Partida Rol por web

Vaya!! encima de lista, tiene caracter .... pensó Alan divertido en la silla. Pero lo que más le había gustado era la afirmación del Inglés, el honor de su Majestad ... precisamente por cosas parecidas a esa, él mismo estaba sentado en esa silla, fumandose el cigarro que le había ofrecido Bennet. El honor de la corona de Inglaterra, por el bien de los Estados Unidos ... cada vez que oía toda esa pabrería le hervía la sangre. Por los Estados Unidos de Norteamérica solo decidía una panda de burocratas instalados en el poder, que jugaban con todos ellos como marionetas, jamas iba a perdonar a todos sus superiores, que después de haber dedicado su vida al ejercito, lo hubieran traicionado de aquella forma.
Por otra parte, estaba dispuesto a ayudar al español, no era un mercenario pero necesitaba el dinero, al fin y al cabo, era mejor que trabajar en un jodido carguero. Alan sonrió al gesto apurado del tal Rafael, restando importancia a la revelación de Torrens, por supuesto que sabía cosas ... estaba seguro de que se encontraba al corriente de su situación personal. El americano siguió con la mirada las evoluciones de la mujer a la vez que exalaba el humo, ¿cuales serían las habilidades de los demás?

Juddith miró fijamente a Bennet, pero con el miedo creciendo en sus ojos. Aquellos hechos que suponía secretos, él los sabía, e incluso sabía más de lo que debería. Booth le había dicho, muy bien deducido, que lo que ella había visto había sido fruto del estrés y que su ataque pasional se debía a las largas horas que se pasaba aislada consigo misma. Que aquel tipo dijera ser Jack el Destripador solo tenía sentido si se había escapado de un manicomio. El problema es que Juddith había creído palabra por palabra todo lo que ese asesino le había dicho, y ella, incapaz de poner en orden su mente, había actuado por instinto para salvar la vida de su compañero.

Y ahí terminaba todo.

Ella ya trabajaba para un gobierno, para el británico. Sabía de la existencia de los servicios secretos, pero si realmente el servicio secreto tuviese a humanos evolucionados ella sería una de las primeras en saberlo. Era la mejor antropóloga del país.

Cuando Bennet la miró a los ojos, a Juddith le temblaron las piernas. Lo que más miedo le causaba era no comprender lo que veía y, viéndose incapaz de encontrarle una lógica y un sentido no solo a lo que veía sino a lo que le estaba pasando, se sintió indefensa y vulnerable. Sacudió entonces la cabeza y volvió en sí, se había quedado unos breves segundos traspuesta. Miró a Bennet manteniendo la compostura, pero era evidente que durante esos momentos que se habían mirado había ocurrido algo y Juddit parecía angustiada.

- Me esperan en Londres - dijo sin más. Y se dio la vuelta para salir apresuradamente del lugar de la reunión.

La inglesa se levanta y pretende abandonar el café. Edward Bennet no mueve ni un mísero músculo. Realmente parece no importarle en absoluto que abandone la reunión. Prometheus no obliga a nadie para que trabaje con ellos y ella es totalmente libre de abandonar el país. Aunque claro, ahora que sabe todo esto...¿será su vida igual?

- Ya entrará en razón...necesita tiempo para que su mente se adapte...suele suceder en personas con firmes convicciones lógicas... - dice tranquilamente el inglés mientras ve como Juddith abandona el café.

Tras decir esto vuelve a centrarse en el resto de asistentes de la reunión y pregunta directamente:

- ¿Alguno de vosotros no está interesado en el trabajo? Si es así puede abandonar ahora mismo la reunión, sin ningún problema...

Sales a la calle, ahora mismo la lluvia empapa las aceras y puedes notar que el frío ha aumentado. La sensación térmica rondará los menos tres o menos cuatro grados y tiene pinta de seguir bajando. Es posible que nieve en la capital española esta noche.

Tienes demasiadas cosas en la cabeza ahora mismo, te duele que las autoridades no te hayan considerado apta para el estudio de esas personas y menos que no te hayan tenido informada. Booth tampoco parece saber nada del tema aunque claro él no es ni por asomo tan listo como tú...¿o sí que lo es? Sabes que en tu cabeza pasan cosas raras, eres capaz de predecir ciertos sucesos...y con Jack no es la primera vez que te sucedían...desde pequeñas has experimentado esa sensación de poder adivinar lo que sucede, tu visión de las escenas de los crímenes son demasiado detalladas...puede que haya algo de metahumano en tus deducciones, eso no te hace menos humana sino mejor investigadora.

Te acercas a una cabina para llamar a Booth, él es el único que puede consolarte en este justo momento pero...¿qué le dirás? ¿Que lo que ha dicho Jack es cierto? No te tomaría por loca, lo conoces demasiado bien pero sentiría pena por ti, te haría parecer vulnerable...y eso no lo quieres. No eres débil, eres fuerte. Sabes perfectamente cuidar de ti misma, tienes determinación y tu inteligencia supera claramente a la mayoría de la humanidad. Si te vas ahora mismo perderás toda opción de poder averiguar más sobre los metahumanos y sobretodo conocerte mejor a ti misma.

Tienes dos opciones...volver a Londres o regresar a la reunión y aceptar el trabajo. Si te marchas te arrepentirás toda tu vida, tienes la certeza de esa afirmación. Si te vas habrá vencido tu orgullo, el dolor que sientes al no estar informada y ese comportamiento es algo visceral...algo impropio de ti.

La tensión se alivia en cuanto Brennan se marcha, pero no del todo; si Bennet no ha trasteado en la cabeza de esa chica, que baje Dios y lo vea. ¿En que se diferencia eso de una violación? Se me viene a la memoria aquella muchacha del segundo equipo que me sondease hace algunas semanas.

Carraspeo y trato de reconducir el tema:

-Entonces, ¿cuántas son las víctimas, cuatro, cinco…? Si descubrimos al asesino, ¿qué debemos hacer con él, capturarlo, avisar a la organización? –Hago un gesto para ir a coger el cheque que ha esgrimido Torrens, postulándome: -Si no les importa, yo podría ser el tesorero. Mi campo son las finanzas. ¿Puedo? Como decía mi… –me rectifico- como dice mi madre, si encontraba un billete en la calle: “Si dios te da dinero, cógelo; eso es que querrá algo de ti”. Vamos, que el rey y la reina están muy bien, pero no le hago ascos al dinero. Y respecto a lo que preguntaba el señor Turner… Diría que mi persona puede ser útil en tareas de infiltración.

Revisa la libreta de nuevo ante la pregunta de Rafael y contesta:

- De momento han sido 7 víctimas...pero se han dado casos de dos muertes por animal salvaje y habría que confirmarlas ya que los forenses no hicieron un gran trabajo...

Cierra la libreta y os indica:

- En el vagón que he reservado para ustedes he dejado un paquete con los datos de todas las víctimas...también hemos concertado una cita con el agente al mando de la investigación...el inspector Iñigo Buenaventura de la comisaría de Lugo...

Así que lo primero que haréis es ir ver a un inspector de la Policía Nacional.

- Vuestra tapadera será que investigáis los homicidios en nombre de algunas familias, llevaréis una identificación de Investigadores Privados de la Agencia Alonso e Hijos...ya han trabajado anteriormente con la Policía Nacional Española así que no tendréis problemas de acceso a la información...

Se ve que tienen todo atado, eso es bueno. Menos quebraderos de cabeza para vosotros.

- Como pueden ver, ya hemos pensado en lo necesario para que se centren en la misión. En Lugo les recogerá un equipo nuestro que está por la zona. Ellos les darán más datos y contestarán a sus preguntas. Sobre capturarlo y eliminarlo, eso será una decisión que deberán tomar ustedes dependiendo de las circunstancias...¿Alguna cuestión más?

Después de la ridícula escena dramatica a la que he tenido que asistir, permanezco con el rostro impasible. Apenas desvío la mirada cuando Rafael, se ofrece voluntario para ocuparse del asunto económico.

No es algo que me preocupe y no pienso perder tiempo con algo tan banal como una cuestión económica.

Por tanto, puesto que para mi, toda esta chachara ya es tan solo, una inútil perdida de tiempo. Me limito a permanecer en mi lugar a la espera de la orden de la marcha.

Yo ya he dicho todo lo que tenia que decir, y por tanto, nada mas he de aportar a esta reunión.

Juddith tardó un buen rato en regresar al acogedor interior del café. Acordándose de Booth, él hubiera dicho que el día no acompañaba y que su estado de ánimo estaba en conjunción con el tiempo. O algo así. A Juddith le parecía una tontería tal semejanza, no se podía comparar un estado anímico con la meteorología. Pero metafóricamente hablando, la lluvia solo había empeorado su humor. 

Desde hacía unos cuantos días empezaba a sentir que ya no era ella y que estaba perdiendo el norte. Si no fuera porque la psicología era un campo lleno de imprecisiones, acudiría a alguno para argumentarle que no se estaba volviendo loca. Su comportamiento visceral la irritaba mucho más que encontrarse ante aquellos hombres que lo sabían todo. Siempre se había rodeado de gente menos lista que ella (después de todo ella poseía una gran inteligencia), pero esto era distinto. Hablaban de cosas que para ella no tenían lógica y no podían existir. 

Se acercó directamente al señor Bennet, ignorando nuevamente al resto de personas de la mesa.

- Dígame, ¿requiere de mi ayuda porque soy una científica o solo porque sospecha que puedo predecir un asesinato?

Podéis ver que el señor Bennet respira aliviado ante la aparición de la doctora Brennan.

- Más de lo primero que de lo segundo...debe indicarnos por las pruebas que encuentre en los cadáveres a qué nos enfrentamos...y para eso necesitamos a la mejor en ese campo... - dice tranquilamente - ...usted ha visto las fotos...si hay alguien libre capaz de hacer eso...imagínese lo que podría llegar a hacer si no lo paramos...

Saca un sobre y se lo entrega a la doctora.

- En el sobre tienen los billetes para tomar el tren, hay un vagón-cama reservado...al llegar a la estación de Lugo serán recibidos por nuestro comando operativo...el señor Anguita... - dice mirando a Rafael - ...les dirá quienes son ya que los conoce personalmente...

Claramente no dice nombres para evitar que IDESS se entere ya que aunque Jaime Torrens es el cliente también sigue siendo un agente enemigo.

- En el vagón encontrarán una carpeta con el resto de la información de la que disponemos. Espero que les sea de ayuda...

Esto último ha sonado a despedida. Parece que la reunión ha concluido.

Tras despediros del señor Bennet y de Jaime Torrens, os dirigís en taxi a la estación de tren de Atocha. En ella cogeréis el tren que os llevará a la ciudad de Lugo. Tenéis una reunión con un inspector de la Policía Nacional que os pondrá al tanto de las novedades.