Partida Rol por web

Dark Heresy: Capítulo Segundo.

Bastion Serpentis.

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05/11/2012, 10:28
Arlan Hex.

La mirada de Itsua recorrió a los tres recién llegados. Sus reflexiones permanecieron en su cerebro, ocultas a los oídos de todos, limitándose a observarlos y comprobar sus reacciones tras la aparición del servocráneo. Se permitió una torcida sonrisa antes de hablar.

-Bienvenidos a Bastión Serpentis -su característica voz ronca llenó el silencio y pareció atravesar las espaldas de quienes habían empezado a andar a la búsqueda de lo que creían debía ser la dirección correcta-. El Adepto Asclates me ha encomendado que os llevemos al subnivel 9. Allí se encuentran vuestras celdas, donde podréis asearos y dejar vuestras cosas. Tras ello, y dada la hora, os mostraremos el comedor donde podréis comer con nosotros. Por la tarde, tenéis una cita en el subnivel más profundo para Predestinación Imperial. No os acompañaremos pero os indicaremos el camino cuando sea el momento. Ahora, si me seguís -concluyó, mientras se ponía en marcha.

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05/11/2012, 12:37
Bastión Serpentis.

- El Acólito Inquisitorial que ha hablado - no ha dicho su nombre - muestra a los tres recién llegados - no ha preguntado sus nombres - la puerta abierta del elevador.

- Sus dos acompañantes, sin duda también Acólitos de la Inquisición, no han musitado ni una palabra.

- Los seis entran en el elevador, que desciende velozmente hasta el Subnivel 9.

- Allí hay un largo corredor con diversas celdas-dormitorio y al final un comedor. En ese Subnivel hay también una Biblioteca, una sala de estudio, una cámara de meditación, una sala de prácticas de tiro y diversas salas de entrenamiento.

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05/11/2012, 14:35
Arlan Hex.

Tras un recorrido en absoluto silencio, llegaron a su destino, un recorrido en el que Itsua meditaba. Ninguna de las partes mostraba especial interés por la otra, pese a la consciencia de que deberían trabajar juntos en la resolución de diversos conflictos, aspecto inicial que ya demostraba a ojos del psíquico cuál iba a ser el futuro en aquel grupo. Individualidades luchando en pro de su propio ego, siempre a la mayor gloria del Dios Emperador como excusa de sus inanes ambiciones. Varios habían mostrado su tipo de iniciativa tratando de seguir a un servocráneo estático que arrojaba una débil luz a varios caminos poblados de sombras. Y el vostroyano entre ellos, recordó con una media sonrisa cargada de cinismo e inviisble a quienes le seguían. Almas que, en medio de la oscuridad, demostraban que seguirían cualquier tipo de luz, sin esperar consejo, recomendación o instrucción alguna. Meras víctimas propiciatorias que serían capaces de sorprenderse ante su propia corrupción llegado el momento.

-Estas que veis a continuación son vuestras celdas. No son nominales, podéis elegir la que prefiráis, algo bastante vano pues no hay diferencias entre ellas. Más allá se encuentra el comedor donde comeremos una vez os hayáis acomodado. En este subnivel encontraréis algunas dependencias que quizás os resulten de interés, tales como la Biblioteca, zonas de instrucción y entrenamiento y otras -enumeró vagamente-. Mi nombre es el de Arlan Hex, psíquico imperial -señaló volviéndose hacia el trío recién llegado y mirándolos con sus luminiscentes y rojos ojos protésicos-, si bien prefiero ser llamado Itsua. Vladymir Ostrogov, primer nacido vostroyano y Tercio Veridio -acabó al tiempo que señalaba a uno y a otro-. Si tenéis preguntas, os aconsejo esperéis a que nos reunamos en el comedor. Sois libres de acudir o no. En todo caso, por la tarde y si no hemos coincidido, vendré a buscaros para llevaros a vuestra ineludible cita. Y si deseáis presentaros, este es tan buen momento como cualquier otro.

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05/11/2012, 16:32
Intius Varnias.

La voz de uno de los tres tipos rompe el silencio que reina en la sala. El tipo delgado y calvo con ojos rojos brillantes no pasaría desapercibido en muchos sitios. Parecía que era el encargado del comité de bienvenida de parte de la Inquisición. Sin decir una palabra le siguió cuando se puso en marcha hacia el elevador junto a los tipos que le acompañaban, seguramente los tres eran acólitos de la Inquisición, o al menos eso parecía. Tan solo el calvo de ojos rojos siguió hablando cuando llegaron al subnivel 9. Tras enseñarles las instalaciones y las celdas decidió presentarse. Quería que lo llamaran Itsua, no había problema.

-Intius Varnias.

Dijo secamente ofreciéndole la mano a él y a sus dos acompañantes a los que acababa de presentar igualmente, también saludó a los otros dos que habían llegado con él. Hacía tiempo que no hacía aquello y la sensación le resultó extraña. A pesar de tener que dormir en una celda parecía que aquello no podía empeorar su situación anterior. No dijo nada más pues el tipo no quería preguntas en aquel momento y tampoco tenía muy claro que podía preguntarle en aquellos momentos.

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05/11/2012, 16:44
Xerxes von Braun.

El cuestor que había caminado con las manos cruzadas cubiertas bajo su abrigo las frotó nerviosamente tras ver los dormitorios que les señalaban. La pregunta de quién los había ocupado antes que ellos y dónde estaban era inevitable. Tan inevitable como ver el polvo que se acumulaba en las escasas superficies de aquella celda espartana y las pelusas que desde las esquinas en penumbra le saludaban.

Tan honda impresión causaron aquellos inesperados compañeros de habitación que ni participó en las presentaciones de rigor. Pasó de largo de la mano que le tendía el ambiguo personaje que parecía tanto policía como ladrón y con paso apresurado se detuvo frente a cada puerta abierta dedicándose a inspeccionar todas las celdas desocupadas buscando la que más se adecuara, aunque fuera de forma remotamente lejana, a sus cánones de pulcritud. Pues por mucho que el que los había guiado dijese con su voz ronca que todas eran iguales, Xerxes sabía que ni siquiera dos motas de polvo se parecía, y aquellas habitaciones tenían por lo menos tantas diferencias como motas de polvo en ellas había.

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05/11/2012, 17:08
Tercio Veridio.

Habían sido unos tensos instantes de auténtico silencio, en los que dudaba realmente cómo actuar con aquellas personas. Por un lado, ya estaba cansado del entrenamiento y la rutina en el Bastión Serpentis y siempre me agradaba ver caras nuevas y conocer gente distinta (sobre todo si eran mujeres, claro está, quizás tenga más suerte con eso la próxima vez...) pero por otra parte, está claro que la gente muere en las misiones, es un hecho. Aunque no haya mayor gloria que dar tu vida por el Emperador y todo eso, lo cierto es que resulta una pérdida de tiempo tratar de conocer a fondo a una persona que va a morir (o desaparecer) muy pronto.

"Puede que esta vez seas tú el que muera, amigo Tercio" - pensé.

En cualquier caso, seguía siendo una pérdida de tiempo... pero ya que Itsua se había lanzado a las presentaciones, bueno, puedo ser muchas cosas pero no soy descortés.

- ¿Para mi no tienes una coletilla, Itsua? - dije con una sonrisa, era fácil definir al vostroyano en una frase pero me gusta pensar que soy un tipo difícil de definir.- Tercio Veridio, mucho gusto en conoceros - dije estrechando la mano de los recién llegados, excepto la de aquel tipo extraño.

Le seguí con la vista para comprobar que comenzaba un minucioso estudio de las celdas que les habían asignado, no parecía convencido de lo que había dicho Itsua acerca de ellas. Me separé ligeramente del grupo para apoyarme en la puerta de la celda que estaba escrudiñando en aquel instante.

- Si buscas a fondo seguro que encuentas algo distinto en ellas - dije aún sonriendo.

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05/11/2012, 18:11
Sargento Vladymir Ostrogov.

Parecía que Itsua se había decidido a romper el hielo, lo que le ahorraba tener que dar explicaciones al guardia imperial. Siempre se había considerado un hombre de acción, parco en palabras, y aquello no iba a cambiar. Pero ya que sus dos compañeros se habían animado a presentarse y hablar, supuso que sería correcto dedicar al menos unas palabras a los nuevos inquilinos del Bastión Serpentis. Estrechó la mano que le extendía aquel que se hacía llamar Intius Varnias, y una sola palabra salió de sus labios.

-¿Arbitrador?

Parecía evidente que el vostroyano había reconocido parte del equipo que llevaba. Tras éso, observó con curiosidad el comportamiento del miembro del munitorum, mientras esperaba una respuesta. 

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05/11/2012, 18:20
Arlan Hex.

-La tengo, pero dudo que te gustara que la empleara Tercio -Itsua se giró en dirección al comedor-. Voy a tomar algo antes de comer. Una infusión de tanna -dijo mientras miraba al silencioso recién llegado que, nerviosamente, se movía ante las celdas observándolas mientras esparcía por el aire su tufo a betún y podredumbre. Negó con la cabeza de un modo tan sutil que pareciera que no lo había hecho y se encaminó a su destino.

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05/11/2012, 18:41
Intius Varnias.

Se quedó dudando unos instantes. Una pregunta tan sencilla y la respuesta parecía tan compleja. Sin lugar a dudas había sido arbitrador, aunque aquello parecía tan solo un sueño lejano que casi no recordaba, y ahora volvía a serlo oficialmente, o eso le habían dicho. Pero en el medio había demasiados años negros que le habían hecho casi olvidar todo lo que significaba aquello. Y ahora se encontraba allí dispuesto a servir al Emperador hasta las últimas consecuencias.

-Lo fui, hace tiempo.

Respondió con un cierto tono melancólico. Había sido su decisión, su sueño y se lo habían arrebatado.

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05/11/2012, 20:13
Servidor.

El comedor es una estancia muy sencilla.

Una mesa central con varias sillas. Luces en las paredes que simulan las antorchas típicas de la Inquisición.

Un aparador tras el que hay un servidor que dispensa raciones de nutrigachas, tazas de tana y de recafeinado sólo un poco mejor que el que sirven en la Guardia Imperial.

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05/11/2012, 21:41
Xerxes von Braun.

- Precisamente…- respondió sin ni siquiera mirar al hombre que había interrumpido la búsqueda con su afirmación. Pero luego, sin más razón que la sospecha, se giró y vio la sonrisa en el rostro del hombre bien peinado. Una sonrisa que comenzó a escrutar con el mismo celo que había empleado inspeccionando las habitaciones.

- Ese mohín…- dijo señalando la curvatura de sus labios como quien señala una cucaracha.- ¿Es porque usted considera divertido que invierta mi tiempo en una tarea que considera inútil o es por otra razón? Señor…

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06/11/2012, 02:41
Titus Nihilius.

Escucho al hombre calvo mientras nos guía hasta el ascensor y, una vez llegamos al complejo de celdas, vuelvo a escuchar sus palabras. Estrecho su mano y la de todos quienes me la ofrecen a la vez que contesto por educación con mi propio nombre:

 - "Nihilius... Titus Nihilius."

Luego miro al tipo que vino con nosotros y que pasó de manera poco cordial de los saludos para comenzar a revisar de manera extraña las celdas.

Después se vuelve hacia el tal Tercio y hace una pregunta cuya respuesta sale de lo profundo de mi mente para quedarse allí mismo:

"Es solo porque eres más imbécil de lo que esperaba de los recién llegados. Sobrepasaste las expectativas."

Sin perder más tiempo sigo al Psíquico hacía lo que debería ser el comedor para ingerir algo. La verdad es que hace demasiadas horas que no como nada, desde antes de mi arresto pues no probé bocado alguno en los transportes. Simplemente mi mente estaba ocupada como para recordarme el hambre, pero ahora que todo ha pasado y este nuevo panorama se me plantea, las funciones vitales vuelven a su normalidad.

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06/11/2012, 11:45
Servocráneo.

- Las nutrigachas parecen la típica comida industrial de colmena, pero una vez se prueban, se descubre que tienen mejor textura y sabor.

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06/11/2012, 16:59
Arlan Hex.

Itsua comió en silencio la pasta que había constituido su rutina alimenticia en los dos últimos meses. Si estaba aburrido de su sabor o de su textura no podía apreciarse en sus económicos gestos. Cuando acabó retiró el plato y se sirvió una humeante y ardiente taza de tanna.

-Nihilius, Titus -dijo repentinamente, las manos abrazando la taza. No le había pasado desapercibido el corte de sus ropas, en franca competencia con su raída túnica. Sus gafas de espejo constituían igualmente una barrera de cara al contacto visual, aspecto que el resultaba bastante indiferente-. Las gafas, ¿obedecen a alguna razón particular? ¿Estética? ¿Fotofobia? ¿O simplemente para establecer una barrera con tus interlocutores? Sea como sea, permíteme un consejo no solicitado. En tu entrevista de esta tarde, quítatelas -no adujo razones, pues las consideraba evidentes.

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07/11/2012, 06:13
Titus Nihilius.

Me acerco al Servidor y recibo de él un plato de nutrigachas y una taza de recafeinado. Me siento frente a Arlan/Itsua y como en silencio, disfrutando de la sensación de volver a tener algo en el estómago. Luego me quedo bebiendo mi líquido para sentirme un poco mejor, sensación nunca despreciada por quién sabe de privaciones y malestares.

Mientras disfruto parsimoniosamente del fluido, el psíquico me habla acerca de mis gafas. A ratos olvido que las llevo puestas y desde mi captura todo ha sido un poco nebuloso para mí, por lo que me fue sumamente fácil olvidar mi aspecto. Me las saco con calma y las miro mientras le respondo al hombre:

 - "Gracias por tu consejo, Itsua. ¿Puedo llamarte así o prefieres de otra forma? Cuéntame algo de este lugar y de nuestro rol aquí, si no es mucha la molestia y es información que manejes. No me gusta la desinformación y pareces saber más que la mayoría o por lo menos tener mejor disposición para compartirla."

Luego guardo mis gafas espejo en el bolsillo del pecho de mi chaqueta y continúo bebiendo para reponer fuerzas y energías para esa reunión que ya nos ha sido adelantada por mi interlocutor y que asumo será con alguien mucho más importante jerarquicamente que nuestro comité de bienvenida.

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07/11/2012, 16:32
Arlan Hex.

-Itsua está bien -dijo con su voz áspera, tan en contradicción con su aparentemente frágil físico-. Respecto a lo que pueda contarte de este lugar, no es gran cosa. Estáis, como ya sabrás, en el Sector Calixis, cuyo mundo capital es Scintilla, un próspero núcleo Imperial que sostiene a la mayor población planetaria en el Sector. Está dominado o compartido -los supuestos sinónimos casi fueron escupidos en un chorro de venenoso cinismo- por dos vastas ciudades colmena, Sibellus y Tarsus, en las cuales habita la mayoría de la población planetaria. Pero a pesar del dominio de esas dos grandes colmenas, las comunidades de Ambulon y Ciudad Gunmetálica contribuyen significativamente a la economía del planeta. En ese mundo verías, de visitarlo, esplendores donde los ricos y poderosos compiten con un implacable apetito. Pero Scintilla es también un mundo de corrupción. La decadencia moral devora las casas nobles, miembros de las cuales a menudo se dejan llevar por su riqueza y estatus. En la enrarecida cultura de los alto-nacidos, la corrupción del poder y el privilegio corre profundamente, del mismo modo que la sangre corre por tus venas. Las casas nobles se consideran a sí mismas por encima o fuera de la Ley Imperial, lo cual encierra una parte de verdad, y poseen una inmensa influencia. En el otro extremo del espectro social están las bajocolmenas, llenas de mutantes, forajidos y bandas ultraviolentas, además de los celotes psicóticos de la Redención -relató como quien estuviera leyendo un libro de historia-. Los colmeneros medios están atrapados entre las espiras de la aristocracia y las rancias bajocolmenas. Viven vidas desgraciadas de eterno trabajo donde la ignorancia es una virtud,  la muerte es una recompensa por una vida de lealtad y servidumbre, pagando los tributos solicitados por el Administratum. Ha sido así desde los días de Angevin, y las diversas corrupciones de Scintilla están tan profundamente arraigadas que se han vuelto invisibles incluso para aquellos que las perpetran. Tal vez podría decirte más, pero no deseo aburrirte, pues no es lo que me has preguntado -dijo con una torcida sonrisa, apurando su tanna. Se levantó para servirse más y al volver, depositó la humeante taza ante sí-. Tus pies están en Bastión Serpentis, una fortaleza ubicada en Lachesis, una luna inhabitable que orbita en torno a Scintilla. ¿Qué es? Una base secreta de la Cábala Tiranista, una agrupación inquisitorial encargada del estudio de la Estrella Tirana. ¿Tu papel aquí y el de tus otros dos acompañantes? No me corresponde a mí decírtelo. Porque sería presunción e hipotetizar y porque podría equivocarme -su tono sin embargo parecía denegar tal posibilidad-. Pero tu ignorancia pronto será barrida cuando acudas a tu cita. Eso sí puedo asegurártelo.

Itsua tomó la taza y bebió con calma tras su largo monólogo. Hacía bastante que no hilaba tantas palabras de seguido, fruto de los dos meses de entrenamiento habidos unido a su deseo, en el escaso tiempo libre, de concentrarse en la meditación. Miró a su interlocutor, midiendo sus reacciones ante la información proporcionada. En ningún momento había revelado nada personal y en níngún momento pareció demostrar curiosidad por la persona de Titus Nihilius, pues nada le preguntó.

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07/11/2012, 17:27
Tercio Veridio.

- Tercio Veridio, nada de señor - le había contestado al extraño tipo que escudriñaba las celdas.- De acuerdo, no es asunto mio - dije levantando las palmas de las manos.- Es una elección personal decidir en lo que se invierte el tiempo... que olor tan extraño... ¡Oh! deben ser esas malditas nutrigachas ¡Todos los días lo mismo!

No me entretuve mucho más, pues Itsua les estaba ya conduciendo al comedor para degustar los manjares que nos ofrecían diariamente... con un poco de suerte podría escamotear algo de comida de verdad si nos envíaban pronto de misión. Escuché vagamente el discurso de Itsua, que seguramente les sería muy útil a los nuevos, pero yo tenia suficiente con mi cuenco de nutrigachas...

"Maldita sea esta cosa... no sabe mal pero el aspecto es deleznable, y comerlo cada día no ayuda" - pensé.

Aquellos pensamientos terminaron por quitarme el apetito, así que dejé un poco de la comida, ya se encargaría alguien de "reciclarla".

- Creo que necesito un trago - dije al fin, con un atisbo de desesperación en la voz.

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07/11/2012, 18:15
Xerxes von Braun.

- De acuerdo, Tercio Veridio- dijo entornando los ojos, pero antes de que Xerxes pudiera corresponderle con su nombre, tal y como dictaban las convenciones sociales, Tercio Veridio se marchó con una rocambolesca excusa sin ni siquiera responder a su pregunta. Una pregunta que por su reacción parecía haberle incomodado.

El Cuestor observo su huida con indiferencia antes de reemprender la tarea que el mismo que huía había interrumpido. Poco después dio la habitación que más se adecuaba a sus gustos, habitación que probaba como errónea la afirmación del hombre que tenía un nombre y prefería ser llamado por otro.

El Cuestor entró cerrando la puerta tras él, no sin antes echar un último vistazo a su espalda, y una vez dentro comenzó a colocar sus pertenencias en su nueva habitación.

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07/11/2012, 18:32
Sargento Vladymir Ostrogov.

Vladymir vació metódicamente su plato de nutrigachas y su taza de recafeinado, mientras escuchaba a un hablador Itsua relatar las maravillas de aquel sector. 

"Bueno, para éso está la Inquisición... Para intervenir cuando la corrupción se juzga excesiva..." pensó el guardia imperial, aunque no dijo nada. Sin duda, el psíquico le daría la vuelta o cargaría contra cualquier comentario adicional, fuera de la clase que fuera. Es más, seguro que su silencio también le parecía mal. El guardia frunció algo el ceño, pero era consciente de que aquellos extraños necesitarían alguna voz más que la de Itsua para ubicarse. 

-Sin duda, pronto os revelarán algo... Espero que tengáis suerte, sea lo que sea que os espere. Y recordad que, por densas que sean las sombras, el Emperador protege. 

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07/11/2012, 18:45
Intius Varnias.

Intius al ver que los otros empezaban a dispersarse decidió ocupar una de las celdas. Evitando la que estaba observando el tipo de aspecto impecable que lo había acompañado hasta allí, se metió en la que tenía más cerca. Se deshizo de su chaleco, que en aquellas circunstancias no resultaba más que un estorbo y de su porra, aunque conservó su cuchillo encima. Tiró ambos encima de la cama y salió hacia el comedor, donde pudo escuchar toda la explicación del que había sido su guía por las instalaciones.

Parece que conoce bien el sistema y todo su funcionamiento.

Se sirvió un plato de nutrigachas y se quedó de pie esperando a ver donde se sentaban los otros y decidió sentarse junto al resto. El sabor de las nutrigachas le sorprendió pues eran más ricas que otras que había probado. Cuando Tercio Veridio terminó de comer sonrió ante sus últimas palabras y rebuscó en el forro de su chaqueta sacando una pequeña petaca. La puso sobre la mesa y se la acercó a Tercio. En la cárcel aquella petaca de alcohol, podría haber resultado todo un tesoro, además de un peligro, pero también resultaba muy útil para negociar o forjar amistades. De alcohol parecía que volvería a tener un suministro regular, así que decidió que sería más importante intentar conseguir algo de complicidad con aquellos hombres.

-¿Lleváis mucho tiempo aquí dentro?

Aquellos tipos parecían estar al tanto de muchas cosas sobre como funcionaba ese lugar, así que intentaría conseguir el máximo de información posible, aunque parecía que hasta aquella reunión que había más tarde nadie estaba dispuesto a hablar. Ante las palabras de Vladymir Ostrogov añadió señalando a su petaca y extendiendo su invitación a todos.

-Brindemos por eso.