —Es muy muy bueno en lo que hace. Me consiguió una rebaja enorme por esta casa.
—¿Cuando te vienes, a propósito?
- Sin duda alguna - Porque anda que no habíamos tomado decisiones estupidas en este grupo, y yo que era la mas "sensata" tampoco es que me hubiera quedado atrás. Evidentemente cualquiera vería que Orlando tenia mas madurez mental y emocional que Rick a día de hoy. - Aunque a mí se me da genial el papel de tía responsable - Bromee riendo a carcajadas.
Le sonreí como una boba con eso de quedarme cuanto quisiera - La verdad es que espero estar poco, llevo demasiado tiempo en movimiento y tengo ganas de asentarme de una vez, así que espero encontrar alguna casa rápido - Tampoco es que fuera muy quisquillosa, habiendo vivido cinco años en habitaciones de hotel cualquier casa me parecería enorme.
- Si, ya es oficial, soy la nueva redactora jefe, así que viviré pegada a un ordenador corrigiendo artículos de otros cuando no ande tras algún articulo propio - Porque me negaba a dejar de escribir, eso ya se lo había dejado claro antes de firmar nada, si solo hacia trabajo de oficina me pegaría un tiro.
Con la descripción del agente eleve una ceja - Guapísimo, malísimo y eficiente - Repetí conteniendo la risa antes de soltar una carcajada - ¿Me buscas casa o una cita? ¿Sabemos si tambien es eficiente en otros campos? - Pregunte riendo un poco mas - Me parece estupendo, dame su numero y mañana mismo lo llamo. - Mejor alguien que ya sepa que es bueno en lo que hace que ir a ciegas.
Su pregunta hizo que arrugara la frente pensativa - Mmm... pues tengo hotel pagado hasta el domingo, así que cuando tu me digas, el domingo o alargo la estancia, como mejor te vaya.
— La verdad es que sí —asintió, de acuerdo con que cumplía fantásticamente su rol —Se te da bien fingirlo —la picó con un guiño, para enseguida después echar a reír. Por supuesto, no había duda alguna de que Adrien, a pesar de su pasado, era la figura más responsable en la vida de Orlando. Todo el resto, incluyéndose ella misma y su mãe, tenían un estilo de vida, comportamiento y prioridades que distaban muchísimo de poder competir por ese puesto con ella.
Mientras bebía de su lata, asintió de acuerdo con la periodista. Ágata amaba viajar, pero solo por vacaciones. Moverse constantemente solo era entretenido para ella mientras supiera que seguía teniendo un lugar al que llamar hogar. Y por eso entendía perfectamente que Adrien necesitara ese espacio, más allá del hogar metafórico que pudiera ofrecerle la gente que la quería.
— Eso suena como periodista de películas antiguas —Es que en realidad, sonaba muy romántico aquello de perseguir el artículo, viviendo sus sueños como reportera —¿Y tras qué irás ahora?
La interrogación respecto al agente le sacó una carcajada a ella también, y antes de contestar, movió las cejas en gesto suferente —A ver, siempre puede ser un dos por uno... Es muy eficiente en otros campos —contestó con una picardía y certeza que hacían de testimonio suficiente para lo bien que lo había pasado con él —Pero te lo recomendaba como agente. Más allá, no me hago responsable —No por nada lo recomendaba con advertencia incluida. Ella se había divertido con él, pero le constaba que había dejado muchísimos corazones rotos esparcidos por Nueva York.
—Pues el domingo mismo entonces —Sus labios dibujaron una enorme sonrisa que delataba que, de ser por ella, la secuestraría a partir de esa misma noche — Si quieres puedes quedarte en mi habitación, que la cama da de sobra para las dos, o te preparo el sofá.
- Se me da tan bien que hasta yo misma me lo creo a veces - Bromee riendo, pues sin duda era así, muchas veces hasta me creía yo misma que era respetable y responsable, pero claro, después llegaba la parte emocional y toda mi lógica se iba a la mierda y hacia las tonterías mas grandes de universo.
Una carcajada salió de mi boca de esas que hacen hasta que te dobles - Pues aun no lo se, pero he podido ver cosas que no me terminaban de encajar en estos años viajando, así que tocara ir investigando algunas a ver que hay detrás, puede que nada o puede que mucho - Es lo que tenia el olfato periodístico, a veces te llevaba a un simple presentimiento y otra... otras lo que apestaba tenia una enorme razón de ser.
Di un trago a la bebida mientras la miraba con una media sonrisa al hablar del agente - Aja, aja... muy eficiente - Comente aguantando la risa - Creo que por ahora me conformo con que me de una buena casa, es prioritario a los orgasmos - Me rei a carcajadas, y es que realmente lo era, muy prioritario, por no decir que ahora mismo no sabia en que aguas navegaba en el tema físico y emocional, mas bien me estaba ahogando yo misma por idiota profunda.
- Domingo perfecto, ademas tengo solo una maleta, me acostumbre a viajar con lo necesario y el resto de mis cosas siguen en el almacén - Si, ese que había contratado cuando Rick y yo lo habíamos dejado y había metido en el todas mis cosas del piso. Ademas de las que me había ido trayendo de los viajes.
El tema de la cama me hizo mirarla con una media sonrisa maliciosa - ¿Segura? ¿Segura del todo? - Pregunte sin perder la sonrisa alargando uno de los pies y dandole con los deditos en el costado - Sigo moviéndome mucho en la cama, después no quiero quejas.
Ágata sonrió con interés al escucharla hablar de sus ambiciones periodísticas, ansiosa por ver qué hacía la chica con su recién alcanzada posición en un periódico de tanta relevancia. Era ese tipo de trabajos en los que podías elegir cambiar el mundo y revolucionar el orden establecido, o simplemente buscar una entretención mientras seguías permitiendo que cada pieza siguiera su rutina.
—Bueno, también puedes hacer como yo, que no elegí entre uno y otro —bromeó, con una sonrisa pícara —Dicho eso... probablemente sea mejor tu opción. No se cuestiona la inteligencia de la delegada —O al menos, no de esta. La mejor de la clase y la que más la liaba mientras se hacía la inocente. Ahora, también era cierto que no la liaba tanto como el resto de su pequeño grupo, pero en comparación al resto de la escuela... Tenía su peligro. Hacía una vida atrás, era esa dualidad experta lo que había picado la curiosidad de la brasilera.
—¿Una maleta? Yo llevé dos a Los Angeles... por el fin de semana —contestó sinceramente asombrada por su capacidad de viaje ligero. Ágata no solo llevaba para los planes que tenía en mente, sino para los que pudieran ocurrir, y sobre eso un par de opciones para poder cambiar de opinión y otro par más para planes inciertos. Y ya ni hablar del maquillaje.
—Si me pateas mucho, te vas a dormir al sofá y al día siguiente me haces desayuno —bromeó, riendo divertida, tanto por las cosquillas como por su advertencia —Así que... segura, a menos que tengas una mejor razón para que me arrepienta —alzó una ceja, manteniendo la sonrisa con una mirada suspicaz.
Me rei con su apreciación sobre mis elecciones - No se cuestiona no, aunque a veces peque de idiota profunda - Me burle de mi misma soltando una carcajada, pero realmente el tema de los orgasmos prefería dejarlo en dármelos solita por ahora, no tenia ni puta idea de como estaba la cosa con Rick y lo ultimo que me apetecía era lanzar mas leña al fuego, que ya estaba bastante caldeado. Y tampoco sacar el tema con Ágata, porque sabia que si abría esa caja de Pandora no podría cerrarla rápidamente y no quería que la noche derribara en eso.
Dando un trago soltando otra carcajada con el tema del equipaje - Cuando te pasas cinco años viajando acabas aprendiendo a optimizar - Al principio si llevaba mas cosas, pero después... me cree mi forma de viajar mas ligera - Es una maleta de las grandes, pero bueno ahí llevo todo lo indispensable, si fuera a quedarme ma tiempo iría al almacén a por mas cosas, pero para unos días solo me parece tontería - Y si necesitaba algo siempre podía ir a buscarlo o comprarme uno nuevo.
- ¿Segura? Yo no contaría con desayuno bufet si lo hago yo - No porque no supiera cocinar, si no por que no me gustaba nada, así que solía hacer cosas comestibles y ya, nada delicioso. Entre la madre italiana, Rick y vivir de hoteles después... pocas sartenes había usado en mi vida.
Había añorado mucho a Ágata, mas de lo que podía expresar, y poder estar un rato así con ella me recargaba mucho las pilas - Aun no empece a roncar, que yo sepa, puedes estar tranquila -
—Bueno, si al final acabas necesitando más cosas, las vamos a buscar —le ofreció, encogiéndose de hombros. Había mucho que podía tardar en la compra de una casa, desde elegirla a desalojar a quien fuera que estuviera viviendo ahí dentro, incluso sin contar la hipoteca. Así que, aunque le parecía bien planificar para unos días, Ágata tenía bastante pendiente que muy posiblemente se alargaran.
—Hay un Starbucks cerca, puedes ir a comprarlo si no te apetece cocinar —sonrió divertida —Aunque no soy muy exigente tampoco, así que si quieres intentarlo... —En el peor de los casos, acababan yendo al Starbucks de todas formas. En cualquier caso, dudaba que estuviera peor que el desayuno que Orlando le había preparado para el primer día de la madre que habían pasado juntos. Jamás había probado un trozo de pan tan carbonizado como el de ese día. Además, Adrien sabía cocinar, aunque no lo hiciera mucho.
—Bien. Aunque una vez que me quedo dormida, puedes ponerte a gritar a mi lado y no me entero —bromeó, acabándose la lata y dejándola a los pies del sofá —¿Quieres echarte una partida de billar?
- Claro, por eso tampoco me preocupa - Pues cuanto menos tuviera que andar moviendo mejor, así cuando tuviera la casa ya era contratar a una empresa de transporte y llevar todo lo del almacén y listo.
Solte una carcajada - Un Starbuck cerca es una maravilla - Había estado en algunos países que el café era horrible o inexistente casi, sobretodo en la zona de Asia, así que siempre que estaba en algún lugar con café aprovechaba al máximo. - Aunque para unas tostadas, café y zumo aun valgo, el bacon y los huevos ya es otra historia.
Sonreí ampliamente - Vaya dos marmotas, Orlando tendrá que tirar la casa abajo para despertarnos - Pues yo dormía poco, siempre había dormido poco, con seis horas ya estaba con los ojos abiertos, raro era el día que dormía ocho y mas que eso... solo estando enferma.
- ¡Claro! Vamos - Dije animada levantándomelos de un saltito.
Si quieres saltamos ya al DRAMA xDDDDD
Entre risas y conversaciones sobre mudanzas y desayunos, Ágata se dio cuenta de lo feliz que estaba de tener a Adrien de regreso en su vida. Era cierto que jamás la había dejado del todo, por supuesto, pues aun seguían manteniendo un contacto frecuente y ella cumplía muy bien con sus labores de tutoría con Orlando, pero era distinto. Tenerla ahí, compartiendo tragos y sofá, era distinto. Era mucho mejor.
Poniéndose de pie de un salto ante la respuesta positiva de la chica, fue hacia la mini nevera y sacó un botellín de cerveza. Luego se quitó la cazadora, dejándola tirada sobre el sofá, y fue hacia donde estaban las bolas y el triángulo, que no tardó en ordenar sobre la mesa. Tomando por último dos palos de billar, se acercó para darle uno a la chica.
—Esta es de práctica, la próxima va con apuesta —le advirtió con un guiño, rodeando la mesa para inclinarse sobre esta con la espalda arqueada y pose felina, lista para dar comienzo al juego. Subió su mirada a Adrien un segundo, dedicándole una sonrisa que se prolongó durante algunos segundos, y sin dejar de clavar los ojos en los suyos, golpeó.