Partida Rol por web

Comprobando que la muchacha recuperaba la conciencia, le doctor optó por ayudarla a sentarse, recogiéndola por la espalda para incorporarla.

-Coja aire joven, le hará bien ¿Se encuentra mejor?- inquirió preocupadamente. Tantas pérdidas de conciencia tan seguidas, aunque normalmente inocuas, pedían una atención más especializada.

Una vez Katharina se ha recuperado de su indisposición y viendo que está todo en órden me despido del guardabosques informándole de que nos quedaremos como mínimo hasta mañana y deseando que su compañero de pronto señales de vida, aunque por dentro, saber que uno de los guardabosques está desparecido no es algo que me trasmita buenas sensaciones.

¿Han encontrado ya a madame Pyro?- pregunto al resto.
 

Katharina  se arrastró medio metro hacia atrás para alejarse de la mano del doctor mientras se llevaba la mano al pecho, como alguien que acaba de recibir un buen susto. Es...stoy bien fue capaz de articular mientras se levantaba con dificultad apoyándose en la puerta. Colorada como un tomate Katharina carraspeó tratando de desviar la atención de su persona ¿Qué la pasaba? No...la puerta está cerrada y nadie responde

LA chica trataba de aparentar normalidad pero su frente estaba perlada de sudor frío y completamente pálida excepto el rubor de las mejillas que indicaba la vergüenza que estaba pasando aquel día: vómito y desmayo...si a eso le sumabas el desmayo del día anterior daría una impresión bastante extraña. Además, una persona sana no se desmayaba porque sí.

Frente al desmayo el guarda Forestal se baja de la lancha y  camina por el sector. ¿puedo ayudar en algo?, ¿necesitan que la lleven a un médico?

No creo señor. Dice el joven. Aunque seria bueno tratar de abrir la puerta para que se recueste. No hay respuesta al parecer. Mira  de un lugar a otro.

Me...Me encuentro mejor, en serio...Solo fue un...mareo por la emoción.

La voz de Katharina sonaba duditativa, como si no supiese bien que decir pero repitió con algo más de firmeza la respuestas Se lo aseguro, estoy...bien

El hombre da un paso hacia atrás escuchando lo que dice Lewis, y a pesar de que la joven dice que esta mejor piensa rápido.

Un momento señores, atrás señora, señorita. Dice el hombre quien toma impulso. Tratare de abrir la puerta.

Y lanza una patada a la puerta, la cual evidentemente no estaba muy ajustada, pues la puerta se abre de golpe. Paralelamente Jonas se encuentra en los arbustos, sin que su acción cause interes en los presentes.

Ante aquellos que estan  cerca a la puerta aparece una sala enorme (cuarto 1)

Las paredes de color mostaza y los muebles de madera, muestran una estancia bastante cómoda. Tapetes de buen tejido y decoraciones simples. Dos sillas mesedoras, y una mesa acompañante. Al lado izquiedo hay un piano de cola y un librero. Siguiendo el sur, se pueden ver otros cuartos mas oscuros.

Creo que es  mejor que use una de esas sillas. Dice el hombre con uniforme. Esta pálida como el queso.
 

Al interior del coche (el cual es fácil de abrir) encuentras  un poco de desorden, hay una cantidad considerable de barro ogre en el vehiculo y algunos vidrios. Hay varias cosas que debes poner atención, el pasto hace ciertos asuntos más oscuros.

Kathe se había encogido al oír el ruido y se había agarrado involuntariamente a Marchaud, que era quien estaba más cerca. Después de la discusión que habían tenido estar cerca de él era lo que menos la apetecía...y menos estando su celestinesca tía tan cerca por lo que se levantó  con celeridad y se separó de un saco. 

Eh...Oigan—dijo de pronto frunciendo el ceño y pareciendose por un segundo a su tía— ¿Pagarán ustedes la fianza? ¿O es que no saben que hay mejores formas de abrir la puerta? La joven movió con el pie el felpudo para que si había una llave cerca quedase al descubierto, antes de entrar y aceptar la sugerencia de sentarse, para lo cual escogió la silla del piano.

Curiosamente si estaba la llave debajo del felpudo. Lo cual causo cierta sensación incomoda en los oficiales de la ley quienes  se guardaron sus comentarios.

Katharina se agachó con celeridad mientras daba el paso dentro de la casa y se levantó con la llave ¿Hacía falta destrozar la puerta? Por favor...

Bella observó la escena con cierta mezcla entre pavor y estupor. Mientras su sobrina se encontraba indispuesta, los viriles agentes de la ley arreaban zapatazos desmedidos a puertas ajenas, con el consiguiente destrozo. Cerrando fuertemente los puños y apretando los labios, Bella estaba a punto de soltar un comentario mordaz a los agentes, cuando Katharina, mujer inteligente como era, sacó la llave de debajo el felpudo.

La incomodidad de los agentes se hizo patente ante las mujeres. Mirando y sonriendo con orgullo a su sobrina, finalmente se giró hacia el guarda forestal, dándole un preciso y suave toquecito con su paraguas que lo decía todo.- Muchas gracias, Sr. Whire. Ahora, una vez haya finalizado de hacerse el machote... ¿Sería tan amable de contener su desmedida virilidad cuando estemos dentro?- Dándose la vuelta con toda dignidad, caminó resueltamente hacia el interior de la casa.

La gente de esta zona tiene especial debilidad por dejar las llaves de las puertas bajo los felpudos.- razóne, se notaba que estabamos en una zona rural tranquila y apartada. En mi caso, después de vivir y trabajar de inspector en Londres había desterrado completamente esa mala costumbre.

Voy con ustedes, señoras.

El guardabosques como "autoridad" del parque entra por un momento a la casa y dice. Me quedaré en este sector un tiempo por si me necesitan señores, estaré en la lancha y luego hare un recorrido por este sector, así que cualquier cosa podran contactarme. Hace un ademan, y sale de la casa hacia la lancha.

Si bien la srta. Arrichet era una jovencita bien parecida e impresionable, la conducta del Guarda resultaba cómicamente desmedida. Lejos de atentar contra ningún orgullo y habiéndose adentrado en la sala principal la joven, el doctor procuró no perderla de vista.

La sala era confortable, y no pasó por alto la elección de la muchacha al ignorar las mecedoras y situarse cerca del piano, un elemento muy bohemio en el marco de un retiro campestre. ¿Tocaría madame Pyro? Ese pensamiento le llevó instintivamente a fijarse en el teclado del instrumento por si tuviera las teclas al descubierto o una partitura abierta.

Quedas solo en el jardín el resto ha ingresado a la casa.

Entran en el lugar. El único que no esta ahí es Jonas, ninguno vio exactamente a donde se fue. Katharina sentada en la silla del piano observa como el médico se acerca a ver el instrumento. En realidad no hay mucho relevante en el mismo, no tiene partituras, y esta limpio. No tiene polvo.

Bella y el inspector Durant y el joven policia se quedan en medio de la sala.

Todos se sienten algo cansados luego del trayecto.

En la silla del conductor y en parte de la silla del acompañante ves manchas oches que dan la impresión de ser sangre. No es mucha sangre, como para concluir un asesinato o un acto mayor. Las manchas de barro tienen impresion de zapatos amplios, botas por ejemplo o calzado deportivo (es dificil concluir, lo único claro es que no es un calzado en apariencia femenino). En la guantera encuentras 6 pinceles artisticos que no han sido limpiados. El color que sobresale es cafe, aunque tambien hay verde,  azul y algo de negro. Los pinceles estan enrollados en un trapo.

El vehiculo es de dos asientos, asi que pasas al baul.  Esta cerrado. Notas que la cerradura fue forzada, lo que te da la idea de que con algo de maña podrias abrirlo.

- Su tía debe enorgullercerse ampliamente con ustedes señorita Arrichet - comenta el doctor acariciando el piano con el índice - incluso en su doliente retiro ha mantenido este lugar inmaculado.

Concluido el halago casual hecho de pasada, continuó con el examen de la cabaña y cruzó la estancia hacia el fondo de ésta. Las paredes de madera y su sencilla decoración infundían una sensación de agrado al anciano, sensación que más adelante comentaría con Helen a su regreso. Quedaba tan poco...