Partida Rol por web

Angelo miró al satiro con curiosidad mientras asentía a sus palabras - Precisamente - comentó - Por eso dije de abrir un puerta de emergencia. Para que puedan salir aquellos que no están en condiciones de combatir... y si hace falta, incluso quienes si están dispuestos a hacerlo - las palabras de Errol lo obligaron a agregar - Incluso las batallas épicas pueden requerir de un reagrupamiento -

El druida se acercó a la ventana trasera y buscó la forma de ampliarla para convertirla en una salida de emergencia - Y sin saber desde que lado van a venir, incluso sería mejor tener mas de una salida - le propuso a los demás

- Mmmmm, es difícil hacer una salida de emergencia, salvo quizás usando conjuros para mover la tierra o la piedra... No veo muchas más opciones... 

Khyzorn, Primer día de la Segunda Dekhana, Año de los dragones Solitarios.

- Muy bien, abriremos otra puerta, pero supongo que siendo ellos más que nosotros no les será difícil rodearnos...

Niren torció el gesto, ¿qué estaba haciendo allí? ¿qué pintaba ella en todo aquello? Estaba jugándose el cuello por gente a quien le importaba tres pares de narices y ni si quiera sabía para qué.

Si alguien quería que se esforzara por él, ese alguien antes tendría que demostrar que la quería por algo más que por saber repartir tortazos y no había sido eso lo que le habían demostrado. Sus propios compañeros de grupo (uno de ellos) ya había dejado patente qu ele importaba unas narices lo que dijera, otro se la tomaba por el pito del sereno y otra pensaba que era una vulgar ratera. Eso por no mencionar que quien la había "contratado" para aquello lo había hecho por pura fachada, estaba segura de que Lanzagélida elegiría a un paladín o a cualquier lunático con delirios de grandeza para arrojarse contra trescientos mil orcos gritando heroicamente el nombre de algún dios antes que a una tiefling. Si lo había hecho era porque no tenía otra.

Por supuesto a Niren le importaba un ardite todo aquello pero si ella se metía en semejante lío arrastraba a Shaonn y no. No. Aquello sí que no merecía la pena. Se irían de allí, quizá a Luna Plateada o a Aguas Profundas, o a Beverwinter... a algún lugar que prometiera aventuras nuevas. Lejos de toda aquella absurda locura.

Y volverían a empezar. La Rosa de los Vientos siempre sería un sitio al que regresar.

—¿Sabéis? He estado pensando qué rayos pinto yo aquí y creo que la respuesta es "nada".

Niren apareció como un fantasma de alguna parte moviendo la cola tras de sí como un gato molesto.

—Lo siento mucho pero creo que no voy a arriesgar mi pellejo por alguien que al mirarme sólo ve los cuernos y los colmillos y me contrata "porque no hay otra"—se rascó una oreja con el meñique ociosamente—. Mientras que alguien que no los ve corre peligro. No soy tan materialista como la gente cree.

Dicho esto, la tiefling cogió su mochila y se la colgó a la espalda.

—Creo que me iré a explorar ruinas élficas a alguna parte. Si alguna vez os pasáis por la posada a Medio Camino de Evereska, os invito a algo.

Sin dar más explicaciones, se dio media vuelta aunque antes de salir pareció recordar algo

—Ah y, por cierto. Acabo de ver pasar a una partida de guerra de diez hobgoblins. No vienen hacia aquí de modo que no estáis en peligro así que tratad de no arrojaros contra ellos gritando heroicamente el nombre de algún dios beningo, ¿sí?

Esbozó una sonrisa forzada de oreja a oreja y, llevándose dos dedos a la frente a modo de saludo desenfadado, se marchó pro la puerta.

- Tienta acabar con ellos pero... es cierto, no es el mejor momento - comentó el druida mientras acariciaba a su mascota y le hacía cosquillas tras las orejas - como tampoco es el momento de ofenderse porque alguien reconoce que tiene miedo y escapa de la tarea que ha asumido - agregó al observar como la extraña mujer con cola se iba de la cabaña

- Pero debemos reconocer que por lo menos avisó que se iba. Alguno de nosotros debería tomar su turno de guardia afuera, para que no nos sorprenda el tal Belis y su gente. No se quien es el siguiente, pero si quieren yo me ocupo -

-Te aseguro que yo veía más allá de tus cuernos, porque tienes un cuerpo que... ejem, creo que no debía decir algo así, ¿verdad? Vaya, me traiciona el subconsciente. Nada, Niren, el hecho de que estuvieras aquí era un tanto forzado y entiendo que esto no entrara en absoluto en tus planes. Buena suerte, gracias por avisar y te aseguro que pienso aceptarte esa copa en la taberna -dijo el espadachín remarcando el final de su frase con un guiño pícaro a la tiefling.

Niren se asomó un isntante dentro.

—Si tuviese miedo sería increíblemente estúpido no reconocerlo, ¿no crees?—apuntó Niren arqueando una ceja. Luego se encogió de hombros—. De orgullosos está el cementerio lleno. El único motivo por el que he "asumido" esto está justo en dirección contraria a la que vamos. Pero piensa lo que quieras.

Levantó un índice mirando a Errorl.

—Por eso os invito. Pero no tientes a la suerte—advirtió. Luego soltó una risita—. O echaré picante de Maztika en tu jarra...

Khyzorn, Tercer día de la Segunda Dekhana, Año de los dragones Solitarios.

Habían pasado ya dos días enteros desde que la Tiefling decidió marcharse y encaminarse hacia su propio destino, un destino solitario y seguro cargado de aventuras y tumbas perdidas, pero un aventurero solitario no solía durar mucho en este mundo, aunque quizá Errol podría tener su oportunidad antes de que todo terminase.

Siannödel se ofreció como voluntaria para llevar a la gente liberada de regreso a Nevesmortas, confiaba en que podía llegar allá sana y salva, a regañadientes los heroes aceptaron la arriesgada propuesta, porque en el fondo sabían que en medio del combate donde eran superados numericamente, eran altas las probabilidades de que alguno resultara herido, o peor.

Mientras tanto, Angelo y Pashma improvisaban una puerta en la parte trasera de la cabaña, una puerta que desde afuera fuera difícil de ver, pero desde dentro fuera fácil de abrir en caso de retirada. Errol mientras tanto intentaba acercarsele a la única mujer que quedaba, su instinto de casanova le obligaban a hacerlo, pero Valeria era demasiado ácida y la calavera parlanchina que cargaba no ayudaba en nada.
La maga se la pasó en silencio, leyendo su tomo mágico y limitándose a opinar poco y nada, solamente esperando de mala gana que llegaran los enemigos para poder partir hacia su misión principal: Dar con una partida de Ogros que azzotaba las granjas más perisfericas de Nevesmortras.

La noche ya caía y ya todo estaba preparada para recibir a los 'invitados', con el frío propio de las montañas.

La puerta de la cabaña se abrió estrepitosamente, dejando ver la figura de Bourdain, quién hacía guardia.

-Se acercan, ya vienen! -Dijo con algo de emoción y miedo en su voz. Todos estaban listos y al acercarse a la ventana, vieron 6 antorchas sostenidas por 6 personas que se dirigian a la cabaña, más atrás de ellos, donde el radio de luz de las antorchas apenas llegaba, otras dos figuras un poco más grandes caminaban a grandes zancadas llevando consigo lo que parecía otro prisionero. eran 8 enemigos y 5 defensores, 6 si se contaba a Caliope.

Aún estaban muy lejos y era evidente que no tenian ni idea de lo que ocurría dentro de su refugio.

No había acabado de entrar el cornudo en la casa cuando Errol ya tenía el estoque desenfundado y apuntándole amenazadoramente, hasta el punto de impedirle seguir avanzando(1). Errol "espada-veloz" le llamaban. Al cerciorarse de que el enemigo no era Bourdain, bajó el estoque y pidió disculpas con el gesto...

Pashma ocupó los siguientes instantes en rezar, rogando a los dioses del panteón minotauro que le concediesen la fuerza necesaria para vencer a aquellos repelentes secuestradores. Después guardó silencio mientras, meditadamente, tomaba restos del carbón que el fuego había dejado y lo usaba para pintarse el rostro. Cuando terminó, su aspecto era realmente feroz, casi intimidante. Finalizado también eso se lanzó un par de conjuros sobre sí mismo e informó a los otros.

- Dirigid el ataque, eso no se me da bien, cumpliré órdenes... Simplemente ordenadme un puesto en primera línea para que pueda cumplir bien con mi tarea. Si me matan, prefiero que mi cuerpo sea quemado a enterrado.

- Dirigir? no... cada uno hará lo que mejor sabe - comentó el druida antes de mirar a su mascota y hablarl como si el animal lo pudiese entender - Y a ti ni se te ocurra salir. Si no te llamo, ATRAS, no se te ocurra acercarte. Quedate aquí adentro -

Angelo se preparó. Tomo su arco en una mano y buscó la posición que había preprardo para cuando llegara el momento - Puedo complicarles la llegada alterando un poco el terreno. Espero que tengan buena puntería. Lo ideal será matar a algunos antes de que lleguen aquí y debamos ensanzarnos en el cuerpo a cuerpo. Ah... si ven a algun animal a vuestro lado no os preocupeis. A veces unas garras son más utiles que una maza de armas - les adelantó