Partida Rol por web

-No se si eso será posible señor Kin, pero por nuestra parte intentaremos que todo salga lo mejor posible.-digo mientras me agacho a mirar unas florecillas de pequeños pétalos que salen en ramilletes.

-Ella creo que ha venido con las mismas intenciones que nosotros ¿no?- pregunto a Alexia por lo que esos tipos que nos tienen pillados, se están impacientando

El lugar me encanta. Sigo pensando que si las cosas fueran distintas me quedaría a vivir aquí con Melisa.

-Tranquilidad, buena comida...un negocio aceptable-digo en voz alta mezclando mis ensoñaciones con la realidad.

¿Sabe algo de los Santos de la iglesia señor Kin?, no es que a mi me parezca bien la idea ni me guste, pero es una de las soluciones que hemos encontrado esta mañana

-¿Podré encontrar otra vez a Melissa si nos separamos?

¿Qué quiere decir? ¿Quieres presentarme a la iglesia e intentar que me convierta en santo? - El señor Kin esta estupefacto. - Creo que no sabes bien cómo funciona la iglesia, no nombran santo a cualquier que use sus poderes para ayudar a la gente, no, ni mucho menos, solo nombran santos por dos motivos, o bien son personas que representan el parangón de los principios de la iglesia y hace lo que la iglesia le dice como si fuese un perro faldero por que les tienen completamente comido el cerebro y creen que hacen lo correcto o si no porque son personas demasiados poderosas, influyentes, como para declarar que son demonios sin provocar un cisma, a alguien como a mí nunca lo convertirían en santo, me matarían sin importarles si hago el bien a estas personas o no. - El señor Kin está claramente enfadado. - Además aunque así fuese me niego a ser un santo de esa iglesia, esa asesina que mata a todos aquellos que se salen de su limitada visión cuadriculada de la vida, antes prefiero la muerte que ser parte de ellos.

Ante las palabras del señor Kin Melissa retrocede asustada poniéndose detrás de Decland. - ¿Crees que será peligroso? ¿Crees que podría hacernos daño?

-Claro que podría hacernos daño, pero no creo que sea peligroso-le digo a Melissa-pero nosotros también podemos hacerle daño a nuestra manera ¿no?-sonrío picaramente y me acerco al señor Kin

-Ciertamente comprendo todo lo que dice, yo tampoco querría estar atado a la inquisición-me paro unos segundos a pensar y me doy cuenta que lo estoy -pero si, lo estoy, y ella también-señalo a Alexia-no es que sepa sus motivos, pero yo tengo los míos y se que tenemos que encontrar una solución a este problema o las cosas se pondrán muy mal para todos.

A mi mente viene una idea de formar un ejercito, pero me doy cuenta tras unos cuantos cálculos de coste, que ya lo hemos comentado y no parecía muy posible.

-Tal vez lo mejor sea huir señor Kin, abandonar estas tierras maravillosas y no volver nunca más.

En ese momento me asalta la duda. Si él no está ¿qué pasara con esa energía?¿ese lugar seguirá siendo un lugar de paz donde yo pueda encontrar descanso y tener mi hambre saciada?

¿Quiere que huya? ¿Que huya de esos barbaros? ¿Que deja atrás mi hogar? dejando atrás este maravilloso lugar... - Durante unos segundos se hace el silencio mientras el señor Kin mira con la vista perdida hacia el interior de la isla.

Si. - Dice finalmente con resignación. - Tal vez tengas razón, lo mejor será irme de aquí, si no sois vosotros otros acabaran llegando con peores modos o incluso vendrá un inquisidor, esta es mi única salida, pero es tanto el bien que podría haber hecho aquí...

El señor Kin mira en rededor prestándoos un poco menos de atención y empezando a pensar a donde ir después de todo esto

Melissa que no se había separado mucho de Decland se acerca para susurrarle al oído.

Pero el Inquisidor os había dicho que teníais que entregar a alguien, que tenias que entregar al responsable, aunque el señor Kin se vaya aun tendríais que entregar a un chivo expiatorio, no creo que el inquisidor se conforme con decirle que esa persona ya no está en el lugar, no tienden a ser muy razonables... ¿Qué piensas hacer ahora?

Guardo silencio ante las palabras de Melissa. Había olvidado esa parte concreta de la misión, aunque en mi fuero interno no estoy seguro de si ese olvido ha sido casual o premeditado.

-Sin duda ahora tendremos que improvisar...-dejo en el aire las palabras mientras observo a Alexia. Ella no creo que esté tan dispuesta como yo con lo de dejar partir al señor Kin, tal vez le impida marcharse entonces ¿cuál sería mi posición?, eso sin contar que frente al inquisidor no quedaría nada bien.

-No se que otra cosa hacer- vuelvo a decir pensativo. Siempre he sido un oportunista ¿no?¿por qué esta vez iba a ser diferente?. Tal vez si tenga que ser diferente, aunque el que está entre la espada y la pared soy yo, no el señor Kin que solo tiene que marcharse de ese lugar.

Pasan unos segundos y ya no se por qué estaba tan tranquilo antes diciendo a ese desconocido que se marchara complicándome la existencia.

-Kin, disculpe que le interrumpa, pero ¿sabe de donde sale el extraordinario poder de este lugar?- eso es algo que no se me olvidará sin duda alguna, la sensación que me transmite hace que me centre mucho más y esos detalles no los olvido-tal vez sea una roca, un riachuelo o un lugar concreto.

No se donde me lleva eso. Ojalá estuviera Kris aquí para echarnos una mano a Melissa y a mi. Bueno y a Alexia también.

El señor Kin mueve negativamente la cabeza. - No, no hay un punto desde el que emane este poder es una zona, no un punto, es el lugar donde se cruzan líneas naturales de magia, yo construí mi casa más o menos en el cetro de ese lugar, pero no hay algo de lo que emane.

Creo que será mejor que empiece a prepararme cuanto antes tengo mucho que empaquetar y tengo que pensar un sitio donde ir, no sé, tal vez vuelva a Shivat, ahora que la inquisición prácticamente no tiene poder allí podría vivir más tranquilo.

¿Algo más?

Alexia se acerca también nerviosa hacia Decland. - No podemos dejar que se escape de esta manera, sabes lo que nos pidió la inquisición, si se va ¿qué vamos a hacer? no podemos correr ese riesgo, si no quiere entregarse voluntariamente...

Melissa hablan con un tono preocupado mientras acerca su cuerpo al de Decland. - Tu compañera tiene razón, no podemos arriesgarnos a que se vaya, la inquisición es demasiado peligrosa no podría soportar que te hiciesen daño, además, se escuchan rumores preocupantes de la inquisición ¿y si no solo te hiciesen daño a ti? ¿Y si fuesen también a por tu familia, amigos, seres queridos?

Observo a las dos. Todo iba muy bien hasta ese momento, si bien Melissa ya había dicho que eso podría pasar, siempre había pensado que podría ser una posibilidad, pero ahora que me lo repetían los dos, el mensaje parecía haber llegado a mi cabeza repentinamente.

-Bueno, tal vez tengáis razón, aunque es un buen hombre-digo algo serio. Los ojos de Melissa me inundan así que apenas me doy cuenta de que saco mi estuche de agujas.

-Señor Kin, olvide todo lo que le he dicho. digo repentinamente-no podemos dejar que se marche, lo cierto es que no quiero que le pase nada, me cae bien y probablemente sea un buen hombre, pero para poder seguir mi camino tengo que cortar el suyo.

Reconozco en mi interior que con esas palabras el dormido, despierta un poco de su letargo ante la necesidad de acción, mi espada de doble filo mi maldición y mi...maldición.

-Se acabó la paz supongo...-suspiro esperando que todo acabe bien.

-Kris, atrapa al señor Kin. Em...Alexia-dicho esto, espero que por algún motivo extraño se entregue sin luchar.

Ya veo, así que al fin mostráis vuestra verdadera cara, tenía que haberme ido después de vuestra primera visita, pero no me pillareis tan fácilmente, os arrepentiréis de haber venido a este lugar. - El señor Kin se dirige hacia vosotros confiado y en posición de combate.

La solución diplomática no había funcionado, era la hora de luchar contra el señor Kin y llevárselo al inquisidor.

Me muevo un poco hacia un lado para no estar justo al lado de Decland e intentar rodear un poco al señor Kin.

Ante el inminente inicio del combate Melissa suelta un pequeño grito y se aleja de Decland escondiéndose tímidamente detrás de un árbol cercano.

Me quedo consternado al ver cómo reacciona el señor Kin, sin duda alguna en ningún momento ha confiado en nosotros, aunque es normal, la primera ver que le visitamos pasó algo que no recuerdo así que su reacción es comprensible hasta cierto punto.

Alexia por su parte demuestra ser una gran luchadora, por lo menos de reacción rápida y con decisión y táctica, no como yo que no me entero de lo que ocurre.

-Mmm, bien que haya sacado una aguja...el bastón poco me va a ayudar...-pienso sin terminar de reaccionar y justo antes de lanzarme al ataque buscando el cuello de Alexia ahora que está desprevenida, buscando asestar un solo golpe para acabar con ella o dejarla incapacitada. Después de todo, el señor Kin es un buen hombre y yo soy un buscavidas que ya se las apañará.