Partida Rol por web

     Quiero creer que vuestra labor intentando mejorar las condiciones son lo que a provocado todo esto - mentaba uniéndome a la conversación mientras nuestro camino continuaba por el sitio cada vez mas aglomerado - pero... tendría que haber tenido protocolos para cuando un Nobilis esta por la zona, sabe que si no es como ellos quieren, al final el pueblo es quien mas sufre, pero como ser asolados por una tormenta o tsunami... lo grave es momentaneo, lo importante es saberse parar y mejorar para cuando aparezca la próxima.

Falder no dijo nada a las palabras de los agentes imperiales. Por un lado no podía aprobar esa actitud de perro de presa de Croquet dispuesto a morder la mano que le da de comer. Y por otra las palabras de Ken, seguramente pensaba que estaban llenas de hipocresía.

—¡SOLTAD AL ALCALDE!—gritó uno de los sibelburgueses.

—¡ÉL NO HA HECHO NADA!

—¡MALNACIDOS!

Un tomate voló por encima de las cabezas de los agentes y el alcalde.

A Croquet A. no le gustaba ser la voz cantante, principalmente porque eso implicaba más papeleo y más papeleo significaba más trabajo y el no cobraba por trabajar más, el cobraba por existir y por hacer lo mínimo como para que no tuvieran motivos para expulsarle del cuerpo. Por lo que sus dotes sociales eran algo limitadas.

-¡Ya sabemos que el no ha hecho nada!. -Exclamó Croquet A. al pueblo que estaba a nada de ser una turba enfurecida- ¡Por eso mismo nos lo llevamos!. ¡Si el no es capaz de mantener la Ley y el Orden del pueblo alguien más lo hará!. ¡Y ese alguien no será tan agradable como lo es este, como para que una turba venga a defender su honor e integridad!. ¡Vamos a interrogarle, criticarle sus pezones y el uso de colores en su ropa!. -Y a crucificarle, pero eso ya después o mediante todo lo demás- ¡Si alguien quiere ser testigo para confirmar los no-actos del alcalde que avise!. ¡Y que sepáis que las turbas armadas con frutas son un complot de los fruteros para vender mercancía!. ¡No caigáis en sus trampas comerciales!.

        Espera... entonces si era el alcalde ? - mentaría un poco desconcertado por aquello dejando de lado lo de la turba casi como quien no quiere la cosa - ¿ por que no te apellidas Sibelburgo ?, ¿ no te agrada el llevar el símbolo te tu localidad en tu nombre ? - preguntaba, solo para encoger de hombros , luego ver la turba y una vez mas a mi compañero -  será mejor que me encargue de cargar las tablas, maniobrar con tanta gente se va volver complicado.

Las explicaciones de los agentes imperiales no parecieron convencer al gentío, que iba subiendo el tono de sus quejas. La cosa iba camino de convertirse en turba.

—¡FUERA! ¡FUERA! ¡FUERA! ¡FUERA! ¡FUERA!

—¡PERROS! ¡ESCORIA!

—¡EL ALCALDE CUIDA DE NOSOTROS!

Entonces para terminar de complicar las cosas, un tomate golpeó a Croquet en la cara y una remolacha a Ken en su escultural torso. Eso pareció animar a la gente que a seguir arrojando objetos no dolorosos pero si humillantes.

Habían caído en las trampas comerciales de los tenderos. Realmente esos vendedores de frutas y verduras eran listos y astutos, lo suficiente como para reemplazar las piedras gratuitas del bosque, de los caminos y de los parques por su fruta, fruta que, en otras circunstancias nadie comería.

-¡Ey!. -Exclamó llevándose una mano a la cara- Oh... no... creo que estoy herido... soldado herido... ahora podré retirarme y vivir una vida de soldado herido, dedicarme a cuidar un jardín, a quejarme de los vecinos y... -Por desgracia un poco de su "sangre" cayó en su boca- Oh... falsa alarma, es tomate...

Entonces se volvería a girar hacia el alcalde. A fin de cuentas él era el responsable de todos ellos, y usando una frase de aquella turba enfurecida, le recordó la posición en la que este estaba.

-Será mejor que controles a tu gente, si tanto los proteges ya sabes que como ocurra cualquier cosa, el pueblo desaparece.

        E-espero... q-que esto solo sean frutos ya descartado para la venta - mentaba viendo la mancha que me dejaba el impacto de aquel vegetal - pues una buena remolacha debería estar firme y fresca, tal que ni una caída  debería afectarle a su forma y contextura - le recriminaba a la turba, obviando quizás que lo mejor en estos momentos fuera calmarlos - Y el verdadero villano aquí no seriamos nosotros, si no quien permite esta clase de negligencias alimenticias.

Y sorprendentemente el alcalde le hizo caso a Croquet.

—¡ES SUFICIENTE!—gritó alzando su voz sobre la de los vecinos—Sibelburgo ha fallado y debe pagar. El Deus Nobilis ha dictado sentencia. Volved a vuestras casas y dejad que caiga sobre mí el Castigo del Dios.

El pueblo pareció calmarse ante las palabras de su líder. Y entre la turba, algo llamó la anteción a los agentes. El Portero lloraba como si un torrente saliera de sus ojos. Estaba claro que ese hombre sentía una lealtad increíble hacia el alcalde. Tanto, que incluso había trabajado de más cuando los agentes habían intentado entrar en el ayuntamiento. ¿Por qué se habría retirado del combate? ¿Encontraría Croquet a alguien a quien servir con tanta lealtad? ¿Sería Alyon DeVincius?

No. Ya de buenas a primeras esa era la respuesta al narrador: No. Croquet no derramaría lágrima alguna que no fuera por el mismo pensando en su ex-mujer, las lágrimas derramadas no entraban en su nómina. Mucho menos una lealtad superior a lo que fuera estrictamente necesario.

-Bueno, continuemos. -Indicó a sus compañeros y a la próxima víctima de un "Roast" por parte del Deus Nobilis- Que tengo que ir a buscar una muda para mi ropa.

     Voy - le comento a mi compañero cuando este parecía haber encontrado un camino por cual seguir, además con la turba mucha mas calmada mis dudas existenciales parecían haberse aminorado como de un momento a otro ... bien, supongo... , lo cual me daba un espacio con el cual meditar y llegar a cierta idea que llevaba un rato circulando por mi cabeza y que no había tenido tiempo de mentar - ¿ Oe, y el pájaro chistoso que te acompañaba ?

Croquet A. se encontraba un poco más relajado con todo aquello, por lo que cuando el musculitos de los pezones que cortan diamantes le preguntó acerca de su compañero, este se giró para buscarlo. A fin de cuentas, nunca se habían separado demasiado. Una de las órdenes del juez para asegurarse de que mantenía la orden de alejamiento de su mujer.

-Estará por ahí. -Dijo sin mayor importancia- Es el equivalente a tener una bola con cadena en el tobillo que pía, grazna o lo que sea que los flamencos hagan, cuando me acerco a mi ex-Mujer. ¿Qué tiene de chistoso eso?.

Los agentes continuaron caminando junto al alcalde. ¿Pero a dónde se dirigían? El Deus Nobilis les había dicho que debían de crucificarlo en la plaza DeVincius. ¿Dónde estaría? ¿Sería la plaza donde estaba el ayuntamiento que justo acababan de abandonar? ¿O quizás una vez más se había equivocado con los nombres? ¿Igual era la plaza Vinicius? Sin saber muy bien a donde seguir con el alcalde y rodeados por una furiosa muchedumbre que formaba un pasillo y que sólo era contenida por las palabras de Falder Germans, el trío seguía avanzando. ¿Hacia dónde?

Entonces un fuerte temblor de tierra sacudió el poblado.

—¡TERREMOTO!—empezó a gritar la gente.

El terremoto tomó por sorpresa a Croquet A. al punto de que este se preocupó más de la cuenta, o al menos más de lo que su rango de responsabilidades tenía al respecto.

-¿Terremoto?- Exclamó- No sabia que estábamos en una zona peligrosa. Tu, no te alejes de nosotros.

       Ja... pues ahora me parece mas chistoso - le respondía a mi compañero tras su respuesta - L-lo siento... p-pero me encanta como en algunos lados del mundo son capaces de crear super soldados como nuestra compañera y en otros dejan todo a la suerte de la naturaleza.... y funciona -  dando un vistazo hacia el cielo como si lo de los alborotadores fuera cosa del pasado, aunque antes de poder continuar con la platica cierto evento nos hizo salir de la cotidianidad.

   Cual perro de caza mi instinto ante el sismo comenzar a mirar hacia todos los lados, solo observando en un principio... luego concentrando si entre los murmullo se escuchaba algo, solo para entonces dejar el mastil que se apoyara en mi cuello a modo de tener mis dos manos libres, acercar mis palmas y entonces dejar escapar un fuerte aplauso

   ¡¡ Clap !!

     Por favor señoras, señores... necesitamos que conserven la calma - comentaba con una voz de exterior intentando sonar calmada - en estos momentos acabamos de vivir un incidente y lo que tiene prioridad es evitar que algún escombro o material ligero les pueda caer debido a los movimientos - para entonces mirar hacia el alcalde - Imagino que contaran con algún tipo de escuadrón de reconocimiento y rescate , ¿ verdad ?, mas considerando que en un pueblo minero este tipo de incidente... - y entonces caer en la cuenta - ¡ La gente de la mina ! - comentaba a Croquet - Su ilustrisima y el resto del equipo aun deben seguir por la zona.... será mejor apresurarnos.

El suelo se estaba agrietando y posiblemente algunos de los edificios corriera el riesgo de colpaso. Eso hizo que la gente empezara a correr a un lado ya otro. Falder Germans sin embargo se mantuvo junto a los agente imperiales y no aprovechó para escapar. No tenía motivos para hacerlo, teniendo en cuenta que se había entregado.

Ken intentó controlar a la multitud, pero su voz quedó opacada entre los gritos del gentío, los cientos de pasos golpeando el suelo al mismo tiempo, el ruido del temblor de tierra y...

¡BOOOOOOOM!

El sonido de una gran explosión sacudió todo con más fuerza si cabe. Una inmensa columna de humo negro apareció en el cielo. Esa fue la señal para que la muchedumbre perdiera el control y corriera en todas las direcciones como una turba desesperada que empezó a golpear y a arrastarar a los agentes imperiales y al alcalde. Todo el mundo parecía haber olvidado el castigo del Deus Nobilis.

El alcalde sin intentar huir, intentó resistir los golpes de la muchedumbre al tiempo que miraba gesto preocupado la columna de humo.

—¡Ese humo procede de las explotaciones mineras!

¿No era allí donde estaban los agentes Marlboro, Beheit y Daftpunk?

Haced una tirada de FUE + DFIS (u otros dominios adecuados) para no ser arrastrados por la muchedumbre. En función de vuestro resultado:
   - Si sacáis un 15 no seréis arrastrados por la turba.
   - Si los dos sacáis un 20 o más mantendréis al alcalde con vosotros.
   - Si uno de vosotros saca un 23 o más, mantendréis al alcalde con vosotros.

Para Croquet A. que hubiera explosiones o el suelo se moviera no era algo que a este le importara demasiado, al menos no más que cualquier otra amenaza en donde su único objetivo era protegerse a sí mismo. Por lo que, tratando de que la turba no le empuje, este le lanzó una orden a su compañero.

-¡Agarra al "posible" alcalde!. -Le ordenó, puesto que no iba a sacar las manos de los bolsillos, no le pagaban para eso- ¡Que no se mueva de aquí!. ¡Que luego para encontrarlo será un dolor de cabeza!.

Que las minas volaran por los aires era una desgracia que miraría por el periódico y como mucho diría un leve "Oh", que sus compañeros estuvieran allá abajo no le causó la más mínima empatía, mas allá de que si la palmaban la carga de trabajo aumentaría sobre sus hombros.

   Lo cierto es que aunque hubiera querido mantenerme mi postura de seguridad ante la situación, la histeria de la muchedumbre se sumo a la incomodidad de la gente chocándose con el mastil para colgar al Alcalde, tal que antes de notarlo aun me encontraba en el mismo sitio, pero nuestro objetivo parecía que no...

    Tsk... m-maldición - mentaba molesto para entonces caer en la cuenta - ¡E-el pajaro chistoso !- mientras me giraba a mi compañero - ¿ C-crees que haya visto por donde marcho ? -  dejando en claro cual era la prioridad entre todos los eventos ... puede que ellos esten en problema, pero estoy seguro de que seran capaz de auxiliar a su Ilustrisima el suficiente tiempo mientras buscamos a nuestro objetivo....

El caos se extendió por Sibelburgo. El alcalde fue arrastrado por la marabunta en pánico y ni Ken ni Croquet pudieron hacer nada porque se lo llevaran. ¿Se estaba escapando? Después de lo fácil que lo había puesto para ser capturado era difícil de pensar pero... ¿y si las explosiones y todo lo demás estaba preparado?

¡BOOOOOOOM!

Una segunda explosión hizo temblar el suelo y entonces... ¡empezó a llover piedra y fuego! ¡Esto era un volcán en erupción! A tan sólo treinta metros de ellos una piedra en llamas cayó sobre un edificio destrozando la fachada del edificio. ¡Esto ya no era una situación para nada normal! ¡Ahora mismo hasta los agentes imperiales estaban en peligro! ¿Qué haría el agente Croquet Aspinach? ¿Antepondría su instinto de supervivencia a la misión dada por el Deus Nobilis y huiría? ¿O se lanzaría entre la muchedumbre en busca del alcalde? ¿Y Ken de Génesis? ¿Terminaría de renunciar a su sueño de ser héroe y de llevar a los más alto el apellido familiar dejando morir a aquella gente? ¿O dejaría todo el encargo del noble imperial para más tarde? ¿Y qué pasaría con sus compañeros?

Para aquel agente, evitar ser arrastrado por la marabunta de personas era lo más importante, a fin de cuentas, todo lo demás ya se lo había encargado a Ken de Genesis, y que este fallara en simplemente darle un abrazo al Alcalde para evitar que se alejara, era algo que se lo echaría en cara en otra ocasión... o quizás no... a fin de cuentas, pudo Ken de Genesis no dar ese abrazo por miedo a apuñalar a aquel hombre con sus pezones, lo cual tendría sentido.

-¡Maldita sea!. -Exclamó mientras apenas lograba mantenerse en pie- ¡Vamos!. ¡Busca al Alcalde!. -Aquella orden iba para L'Orange, su mascota y arma predilecta- ¡Tú céntrate en que la gente no se acerque al Deus Nobilis, llévalos a otro lugar ^{_{(seguro o no, eso tanto me da)}}!. ¡Después de esto no puedo imaginar lo que sería tener que hacer cien equis invertidas!. ¡Yo iré a quejarme de las situación laboral y a pedir un extra de peligrosidad!.

Tras decir aquello, Croquet A. se marchó del lugar hacia la zona donde habían aparcado el "barco", y donde el Deus Nobilis se encontraba, a fin de cuentas, hablar con su Ilustrísima y comprobar su situación era parte principal del trabajo, y lo que es mejor, podría poner excusas o culpar a su compañero del no-cumplimiento de la "equisinvertidaficion".