- Mientras Arlesha Rais se tambalea a punto de caer, titubeando justo al filo que separa la consciencia de la inconsciencia, una solitaria bala disparada por el fusil de caza de Titus Nihilius se desplaza girando sobre sí misma por el aire, para impactar justo en el mismo lugar donde otras dos balas se han incrustrado antes. En la frente del monstruoso servidor de combate, empujando las otras dos balas hasta que son expulsadas por la nuca de la enorme criatura, provocando un enorme cortocircuito y un derrame cerebral terminal...
¡FIN DEL COMBATE!
- Victoria de la célula inquisitorial.
- Podéis hacer un relato completo del combate en esta misma escena.
Finalmente el Obispo resultó ser un maldito hereje como todos, sin merecer más que un puto tiro entre las cejas. Libera a un servidor de combate ogrette armado con una gran ametralladora giratoria. El desgraciado del Obispo comienza a disparar con un arma de mano después de un pequeño discurso que parece muy propio de él pero muy impropio del lado para el cual trabaja ahora.
Me importa una mierda y es hora de acabarlo como a todos los herejes que me he encontrado antes:
- "Es hora de despedirte, Su excelencia."
Murmuro para mí mismo mientras ajusto la mira láser en el sacerdote. Disparo pero en ese momento veo como Intius cae delante mío y mi bala se inserta en su pierna izquierda. Veo como cae frente a mí, muy probablemente muerto y profiero mis palabras con rabia:
- "¡MALDITA SEA! ¡Estúpida mujer!"
Arlesha ha lanzado al jefe frente a mi tiro justo cuando apreté el gatillo y probablemente ahora está muerto gracias a mí. No puedo detenerme a pensar en eso sino que debo concentrarme en mi tarea.
Apunto al Obispo y disparo con rabia, viendo como mi bala se inserta en su brazo derecho. La sangre brota de él y sonrío al ver el fluido carmesí saliendo de su cuerpo, junto con sus ojos sorprendidos y su expresión de dolor. Apunto una vez más, intentando calmar mis impulsos asesinos y hacer solo lo que es mi trabajo. La bala le da en la pierna izquierda y el hombre cae al suelo entre mucha sangre para luego convulsionar y morir.
Sonrío satisfecho de saber que mandé a otro hereje a reunirse con sus adorados dioses oscuros. Lamentablemente me sacan de mi alegría una gran cantidad de impactos de ametralladora que están destruyendo todo el lugar en busca del cuerpo de la Arbitradora Maigrit que está siendo la diana de tiro del servidor. Es mi momento de mandar esa chatarra bio-mecánica al basurero.
Apunto mi arma y disparo un tiro que da entre las cejas de la cosa esa, haciendo que brote un poco de sangre que palidece ante las chispas:
"¡Herejes! Sé que sus creaciones son impías pero debo reconocer que las hacen bien."
Entiendo que debo usar algo más firme para acabar con esa abominación. Disparo mi última bala del cargador pero esta rebota inútilmente contra una placa de blindaje. Cambio el cargador del arma y pongo un cargador con balas Mata-Hombres, pensando que su capacidad para perforar blindajes me servirá para acabar con el enemigo.
Disparo contra el enemigo pero choca contra el blindaje, lo que me hace pensar que aún con estas balas debo ser cuidadoso en el punto en el que disparar. Apunto contra el servidor y disparo, hiriéndolo en el brazo derecho pero no es mucho el daño que hace. Aprieto nuevamente el gatillo pero la bala se queda en la cámara sin dispararse. Una munición defectuosa y mi rifle está encasquillado.
Le susurro al espíritu máquina dentro de mi arma y le toco con respeto mientras pronuncio mis palabras:
- "Espíritu máquina, por favor, tranquiliza tu ira y sirve a los designios del Emperador. Que Omnissiah goce con tu labor y los enemigos de la humanidad mueran sin compasión."
Luego de eso tiro del pasador y el casquillo salta por los aires, dejando libre la cámara. Apunto nuevamente con ánimos renovados. Veo como el servidor de combate está detrás de piedras que le cubre las piernas como cobertura. Debo comenzar a pensar como un asesino otra vez.
Llego a la conclusión de que el daño ya hecho es la mejor forma de acabar con él, atravesando el blindaje ya destruido. Apunto con toda mi precisión al sitio en su cabeza donde tiene alojada mi primera bala. Mi nuevo impacto da en esa zona con precisión, causando un gran daño que se nota en la forma en que se resquebrajan las piezas de su cabeza, pero aún continúa funcional. Aún así sé que estoy bien y que no aguantará otro como ese.
Apunto una última vez sobre el mismo impacto y disparo con mis ojos de águila situados sobre el objetivo. La bala golpea donde golpearon las otras dos con gran potencia. Las tres balas salen por la nuca al momento que un cortocircuito le recorre todo el cuerpo y su cabeza estalla en mil pedazos.
El humo brota de la punta de mi cañón mientras lo levanto viendo el escenario que ha quedado. No lo había notado pero la Arbitradora Maigrit yace en el suelo muerta, acribillada por las múltiples balas mientras Arlesha también yace en grave estado.
Ha sido una victoria muy costosa.
El obispo no iba a rendirse fácilmente. Lo sabíamos. Todos lo sabíamos. Y aun así nos metimos en la boca del lobo. Oh piadoso Emperador, ojalá nos tengas en tu Luz.
En cuanto el obispo muestra su locura y veo moverse a aquel enorme engendro biomecánico, comprendo que debimos actuar antes. Hace mucho tiempo.
Comienzan los disparos y veo cómo Intius cae el primero. Titus y Arlesha están disparando al obispo por lo que centro mis disparos en el servidor Ogrette. Mi escopeta abre fuego contra aquel ser, pero estoy demasiado lejos y yerro el tiro.
La primera ráfaga de balas vuela hacia mí. Fallan por poco pero me doy cuenta del peligro. Ese ser puede acabar con todos nosotros en un instante. Miro a la izquierda y luego a la derecha. La chica está muy verde. Y el asesino imperial es bueno, pero sólo no sobrevivirá. Sólo queda una opción. Me muevo rápidamente tratando de atraer el fuego del servidor y funciona. Mi escopeta se encasquilla y la suelto para no perder el tiempo.
El cañón de mano servirá, de hecho contra ese blindaje debería ser mucho más útil que la escopeta. Continúo disparando como si me fuera la vida en ello. Sigo avanzando hacia los bancos y en un tiempo que se me antoja eterno llego junto a ellos. Me agacho para cubrirme y compruebo que algunas balas me han impactado. Mi blindaje es grueso pero estoy herida.
Aprieto los dientes. He sobrevivido a heridas peores. Ahora no puedo detenerme. Manteniendo mis piernas a cubierto, me elevo por encima de mi cobertura exponiendo del pecho para arriba, apunto con ambas manos y disparo al enemigo. La bala impacta pero de nuevo no parece causar daño.
El ser no se detiene y el ruido de los casquillos al caer es amortiguado por el atronador impacto de las balas contra los bancos de piedra y todo mi alrededor. El obispo yace en el suelo. Ignoro cuál de mis aliados lo ha derribado pero es algo positivo. Sólo queda deshacerse del servidor ogrette y podremos proceder a enviar al resto de adeptos a limpiar este estropicio. Sonrío.
Me agacho, me cubro, espero a que pase otra ráfaga. Vuelvo a levantarme y disparo de nuevo. Si no me equivoco me quedan dos balas en el cañón. Luego tendré que recargar.
Parece que mi plan ha funcionado. Pese a todo, el ogrette sólo me ha disparado a mí y sigo viva. Cojo aire y vuelvo a levantarme para intentar alojar otra bala en la criatura. Las veo venir.
Siento los impactos aún antes de que se produzcan. Fuerzo mis dedos para que aprieten el gatillo y así poder disparar un último tiro, pero mi bala tampoco alcanza su objetivo. Veo cómo aquel ser imparable sigue vaciando munición en nuestra dirección y lo siguiente que veo es el techo. Siento calor en varios lugares de mi cuerpo. Noto cómo la sangre me está empapando. No duele tanto como creía. No puedo moverme. Lo intento pero no puedo. El sabor metálico inunda mi boca, me atraganto y toso pero ni puedo girar la cabeza para escupir hacia un lado. Me estoy muriendo, lo sé.
- Por favor Emperador, sé justo y piadoso y acoge en tu Luz a tu humilde sierva. – digo mentalmente. Mi garganta está llena de sangre y apenas puedo balbucear pero al menos mis últimos pensamientos son para el Emperador.
Motivo: Niveles de fatiga
Tirada: 1d10
Resultado: 9
Son más de tres niveles de fatiga independientemente del redondeo asique a dormir
ARLESHA:
- Perdiste el conocimiento al recibir la ráfaga de lleno.
- Una vez postees tu punto de vista del combate seguimos.
- Id preparando todos (tal vez en vuestra escena privada personal) el Informe de Misión Inquisitorial. Se trata de un relato desapasionado y objetivo de los hechos, sin tratar de ocultar posibles fallos o desfectos, ni propios ni de los compañeros. Es habitual hacer una evaluación final acerca de vuestros compañeros y su comportamiento y rendimiento en la misión. Vuestro informe puede perfectamente ser secreto, así que podéis sentiros libres en cuanto a vuestros comentarios y recomendaciones.
¿Combate? ¿qué combate?
Si Intius Varnias hubiera estado consciente hubiera tenido ganas de reír. Había escuchado las órdenes del obispo y, tras gritar las suyas propias, iba a empezar a moverse hacia la cobertura de una de las columnas cuando notó un empujón que le desequilibró, haciéndole caer en la dirección precisa que disparaba Titus.
El noble notó como las balas perforaran su cuerpo, tan tremendamente castigado. Hubo un estallido de dolor, y en medio de los tiros, escuchó el sonido del cristal rompiéndose, cerca de él
- La botella del suero- pensó. Y luego todo se volvió negro.
- Titus Nihilius regresa al exterior de la Catedral y pide ayuda al Tecnosacerdote Austos Sann y a los Proctores del Arbites de Donaris.
- La muerte de la Arbitradora Maigrit en el interior del recinto de la Catedral permite a la Cohorte Coheris hacerse cargo de la situación. Los cadáveres son trasladados a la Morgue del Precinto del Arbites de Donaris, mientras que los heridos son llevados a la Enfermería del mismo Precinto.
- El Tecnosacerdote Austos Sann pone a vuestra disposición los servicios de un tecnoadepto especializado en cuidados médicos. Incidentalmente, también ofrece implantes cibernéticos a "precio de coste".
- Debéis retornar las armaduras prestadas, pues son armaduras del Arbites de Donaris (con sus colores e insignias), pero a Nihilius le permiten quedarse el silenciador del fusil y el apuntador láser.
Finalmente todos los enemigos han muerto y junto con ellos lo ha hecho la Arbitradora Maigrit. No me gustan mucho los agentes de la ley pero esta mujer era valiente y honorable, cosa por lo que miro su acribillado cadáver con respeto. El resto de mi grupo está vivo, contra todo pronóstico pero lo más extraño es que con todo el daño que yo tenía fuese el que terminase mejor de todos. Ambos compañeros míos están en el suelo inconscientes.
Salgo del lugar y guío a las fuerzas tanto del Técnosacerdote Sann como de los Arbitradores, quienes se hacen cargo de todo. Vuelvo junto con los heridos hacia el Precinto, donde recibo atención médica junto con los demás. El hecho de que fuese capaz de transportarme sobre mis propios pies no significa que esté precisamente bien, por lo que me encargo de recibir las atenciones necesarias.
Me saco la armadura y le devuelvo tanto la mía como la de los heridos a los Arbitradores pues ha sido una concesión temporal y soy un asesino, no un ladrón. Las devuelvo con mi gratitud pues han salvado la vida de mis compañeros. Agradezco también los regalos que me han dado, que son muy útiles para eliminar a los enemigos de la Humanidad, cosa que planeo seguir haciendo hasta que día que me muera que, por suerte, no ha sido hoy.
TRANSCURREN TRES SEMANAS.
030.811M41.
HORA LOCAL: POR LA MAÑANA.
ARLESHA RAIS:
- Estuviste un par de días inconsciente y tienes varias costillas rotas. Estas tres últimas semanas de descanso en el Precinto del Arbites te han venido bien. Aunque sigues estando grave, ya puedes caminar, con cuidado eso sí.
- Tenías un Crítico de Grado 4 (Impacto) en el pecho. Se ha curado hasta ser de Grado 1.
- Estás con 0 Heridas, lo que significa que aún estás grave y que si sufrieras daño, este sería automáticamente Crítico (produciendo lesiones duraderas o permanentes).
- Tu Inquisidor querrá el Informe de Misión Inquisitorial tan pronto regreses a Escintila.
CERBERUS:
- Has pasado las tres últimas semanas descansando.
- El muñón del brazo izquierdo está cicatrizando correctamente.
- Tenías un Crítico de Grado 8 (Impacto) en el brazo izquierdo. El muñón se ha cerrado y se ha curado hasta ser de Grado 5.
- Estás con 0 Heridas, lo que significa que aún estás grave y que si sufrieras daño, este sería automáticamente Crítico (produciendo lesiones duraderas o permanentes).
- Tu Inquisidor querrá el Informe de Misión Inquisitorial tan pronto regreses a Escintila.
INTIUS VARNIAS:
- Estuviste varios días inconsciente, y sufres todavía bastantes secuelas. El disparo de bolter en el pecho sigue siendo la herida más importante y dolorosa. Al menos, por lo que te han dicho en la Enfermería del Precinto del Arbites de Donaris, las hemorragias internas han cesado y los órganos internos dañados tienen posibilidad de sanar, eventualmente. Además, tienes la pierna izquierda perforada por un disparo a quemarropa de fusil de caza. Esta herida también está cicatrizando, aunque muy lentamente. Puedes andar con una muleta, aunque enseguida pierdes la fuerza en la pierna y el dolor te impide seguir, por lo que prefieres la silla de ruedas.
- Tenías un Crítico de Grado 6 (Explosivo) en el pecho. Se ha curado hasta ser de Grado 3. Todavía es preocupante, pero el pronóstico es favorable. Pocos humanos sobreviven a un impacto directo de bolter, pues la munición explosiva que emplean estas sagradas armas suele destrozar por completo los órganos internos. Tenías un Crítico de Grado 3 (Impacto) en la pierna izquierda, con perforación incluida. Se ha curado hasta Grado 2. Está curando lentamente y no cabe duda de que dejará una gran cicatriz. Entre el dolor de la pierna y las dificultades respiratorias apenas puedes caminar o realizar ningún esfuerzo físico.
- Estás con 0 Heridas, lo que significa que aún estás grave y que si sufrieras daño, este sería automáticamente Crítico (produciendo más lesiones duraderas o permanentes).
- Tu Inquisidor querrá el Informe de Misión Inquisitorial tan pronto regreses a Escintila.
TITUS NIHILIUS:
- La primera semana estuviste recuperándote de tus Heridas hasta ver tu salud restaurada por completo. Eres el que mejor está del equipo de misión inquisitorial, pues Cerberus y Valerius han sufrido amputaciones, Varnias heridas graves en pecho (proyectil bolter) que le mantienen prácticamente incapacitado, y Arlesha tiene varias costillas rotas.
- La segunda semana te ocupaste de reparar tu equipo y dejarlo en las mejores condiciones posibles. Crees que has hecho un buen trabajo con tu sintepiel.
Sabes que el Tecnosacerdote Austos Sann sabe que te has apropiado de armas avanzadas que son propiedad del Adeptus Mechanicus, pero no te ha dicho nada ni te las ha reclamado. Tal vez por tu origen en uno de los principales mundos Forja del Sector. De todos modos, sabes que nunca podrás hacer ostentación abiertamente de esas codiciadas armas, pues son inusuales, tremendamente valiosas y raras, y generalmente sólo se encuentran en manos de los más leales y valiosos servidores del Imperio (o en las de los peores y más peligrosos de los herejes).
- En la tercera semana has retomado tus rutinas de entrenamiento habituales, pues como asesino, necesitas mantenerte siempre en perfecta forma física.
NOVICIO VALERIUS:
- Has pasado las tres últimas semanas descansando.
- El muñón de la pierna izquierda está cicatrizando correctamente, aunque aún te duele muchísimo.
- Tenías un Crítico de Grado 7 (Acerado Desgarrador) en la pierna izquierda. El muñón se ha cerrado y se ha curado hasta ser de Grado 4.
- Estás con 0 Heridas, lo que significa que aún estás grave y que si sufrieras daño, este sería automáticamente Crítico (produciendo lesiones duraderas o permanentes).
- Tu Inquisidor querrá el Informe de Misión Inquisitorial tan pronto regreses a Escintila.
- La Cohorte Coheris os informa de que ha llegado una lanzadera a recogeros, procedente de una nave de mercancías que os llevará de regreso a Escintila.
Pasan las semanas y logro recuperarme completamente. Mi salud vuelve y con eso me siento nuevamente un asesino letal y terrible, la bala del Emperador disparada a través del arma llamada Inquisición, con su cañón Ordo Hereticus. Me siento pleno y dispuesto.
Luego de eso intento reparar mi armadura y mi equipo. Descubro que no soy tan pésimo en ello cuando considero haber hecho un buen trabajo con mi sintepiel, que es de por sí una gran tecnología. Incluso he oído rumores de que su tecnología nació de conocimientos prohibidos, pero eso me da lo mismo pues es muy útil y me ha salvado muchas veces la vida además de ayudarme en el sigilo necesario para ejercer mi profesión con efectividad.
Una vez he terminado, mis compañeros aún no están en condiciones, por lo que yo no pierdo mi tiempo y entreno mi físico lo mejor que puedo en el lugar al que estamos confinados. Mantengo mis ejercicios todo lo que puedo para así no perder capacidades. Mantengo mis clásicos ejercicios de estado físico y de agilidad para seguir siendo el hombre veloz que siempre he sido.
Durante todo este tiempo he conservado las armas que obtuve del difunto tecnosacerdote hereje, pero nadie me las han reclamado como lo hicieron con las armaduras. No entregaré esas armas a menos que me las exijan, pues son mi botín de guerra y si no fuese por mí, igual se hubiesen perdido en la explosión del complejo. Es por eso que guardaré aquellos valiosos objetos y aprenderé a usarlos para así que sean útiles para el Sagrado Ordo.
Finalmente llega la nave que nos viene a buscar. Tengo ganas de encerrarme en la oscuridad de Specula Maris, pues esta misión ha sido muy larga y ha costado un alto precio en sangre para nuestra célula, por lo que volvemos triunfantes pero con un sabor amargo en la boca.
- Los cinco os acomodáis lo mejor posible en el mercante de línea. La previsión es que llegaréis a Escintila entre dos a cuatro semanas.
- Valerius tiene que usar unas sencillas muletas para caminar con una pierna de menos.
- Cerberus no parece especialmente preocupado por la pérdida de su brazo.
- Varnias sigue estando severamente herido, aunque la Agente Rais se encuentra mejor de sus costillas rotas.
// Salen de escena: Agente Rais, Cerberus, Varnias, Valerius, Nihilius.
// Siguen en: Escintila, órbita planetaria.