—Puede —Alzó una ceja mientras curvaba los labios en una leve sonrisa. Una que, por lo demás, se convirtió en suave risa al notar que estaba manchado con chocolate. Pensó en advertírselo, pero luego llegó a la conclusión de que seguro él también preferiría que tuviera de qué reírse a volver a la conversación seria de antes. Y si no, bueno, no le venía mal un poquito de escarnio.
—Ufff, que difícil... —Soltó aire por la boca y subió la mirada al cielo, pensativa.
Si bien era cierto que no había vivido tantos años ahí como para no dejarse cosas en el tintero, también lo era que había viajado muchas veces desde entonces. Sin embargo, aun así tenía una lista muy larga que ahora debía reducir solo a tres. Ya que no consiguió decidir cuáles eran los tres sitio que más quería visitar, eligió al azar.
—Pasar el día buceando en la Isla Santa Catalina, ir de visita a la casa de la Pesadilla de la Calle Elm, y pasar una noche en la mansión Greystone. A esa última sí he ido, pero solo a pasar un rato. Debe ser genial ir cuando no hay nadie —Pensó en voz alta —Ay, y las cuevas Bronson —Soltó una risa. Es que no podía elegir solo tres —Cambio la casa de Freddy Krueger por esa, que también está fatal ir a molestar a una pobre gente que no tiene nada que ver.
Y tampoco negaría que le tentaba muchísimo ir a visitar la casa de Halloween. En eso pensaba cuando Liam contestó a su pregunta con algo que la dejó con la boca abierta. No solo porque el chico hubiese adivinado que tipo de destino quería visitar, como le había preguntado antes en el hotel, sino por la pasta que se habría gastado en ese regalo sorpresa y que ahora podría perder. Es que le sentó hasta mal. Podría haber pensado que se metía con ella, pero entre que el desliz parecía auténtico y que en nada tuvo los billetes sobre la mesa, no había cómo negar que era cierto.
—Estás fatal —dijo, riendo un poco por la sorpresa —Pero... ¿De verdad...?
A ver, sí, no era la primera vez que la llevaba a recorrer el mundo, pero eso no quería decir que estuviera acostumbrada a recibir ese tipo de regalos. Además, siempre que lo habían hecho había sido con ella como escort, y hacía un buen tiempo que ella no trabaja en ese campo.
—Nossa —Exhaló sin dejar de mirar los boletos mientras sacaba el móvil del bolsillo y se lo devolvía al chico —Si no te dejan devolverlos, deberías ir tú al menos. Y no sé, puedo pagarte el mío —Aunque en pago fraccionado, seguramente. Le iba bien, pero no como para pagar miles de dólares de imprevisto —. Es que es muchísimo dinero, me da pena que los pierdas.
Entonces recordó la pregunta que le había hecho en medio de su shock y asintió lento. En la boca se le dibujó una sonrisa que parecía a mitad de camino entre resignación y disculpa.
—Aquí, en Indonesia o en Groenlandia, sigo siendo yo.
Ágata se había reído, lo que para Liam se tradujo en que no todo estaba completamente arruinado, aún. Aunque parecía más concentrado en ir comiendo, iba escuchando sobre los lugares que su bella acompañante deseaba visitar. Todas opciones interesantes, aunque lo de meterse en la casa de unos desconocidos le hizo un poco de gracia. -¿Esperas encontrarte a Krueger? Creo que esa sería un poco decepcionante, seguro que se ve como una casa cualquiera.- Dijo, sin entender realmente lo que significaba en la cultura cinematográfica ese tipo de sitios.
Retomó su móvil y de inmediato revisó la pantalla; ignoró mensajes y llamadas perdidas, entrando directamente al buscador para revisar las locaciones mencionadas por Ágata. Levantó un momento la mirada de la pantalla para mirarla al notar ese tono preocupado que a veces le escuchaba, cuando ella tenía que ser la sensata para que Mack no terminara comprando botellas de vino más caras que un coche último modelo. -¿De qué valdría ir allá si no es acompañado de alguien que en verdad lo aprecie? No te preocupes, si no se puede cambiar veré quien de mis clientes está dispuesto a viajar en...- Miró su reloj. -Dos horas. Seguro que alguno lo acepta.-
Cuando le vio reafirmarse en su idea de que la respuesta hubiera sido la misma, es decir, un "déjame pensarlo" con sabor a no, solo pudo sonreír con resignación.
Le hizo una seña de que le diera un minuto mientras llamaba, y se levantó para salir del Tiki por un par de minutos. Volvió poniendo el móvil de nuevo en su bolsillo. -Bueno, de momento me han permitido dejar los boletos con tiempo indefinido, pero debo usarlos antes de que acabe el año. Política de No Refund.- Dijo, antes de señalarle. -Y no, no vas a pagar nada. Es un regalo, ¿de acuerdo? Tampoco significa que deba vender alguno de mis coches.-
Volvió de nuevo a los panqueques. -¿Como va ese desayuno? Tendremos que darnos algo de prisa para llegar al tour de las cuevas de Bronson, y de allí montaremos a caballo por el sendero Mulholland. Y como vaya avanzando el día, veremos lo de pasar la noche en ese sitio Greymore.- Le hizo un rápido guiño con su sonrisa conquistadora.
Aunque en un primer instante miró a Mack para medir si se estaba metiendo con ella, pronto llegó a la conclusión de que en realidad creía que la casa de Pesadilla era solo una casa. No lo culpaba por no ser un friki de cine —No quiero ir a verla porque tenga bonita arquitectura —bromeó —. Es un pedacito de historia del cine. Un hito, en realidad. Las películas como Pesadilla y Halloween marcaron un antes y un después en la industria.
Como el lago de las películas chorras de Madhouse, donde había ido a pasarse unos días con Brian para sacar las fotos con las que habían ocultado el embarazo en redes sociales. Por la Corrillo, principalmente. Habría sido rarísimo no subir nada durante el tiempo que se había pasado en el hospital, y de seguro Olivia le habría contado a todo el mundo. En ese entonces, había sido importantísimo mantener a Orlando en secreto.
No pudo sino dejar escapar un suspiro al escucharlo restarle tanta importancia a una compra de ese tamaño. Sabía que el dinero era suyo y que podía gastarlo en lo que quisiera, pero le preocupaba un poco que perdiera de perspectiva la realidad. Con la pasta que ganaba, y la crianza que había tenido, no resultaría difícil que lo hiciera. Por otro lado, siempre decían que ese tipo de relación con el dinero era una ventaja para profesionales de la bolsa como Liam.
Se quedó pensando en eso mientras el hombre salía a hacer una llamada. Le había quitado el móvil por menos, pero luego de confiscarlo durante una noche entera suponía que tendría alguna cosa pendiente que resolver.
—¡Pero si apenas queda año! —Se quejó cuando este regresó. Ya había adelantado un poco el desayuno, aunque todavía le quedaba más o menos la mitad —Liam, es mucho dinero... —Refunfuñó cuando este le prohibió devolvérselo.
Ya le sacaría el tema más tarde.
El ceño se le frunció con extrañeza al oír que tendrían que darse prisa hasta que se enteró por qué —¿Ahora? ¿En serio? —Sonrió de oreja a oreja. Le encantaban las sorpresas —¡Qué ganas! Aunque si por la noche vamos a Greystone, antes me escaparé un ratito para salir con Orlando. Tras eso vuelvo, prometido —Contaba con que los tour se pagarían ahí y entonces podría distraer a Mack para pagar por él cuando no mirara. Aunque, ahora que lo pensaba... —Tenemos que volver al hotel antes. No puedo ir a meterme a cuevas y montar a caballo con sandalias.
-Ya, pero quedan mucho más de dos semanas, que es el tiempo que te pensarás lo de nosotros, ¿no?- Dijo con un guiño. Se contuvo de hacer un gesto de restar importancia al tema del dinero, más que todo porque quería evitar molestar más a Ágata cuando ya había cometido dos strikes en lo que llevaba de mañana. Aquella sonrisa de ganador que tenía desde secundaria y que se había ido amargando hasta convertirse en mueca, sin quitarle su atractivo, volvió a surgir de forma más sincera al ver la ilusión en los ojos de la actriz. Era una de las cosas que, había descubierto, disfrutaba y le llenaba de cierto calorcito en el pecho: cada vez que veía esa emoción en Ágata ante los regalos y las invitaciones que podía llegar a hacerle. Era la mejor manera en que se le ocurría gastar su dinero, mucho mejor que gastarlo en vicios como drogas y alcohol.
No puso ningún tipo de pegas a saber que le abandonaría por su hijo en algún momento, pero aún así le señaló con un gesto gracioso. -Me aferraré a esa promesa, ni se te ocurra dejarme paseando por la mansión Greyskull esa yo solo.- Dijo, mientras buscaba información sobre ese lugar. Su ceja se arqueó un poco. -¿He-Man? ¿No es esa una caricatura de los 80? Aquí dice que es un castillo...-
Ágata sonrió un poco al escucharlo hablar de ese tiempo que habían acordado para pensarlo. Dos o tres semanas, sí. Pero si bien entonces solo veía un problema, una inseguridad propia, tras esa conversación había encontrado algunos motivos para dudar si decir que sí sería una buena idea. Desde luego, no era una decisión que tuviera tomada ni que tomaría a la ligera, así que ese tiempo le vendría bien para darle una, o mil, vueltas al asunto.
Pero claro, se olvidó de todos esos conflictos tan pronto escuchó el plan improvisado que había conseguido organizar Liam de un segundo a otro. De alguna forma, siempre conseguía sorprenderla, aún cuando creía que sabía exactamente lo que haría. El hombre tenía una peculiar forma de ser impredecible y predecible a la vez.
Además, lo de la mansión Greyskull le acabó por sacar una carcajada. Así imposible preocuparse por nada.
—Greystone, no Greyskull —repitió entre risas —. Como sigas así voy a tener que llevarte al otorrino.
Ágata acabó su desayuno y, sin más, se levantó de un salto y fue a dejar los platos sucios de ambos a la barra para que el camarero no tuviera que recogerlos. Enseguida volvió a Liam y lo tiró de la mano —Venga, vamos al hotel a que me ponga deportivas. Tenemos muchísimo día por delante.
Sonrió de oreja a oreja, ansiosa por el panorama.
Si quieres poner un postito más, dale, pero luego de eso cierro, que ya estamos en el próximo período de fechas :3
Le he dado vueltas y vueltas al post pensando en como continuarlo y no se me ocurre que más poner xD así que podemos cerrar aquí y vemos cómo continua está historia n.n