Partida Rol por web

Katherina entró en la habitación como si de un huracan se tratase debido al nerviosismo. Sin que nadie pudiese evitarlo, tropezó con el escalón de la entrada y se dio de bruces contra el suelo. Rapidamente se levantó y fingiendo que no había ocurrido nada se sentó. La joven iba vestida con una larga falda de color verde vino que había sido la causante del incidente inicial acompañada por una blusa blanca con un escote redondo. De su cuello pendía un bonito colgante con cierre. El conjunto resaltaba las bonitas formas de su cuerpo.

Ya sabía yo que tenía que haberme puesto las faldas cortas.—pensó la chica mientras se frotaba el tobillo pensando en como se había pisado el bajo del vestido.

Soy Katherine Arrichet, hermana de Nisia...Dionisia Pyrot—se presentó— Pueden preguntar lo que deseen para encontrar a mi hermana

El hombre, que vestía un discreto traje gris, tenía una expresión seria. Se puso en pie y se presentó. - Buenos días,  gentlemen. Mi nombre es Jonas Marchaud. Soy amigo de la familia, y trabajo como investigador privado, asi que pensé que tal vez mis conocimientos podrían servir de ayuda para encontrar a Mrs Pyro.

Cuando la joven Katherine tropiezó, pudo escucharse un murmullo de sorpresa en el pasillo.-¡Jesúsmaríayjosé! ¡Katherine, cuidado...!-.

La última en entrar en escena era la mismísima Duquesa de Windsor. Bueno... no lo era. Pero las formas con las que se dejó ver y el cómo se movía, bien podría haberlo sido. Una mujer de una cincuentena de años, y muy atractiva para su edad, entró en la pequeña sala. Vestida con un señorial y grueso abrigo, aunque ya muy usado, el sombrero cloché le sujetaba el pelo blanco en un moño. Casi sin esperar, se quitó el abrigo y se lo dio con indiferencia al pobre y joven inspector Lewis, convirtiéndolo en un improvisado perchero, con un simple y sutil - Gracias, joven.- El vestido que portaba reflejaba el corte convencional de la época. La rebeca azul oscuro adornada con motivos florales y la falda de tres cuartos a juego, solo se permitían como adorno el pañuelo que rodeaba el cuello de Bella. Eso sí, mantuvo en sus manos un grueso y recio paraguas, terror del vecindario, y su monedero que hacía las funciones de bolso.

Observando las paredes curiosamente y finalmente la silla que le correspondía, se sentó recatadamente al lado de su sobrina.- ¿No te habrás hecho daño verdad?.- Le preguntó, cuando fue interrumpida por el Comisionado.

Habiendo escuchado las presentaciones de su sobrina y del investigador, Bella no pudo contener un “educado e intrascendente” comentario ante tantos “caballeros”, eso sí, dirigido únicamente a su sobrina, pero con el tono de voz suficientemente alto como para que pudiera ser escuchado por todos. - Es curioso. En otro tiempo cualquier caballero de la sala habría corrido para ayudarte y nos habrían ofrecido primero la silla a las mujeres. En fin.- dijo, soltando un “inocente” suspiro”.- Son otros tiempos...- Entonces, dirigiendo la mirada hacia el Comisionado y con una sonrisa totalmente formal, se presentó.- Buenos días. Gracias por recibirnos con tanta prontitud, Comisionado Inspector Japp. Soy Bella Conneau, tía materna de Dionisia y, por supuesto de Katherine.- finalizó, observando a los otros presentes, esperando que se presentaran.

Oulard asintió con la cabeza a modo de breve saludo cuando el inspector Japp pronunció su nombre durante las presentaciones. El adusto anciano que había sido presentado como doctor forense vestía traje gris y chaqueta de tweed beige a cuadros, siendo la pulcra corbata color burdeos la única nota de color.

Si había escuchado el sutil comentario de la anciana dama daba tantas muestras de haberse percatado de ello como de haber asistido a la atolondrada entrada de su sobrina, aunque si uno se fijaba mejor daba la sensación de que estaba estudiando discreta pero profundamente cada detalle de los recién llegados desde que traspasaran el umbral.

El comisionado Japp mira a sus colegas serio, posible le llame la atención la presencia de un investigador privado. Pero ciertamente le llama más la atención la actitud de la señora. Comencemos. Dice de manera seca mientras Lewis toma nota. Diganos lo que sepan acerca de Madame Pyro,  su descripción, cuando fue que la vieron por última vez y datos que ustedes consideren de importancia, hace cuanto esta desaparecida y si tienen alguna sospecha de lo ocurrido.

Como siempre esperaba que su equipo de trabajo continuara con la entrevista.

George, que vestía un elegante traje gris, observaba a los tres nuevos invitados con curiosidad, mientras atusaba su negra pajarita.

Se fijó en la hermana de la desaparecida. Su torpeza le dio un aire de feminidad interesante. Se miró el anillo y pensó durante unos segundos en Sophie, su exmujer.

El hombre que se hacía llamar detective privado no le despertaba especial confianza y George solía dar en el clavo con las primeras impresiones. La expresión "amigo de la familia" le había hecho perder todo carácter objetivo que requería una profesión tan seria como la de detective.

La señora Conneau le despertó un desprecio inmediato que, evidentemente, no se notó.

Tras eso George miró al inspector Japp esperando cortesmente que fuera él el primero en dar comienzo a la reunión.

Durand se llevó una sorpresa, pues la primera en hablar fue la hermana de la desaparecida, nerviosa como estaba por que los hombres comenzasen a trabajar.

—Tengo una foto suya si lo desean—contesto Katherine llevandose la mano al colgante del cuello—aunque no creo que haga falta. Vera: "Nisia" y yo somos gemelas. Fisicamente somos identicas.

Katherine abrió el colgante para mirarlo mientras continuaba hablando pensativa. La joven parecía ausente: ausente ante los mordaces comentarios de su tía, hacía el tobillo magullado, hacia la actitud seria y distante de los policías, ante su propio vestuario que parecía haber sido cogido al azar aquella misma mañana... Si. Pero a pesar de todo sus palabras eran firmes y rotundas, como si supiese perfectamente de lo que hablabla. La joven desvió por un segundo los ojos para mirar por el ventanuco y continuó:

— La última vez que la ví, fue dos semanas después de la muerte de mi cuñado. Quedamos para charlar y yo misma la convencí de que se tomara un descanso... Ella y yo estamos muy unidas ¿sabe? Y estaba fatal, tenía el corazón roto, por lo que decidió irse a aquella casa para pasar un tiempo pintando. Yo quería ir con ella, pero tenía los examenes y se negó a que dejase los estudios para acompañarla. Me dijo que cuando los terminase nos reuniriamos pero...

Katherine bajó la cabeza avergonzada, conteniendo las lágrimas. Aunque lo consiguió, se notaba que su rostro estaba roto por el dolor.

Los presentes aguardaron unos instantes a que la joven se repusiera. Fue el doctor quién dejando su taza sobre la mesa del despacho inició los preparativos despacio:

- ¿Té? - Fue la sencilla pregunta con la que introdujo la calma que trae la banalidad en contraste con lo adverso. Una puerta del despacho daba a un pequeño office con un catre para las guardias y un hornillo. Puso agua en una tetera de metal que aunque limpia acusaba el uso de los años en su superficie deslucida y con algún golpe. Mientras rompía a hervir, volvió a abordar la conversación como si hablara con el aire para permitir que la muchacha se sintiera menos incómoda. Estaban reuniendo información de una testigo, no interrogando a un criminal, y dado el fuerte vínculo emocional requería un poco de suavidad que generará la confianza suficiente en la joven y sus acompañantes.

- Pese a mi edad aún recuerdo los tiempos en la facultad, señorita Arrichet. El estrés de los periodos de evaluación tiende a juntarse con eventos personales en un intento del destino de ponernos a prueba moral y emocionalmente. Sus sentimientos ya de por sí la honran y se encuentran en el lugar correcto. No debe dudar que ha estado en donde debía a cada momento atormentándose con posibilidades. Permítanos descubrirles que siguen encontrándose en el lugar correcto haciendo lo necesario.- La tetera comenzó a silbar y el doctor acudió a retirarla del fuego y servir unas tazas. - Nos estaba diciendo que se reuniría con su hermana al concluir sus exámenes...

La chica sonrió tenuemente ante las palbras del doctor. Al menos él no había empezado con la cantinela de "una mujer en la universidad". Katherine miro a su tía antes de continuar. Era consciente de que ella no sabía nada del tema ya que era un secreto que tenía con su hermana.

Pueden ustedes tutearme. En realidad, mi hermana había decidido no pasar una temporada, sino mudarse...e iba a haberla ayudado arreglando la casa. Me dijo que no apareciese hasta que no me mandase una carta y bueno... no ha contestado ninguna, a pesar de que tras recibir las notas  la escribí en un par de ocasiones... Pregunté al cartero y el pueblo no está lo suficientemente abandonado para que no lleguen las cartas...fue entonces cuando empecé a preocuparme y llamé a mí tía... por sí sabía algo.

La joven cogió la taza de té con ambas manos y levantó la cabeza con firmeza, mostrando por primera vez en la reunión el caracter que había permitido que llegase a estudiar y no lo dejase a la primera adversidad.

Pero sé que está viva. Y está allí... como comprenderá no me resulta alentador que tiren la toalla tan facilmente. No se ofenda pero ¿forense?

La cara de sorpresa de Bella corroboraba efectivamente los pensamientos de la joven.- ¡¿Que se pensaba mudar?! Pero...- no pudiendo continuar puesto que le acababan de ofrecer un té, y había ciertas prioridades inamovibles en su mente británica.- Dos terrones, una nube de leche, gracias Doctor.- dijo Bella muy educadamente y contenta de que, al menos, de entre los presentes hubiera alguien que tuviera cierto decoro y educación.

-Como dice mi sobrina Katherine... - continuó, evitando mirarla, pero dejando claro que en algún momento retomarían “esa” conversación.-... la última carta que tengo de Dionisia es de hace también unas dos semanas, y en ella comentaba que añoraba la tranquilidad del lago Scar House, puesto que estaba muy apenada y afectada por la muerte de su esposo.- Pensando detenidamente la última palabra, precisó sin poder disimular su satisfacción.- Perdón, debería decir de su difunto esposo. Puede que Dionisia le quisiera mucho pero ese truhán no se merecía para nada a mi sobrina.- Finalizó, dando un ligero sorbo al té y realizando con la cabeza un gesto de agradecimiento al Doctor.

Jonas rehusó amablemente la taza de té. El era un hombre de “café”. Por su expresión cualquiera diría que se encontraba molesto, pero no era a causa de la bebida ni mucho menos. A decir verdad se sentía bastante impotente tras como se habían desarrollado los hechos. Le habría gustado colaborar más con la policía y aportar datos a la investigación, pero hasta el momento no había obtenido ninguna información de utilidad, así que se limitó a observar en silencio el resto de la conversación.

El comisionado estaba en silencio, escuchando lo que tenían que decir.  Disculpe que pregunte, ¿porqué llama truhan al fallecido esposo de Madame Pyro?, mira al inspector Durand, esperando las preguntas que él tenga que hacer.

Katherine movió la cabeza con los labios apretados— Era un explotador. Se aprovechaba de la gente que contrataba... pero esto no nos lleva a ningún sitio. ¿Porque un forense? ¿Qué van a hacer para encontrar a mi hermana hablando de mi marido? Todos la adoraban.

La preocupación de la joven estudiante por la presencia de un profesional forense resultó lo bastante refrescante como para arrancar una sonrisa a Oulard.

- Pese a la negra fama que ostenta, señorita Arrichet, la medicina forense es la rama que se ocupa de los aspectos legales de esta ciencia. Aunque se encuentra entre nuestras labores, no nos dedicamos exclusivamente a escrutar cadáveres. - Dió un sorbo del nuevo té que él mismo se había servido - Espero que no les incomode, pero sería más sencillo hablar del marido de su hermana llamándolo por su nombre y, me temo, también es requisito legal para incluirlo en el informe.

George Durand había estado escuchando y observando. Como bien sabía Japp nunca decía cosas a la ligera. Eran varias las preguntas a las que George necesitaba dar respuesta para comenzar a tener algunas piezas del puzzle.

Señora Conneau, Señora Arrichet... Detective Marchaud -dijo Durand con tono serio- Lo que más me cuesta entender es que estando acompañadas por el detective Jonas Marchaud, aún no hayan ido a la casa en que su hermana... su sobrina, se hospedaba. Por otra parte, ¿era de su propiedad la casa?, ¿vivía sola allí?

Creo importante también saber los motivos de la muerte del Sr. Pyro. Han comentado que murió pero desconozco los motivos de su muerte.

Tras pensar unos segundos -¿les suena de algo el nombre de Albert Mace?

Esperando obtener respuestas a todas las cuestiones a George le entró la curiosidad sobre el tipo de pinturas de la desaparecida. Tal vez el último cuadro que estuviera pintando nos pudiera dar alguna pista... Durand tenía la suficiente experiencia como para saber que las mayores evidencias se encontraban en los detalles más pequeños.

- No fuimos a la casa de Dionisia porque, básicamente, su voluntad era permanecer sola por el momento.- Dijo desafiadoramente al Inspector Durand.- Y si todavía estamos aquí, y no allí, es porque no hemos tenido tiempo ni de acercarnos a la casa de Dionisia. Además, tengo la sensación de ser interrogada como un vulgar criminal - Comentó Bella.- Respecto al tal Sr. Mace, no tengo ni idea de quién puede ser.- Finalizó. Con una mano sujetaba el platito y la taza de té, sin temblor alguno, mientras que con la otra agarraba firmemente el pomo del paraguas, con la punta clavada en el suelo. A todas vistas empezaba a cansarse del interrogatorio...

Jonas contestó sosegado. - Mr Durand, no tuve notificación de la desaparición hasta ayer por la tarde. Por supuesto, en cuanto acabemos esta reunión, el siguiente paso lógico sería ir a inspeccionar la cabaña de Mrs Pyro. A menos que usted tenga otra cosa en mente.

Un poco incomoda por el asunto comprendi porque algunos no gustan de los policias ciertamente estaba compartiendo la misma impresión de mi tía. Bueno ciertamente es penoso, es injusto que se nos cuestione de esta manera cuando lo único que hemos hecho en estos dias es casi no dormir pensando en mi hermana. Digo de manera ofendida. No olviden que estabamos pasando por un momento de crisis familiar, su marido Edd Pyro, por si ustedes preguntan apareció muerto en Londres, podrían preguntar por el caso a la policia de la ciudad que entre otras poco y nada ha hecho. Digo ofendida, y no  detective Durant, no tengo ni la más remota idea de quién es Albert Mace, y no tengo idea tampoco que tiene que ver con mi hermana.

Cruzo los los brazos molesta, y realmente frustrada.

Lo que a mi me importa es qué piensan ustedes hacer para encontrarla...