Hacia años que había asumido que Rick me había vuelto la estupida que me daría nauseas en el instituto, pero era así, frases que en la adolescencia me hubieran hecho rodar los ojos o elevar una ceja ahora me hacían sonreír como una idiota profunda, pues escuchar que siempre me añoraba me hacía acelerar las pulsaciones.
- ¿Así que vas a empacharme? - Pregunté riendo un poco feliz por ello, podía pasarse el día en la cocina y no dejaría nada en los platos. Era una tontería pero añoraba comer en casa, comer en un sitio tranquilo, en pijama y con Rick. Llevaba años comiendo en comedores de hotel, habitaciones o restaurantes. Las pocas veces que había comido en una casa eran en las visitas a casa de mi madre y eso era todo menos tranquilo.
Cuando el beso terminó le mordisquee los labios jugueteando con sus tirabuzones entre mis dedos - No puedes pedirme que deje de controlarme y justo después pedirme tranquilidad - Comenté sonriendo de medio lado y dándole un mordisquito en esa preciosa nariz que arrugaba. Su pregunta en cambio me hizo sonreír aún más - Claro que quiero Bobo - Había cosas que estaban en mi top de añorar, evidentemente el sexo y su cocina estaban en lo alto, pero dormir con él también.
Su mano en mi mejilla me hizo suspirar y cerrar los ojos un segundo - No más hoteles - Realmente yo también estaba hasta las narices de las habitaciones de hotel.
Negué con decisión ante su pregunta retórica. Ella podía verlo así pero mi causa era mucho más noble y la defendí con pasión —Tan solo quiero verte en tu mejor versión... —podía haber añadido "con algo mío dentro de tu boca" pero no estaba preparado para enfrentar el siguiente comentario subido de tono de Adrien, así que evite seguir ahondando con el comentario. Lo cierto es que añoraba las catas que hacía con Adrien. Yo preparaba mis nuevos platos, ella decía que todo estaba bien y terminábamos follando.
¿Yo le había pedido calma? ¿Cómo era capaz? —Tienes razón —dije besándola de nuevo y llevando mis manos hasta su trasero para auparla encima de mí —Nada de tranquilidad Adri... Soy un imbécil que no sabe lo que quiere... hazme cambiar de una puta vez de opinión...
No le había dicho a Theo que llevaba a Adrien a casa. Joder, ni siquiera le había dicho que llevaba a alguien. Apenas nos habíamos visto en los últimos días, si no trabajaba uno era el otro, y siempre uno de los dos llegaba mucho más tarde que el otro. Pero bueno, dejaría alguna nota en la cocina que era el medio por el que últimamente nos recordábamos las cosas.
Así que con su afirmación parecía abrirse un poco más la puerta de la reconciliación. Nos quedaba mucho de lo que hablar, cosas en las que pensar, pero al menos el hacha de la guerra definitivamente estaba condenada al fracaso. Con la frase "no más hoteles" había cerrado uno de los grandes problemas de la relación. Todo lo que viniera en adelante aún estaba por descubrirse. Alejé un momento mi boca de ella incluso rehuyendo el beso con una sonrisa mientras le decía —¿Tú te estas quedando en casa de Ágata?
Le sonreí con cariño, callándomelos que mi mejor versión había sido a su lado, porque hasta para mi era demasiado empalagoso decirle aquello, por muy cierto que fuera. Pues fisicamente nunca había estado tan bien alimentada como cuando vivían con el y mentalmente mi tiempo con Rick estaba en esa balanza perfecta de organización y locura.
Mis labios volvieron a dedicarse a los suyos cuando me beso y al cogerme por el culo lo rodee con las piernas riendo - Como me tengas mucho rato asi se me vera hasta el alma - Pues la falda al ser entallada comenzaría a subirse. - Solo seamos nosotros, gritemos, follemos, hablemos, comamos, riamos, discutamos... solo nosotros - Yo no quería una relación sacada de una película o un libro, quería la nuestra, con esos momentos que me daban ganas de comermelo a besos, esos que quería estrangularlo, esos que solo pensaba en arrancarle la ropa, esos en los que hablábamos durante horas, esos en los que parecíamos sacados de un club de debates y ninguno daba el brazo a torcer, esos que simplemente comíamos algo mientras nos contábamos el día.
A su pregunta asentí - Aja, hasta que compre el piso que espero que sea muy pronto, ya vi una que me gusta bastante - Respondí con una sonrisa - Puedo enseñártelo mañana si quieres - Solo era cuestión de pedir una cita nueva y listo.
No me había percatado de la longitud de su falda hasta que sus muslos rodearon mi cintura. Miré un instante hacia abajo y sonreí. Estabamos en Central Park en hora aún apta para todos los públicos y aunque sabía que ella podría quedarse tan tranquilamente allí engachada, hice un gesto de resignación y después de darle un piquito la bajé con cuidado.
—Solo nosotros... está bien. Esta noche seremos solo nosotros. Pero ya hemos discutido bastante por un tiempo. Pasemos a lo otro —dije con ironía —Primero llenamos el estómago y luego llenamos el resto —Y no pensaba precisamente en ese orden después de haberla tenida encima con aquella falda mínima. —Desgraciadamente mañana tengo que currar... pero eso no va a impedir que aproveche bien la noche.
De pronto la vida de nuevo arremetiendo de nuevo contra mí. No sé por qué motivo no había terminado de creerme el hecho de que Adrien al fin se quedaba por eso al escucharla decir que había mirado un piso. Sentí por un instante una presión en el estómago —Has... mirado ya... un piso —dije con cierta incertidumbre y entonces recordé quién era siempre Adrien. La que nunca dudaba, la que organizaba, hacía y deshacía en instantes y la presión me hizo recordar que el tren pasaba y que si no me agarraba a él me quedaría tirado allí en la estación.
Asentí volviendo a enfocar mis ojos en Adrien —Sí, claro. Puedes enseñármelo...
Me reí con el piquito mientras me bajaba y ya con los pies de nuevo en tierra tire hacia abajo un poco de la falda para recolocarla.
- Sabes que nada me gusta más que me llenes en todos los campos - Conteste riéndome y guiñándole un ojo, todo mientras volvía a entrelazar mi mano con la suya moviendo el pulgar para acariciar su piel. - No pasa nada, yo te espero y como vas a dormir poco podemos no dormir siesta cuando vuelvas - Cejee inclinándome de puntillas para darle un beso con mordisquito en el cuello.
Pero era como si de golpe hubiéramos dado varios pasos atrás y lo mire con una ceja alzada - ¿No está bien que esté viendo casas? - Pregunté confusa, pues claramente algo no estaba bien con eso y lo había dejado como si le hubiera dado con una maza en la cabeza.
No era capaz de discernir si trataba de reírse de mí o de verdad le alegraba la idea de volver a estar con un desastre como yo. Probablemente el hecho de que no hubiera llevado nada bien en mi vida en los últimos dos años me hacían pensar así.
Vamos, Rick. Sigue siendo esa chica preciosa y encantadora que te enamoró en el instituto.
Y sin embargo mientras me tomaba de las manos un nudo se me hacía en el estómago. Mitad porque seguía sintiendo casas, todas las cosas, por ella. Pero en parte también porque en tenía miedo de cagarla con ella, de no volver a ser el Rick que fui durante diez años donde toda mi droga era ella.
¿Y si esta vez no consigo soltar con tanta determinación como lo hice en el instituto? ¿Y si el amor ya no es suficiente? ¿Y si...?
Y entonces aquel mordisquito en el cuello me puso la piel de punta. Y entre escalofríos tuve que pensar en todo el dolor que había pasado Adrien en silencio, sin mi beneplácito pero en silencio, para estar hoy aquí sonriente. Y pensé que no se merecía más dolor y dudas de las que ya se había encargado ella de vivir y de apaciguar.
Así que en cuanto hizo aquella pregunta, como saliendo de una cortina de niebla que enturbiaba mis pensamientos la miré a los ojos y sonreí —Me parece estupendo —me hubiera gustado haber estado allí contigo pero —Estoy deseando verla... ¿En qué zona te gustaría vivir?
Desenlace la mano un instante para cambiarla por la otra y le rodeé con el brazo sobre los hombros, sintiendo la piel de su cuello tan cerca. Su olor, el de su pelo, el de sus labios, mi cabeza empezaba a recordarlo todo —Yo me mudé a un apartamento en Brooklyn con Theo y —Puse una carita de pena —Y tuve que enviar la Rickoneta a un desguace... si encuentro a un mecánico que sea capaz de volverla a dejar como me la regaló mi padre... —Por un momento un pensamiento furtivo me hizo pensar en si yo haría eso mismo como regalo a un hijo. Pero lo deseché al instante y por supuesto no dije nada parecido —Pero creo que ya tuvo suficiente trote.
Sabía que Rick tenía muchas cosas en la cabeza, que tenía mucho que digerir y yo había llegado a romper su vida, él se había creado una rutina de vida con Theo y Ágata, y yo realmente era la que no sabía como volver a encajar, era fácil hacerlo cuando venía por unos días o una semana, pero ahora realmente yo no terminaba de encajar.
- Me gustaría que fuera en Manhattan, no tengo mucha preferencia pero si quiero que esté cerca del agua, así que o sur de Manhattan, o al oeste de Queens o Brooklyn, no quiero irme muy lejos y tener que pasarme más tiempo de camino al trabajo y de vuelta a casa que en el trabajo - Que siendo New York era complicado, pero realmente es lo que buscaba, eso y que tuviera terraza, como había pasado no usando habíamos alquilado hace años, necesitaba un espacio al aire libre. - Los requisitos que di fueron eso, que tuviera terraza, mínimo dos habitaciones y evidentemente una cocina enorme - Dije mirándolo con lo último apretando los labios y esperando su reacción, porque evidentemente para mí como si no tenía cocina. Estaba claro que quería una casa y dejar de gorronear a Ágata, poder asentarme de una vez, pero eso no implicaba que no pensara con quien me gustaría compartirla, aunque claro, decirle que viniera a ver casas conmigo cuando me había pedido espacio tampoco era plan.
- Esta noche veré ese piso - Le dije guiñándole un ojo, estaba claro que me moría por tenerlo entre mis piernas, pero la idea de poder dormir con él era algo que también ansiaba.
Con lo de la furgoneta lo mire con cara triste - Noooo, ¿es el motor? ¿podría cambiarse por otro? No se, quizás no estaría para el trote de trabajo pero me gustaba hacer pequeños viajes en ella - Teníamos demasiados recuerdos en esa furgoneta, habían sido años usándola para nuestras aventuras y desventuras.
Escuché con atención sus pensamientos, aunque por alguna razón no sonaba especialmente ilusionada como solía serlo Adrien. Como yo creía que solía serlo. Pensé en su dolor largos años guardado, en su vuelta a empezar de cero, e inevitablemente mi cabeza escapaba de aquello y volvía al pasado. Al día que aparecí en New York, o el día que nos mudamos al apartamento más grande. Habíamos sido felices, todo había funcionado como una extraña maquinaria que se empeñaba en vernos juntos.
Los requisitos me hicieron recordarla tumbada desnuda en la terraza mientras yo la miraba desde la cocina. Dos habitaciones para las posibles visitas. No pude evitar añadir —¿Una con vestidor? —Si aquel vestidor hablara. De pronto eché mucho de menos aquel apartamento.
Si entrara ahora mismo en él me rompería a pedacitos.
Alcé una ceja cuando acabó con el requisito de una cocina enorme. Touché. Me acababa de lanzar el órdago en toda la cara cerrando la boca para tratar de no decir lo que quería. Pero habíamos dicho que hoy seríamos nosotros, y yo no quería que Adrien volviera a callarse nada así que me acerqué a su cara, apoyé mi frente contra la de ella, rozando nuestras narices y le di un beso suave, apenas un roce de nuestros labios y luego sonreí y le solté —¿Tu forma de darme espacio es agrandarme la cocina? —y estallé en una carcajada.
Me hice el interesante ante la afirmación de Adrien y seguí el juego con ironía —Me parece bien. No quiero volver a quedar nunca contigo en otro hotel... —La última cita había cerrado la posibilidad de un nuevo encuentro así, en sábanas prestadas que habían terminado haciendo de nosotros un par de amantes desesperados.
La miré resignado. No era tristeza lo que me embargaba sobre la furgoneta. Si había algo que New York te enseñaba era que evolucionabas o morías. No cabía espacio para la melancolía. Una vez entrabas en ese estado la jungla de asfalto te atropellaba. Asentí a la pregunta —Es el motor y es muchas otras cosas. Ya apenas quedan piezas para recambio, o son difíciles de encontrar. Es una puta reliquia que se está quedando obsoleta. —La miré y me encogí de hombros suspirando — Los tiempos cambian Adri... Aunque hay que esforzarse por que algunas cosas no cambien.
Sonreí asintiendo - Claro, vestidor y baño propio - Yo no es que tuviera muchísima ropa y menos en los últimos años que me había acostumbrado a vivir con dos maletas, pero Rick era un loco de la moda en comparación conmigo, así que como una idiota ya había pensado en vestidos porque armario era muy poco, y cuando creía que pensaba en una casa para los dos por la cocina me di cuenta que había más en mis elecciones que solo la cocina.
No pude evitar ponerme muy, pero que muy roja con su pregunta apartando un poco la mirada - Quiero una casa para los dos… pero no quería forzarte… - Y decirle que viniera a ver casas conmigo cuando me había pedido tiempo no era una opción, así que había estado buscando casas que nos gustaran a los dos, sabiendo que quizás al final… fuera solo para mi.
- Solo volveremos a hoteles cuando nos vayamos de vacaciones - Le dije con una sonrisa en el rostro aún algo sonrojada.
El tema de la camioneta me hizo fue ir el ceño pensativa, de esa forma que él ya sabía que estaba dando tres mil vueltas a algo - ¿Y si compramos otra furgo? De esas camperizadas para viajar, pero vamos a ese desguace y cogemos cosas de la antigua para añadir a la nueva, así será cómo llevar parte de ella ¿que te parecería? - Sería un nuevo comienzo pero sin olvidar el pasado.
Ante su actitud asertiva seguí ironizando —Por supuesto, una estante para poner todos tus zapatos de tacón y tus trajes de lentejuelas —dije mientras pensaba en como eran mis modelitos los que copaban gran parte de nuestro antiguo vestidor. Me hacía gracia pensar incluso en qué diría cuando viera mi vestuario todo apoltronado en un armario de dos puertas que parecía a punto de reventar y algunas prendas de Theo pululando entre ellos.
Hasta que sentí ponerse sus mejillas en ese punto bermellón y ese gesto que la hacía tan dulce. La rodeé con los brazos y junto a su oído le dije —Y si quieres una casa para los dos por qué las miras sin mí. Ah sí... —confirmé de forma pensativa contestando por ella —Porque te pedí espacio... —mientras me pegaba aún más a ella.
Eso de vernos en hoteles solo de vacaciones me hizo vacilar. No querría pisar un hotel durante algún tiempo así que en principio no dije nada por no convertir ese rojo vergonzoso en otro de rabia. Afortunadamente la pregunta me sirvió de enlace a lo que rondaba mi cabeza —Podríamos comprarla preparada para viajar y olvidarnos de hoteles... —insinué. A fin de cuentas así habíamos hecho antiguamente todas nuestras escapadas. Yo siempre amaba conducir y cocinar y ella buscar en mapas y reservar todo lo que necesitáramos sobre la marcha —A menos que te sientas tan vieja que quieras empezar a frecuentar balnearios.
Lo estábamos volviendo a hacer. Estábamos hablando como una pareja de viejos. Tiré de su mano para avanzar y cruzar el puente Bow o nos estaríamos toda la tarde hablando en aquel parque, cosa que por otro lado nos venía tan bien a los dos, pero la realidad es que tenía hambre y las conversaciones importantes con vino se hacían más profundas y emocionantes. Además mientras antes calentáramos el estómago antes pensaríamos en irnos a mi apartamento.
¿Le he dicho a Theo que Adrien viene? Ah, no. Porque no lo sabía... bueno. No pasa nada. Le pondré un mensaje cuando llegue, o una nota en la nevera o... un calcetín en la puerta.
—Adri, ¿Se lo has contado a tu madre?
Apreté los labios mirándolo de reojo y suspirando cuando lo sentí hablarme al oído - Qué yo quisiera una casa para los dos no quería decir que tú la quisieras y… no quería presionarte… - Claro que me gustaría verlas con el, que opinara, que hiciera el payaso en las visitas, que me dijera como se imagina las cosas, pero eso era algo que solo era decisión de él y sabía que tenía mucho que asumir, así que lo único que podía hacer era tener todo listo por si decidía que si valía la pena estar justos aunque conmigo nunca tuviera más de lo que tendría ahora.
Sonreí caminando con el - Claro, por eso te dije una camperizada, para viajar en ella y si, estoy muy mayor ya, pero podemos hacer paradas en balnearios con ella - Bromee con una sonrisa cejeando, pero no me duró mucho la sonrisa claro, porque ahí estaba arremetiendo con un tema que no quería tocar.
Suspire y negué con la cabeza - Olivia ha tenido un susto grande, estará las últimas semanas del embarazo en el hospital y no creo que sea momento para que mi madre se preocupe aún más, se lo diré, pero cuando sea el momento - Cuando ya tuviera en sus brazos un bebé al que malcriar como buena “abuela” pues al menos así tendría algo que la animara cerca.
Sin apartarme un instante le agarré la cara con las dos manos, suavemente, pidiéndole que me mirara —Adrien, mi pequeña conejita, ¿Cuándo no he querido estar contigo? Ni cuando más enfadado he estado por algo he podido evitarte. Tú has sido siempre la única persona que me ha hecho sentir que tenía un sitio en el mundo —le confesé —. Si te he pedido tiempo era para no confundir más las cosas de las que las tenía.
Afortunadamente el humor parecía seguir intacto en algún lugar de nuestras cabezas, me reí con la forma de seguirme la corriente y fui un poquito más yo —Entonces tendremos que tener cuidado esta noche no vayamos a desencajarnos la cadera, tenemos una edad —incluso riéndome miraba alrededor un poco avergonzado por si alguien escuchaba nuestra conversación surrealista.
Lo que a Adrien le parecía algo desagradable a mí me parecía necesario preguntárselo. Como siempre buscó una respuesta para echar balones fuera. No quise ahondar en la respuesta pero si quería sacar algo en claro de una posible relación teníamos que ser claros —Nunca será el momento adecuado, Adri... ¿fue el momento adecuado para contármelo a mí? Aún estoy encajando cosas. Pero si queremos pensar seriamente en nosotros necesito que tu madre lo sepa todo.
Se me notaba un poco ansioso con ese tema así que le hice una propuesta —¿Por qué no vamos a verla y le hablamos de nosotros, de tu piso y se lo contamos? Yo te ayudo ¿Confías en mí? —dije ofreciéndole mi mano.
La que realmente estaba confundida era yo, porque siendo sinceros no sabia que tenia que confundir Rick, yo le había pedido que se tomara ese tiempo para reflexionar sobre la bomba que le había soltado, sobre si realmente seria capaz de asumir que nunca seria padre, no si elegíacas estar conmigo, sobre su vida actual y si yo encajaba en ella, sobre las relaciones que tenia y lo que implicaba mi regreso si elegíacas estar juntos. Sobre mil cosas, pero realmente no sabia que de esas mil cosas podían confundirlo, si entendía que lo abrumaran, que le hicieran tener dudas, que tuviera que replantearse mucho, pero no veía algo confuso en ninguna de ellas.
- Siempre vas a tener un lugar a mi lado, incluso cuando no se si quieres tenerlo - Porque la opción de no ver a Rick, de no hablar con el o dejar cualquier tipo de relación no existía, podía aceptar no ser pareja, podía aceptar no volver a pasar una noche juntos, pero dejar de ser amigos nunca. Y siempre iba a tener un lugar conmigo, de la forma que fuera siempre iba a pensar en el.
Sonreí con su broma de ancianos pero ahí estaba otra vez el tema estrella y la constante manía de Rick de querer que le dijera cosas a mi madre cuando no estaba lista, siempre había sido asi, en todos aquellos años juntos, desde el instituto había sido asi, el tenia la necesidad imperiosa de que mi madre estuviera enterada de todo al momento y yo no.
- Confío en ti, pero tu tienes que confiar en mi y se que no es un tema que sale en los postres comiendo con ella, pero tampoco uno que pienso sacarle mientras la que considera su nuera - Pues hacia mucho que había adoptado a Leroy como su hijo - Esta en el hospital embarazada y monitorizada para que no le pase nada a ella, al bebe o a ambos - No, sin duda este no era el momento para decirle "Mama no puedo tener hijo y antes de que lo sugieras no voy adoptar" - Te prometo que cuando haya nacido, cuando todo este bien se lo diré, pero no voy a preocuparla mas de lo que ya esta en este momento. - Y no tenia forma de hacerme cambiar de opinión en eso y realmente esperaba que lo entendiera.
- Ademas, si quieres hablarle de nosotros y del piso, ese tiempo de espera servirá para enseñarle fotos de la casa y saber bien que decirle de nosotros - Porque en tres semanas salía de cuentas y para esas esperaba tener ya algo comprado y... Rick algo más claro.
Un calorcito se instalaba en mi estómago mientras hablaba Adrien pero el final de la frase se tornó agridulce —Siempre voy a querer tenerlo ¿Estás loca? De hecho voy a serte muy sincero. Bueno, mejor aún, voy a ser muy claro, al menos más de lo que acostumbro. No es porque no quiera serlo sino porque no pienso mucho lo que digo —Me quedé un instante pensativo. Básicamente me había perdido en mis pensamientos difusos.
—Ah, sí —dije volviendo al hilo —Sé que quiero estar a tu lado. Lo sé. Lo siento. Lo deseo. Mis dudas no tienen que ver contigo ni con tus circunstancias. Mis dudas están en que no quiero tener a Theo lejos, está pasando un proceso delicado. Estuve visitando a su padre y comprobé que necesita un apoyo que no lo juzgue y lo entienda. Le tengo mucho cariño a ese cabrón.
dejé escapar un suspiro tras contar lo de Theo y la miraba buscando reacciones. Estaba acelerado pero trataba de sonar honesto. Podía ser muy arbitrario y ambiguo hablando pero no era un mentiroso —Con Ágata la cosa es diferente. Sé que es tu amiga y no quiero que te sientas de ninguna forma reemplazada. Porque no es así. Hemos mantenido relaciones, sí. Pero han sido puntuales y nunca hemos dejado ver nada más allá de eso ni a Orlando, ni a mamá Monteiro. Ni siquiera a Theo. Nos hemos acostado como dos personas libres que éramos y con la razón de que mejor entre amigos que con desconocidos. Ella tiene su vida y yo la mía y además —me puse la mano en la boca haciendo muestra de contar un secreto —Creo que va a formalizar su relación con Mackintosh...
Levanté las manos en gesto de rendición —Ok, confío en ti. Solo es que adoro a tu madre y sé que si ella viene a por mí con sus preguntas yo voy a cagarla y no quiero. No quiero. No quiero —resoplé, me llené de aire los pulmones y susurré —Cuando vuelva a verla quiero decirle "suegra, quiero que sepas que no pienso dejar a tu hija que vuelva a escaparse" —. Podía decirlo más alto pero no dejarlo más claro.
La primera parrafada que soltó me dejo mirándolo con una ceja alzada, no estaba entendiendo un pimiento, pero no tarde en darme cuenta que era Rick, siendo Rick, soltando lo que le pasaba por la cabeza sin darse cuenta que el resto no estábamos en esa cabeza de chorlito para entenderlo.
Pero al final acabo ordenando sus ideas y haciéndose entender y no pude evitar mirarlo con una media sonrisa - Parece que has olvidado con quien te casaste - Dije sonriendo con ternura y dandole un besito en la mejilla sin dejar de andar - ¿Porque te crees que uno de los requisitos era mínimo dos habitaciones? - Le pregunte sin esperar respuesta, porque claramente para críos no seria - Se que tengo que encajar de nuevo en las vidas de todos, y no quiero llegar como un Tsunami que arrase con todo, ni quiero que nadie se vea ahogado por mi vuelta - Y yo no era el, yo siempre tenia todo planeado hasta el minuto y el segundo - Si decides venirte conmigo en algún momento, Theo tendrá su habitación en nuestra casa todo el tiempo que necesite - Y lo dije de forma muy solemne - Y yo no soy tu, si tengo que arrastrarlo por una oreja a esa habitación lo haré - No sabia si el chico se había vuelto orgulloso con los años, pero por si era asi yo no le iba a permitir no aceptarlo.
Lo de Ágata me hizo volver a elevar una ceja y contener la risa - Cariño, podría sentirme remplazada por muchas mujeres, pero no por Ágata - Comente riendo un poco finalmente - Somos agua y aceite, la adoro, la he adorado siempre, pero exactamente por eso, porque somos esos imanes opuestos que se atraen, yo soy la coñazo que si haces algo mal te tira de las orejas, ella se uniría a ti hacer el mal - Y era algo que siempre le había envidiado, yo media todas las consecuencias hasta la saciedad, sobrepensaba las cosas, valoraba las opciones, y era una jodida psicótica en muchas otras, ella era todo energía y libertad, era impulsiva, yo era hielo y ella fuego. El tema de formalizar su relación con Mackintosh lo deje pasar porque realmente era algo de lo que una no había hablado mucho con ella y tampoco podía dar mucha opinión.
Mis ojos se pusieron en blanco con el tema de mi madre y la boca buzón de Rick - Bueno, puedes estar tranquilo que hasta dentro de unas semanas no habrá comida familia - Pues cuando naciera el bebe iría de visita eso estaba claro, pero para eso aun quedaban semanas y Rick quizás no quisiera ir, una cosa era ir a ver a mi madre ey otra al bebe de Leroy. Su susurro en cambio me saco una sonrisa boba. - ¿Vas a tatuartelo? No pienso dejar a Adrien escapar de nuevo.
¿Olvidarme con quién me había casado? Eso podía dar por hecho que no. No la había olvidado ni en las cosas más triviales —¿Cómo iba a olvidarte, Adri? Mi vida a girado en torno a ti desde que tengo diecisiete años, aún cuando has estado lejos. —había mencionado aquello de encajar en la vida de todos y eso me provocaba un nudo en el estómago. Ni siquiera yo sabía cómo encajar en el grupo. Podría resultar un tanto insultante tratar de convencerla de que yo tampoco terminaba de encajar, cosa que era falsa porque los mantenía presentes a todos en mi vida, hasta al imprevisto Mack con el que coincidía de vez en cuando en los estrenos de Ágata pero en el fondo, en mi fuero interno, eran muchas las noches en las que acababa hasta arriba de anfetas y durmiendo en la camioneta sin ninguna intención de compartirlo con ellos ni con nadie.
—Ok, si Theo acepta contigo ese trato no tengo ningún inconveniente en ello. Lo que no quisiera sería arrastrar a Theo a una situación embarazosa para él. —declaré con seriedad a pesar de que me dejé besar con una sonrisita de niño. Lo tenía muy claro. No quería que Theo se sintiera que por estar con Adrien lo dejara de lado y tampoco quería que sintiera que lo hacíamos por pena. Era mi bro y habíamos pasado mucho juntos como para querer tenerlo cerca el tiempo que necesitara.
Le eché el brazo por encima y rodeé su cuello para atraer su cabeza hasta mí. Esta vez fui yo el que le dio un besito en la sien y le dije al oído —No he conocido mujer que sea capaz de reemplazarte. —Por un lado porque nunca había querido buscarla. A los diecisiete soñaba con meterme dentro de todas las bragas que encontraba a mi paso. Después de irme a New York, después de diez años conociendo a la perfección el cuerpo y la mente de Adrien había sido imposible volver a ponerme a buscar todo eso. La novedad me daba una pereza enorme y tan solo un simple coqueteo con una desconocida me hacía vacilar tanto que nunca daba un paso más allá.
Esperaba, y en el fondo deseaba, que se diera ese retraso para celebrar. En mi mente todo parecía más fácil con un bebé por medio, y Adrien estabilizada en New York. Estaba de acuerdo con ella en ese punto y sonreí levantando la manga de la camisa para señalar —Aquí, junto a la mano puedo tatuarme "No pienso dejarte escapar"
A la mierda.
¿Como esperaba que no reaccionara cuando me decía cosas como aquellas? Cosas que en otro tiempo me hubieran dado arcadas y ahora me volvían gilipollas, asi que corte el paso totalmente y me lance a sus labios para besarlo como llevaba queriendo hacer cada día de mi vida desde esa primera cita en la playa.
Cuando el beso termino le guiñe un ojo para seguir andando y escuchándolo - Cuando decidas si quieres vivir juntos yo hablare con el, tampoco tengo intención de obligarlo, pero si de hacerle saber que tiene su lugar con nosotros el tiempo que quiera o necesite - No iba a llegar y esperar dejar al pobre hombre colgado, por no decir que sabia lo importante que era para Rick.
Sonreí como una boba sin poder evitar sonrojarme un poco - Me alegro que asi sea, porque yo tampoco he conocido a nadie que te llegue a la suela de los zapatos - Y no seria porque no hubiera conocido gente en los últimos años, tanto que no podría llegar acordarme ni de la mitad, pero ninguna era como Rick, nadie me había demostrado y hecho sentir tanto como el.
- Me parece muy buen sitio, asi cuando me agarres para que no huya de tus ataques yo tambien lo veré - Bromee feliz de que no siguiera insistiendo con el tema de mi madre, pues sabia que Rick podía ser mas cabezota que nadie, pero me alegraba que entendiera mi postura y el porque ahora no me parecía un buen momento.
Una cosa tenía muy clara. Mientras más pegada a mis labios tuviera a Adrien menos posibilidades tenía yo de seguir hablando y cagándola. Quizás por ello, por esa fascinación de Adrien hacia mí, cuando más tiempo pasaba con ella menos probabilidades tenía de andar jodiéndome la vida. Recibí el beso y le respondí con efusividad, la rodeé con los brazos y sumergí mis manos en su pelo acariciando su nuca. Probablemente y al fin nos dábamos un verdadero beso de lo que podría definirse como reconciliación.
Asentí ante su oferta y resoplé flojito —Espero que Theo lo vea bien. Ya sabes cómo es a veces —me encogí de hombros y a continuación rodeé su cintura atrayéndola hasta mí —seguro que dice que él no quiere molestar y todo eso...
Ese último beso había definitivamente derrumbado algunas de las reservas que podíamos tener entre ambos. Lo notaba en sus ojos embelesados, en sus mejillas encarnadas y por supuesto en sus palabras que me hicieron sonreír con gesto picarón —Con estas cosas que me dices no me dejas mucha más elección...
no había terminado de mostrarle el sitio indicado para el tatuaje, enarqué una ceja al escucharla y la agarré como si tratara de impedir que se largara corriendo aprovechando para apretarme contra su cuerpo que verdaderamente echaba ya de menos—¿Ataques? ¿qué coño dices? ¿Te crees que podrías escapar así como así de esos ataques?
Cuando me atrajo por la cintura pegándome a él casi se me escapa un jodido suspiro, un de alivio, uno que marcaba que de golpe estaba donde debía, donde necesitaba, junto a él. Inconscientemente una de mis manos ya fue a su cabello, su precioso cabello, no podía negar que añoraba su melena, pero asi tambien estaba guapísimo. - Aja... se como es a veces y tu tambien sabes que puedo ser muy persuasiva cuando quiero - Le dije con complicidad guiñándole un ojo, pues Theo podía decir misa si quería, pero yo sabia hablar lo suficientemente bien como para que no le quedaran dudas en que si se lo ofrecía es porque me daba la puta gana y no estaba obligada a nada, ademas de otras cosas que le dejarían claro que no molestaría y que siempre tendría un lugar.
Me reí un poco con lo de la elección, realmente yo esperaba que no la tuviera, pero... eso era algo que solo podía decidir él y en realidad yo si creía que tenia muchas mas elecciones, pero no me quejaría si escogía la que era quedarse a mi lado. Solo me quedaba rezar algún dios para que no se arrepintiera en el futuro.
Y ya cuando me agarro de aquella manera pegándome mas a el... A la mierda mi cordura, porque mi mirada decía claramente lo mucho que lo deseaba, lo mucho que lo necesitaba y lo mucho que lo quería. - A veces intentarlo es lo divertido, porque lo mejor llega cuando me atrapas... - Conteste con complicidad mordiéndome el labio sin poder apartar mi mirada de aquellos ojos verdes.