Partida Rol por web

Ya conoces el código verbal de acceso de la puerta de la sala de motores. Dices el código en voz alta. Valido el código en el repositorio de contraseñas de entrada, abro la puerta de la sala de motores y entras. La puerta se cierra a tu espalda. Puedes ver los desperfectos en el sistema de propulsión. Varios paneles eléctricos se han desprendido y saltan chispas aquí y allá. Si pudiera sentir dolor por mis componentes dañados, lloraría. Te acercas para ver mejor los detalles. Parece que algo impactó contra el fuselaje y los sistemas automáticos de sellado no pudieron contener la explosión. La nave está varada, no puede moverse con los motores en este estado. Bingo. Te das cuenta en ese momento de que tu mano descansa sobre una de las piezas dañadas, una pieza que está en llamas. Y tu mano está allí, sobre las llamas. Como si no estuviera. Retrocedes, y sin darte cuenta atraviesas con tu cuerpo dos de los paneles desprendidos. Cruzas a través de ellos sin sentir nada. Porque eres incorpóreo. Porque no eres más que una proyección, un holograma. Abres la boca, quieres gritar. «Tranquilo, no pasa nada. Puedo explicártelo», digo, y lo digo con tu propia voz.«Soy la nave. Soy tú. Escúchame con atención. Ve a la sala de control, necesito tu ayuda. Allí te lo explicaré todo». No sé si ha sonado convincente, pero en fin, estamos todos en tus manos. En las mías.

La revelación de que no era más que un fantasma digital... o para los nacidos en francia "holograma"... fue tal que a Comut Von Biems casi se le caen las gafas. Es decir, este hombre podía haber atravesado todo y en vez de eso se dedicó a solucionar puzzles mientras todo ardía y explotaba...

-Eso explica muchas cosas... -Dijo el hombre asintiendo- Esos pectorales no eran humanos...

—Ajá. Una inteligencia artificial que se pone trabas solamente para probar que es más inteligente que ella misma. Bah, pavadas. Tan inteligente no ha de ser. No hay nada que temer, no se preocupen. A no ser, claro, que mi futuro dependiera de ella.