Espero un largo rato junto a la ventana hasta que veo aparecer a una persona. No es un barrio muy transitado, así que me fijo bien en él a ver si es la persona que estoy esperando. Al verlo deduzco que no le conozco, pero no tardo en averiguar que efectivamente ese es mi hombre. El muy cobarde me amenaza y luego se esconde en unos arbustos, así que tendré que llevar las riendas de esto y hacerle ver que no pienso admitir chantaje alguno.
Dudo un poco entre quedarme ahí agazapado hasta que se aburra y vuelva a llamarme. No tengo su teléfono, se aseguró bien de que no fuera capaz de localizarle. Quizás fue un error o quizás un acierto. Lo veremos pronto.
Me separo de la pared y pienso como acercarme a él sin quedar muy expuesto. No parecía muy fuerte, pero nunca se sabe. Si está armado no tengo nada que hacer contra él. Será mejor entonces que sepa que no me chupo el dedo. Vuelvo a ponerme en situación para observar sus movimientos sin ser visto, o al menos que se me vea lo mínimo posible. Si me localiza tampoco me importa mucho, no pienso quedarme a vivir aquí.
-Creo que no entendiste. Dije en mitad de la calle. -Digo en tono sereno y sin ápice de amabilidad -Si no colaboras no tendremos mucho más que hablar. Si llevas algún tipo de arma más te vale dejarla donde estás. -No pienso tratar con gente armada. Dice muy poco a su favor.
Espero a que salga de nuevo a la luz para continuar la conversación. Tiene que demostrarme que no va armado y luego saldré yo. -Joder, ¿por qué estoy en esta situación? -No tengo armas o alguien con quien salir ahí fuera. -Quién me manda a mí tratar con este tipo de gente... todo sea por Irina -Estoy algo tenso y se puede decir que mi corazón palpita con fuerza. Las reacciones del fuego es cuestión de física y se puede llegar a predecir en muchos casos, la de las personas... no.
El tipo sigue agazapado tras el arbusto mientras la lluvia va cesando progresivamente, como si aún tuviera que acabar de pensarse mejor lo que hacer a continuación.
El tiempo pasa convirtiéndose en largos e incómodos minutos en los cuáles el frío se hace patente, congelando las gotas de agua que todavía caen sobre la ciudad para convertirlos en copos de nieve que cubren las calles poco a poco.
Finalmente el supuesto cazador se lleva las manos tras la espalda y deja una pistola a un lado con lentitud, pero sigue agazapado y concentrado en... su teléfono móvil ni más ni menos.
El tipo no parece tener interés alguno en colaborar y se limita a quedarse allí escondido (o eso cree) mientras juguetea con el móvil. -No me gusta nada. Este tío ha venido aquí armado y aún así sigue escondido. No sé a quién está llamando, pero no pienso dejar que me haga daño o le pase algo a Irina. -No solo vienes armado, sino que te niegas a colaborar. Está bien, contaré hasta cinco y espero que salgas de donde crees que no te veo. Si no colaboras tendré que marcharme.
Miro la hora y me pregunto si ya se podrá entrar en las habitaciones del hospital. Si Irina estará despierta o si aún continúa en sus propias pesadillas. Cualquier excusa es buena para abstraerme un instante de la situación. Necesito calmarme para que mi voz no delate el nerviosismo y pueda hablar de forma firme al individuo.
El pulso se me acelera. No estoy acostumbrado a este tipo de negociaciones y menos con tipos armados. No sé lo que quiere, pero en lo más hondo de mi ser espero que colabore o quién sabe de qué sería capaz. Sujeto en una mano el móvil, dispuesto a llamar a la policía si la cosa se pone mal, aunque espero que no sea así y podamos hablar tranquilos. Tampoco estoy seguro de querer escuchar lo que tenga que decirme. Todo esto es muy raro.
Empieza la cuenta atrás. -Cinco -empiezo -cuatro -una pausa entre cada número para que quede claro que no es un juego -tres -no pienso parar -dos -ni a echarme atrás -uno -ahora o nunca.
Tengo que postear en el curro que es cuando más tiempo tengo para estar delante de un ordenador xD
Cita:
*Como si estuviera tan cerca como para mirarte a los ojos xDDDD
Responde en la escena de Leon