Partida Rol por web

-O-SI-TO -silabeó Renata viendo cómo la jarra desaparecía de entre sus manos-. Muy mal que hagas tuyos mis argumentos. Y peor aún que me robes. Lo mío es mío y lo tuyo... también es mío. Y no te la bebas entera -dijo poniendo morritos-. Deja un poco para mí o dame una de tus varillas. O te haré sufrir.

Dudó entre cruzarse de manos o echar un tiento a los boles, decidiéndose por esto último.

-Señor Faith, es de muy mala educación escuchar conversaciones ajenas, especialmente cuando son susurradas -dijo con picaresca y sin que pareciera que le importara lo más mínimo la incursión auditiva del sacerdote-. Por otra parte, ¿de qué singularidades habla cuando se dirige a nosotros? Ilústreme, por favor, soy toda oídos. Y bueno, también soy toda lengua. Le aseguro que yo sí sé manejarla, señor Faith, aunque supongo que eso me sitúa en un nivel inferior al de la Hermana Scythia -dijo con voz apenada-. Al menos con hombres tan virtuosos como debe serlo usted.

Sonrío abiertamente a sus palabras, las de supuesta reprimenda y luego las de aclaraciones. Hago un gesto de humildad y me encojo de hombros antes de contestar:

- "Mi única virtud es servir al Dios-Emperador sin reticencias. Solo tengo los dones de un siervo humilde y devoto."

Luego le respondo a la mujer, con un gesto de asentimiento:

- "Sus dones con la lengua pueden sernos de mucha utilidad, pues hay situaciones donde las palabras son más efectivas que las espadas. Solo digo que llegado el momento demuestren el valor necesario. Por otra parte, no sé a que se refiere con "Atractiva para los hombres", pues la Hermana Scythia no es una mujer, es una Hermana de Batalla, por lo que su única función es luchar en nombre del Dios-Emperador y de la iglesia que le adora. En cuanto a ustedes, sus singularidades son hablar y referirse a otros por sobrenombres nacidos de un falta de decencia aun más grande que la de escuchar susurros, además de atribuirles a respetados acólitos conductas íntimas aberrantes sin más motivo que un especial cuidado por su aspecto, cosa que además nuestras relaciones públicas agradecen."

Le concedo a Tercio. Ambos nuevos agentes son de un trato sumamente especial, fáciles de ofender con sus maneras. De alguna manera me recuerdan a nuestro caído líder, de quien esperábamos que su efectividad en misión compensase sus manías psiquiátricas. Estos no necesitan un curandero de los males mentales o un exorcista que disipe los demonios que nublan los pensamientos, pero aun así pueden ir en nuestra contra sus actitudes si causan algún altercado en el curso de la misión.

- Si usas esos morritos tuyos para algo más que para enseñarlos a lo mejor me lo pienso - respondió con una media sonrisa y meneando la jarra delante de sus narices.- Tengo para ofrecer algo más que varillas, y no creo que una mujer como tú viva solo de eso. Tú decisión, jefa.

Pero el clérigo no callaba. Parecía estar oficiando desde su púlpito, rodeado de feligreses calladitos como las putas que nunca cataban y diciéndole a la gente cómo tenía o no tenía que comportarse.

- Oh, vamos. ¡No me jodas! Y ahora el curita… ¿Por qué cojones quienes no descargan son siempre los que más hablan?- preguntó a Renata con hastío.- ¿Es una forma de librarse de la leche que se les amarga en las pelotas?

Renata, hizo caso omiso a lo que Kurt le decía y enarcó a un tiempo ambas cejas, en un gesto de sorpresa ante las palabras del sacerdote. Tras ello, echó a reír, pero su risa terminó bruscamente.

-Señor Faith, la vida me ha enseñado ciertas cosas -y en aquel punto su voz se volvió fría-. Una, no confiar en quienes presumen de ser humildes y devotos, pues la misma presunción de tales virtudes va en contra de lo que afirman. Y el fuego que detecto en su voz, estimado sacerdote, no habla sino de soberbia. Y por más que ponga en mi boca palabras que jamás he dicho, eso no le dará la razón en sus afirmaciones. Atractiva para los hombres -repitió imitando el tono del hombre-. Jamás lo he dicho, pero usted sí, lo cual me lleva a pensar que su subconsciente le ha traicionado y que no ve a la Hermana como una ¿no-mujer? Y luego... sobrenombres nacidos de una falta de decencia y atribución de conductas íntimas aberrantes -exageró el tono solemne del sacerdote-. De verdad, hágaselo mirar, porque tiene un severo problema. Muéstreme la indecencia y la rebatiré o aceptaré, pero no acuse gratuitamente. Y yo, querido, no he atribuido ninguna conducta íntima aberrante, que traduzco como tener sexo en su pacato lenguaje, a nadie. Ah, de verdad, cuán cerrado es aquel que solo ve la realidad desde el filtro de la censura y la estrechez de miras. Osito -dijo volviéndose hacia Kurt y tendiendo una mano, sonriente-. ¿Queda algo de cerveza? Tanto hablar me ha dejado seca y dudo que ninguna de tus varillas aplaque esa sed. Además, no deberías escandalizar a estos señores tan virtuosos con esas proclamas tan subidas de tono. Pero vuélvemelo a decir esta noche y tendrás una respuesta.

Y Renata rompió a reír.

Escucho la molestia de la mujer y enarcando una ceja, le respondo en un tono amable:

- "Lamento la interpretación de mis palabras, pero el caballero aquí presente se llama Tercio, no "Pelofino". Muy a diferencia de lo que su hombre cree, no tiene la aberrante conducta de fornicar con otros hombres. Si usted tiene sexo, como le gusta afirmar la palabra es algo suyo. Jamás he visto lo negativo en ello, pues la reproducción humana es el modo en el que el Dios-Emperador gana nuevos siervos. Crea en la humildad de quien la tiene, no hablo de mí ni de la Hermana con soberbia, sino con alegría de los caminos que hemos tomado para servir y dedicarnos de por vida a la iglesia. Finalmente, mi lenguaje no es pacato, no encontrará en mí un sacerdote juicioso en extremo ni censurador. La vida también me ha enseñado mis cosas."

Las horribles cicatrices de mi rostro se destacan con la luz cuando profiero mi última frase, demostrando que tampoco soy un recién salido al mundo y tengo mi experiencia en diversos campos.

Luego escucho las palabras de Kurt y me río abiertamente ante las palabras del Legionario penal, pues es sumamente gracioso como profiere palabras y ofensas de una manera espontánea, casi artística. Es notable el ingenio que posee, por lo que le respondo alegrado:

- "Lamento decepcionarlo, pero mi motivo para hablar no es más que llegar a un entendimiento. Acerca del contenido de mis genitales, supongo que se reabsorbe y es utilizado por mi cuerpo de una forma más útil, de otra manera se me habrían reventado hace años. Si fuese ese el motivo de hablar, Señor Como-llame, tu jefa tendrías 15 testículos y un celibato de por vida, pues la he escuchado hablar como nadie."

Me sigo riendo, alegre de que por lo menos tengan un sentido del humor muy desarrollado. Sin tomar en cuenta el toque profundo que le di a la mujer, parecen ser tratables, lo que me pone contento. A pesar de ser un clérigo, soy muy tolerante en muchos aspectos. Arlan me enseñó que lo desconocido no es necesariamente malo y que incluso donde más manchas hay es donde más brillo se puede encontrar.

Renata miró al sacerdote y rió una vez más, espontánea y alegremente.

-Sacerdote, fornicar con otros hombres no es aberrante y Pelofino no es un apodo indecente como sí lo sería Pelocoño, pero por lo demás, empieza usted a caerme bien. Tiene que mejorar en algunos asuntos, pero aún podré hacer de usted un hombre hecho y derecho si tengo tiempo para ello -dijo realmente divertida-. Choque esos cinco, Faith -dijo levantando la mano para palmear la del otro.

- ¡Argh! Mierda, Tauron - dije poniendo cara de asco.- No quiero escuchar nad más acerca de lo que te sale o no te sale de los huevos... literalmente... En cualquier caso - agité la mano tratando de apartar de mi cabeza la visión de los testículos de Tauron.- creo que será mejor que dejemos estos asuntos que no nos llevan a ningún sitio... a pesar de que sea tremendamente gracioso.

Me río junto con Renata y levanto la mano para recibir su golpe a la vez que le respondo:

- "Estaré encantado de recibir sus lecciones. El Dios-Emperador se beneficia de que sus siervos sean cada vez mejores, por lo que nunca rechazo una oportunidad de aprender."

Luego apuro mi cerveza, pues creo que ha sido suficiente charla y se acerca la hora de marcharse. Estamos aquí por una misión de gran importancia, por lo que no podemos retrasarla ni un poco, por el motivo que sea.

Kurt soltó una carcajada antes de tender a Renata una jarra que adolecía ya la falta de buena parte de su contenido.

- Joder, el curita te ha calado a la primera, jefa. ¡A la primera…!- Rió.- Me caes bien, viejo. Me llamo Kurt. Pero ve olvidándote de que hoy ella haga de ti un hombre. Esta noche tiene planes. ¿Entendido?- añadió serio, sin espacio para la negativa.

Entre sus dientes mantenía prisionera una varilla de Lho que había sacado con un par de golpes del todavía abarrotado paquete.

-Tú tampoco te olvides, jefa. Bebe todo lo que puedas porque vas a sudar como una cerda. Y tú, bigotes, deja de marearnos y escupe de una puta vez todo lo que sabes.- El Vostroyano parecía una puta, todo el día con la boca abierta pero sin decir nada.

Escucho las palabras de Kurt y asiento a su declaración antes de responderle:

- "Completamente tuya, Kurt. No te engañes por las cicatrices de mi rostro y mi cojera, solo tengo 25 años. De seguro que tu eres mayor que yo. ¿Tienes otra de esas varillas que me des?"

Veo que el hombre parece tener un suministro casi infinito de varillas de lho y hace tiempo que no me fumo una. En la Catedral del Esclarecimiento no es demasiado bien visto por los más radicales el consumo de la sustancia, pero a mí me gusta y estoy seguro de que el Dios-Emperador no se enojará por un poco más de humo en su Imperium.

El vostroyano fulminó al legionario penal con la mirada antes de responder.

-Lo que sé, es que la bebida se ha acabado, ya he pagado, y podemos irnos de aquí. El vidente les informará de todos los detalles menores que necesiten. 

El hombre acompañó sus palabras levantándose, y esperó a que el resto hicieran lo mismo antes de salir de allí. 

- El grupo sale del Toro de Arena a las calles del barrio industrial. Desde allí se dirigen a la zona del Refectorio.