Miró indignada a al paladín borracho mientras mientras masculló entre dientes -Claro que tiene un agujero, el maldito agujero por el que te tomaste todo ese brebaje infernal- sinceramente debo reconsiderar cambiar de lugar para descansar.
Cuando ya había perdido la fe en todo lo referente a la misión, escuche la voz de una elfa extranjera, me acerque a ella y le susurre -Claro que corre peligro, con esta marabunta de gente cada día es un infierno intentando que el bosque no vuele en pedazos y no quiero saber que pasaría si a eso le sumamos una sequía- niego enérgicamente como intentando enviar mis ideas volando del lugar.
Todas las charlas que se estaban sucediendo, una detrás de otra dejó un poco confundida a Helena Cieloestrellado que, a pesar de venir en busca de ayuda, jamás se hubiera esperado semejante alboroto para empezar en un primer lugar, si no simplemente el interés habitual por las cosas que pasaban por el pueblo, como aquella vez que pillaron al burgomaestre borracho encima de un cerdo en la estercolera... pero no tanto.
-¡Ya basta!. -La mujer proyectó su voz haciendo que las botellas de cristal que se encontraban encima de las mesas cercanas temblaran con riesgo de estallar en pedazos- Sabía que os gustaba ese brebaje infernal, pero no me esperaba que fuera para armar semejante algarabía.
Un poco indignada por haber tenido que usar su magia para esto; Helena Cieloestrellado se acicaló un poco el pelo y se aclaró la voz antes de volver al tema principal, siendo esto el robo de aquel collar tan poderoso e importante para el pueblo.
-Tal y como estaba diciendo, -recapituló- el collar de la luna, el collar que permite crear las cosechas que luego se fermentan para crear ese brebaje que convierte a los más nobles en sucios animales, ha sido robado del templo. Es por eso que he venido, para contratar a los aventureros que hay en el lugar para investigar todo este asunto; -Dijo mirando a Allia, Dwarf Marx y Robin Stosk- aunque siéntanse libres de ir a investigar el robo si queréis. -Dijo hacia Cayden Cailean, Rositra y Sasha Dür.- Supongo que cuantos más, mejor...
Tras esto, la muchacha se dirigió hacia aquellos otros habitantes del pueblo que a pesar de estar indignados por la noticia de la falta de cerveza en un futuro, más que por la falta de aquel collar, para presentar una alternativa en caso de que aquellos seis fallaran en su misión.
-El resto, en caso de que no logren recuperarlo, siempre podemos aprovechar para quitar ese maldito grano y plantar en su lugar otro tipo de vegetal. -Sugirió la anciana- Podríamos plantar patatas, podríamos plantar árboles frutales... ¡Podríamos hacer zumos!. Hace años que no pruebo un zumo de manzana por culpa de-
Antes de que la anciana terminara de hablar, el alboroto entre los habitantes del pueblo había vuelto más fuerte y ruidoso que nunca. Las mesas se sacuden, las sillas se arrastran y los rostros de los aldeanos muestran una mezcla de furia, nerviosismo y miedo. Otros aldeanos se unen al alboroto, expresando su indignación y temor ante la perspectiva de quedarse sin su amada cerveza. Las conversaciones se convierten en murmullos frenéticos, llenos de especulaciones y temores sobre el futuro incierto del pueblo sin la cerveza que tanto aman.
Al parecer las ideas de cambiar de tipos de cultivos no iban con los habitantes del pueblo, que a pesar de no tener ninguna pista de los ladrones, estos se agarraban a un clavo ardiendo, con tal de tener la esperanza de poder recuperar aquel collar mágico, o lo que viene a ser lo más importante: Recuperar la producción de cerveza.
Viendo que aquello no iba por buen camino, y bastante molesta e indignada por el comportamiento que estaban demostrando tener la gente del pueblo, la anciana Helene Cieloestrellado se levantó y se alejó del lugar; realmente no le gustaba aquella bebida ni lo que esta había convertido aquel pequeño y tranquilo pueblo y sus habitantes.
-Volveré al templo, -advirtió a quien le quisiera escuchar- el ladrón ha causado muchos destrozos... tengo mucho trabajo de limpieza por delante...
Sin esperar a nadie más, Hele Cieloestrellado abandonó la estancia, realmente no quería pasar más tiempo del necesario en aquel lugar, mucho menos cuando la conversación simplemente se centraba en frases repetidas una y otra vez del mismo tema "¡¿Que haremos sin cerveza?!", "¡¿Cuantos barriles de cerveza nos quedan?!" y "¡¿Se puede hacer cerveza a partir de las personas?!".
Alguna idea de por donde empezar? -dijo dirigiendose al grupo
Cayden que se habia unido al barullo de las masas con gritos como.
-Si cultivais esa mierda quemo los campos y les hecho sal
O...
-Las frutas en realidad no son sanas, eso es lo que quieren que creais las elites mundiales para controlaros cuando las ingeris
O...
-Las manzanas no existen, son una creacion de las elites para haceros perder dinero cuando intenteis cultivarlas...
Despues de todo un paladin tiene que apoyar al pueblo llano.
Tambien participo en el debate del pueblo sobre la cerveza.
-Si nos quedamos sin cerveza deberemos alzarnos en armas para encontrar a quien robo ese collar, arrasando pueblos y ciudades si es necesario, hasta que no tennga lugar donde esconderse...
-No se cuantos barriles quedan, Sasha no me deja entrar a la bodega, desconozco el motivo, pero solucionaremos el problema antes que se agote.
-Creo que se podrian usar los humos del estomago para hacerla fermentar, pero aun asi necesitariamos grano, asi que no lo veo posible.
Tras eso, se acerco de nuevo al grupo.
-Supongo que lo mejor seria ir donde estuviera el collar y empezar a buscar pistas.
Al parecer, aquella horripilante noticia habia hecho que a Cayden se le pasara la borrachera, al menos momentaneamente, pues ya volvia a estar con la jarra en la mano.
Todos los cantos de protesta empezaron a alzarse por el establecimiento, la poca paz que reinaba termino por morir, simplemente lleve mis manos a mis orejas y empece a correr con mis pequeñas piernas todo lo que podía -Vieja del templo espéreme, no quiero quedarme aquí con esta panda de borrachos y necesito examinar el templo antes de que limpiando elimine alguna prueba del robo- de momento solo pensaba en alejarme cuanto antes del lugar.
Allia dio un pequeño brinco, sorprendida por la cercanía de la muchacha que acababa de decirle unas palabras al oído, aunque estas mismas quedaron eclipsadas por la voz de la anciana.
No pudo evitar mirar al resto de aventureros con sus ojos teñidos de preocupación, y en tono serio dijo:
- Quizá tengamos objetivos distintos, pero creo que todos tenemos en mente una misma cosa: recuperar ese collar. Pero... ¿Cómo recuperamos algo que no sabemos qué es? ¿Deberíamos, no sé, ir todos con ella? - dijo señalando en dirección a la anciana.
Oh, las tan variadas motivaciones de los seres conscientes para levantar el trasero de su asiento y hacer algo de provecho, son la mar de interesantes. - Admitió el mago con un tono burlesco ante las reacciones de todos los presentes, hasta que finalmente, se frotó las manos y volvió a agarrar su bastón. - La propuesta de ir al templo a investigar parece la más popular entre los presentes y puesto que el amuleto hacía crecer mágicamente la cosecha, será mejor llevar a un mago versado en las artes arcanas.
Se encaminó detrás de la anciana, pero paró en seco y se quedó mirando hacia el recién formado grupo. - Espero que todos nos llevemos bien, en especial los que parecen tener un conflicto de intereses en caso de que el amuleto no vuelva a aparecer. Nada me disgustaría más que después de una bonita aventura en la que hemos forjado unos estrechos vínculos afectivos, os matarais unos a otros en pos del cultivo de un manzanar y la susodicha ampliación de territorio verde del bosque. - Dirigió una mirada pícara a Cayden Cailean. - ¿O a caso las dos druidas presentes podrían llegar a ser agentes del gobierno?
Rio levemente y antes de volver a girarse para ir hacia el templo, guiado por la anciana, pronunció con una leve sonrisa. - También estaría bien saber como llamarnos los unos a los otros. Mi nombre es Robin Stosk, aunque me podéis llamar Robin. Estaré encantado de escuchar vuestros nombres de camino al lugar del delito.
Sasha suspiró mientras limpiaba la barra. Rositra siempre tan comedida como de costumbre. Observó al enano y al humano que parecían estar interesados en el asunto. Llevaban apenas unos días en el lugar. El humano, que respondía si no recordaba mal al nombre de Robin, parecía un hombre versado y, por su experiencia, diría que en las artes arcanas. Si, tenía esa suficiencia y forma de hablar propìa de los que juegan con la esencia misma del mundo. El enano, por su parte, su porte y forma de moverse la conocía bien. Estaba versado en el uso de las armas y, si su ojo no la engaña, era bueno en ellas.
Sin duda el enano y Cayden serían una buena ayuda en caso de tener que recurrir a las armas si fuera necesario. Y un mago nunca viene mal. La incognita era la elfa, que al parecer también era una druida a tenor de sus palabras. Dos druidas en el grupo y una de ellas Rositra... En fin, es mejor no desdeñar ninguna ayuda.
Bien -decidió finalmente- Andrea, ocupate de la barra y que vengan a ti a coger su bebida. Vamos a ver que se puede hacer con esta situación alarmante -dirigiéndose al grupo- Cayden, corazón, vamos a ver que podemos averiguar. Maese Enano, Maese... mago? y Allia -era extraño, pero siempre recordaba los nombres de las mujeres, más que el de los hombres- sed bienvenidos si nos ayudáis a superar esta crisis. No es vuestro asunto, pero vuestra predisposición a ayudarnos os honra.
Volviéndose hacia los parroquianos
Escuchadme bien con esas orejas. Voy a ausentarme un rato. A partir de ahora Andréa os servirá lo que pidais, pero tendréis que cogerlo vosotros mismos en la barra ¿Está claro?
A tenor de que con el ruido nadie parecía haberla oido volvió a intentarlo, pero con mayor contundencia golpeando en una de las mesas con el rodillo de amasar.
ESCUCHADME BIEN CON ESAS OREJAS, PEDAZO DE GANDULES. VOY A AUSENTARME UN RATO. A PARTIR DE AHORA ANDREA OS SERVIRÁ LO QUE PIDAIS, PERO TENDREIS QUE COGERLO VOSOTROS MISMOS EN LA BARRA. ¿ESTÁ CLARO? Y SI ALGUIEN, Y NO MIRO A NADIE -dice mirando a uno de los parroquianos- SE VUELVE A SOBREPASAR CON ANDREA SE VA A ENTERAR LA PARIENTA.
Con esto último estoy intentando romper la tensión que hay en la taberna.
Cayden afirmo con la cabeza a las palabras de Sasha, despues de todo, tenia en alta estima a la tabernera, al final, la veia mas a ella que a casi cualquier otra persona.
-Bien, pero esta me la llevo para el camino, si le ocurre algo a la jarra te la pago.
Dijo cogiendo la jarra y dándole otro trago mientras se ponía en camino.
-Vamos, no podemos permitir que esto siga así, tenemos que salvar a la aldea.
Andrea Arrancamusgo, el resultado de la unión entre una enana que se pasó de copas (muchas copas) y que terminó enrollándose con un goblin del bosque. De ahí herededó su robusta apariencia y cabellera rojiza así como su piel verduzca y llena de verrugas y rostro libre de barba alguna.
La madre de Andrea luego de dar a luz, fue a buscar y cazar al padre en el bosque, le obligó a aprender a comportarse en la sociedad y finalmente le entregó a Andrea para que la cuidara en el pueblo antes de que esta se fuera por más aventuras. Andrea Arrancamusgo aprendió el idioma goblin con el que hablaba con su padre y el idioma común con el que se comunicaba con los demás y pronto se volvió una mujer fuerte (gracias a los genes de la madre) e independiente (gracias a que unos aventureros mataron a su padre goblin al pensar que un goblin salvaje entraba a robar a la casa de Andrea y su padre).
Desde entonces trabaja en la taberna como la "chica sexy" que reparte bebidas. Cuantas más bebidas, más sexy.
Y así fue, como aquellos valientes héroes emprendieron su marcha contra el Rey Demonio... perdón, historia equivocada; Ejem... Déjenme volver a intentarlo...
Y así fue, como aquellos aventureros novatos, borrachuzos temerosos de la sequía, cantineras con miedo a hacer batidos, y eco-terroristas en ciernes; emprendieron su marcha hacia... un par de casas más allá. A fin de cuentas era un pueblo bastante pequeño y el templo quedaba cerca. Un tipo como Cayden Cailean no podría haberse metido dentro si hubiera quedado mucho más allá...