Partida Rol por web

Carazul había estado muy nervioso estos días. El entrenamiento de Kanu casi había concluido y Carazul dijo que le haría a Kanu un precioso regalo. Pero de eso ya hacía dos semanas y Carazul había estado fuera la mayor parte del día, buscando algo. Sin embargo, cuando volvía por las noches, su cara era triste, de decepción.

Le había dicho a Kanu que se acercase a Babuka a buscar una mamba negra. Le había dicho que por más que había buscado, no había encontrado a la letal serpiente. Necesitaba el veneno de esa serpiente para hacerle su regalo. Así que Kanu había estado caminando dos días para llegar a Babuka.

Ante él se extendía el pueblecito que de vez en cuando visitaban. Era un pueblecito grande, donde muy de vez en cuando se agrupaban varios comerciantes. Por eso mismo, Babuka era un pueblo, a pesar de su tamaño, importante, pues era el mas cercano a varias decenas de días caminando con algo de comercio. Posiblemente allí encontraría algo. Y si no, quizá los espíritus del lugar le podrían decir algo.

En cuanto llega a las cercanías del lugar, un hombre salta de un árbol para recibirle. En Babuka, los visitantes siempre pasaban antes por el líder de la tribu para mostrar sus quehaceres en Babuka. Había ido antes con Carazul, pero ahora le tocaría ir sólo.

El hombre le miró y empezó a buscar los alrededores, buscando a algo o alguien.

Kanu estaba extrañado del comportamiento de su maestro ya que, habitualmente, cuando este quería algo, sencillamente lo encontraba. Sin embargo, no pudo evitar la emoción de que su maestro le confiara una tarea. Por fin estaba terminando su entrenamiento y podría convertirse en un shamán por méritos propios. 

Al ver al vigía que cae de los arboles, Kanu se golpea con firmeza el pectoral izquierdo con la mano derecha en un gesto de saludo

-¡Hola! Soy Kanu, aprendiz de Carazul y vengo a comerciar en Babuka. Quisiera presentar mis respetos al Líder de la aldea ¿Podrías guiarme?- dice con voz seria para evitar que el extraño lo infravalore por su juventud. Al observar como el hombre mira a los alrededores buscando, probablemente, a su maestro, agrega- He venido solo, mi Maestro está ocupado con asuntos espirituales.

-Ohh, claro, vas solo.

Comprobado lo que buscaba, el hombre se gira y empieza a caminar. La ciudad parece mucho mas tranquila de lo habitual. Sin embargo la gente está rondando el lugar. Parecen... asustados.

Una vez llegáis a la gran chabola, el guardia mira dentro y tras unos instantes, te indica con la lanza dentro, parece que puedes pasar. Ya has visto la chabola antes, es enorme para lo que estás acostumbradas de otras aldeas y para entrar, debes subir unas escaleras. Nada más entrar véis a dos hombres arrodillados de espaldas mirando hacia delante y a su lado a dos chicas. El primero es un hombre adulto, por las armas que porta diríais que cazador, el otro, por sus extraños ropajes, parece ser extranjero, además es bastante grande. Nunca habíais visto alguien con una barriga tan enorme: sus brazos duplican los tuyos con asombrosa facilidad y las dos chicas también parecen ser guerreras, aunque no te suenan sus pinturas tribales. Al fondo, siguiendo la mirada de los arrodillados, ves a Kilombo, el líder, ya entrado en años, que está sentado en una especie de sillón, y a su lado, también sentados, dos hombres bastante más jovenes, sus hijos Kum-Ba y Um-Ba y de pie, a sus espaldas, dos hombre más. Éstos últimos, fornidos y armados, parecen ser los guardias. Finalmente al lado de la sala, hay otro hombre, de piel blanca. otro extranjero, vestido con ropa de plata rígida, nunca habías visto nada similar, camina en círculos, parece nervioso, y al caminar, hace ruido como para alertar toda la fauna del país.

Tras despedirte de las chicas, Caraazul te mira la herida con más atención.

-Bien hecho Kanu. - te dice refiriéndose, evidentemente al hechizo que usaste para sanar.

Tras esto, Caraazul te lleva con él y te obliga a tumbarte en un claro. El claro ese es un lugar sagrado para vosotros. Y sabes que la afluencia de espíritus en ese lugar es bastante importante. Lo conjuros funcionan mejor de lo normal, pues la magia fluye con naturalidad. El claro es un hermoso prado lleno de plantas medicinales en su mayoría y una impresionante e inmensa sequoia en medio del claro. Hueles un aroma dulce y refrescante, mezcla de las diversas plantas que crecen en el claro y todo junto te transmite una sensación de paz y tranquilidad.

Al cabo de un par de días, tu herida ha sanado completamente, y mientras Caraazul te mira la inexistente herida, sonríe al ver que no ha quedado cicatriz. Tras esto, Caraazul saca una serpiente de la bolsa y te sobresaltas. Es una de esas pequeñas que os atacaron. Parece que está muerta por eso. Te había mandado a buscar una de estas porque habían desaparecido, pero parece ser que todo ha vuelto a la normalidad. Te explica también que no ha habido ningún superviviente, y que no ha logrado encontrar a los extranjeros. Pero que ha mandado a un par de espíritus a investigar su localización.

Tras una semana preparándote, llega la hora del ritual. Caraazul te lleva a una cascada. Allí te hace desnudarte mientras el también se desnuda. Te dice que te des un baño y mientras tanto él empieza a pintarse la parte superior del cuerpo con un mejunje de color marronáceo tirando a rojo. Cuando terminas de bañarte, se acerca a ti y tambien te hace los mismos símbolos. El mejunje parece estar hecho de sangre y hierbas aromáticas. Una Vez tienes símbolos por todo el cuerpo y se te secan te hace meterte en el baño y te da un brebaje para que bebas. Es mediodía aún y tras beberlo, notas un fuerte sabor, casi un quemazón en la garganta.

Pasan unas horas donde Caraazul te dice que te relajes profundamente. Empiezas a sudar bastante y a tiritar sin razón aparente. Te dice que es normal, que pronto pasará. Y efectivamente al cabo de una hora se te empieza a pasar el efecto y empiezas a relajarte de un modo que antes no habías hecho. Te dice que te concentres en tu interior. Que mires dentro de ti.

Al principio todo está oscuro, pero notas que hay algo ahí dentro. Algo en esa oscuridad. Poco a poco se acerca y ves una silueta. Parece un depredador, pero no sabes lo que es. Empieza a rodearte, pero tu no puedes mover tus pies, así que mueves tu torso para seguir su figura. Después de un par de vueltas, se posa frente a ti y avanza un paso. Su cara parece iluminarse. No sabes porqué, pero reconoces esa cara, aunque nunca antes la hubieses visto. Y en ese preciso momento. Una espléndida ave azul aparece a tu derecha y se enfrenta a la criatura. No hay heridas, no hay combate, sólo un duelo de miradas, un duelo de voluntades. Tras un breve instante, el ave azul se aleja. Ha perdido? No lo sabes, pero la criatura se te acerca, y aunque intimidante, no tienes miedo, estás tranquilo mientras abre su enorme boca y te clava un mordisco en tu estómago. Algo parece desprenderse de ti. No duele, y sin embargo...

Te despiertas con los ojos totalmente abiertos. En el mismo claro, la misma sequoia y la misma criatura de tus sueños al lado. Una pantera majestuosa que duerme a tu lado. Caraazul está sentado delante tuyo, en trance, mientras observas todo alrededor te sientes extrañamente descansado e intentas levantarte cuando Caraazul abre la boca.

-Has encontrado a tu protector. No te precipites al levantarte, has estado en trance por una semana y dos días. Será mejor que te lo tomes con moderación.

Tras el ritual y la semana y media que tardas en recuperar tus fuerzas, Caraazul empieza a enseñarte cosas, junto a Aldhyra, tu protectora y ahora parte de ti. Empiezas a dominar ciertos aspectos y Caraazul se siente profundamente orgulloso de tus avances. Pero algo sucede cerca del medio año. Caraazul empieza a mostrarse huraño poco a poco, cortante algunas veces, no sabes el porqué, y siempre que has preguntado, te ha cortado secamente. Esa faceta va y viene y algunos días lo ves tan alegre, y otros está algo más borde. Intentas averiguar el porqué. No sabes que puede ocurrir, preguntas a espíritus y animales, pero nadie sabe darte una respuesta.

Finalmente un día, te dice que te quedes en el lugar. Que no le sigas y que cuides de todo mientras él no está. Te asegura que serán unos días mientras él hace algo. Te preguntas si ese algo es lo que le ha estado preocupando tanto tiempo. Pero pasan 1 semana y no vuelve, empiezas a preocuparte, hasta que al final preguntas a los espíritus y a los animales. Los que lo han visto te van indicando por dónde fue hace una semana y el rastro, te lleva a Babuka.

Los primeros días pasaron rápido con Adhyra. El muchacho y la pantera aprendieron a reconocerse físicamente: se olfateaban hasta que reconocían sus olores; se miraban hasta que pudiesen distinguirse en cualquier situación; escuchaban los sonidos del otro y se tocaban hasta que notaban el mas mínimo cambio de textura. Al final de la primera semana ya eran capaces de sentir incluso el poderoso vínculo que los unía. 

Luego vino la parte difícil:reconocerse espiritualmente. Hay muchos hechiceros que piensan que las almas son fáciles de identificar, pero los Shamanes de Nanwe saben cuan errónea es esa afirmación. Es la diferencia entre mirar y observar, entre buscar y ver. Los primeros intentos fueron agotadores y apenas conseguían palpar levemente esa unión entre ambos. Pero fuero cogiendo soltura, fortalecieron el vínculo y aprendieron a identificarlo. Tras 2 meses eran capaces de encontrarse entre todo el flujo de almas. 

El despertar de su Fetch mejoró sustancialmente sus habilidades shamánicas. Su maestro siempre le decía que uno no empezaba a recorrer el camino de los espíritus sin su Guardián. Avanzaba cómodo con Adhyra a su lado por los senderos místicos de la Diosa. Llamaba a espíritus y los domeñaba a su voluntad con razonable facilidad. Todo parecía ir bien, pero Kanu no paraba de esforzarse pues sabía del mal que había atacado Babuka. 

Cuando su Maestro comenzó a volverse huraño, el joven shaman lo dejó estar. Era normal que los espíritus afectaran el comportamiento de su maestro. Pero cuando este decidió marcharse, Kanu empezó a sospechar que las cosas iban realmente mal.

Las animas no paran de hablar de Babuka de nuevo, así que Kanu decide prepararse para volver al lugar, con nervios y un poco de temor... pero esta vez tenía a Adhyra a su lado y dudaba que ni siquiera las jóvenes mujeres cazadoras que había conocido pudieran enfrentarse a la poderosa pantera

Te encaminas a Babuka y llegas por fin. La ves de lejos. La distingues entre el follaje y te desvías algo de la entrada para entrar por el mismo lugar por el que entraste, no es que tu quisieras, pero Adhyra se encamina directamente por esa dirección. Cuando llegas, observas que la maleza ha crecido por el agujero que abristeis en la pared de la cabaña, las pocas cabañas que ves, han colapsado por la falta de mantenimiento, los animales salvajes, las lluvias y la vegetación que crece sin la resistencia del ser humano.

Algo te ha parecido oler, y Adhyra parece que también ha olido algo.

Sigues caminando, estas al lado de Babuka, lo sabes por la vegetación de la zona y algún que otro detalle que recuerdas. Así que no debes estar muy lejos.

Por fin encuentras las primeras casas, todas destrozadas y en un estado lamentable. Avanzas buscando alguna casa en buen estado o algo que te llame la atención, alguna pista, cuando...