Partida Rol por web

Al principio pareció que no ocurría nada. Grend cogió aquel libro y debatieron sobre si debían entregarlo al dragón o no, tratando de que Mandibula fuerte no les escuchara. No se fijaron en que una pequeña neblina, al principio casi imperceptible, poco a poco iba oscureciéndose y tomando forma tras ellos.

No fue hasta que escucharon un sonido extraño, como un gorgoteo saliendo de la garganta de Airic, que no se dieron cuenta de lo que ocurría. Del pecho del noble empezó a brotar sangre, pues la punta de una espada fantasmal lo había atravesado desde la espalda. El noble miraba asustado, sin saber que ocurría. Tras él se encontraba la figura fantasmagórica de un hombre alto y tan delgado que la piel parecía estar pegada a los huesos. Vestía una túnica ajada y deshilachada que parecía evaporarse en polvo cuando se movía. Cuando dejaba ver bajo esta la visión era terrible, pues parecía que al hombre lo hubieran viviseccionado en vida y parte de la carne y la piel se había retirado para dejar a la vista los órganos internos.

- Regocíjate, hermano, pues eres el primer sacrificio a Myrkul-su voz sonaba fría, apenas era un susurro que hacía que se les pusiera la piel de gallina, como si fuera agua helada que salpica por sorpresa-, pronto te acompañarán los demás.

Por lo que sabían de STrongor Bonebinder y su culto al dios muerto Myrkul, poca duda cabía de que aquello que estaban viendo era el espíritu del propio Bonebinder. Si aquello era una resurrección, un fantasma o el regreso del nigromante cientos de años después no estaba claro, pero lo que si tenían claro era que acababa de matar a Airic. Parecía fantasmal y, sin embargo, estaba allí, tan allí como ellos mismos... y buscaban más sacrificios para su culto de la muerte.

Mierda.

Fue lo que atinó a decir en un primer momento Grend. Aquella aparición, espíritu o lo que fuese había acabado con uno de ellos sin despeinarse siquiera. No iba a ser una pelea fácil.

Es un espíritu, pero se le puede dañar. Darle con todo sin conteneros o estamos muertos.

El magos no se atrevió a desenvainar su espada y acercarse al cuerpo a cuerpo. Ya había otros para ello. Además, su conjuro hacia más daño. Así que conjuró de nuevo su rayo violaceo y le dio de lleno, aunque la cosa aquella aguantó bastante bien el daño.

El ataque le pilló por sorpresa al guerrero, que aún estaba limpiando la espada del último encuentro.

¡Se había cargado a Airic de un estocazo! Eso era increíble. No es que tuviera en gran estima al altivo noble, pero tampoco le deseaba la muerte.

Se lanzó con furia hacia la amenaza pero se desequilibro en la carrera y falló los dos golpes de espada.

- Es un pedo con forma humana. Si hasta se huele desde aquí.

— ¡Airic! —el noble humano no era el más diplomático ni tenía las mejores formas, pero había combatido junto a ellos desde Nidoverde y eso significaba mucho para el forjado. Intentó correr hacia él para extraerle la espada, pero supo que era tarde cuando sus ojos perdieron la chispa de la vida antes de que él llegara—. Maldito monstruo, ¡arderás!

Lanzó una formidable llamarada contra la criatura, que si bien no era letal, conseguiría reducir sus defensas lo suficiente como para que sus compañeros pudieran encontrar la forma de derrotarlo. Si no, tendría que usar algunos ases bajo la manga.

El fantasma recibió el ataque de los aventureros sin apenas molestarse.  En cambio, si que hizo hubo una mueca en su espectral rostro, un leve levantamiento de ceja cuando el sátiro lo insultó.

-Oh, tonta criatura. Crees que no temes mi nombre, pero solo es estupidez-dijo mientras se acercaba al él-. La muerte te enseñará a mostrarme respeto-le dijo mientras lo golpeaba con su espada. No llegó a atravesarlo, pero si le hizo un corte profundo en el pecho. Pero eso no fue lo peor, mientras la sangre comenzaba a manar el joven sátiro podía notar como un frío atenazar empezaba a extenderse por su pecho, como si se estuviese congelando lentamente y solo su propia sangre pudiera darle la calidez que necesitaba.

Endozal se apartó para tratar de encontrar espacio para dispararle y así lo hizo, clavando una flecha en el casi incorporeo cuerpo del nigromante.

-Acabad con él rápido, antes de que se den cuenta-dijo Mandibula Fuerte desde la puerta, que trataba de asegurarse de que ningún batraco se acercara a ver lo que estaba ocurriendo o aquello empeoraría en cuestion de segundos para ellos. Por desgracia, el nigromante resucitado era una criatura terriblemente poderosa y no les sería fácil acabar con él.

El tipo era difícil de acertar, pero el guerrero consiguió esta vez encajar un golpe con su espadón.

Aquella aparición era terriblemente resistente, y Égida supo que debían de usar todas las estrategias que tenían a su alcance. Metió la mano en su zurrón y sacó un puñado de remaches, tornillos y raspaduras de metal que acumulaba en cada una de las sesiones de reparación y lo lanzó contra el espíritu. No era la primera vez que usaba ese hechizo, pero sí contra criaturas del más allá. Rogó silenciosamente a los dioses que tuviera éxito.

La energía que canalizaba a través de las runas de su armadura se extendió hasta los trozos de metal, conectándose por finas y brillantes líneas hasta formar un tornado de metal giratorio y brillante que se abalanzó contra su enemigo.

Mierda mierda mierda.

Ya se habían fijado que aquella criatura era peligrosa, pero la verdad es que el elfo esperaba que al menos fuesemás matable. Aunque claro, si ya estabas muerto te daba un poco igual según que cosas.
Sus rayos le permitían atacar desde una distancia segura, o eso creía. Porque cuando vio como atravesaba también al sátiro se dio cuenta de que iba a dar igual.
Así que haciendo de tripas corazón, Grend desenvainó su estoque y trató de ensartarle. Pero claro, no era nada fácil aquello.

Que cagada.

- Oh, y tú temerás mi nombre porque me llamo Teme y me apellido Ras. ¡Mira, un mono con tres cabezas!

Y el muerto miró en esa dirección. Momento en que Lirio y los demás aprovecharon para moverse.

- Jajajaja, y va el idiota y mira.

Lirio a pesar de la herida, siguió animando a sus compañeros y tratando de descentrar al espíritu del nigromante. Logró ponerse detrás de Égida mientras el resto de compañeros atacaban con sus mejores habilidades. En aquel momento un par de cultistas bajaron por las escaleras alarmados por el ruido que habían empezado a escuchar. Los dos garradragón que bajaron abrieron los ojos como platos al ver la escena. Claramente, fue una mala decisión.

Strongor no parecía amilanarse ni por los ataques de los aventureros, ni mucho menos por las bromas y chanzas del sátiro.

-Mmmm me deleitaré con tu muerte como si fuera un manjar-dijo con aquella desagradable voz. Entonces abrió la boca hasta desencajarla de una forma imposible entre crujidos y de ella comenzaron a salir langostas, escarabajos, cucarachas, moscas y mosquitos. Cientos de insectos que oscurecieron la habitación en cuestión de segundos.

No estaba muy seguro de qué esperar de aquel no muerto, pero desde luego la nube de insectos le pilló desprevenido.

Aaghh, que asco. Creo que me he tragado algunos.

Aguantandose las arcadas el elfo trató de golpearle con su estoque, pero bastante era que lograba mantenerlo aferrado y no lo soltaba. El ataque pasó muy lejos de su objetivo.

Después de esto necesito varias duchas. Y algo de beber. Algo fuerte.

Trataba de parecer despreocupado, pero en realidad no las tenía todas cosigo para salir de allí.

Mierda. Eramos pocos y parió la abuela.

Dijo al ver a los nuevos guardias.

El guerrero calishita, de constitución fuerte, aguantó las picaduras y mordiscos de la nube de insectos, aunque muchos consiguieron batir sus defensas y metérsele por sitios que no debían.

Abdali no veía otra forma de deshacerse de ese molesto enjambre más que eliminando a quien lo había convocado. Volvió a atacar al espíritu y volvió a fallar uno de sus golpes.

Lirio podía ser muchas cosas, pero desde luego no era un tipo duro ni recio. La nube de insectos se cebó con él de mala manera, castigando su ya castigado cuerpo.