Partida Rol por web

¡Chep, chep, chep, chep...! Aleja tus manos de mi oreja, Rhaisel-protestó Estragón abrazándose al frasco-. Acudiré a un profesional para solucionar mi problema... no mi problema psíquico... de eso no tengo. Me refiero a mi mutilación.

Sobre las preguntas... Galdar no quiere preguntas directas y Ulthor corrije sus preguntas para que no sean demasiado vagas. Propongo que lo diriman en un combate a muerte, ya que no perderíamos a ningún aliado importante. Jusjusjusjus...

Estragón se había retirado de la pugna por preguntar hace tiempo. Por otro lado, ya tenían una pregunta. ¿Qué secretos no nos habías contado sobre la misión de la torre del mago? Pero el elfo retrasado no acababa de decir la fórmula con la que serían ordenadas las palabras que preguntasen por Vortigern.

- ¡Sí, si!- Decía Sapo a todo lo que el elfo de cabellos plateados decía. Ulthor no hablaba mucho pero cuando lo hacía Sapo se sentía bien, no como cuando escuchaba la áspera voz del número 1. Su hermano estaba preocupado por la pérdida de su miembro que ahora conservaba en el bote. Sapo podría hacerle creer que volvía a tenerlo pegadito al resto de su grasiento y asqueroso cuerpo, pero no sabía si eso aplacaría su amenazante carácter.

Aunque Sapo había echado un buen vistazo al amuleto y ya no lo tenían, quizá una buena pregunta sería para qué servía exactamente.

- Otra pregunta podría ser "¿Para qué sirve el amuleto?"- Ya sabían la palabra de mando, pero no para qué iba a ser utilizado.

El clérigo parecía algo molesto con la actitud de Estragón, pero aguantó pacientemente toda la perorata. "Sí, mis normas...gracias. Y por muy engañado que te sientas, o que os sintáis," digo, abarcando a todos..."mostrad un respeto a los muertos. Era nuestro compañero de viaje y murió luchando a nuestro lado. No sabemos mucho de él, pero sí que os ofreció la posibilidad de ganar dinero. Entiendo que a los de tu especie les resulte duro y que sean tratados como sacos de mierda por ahí y que por eso estéis de mala baba todo el rato, pero éste hombre no te trató así en ningún momento, así que al menos, respétalo."  Una vez dicho ésto, Galdar pareció tranquilizarse un poco. "Mirad, tenemos que hacer algo, pues ésto que tenemos entre manos puede ser algo muy gordo. Un liche es una criatura muy poderosa, temible, y no podemos dejar que campe a sus anchas."

En ése momento, Ulthor replanteó de nuevo sus preguntas..."Sí....sí...me parece buena idea, buena pregunta, Ulthor." asintió Galdar. "¿Sobre Vortigen?....Quizás sea bueno saber algo sobre aquel que nos ha atacado, parecía conocerlo. Son tantas cosas las que le podríamos preguntar...". Calló unos momentos, durante los cuales, Estragón y el resto intercambiasteis más opiniones. A la pregunta de Sapo, Galdar negó con la cabeza mientras pensaba "No...no, señor Gnomo. La utilidad del amuleto creo que queda clara en la carta, ¿no? Leedla otra vez, por favor. Pensad...sabemos para que sirve y tenemos la palabra de mando...por lo tanto...¿qué es?" preguntó, como haría con alguien algo obtuso..."al parecer, el cansancio nos está afectando a todos." dijo, pasándose una mano por la cara y levantándose de la mesa. Con un par de pasos, estiró su petate al lado del cadáver de Corian. "Tu oreja está perdida, Estragón. Podríamos encontrar alguien para coserla, pero se pudriría y te infectaría la herida. Mejor curar la herida y te quedará una bonita cicatriz de combate. Otra cosa es si encontramos a alguien que pudiera curar ésa herida, claro. Mañana por la mañana, con la cabeza más despejada, haremos el ritual y saldremos de dudas. Buenas noches."

*****

Y la noche fue pasando, las guardias que dispusisteis no tuvieron ningún problema, ya que el bosque, a excepción de los aullidos y gritos de niños, mujeres y alguna que otra criatura, que os despertaban o turbaban en alguna ocasión, permanecía tranquilo como una tumba. No se escuchó ningún ruido cerca de la cabaña, ni se vio ninguna figura en los alrededores a través de las ventanas. Las dos puertas, que estaban atrancadas, os daban toda la seguridad que necesitabais. 

Por la mañana temprano, Galdar lo tenía todo preparado, el cadáver en medio de la habitación, dentro de un círculo con símbolos de protección en él que había dibujado con una pequeña tiza. Esperó a que todos os vistierais y desayunarais o en su defecto, a que le dijerais que ya estabais preparados. En ése momento, abriendo el pergamino, recitó el conjuro que en él había. Conforme hablaba, las palabras inscritas en él fueron desapareciendo, y una pequeña luz surgió del trozo de piel, yendo a parar al cuerpo que estaba a apenas un metro. En pocos segundos, el cadáver comenzó a temblar ligeramente, sentándose erguido como si alguien tirara de unos hilos y lo hubiera levantado, con ambos brazos colgando a su lado. La boca se abrió ligeramente y una voz que reconocisteis como la de Corian, pero más profunda y grave, salió de ella..."¿Quieeeeeennnnnnnnn me llaaaaamaaaaaa.........quieeeeennnnn mmmmmeee  molssssstaaaaaa?" preguntó, con un deje de ira en la voz. 

Galdar os susurró con ligereza "¡rápido Ulthor! Hazle la pregunta...y el resto...más vale que tengáis una segunda pregunta preparada para cuando acabe de responder la primera!". mientras tenía extendidas ambas manos hacia el cadáver, en un gesto de concentración. 

Hechizos preparados para el día siguiente:

-Nivel 0 (CD 14, 16 si ilu.):Detectar magia, orbe ácido, atontar, perturbar undead, sonido fantasma (ilu)

-Nivel 1 (CD 15, 17 si ilu.): Armadura de mago, proyectil mágico, Rociada de Color (ilu)

Preparación de pergaminos:

- Nivel 1: 1 dormir. Coste total de 1px y 12,5 mo

Gastaría 1 pergaminos. Me lo quito del equipo,  (dinero como pergamino), el punto de XP y me añado el pergamino.

Sapo volvió a leer la carta encontrada entre las pertenencias del hechicero como Galdar le había sugerido. No comprendía las enrevesadas palabras que había en ella pero al final llegó a la conclusión de que el amuleto era una llave para acceder a la torre. Estaba de acuerdo con que un liche era una amenaza que había que destruir. ¿Sería un reto asequible para el grupo que comenzaba a desmembrarse? Si por él fuera iría sólo con el clérigo y Ulthor, dejando a los insufribles hermanos a un lado. Lo único para lo que servían, que no era poco, era para comerse los ataques y que el enemigo no llegara hasta él mismo. Sapo era pequeño y frágil. Necesitaba protección para poder manipular el éter con tranquilidad. Pero ni con esas las tenía todas consigo. El enfrentamiento con Vortigen le había dejado inquieto. Sus ilusiones habían sido desechadas por él como si de meros dibujos de un niño se trataran. Nunca le había pasado tal cosa y se le antojaba un reto vencer al mago. ¿Qué posesiones podría arrebatar de su cadáver una vez hubiera caído atravesado por las flechas del elfo? Enfrascado en sus pensamientos gastó el tiempo antes de irse a descansar en escribir runas sobre un pergamino. Cuando ya no pudo más, se fue a dormir a un rincón, hecho un ovillo sobre su saco.

Al día siguiente, tras el desayuno, Galdar se puso manos a la obra. Sapo observaba con curiosidad el ritual pero, cuando el muero habló, dio un respingo y se colocó tras Ulthor de nuevo. Dejó que el elfo hiciera su pregunta mientras trataba de pensar en la segunda. 

Y allí estaban de nuevo, sentados a la mesa solo para que Galdar presumiese de los poderes de su dios, para hacer dos míseras preguntas a un fantasmón que les iba a tomar por el pito del sereno. Que se luzca si quiere. El muy hipócrita reclama respeto por los muertos, por el ladrón, estafador y mentiroso de Corian. ¿Que hay por todos esos zombis granjeros y esqueletos anónimos que fueron quemados anoche en los campos de cultivo? ¿Por qué para Galdar no merecieron tantos honores?

¡Haz la pregunta de una vez, pesado!-protestó, arrojando una hogaza de pan al regazo de Ulthor.

¡Elfos! ¡Cómo los odio a ellos y a sus pausas melodramáticas para mantener el suspense! Viven mil años, ¿y para qué? Para desaprovechar su tiempo con poses, morritos y creyéndose lo último con esos silencios para hacerse los interesantes. Si por mi fuese, metía a todos esos orejas picudas en un barco y los mandaba a la Isla de las Brumas. Cansinos, que son unos cansinos.

Heian pasó la noche pensando en los planes que tendría cuando aquel grupo se decidiese de una vez a partir. Todavía tenía que esperar a que formulasen las preguntas adecuadas, y ninguno parecía decidirse. Por un momento se vio tentado a preguntarle sobre su sombrero, aunque aquello no serviría de mucho, pero le apetecía molestar a los dos semiorcos que desde el principio no parecía haberles caído en gracia. Claro que un hermoso y apuesto hombre como él, tampoco pintaba mucho yendo con ambos, así que la culpa era más bien suya.

Perdido entre sus divagaciones bostezó sonoramente mientras esperaba que, alguno de los que podía llamar compañeros, se decidía a dejar de hacerse de rogar y formulase de una vez la pregunta adecuada.

 Por todos los dioses, haz la pregunta de una vez o terminaremos sacando raices....

Era temprano y por la mañana cualquier orco que se consideraba como tal tenia mal humor.

Casi un minuto de tensión se fue acumulando, mientras el Elfo miraba a Corian y se concentraba en formular las preguntas en su cabeza una y otra vez. A una alarmante mueca de Galdar, el Elfo se dicidió:

- "¿Qué secretos no nos habías contado sobre la misión de la torre del mago?"

Una vez Corian hubo contestado a ésa pregunta, soltó la segunda:

- "¿Quién es Vortigen y por qué te han perseguido y matado?"
 

El cadáver giró tétricamente su cabeza hacia Ulthor, sin mover el resto del cuerpo. Sus lechosos ojos lo miraban con deseo, como si ansiara su fuerza vital pero no pudiera alcanzarla, por momentos su cara compuso una máscara de sufrimiento mientras contestaba a su primera pregunta..."La toooorre guarda seeeecretos para mí, Elfo....peeeeero es ciiieerrrto que os oculte informaciooon....queriiiaaa contarlo aaaaal llegar a Fairrrhill....al esssssstar seeeeguro de esssstar a salvoooo. Feriblan me contoooo que Eeeeralion no era lo suuuufffiiicientemente poooderosssso para connnvertirrrseee en Liiiicheee.....queeee él lo conocía y eeeeeera immmmmmposible, que si lo habíaaa innntenntado estaria muueerrrrrrrto. Meeeee.....meee habló de sus tooooomosss de maggiaaaa....de obbbjetos que Eralion teníaa.....de sus tesoooorossss.....y pensé que era mi oportunidaaadddd de enseñaaarrrrle a mi tío que yooooo eraaaa algo mássssss que un inútillll magoooo...si Eeeralion estaba mueeerrrtoooo....su torrreeee estaría iiinnnnnddeefensaaaa......posiblemennnteee algúnnnnn monstruo o guardían menorrr....por esooo ossss contraaaateee.....teeeessssooorrooo....voosotrooss...tomos....amboss.......objetosss....yooo...."
 

Parecía que al cadáver le costaba cada vez más contestar, como si se estuviera alejando, y Galdar sudaba profusamente, pese a que en la casa hacía fresco. A la segunda pregunta, el cadáver contestó:

"Vorrrtigen erraaa aprrreenndizzz malvaaadoo de Feeerrriiblannn. Sieeemmmprreeee husssmeaaandooo...muuuchooo tieemmpo con Feerrriblannn, muuuucho mássss de lo norrrmaalll en un aprendizzzz. Su cuervooo siemmpppre miraanndo, sieeemmmppreee vigilanndoo. Feeeriiiblan medio chalaaado....gran saaabio, pero loooco...teniaaa una gran bibliootecaaaa. El Cuervo me vió coger la cartaaaa.......me asusté y huí.....Sabía que Vorrrtigen vendriiiaa....siiiemmmpre suuupe que era maaaaala persssoooonaa....lo nooootabaaa en la piiieelll.....pieellllll....piiiiiiiieee....." 

Sus palabras se pierden poco a poco y el cadáver cae, mientras Galdar apoya ambos codos en la mesa, con la cabeza entre los brazos y jadeando ostensiblemente....."Agh....aaagh.......". Sus jadeos son lo único que se escucha durante un minuto, hasta que parece recuperarse.

Una vez asimilada la información, Galdar se levanta, recogiendo sus cosas...."Creo que es hora de movernos hacia Fairhill, una vez allí, podemos preguntar por Vortigen y sus guardaespaldas y decidir que vamos a hacer. Bueno, al menos, es lo que voy a hacer yo. Me gustaría que me acompañarais hasta allí, para ir juntos y podernos proteger mutuamente. Cuando lleguemos, por mi parte, cada uno es libre de hacer lo que quiera. Cualquier contrato o juramento que tuviérais, ha muerto con Corian, por lo que a partir de ahora lo que hagáis es por iniciativa vuestra. A mí se me ordenó seguir a ése amuleto, y ahora sé porqué."

En ésta ocasión, el clérigo parecía muy convencido de sus palabras.

Hiciéseis lo que hiciéseis, el Clérigo tomó el cadáver de Corian y lo enterró a pocos metros de la parte trasera de la casa, entre dos árboles. Con una pala que encontró en el cobertizo no le llevó mucho tiempo hacer un agujero lo suficientemente grande como para meter el cadáver y con dos ramas hizo una rudimentaria cruz para señalar el emplazamiento de la tumba. "El último que cierre...." fue su último comentario, antes de alejarse en la misma dirección que habíais seguido hasta ahora, Oeste.

Al final Corian no tenía ni idea sobre las trampas o guardianes que quedaban en la torre, ni sabía mucho más sobre Vortigen de lo que ya les había contado entre quejidos temblorosos.

Ugh... Debimos preguntarle por el secreto de su pelo.

Se llevó la mano a la cabeza, decepcionado. Eso les pasa por dejar hacer las preguntas a un elfo.

Peeeeroooo... por lo menos sabemos que Corian pensaba que sí había tesoro, y el suyo no era un viaje por conocimientos o por mamarrachadas kármicas y filosóficas. ¿Y tú qué dices, Shagar? ¿Puedo contar contigo para vengar a mi oreja, hermano? ¡Voy a hacer paté con los higadillos de Vortigen! Muahahaha...

Todo eran ventajas: los hermanos orcos podrían enriquecerse mientras ejercían violencia física sobre un humano. ¿Cúantas veces podrían decir lo mismo...? ¿...en las dos últimas semanas? Y así fue cómo el cocinero siguió unido al idiota de Galdar, del que se había escaqueado haciéndole excavar a él la tumba de Corian. Como diría Estragón: "jusjusjus... qué te aproveche, pringado".

Claro hermano! Por lo que ha dicho, si tenian intenciones de convertirse en esa cosa para hacer caldo....tenian que tener recursos, si hay recursos, se traduce en oro, y si hay oro hay comida y mujeres...aunque con humanas me conformaria...si no hay nada mejor.

Mira al resto, que os parece si empezamos a tomar el camino y forzamos un poco la marcha...hay prisa y aunque la oreja de mi hermano no tiene remedio, quisiera llegar antes de que apeste.

Nigromancia. Ulthor no sabía ni cómo había accedido a un acto como ese. No le hacía ninguna gracia y si los suyos hubieran estado cerca le habrían echando una soberana bronca por no mostrarse claramente en contra. O no. La situación era peliaguda y un pequeño acto de nigromancia bien podía valer la pena si conseguían que hubiera un liche menos en el mundo, ¿verdad?

Callado, como siempre, asistió al ritual de Galdar para traer la conciencia del muerto de vuelta al mundo de los vivos, aunque fuera temporalmente. Entonces, cuando fue su momento, apenas si consiguió lanzar sus preguntas al cadáver. Tendría pesadillas con ello, aunque, por supuesto, no lo confesaría. Había sido una experiencia traumática.

Como cabía esperar, el viaje tenía que proseguir. Su siguiente parada sería Fairhill y luego irían a la torre, si es que el malvado hechicero con el que habían tenido un encontronazo no les tenía nada desagradable preparado en Fairhill, claro. Eso había que tenerlo en cuenta.

-A Fairhill entonces.

No le había hecho mucha gracia el grupo, pero sin duda que uno de los semiorcos llevara la voz cantante fué la gota que colmó el vaso.

Bien, nos separaremos ahí.

Así es. Dijo Heian dando la razón a Rhasiel. Con la muerte del clérigo, doy por finalizada mi parte del contrato. Así que, os abandonaré en cuanto nuestros caminos se desvíen.

Ha sido un placer conoceros a todos, pero me temo que nuestros caminos nos llevan por rumbos diferentes. El sombrerero hizo una inclinación, y después se marchó para no volver. Rhasiel, yo me marcho por allí. ¿Tú también? Preguntó a su ya antiguo compañero, por si sus caminos aún coincidían una pequeña parte.

Sapo asintió a las palabras llenas de determinación del elfo lunar. Le gustaba su compañía. No hablaba mucho, al contrario que el semiorco panzudo, y eso le gustaba puesto que Sapo tampoco era demasiado parlanchín y, cuando lo hacía, no tenía mucho sentido lo que decía, al menos para los demás.

El otro semiorco, Shagar, quería apretar el paso. Parecía competente moviéndose a campo abierto. Afortunadamente, Sapo tenía a lentejuela. Ella podría seguirle el paso sin problemas. Montado en su grupa, dejó que ella hiciera el trabajo duro mientras él se centraba en cavilar acera de las palabras del hechicero Corian, ahora ya enterrado por Galdar.

Tanto Rahisel como el artesano decidieron partir por otro camino. Sapo correteaba de un lado a otro, nervioso, agitando los brazos en señal de despedida. No le gustaban ni los primeros encuentros ni las despedidas. Normalmente suponían un contacto físico no deseado por el pequeño gnomo.

- ¡Adiós! ¡Adiós! ¡Adiós! ¡Adiós! 

Si por favor, hay ciertos arqueros que les tengo que decir cuatro cosas...y hay prisa y hambre.

Shagar ya estaba cansado de estar quieto necesitaba moverse de una vez y su irritabilidad era proporcional a su sed de sangre.

Tras abandonar la casa de campo, volvisteis al camino principal. No os costó mucho llegar y el tiempo había mejorado bastante, al menos durante el día. Un par de horas después de llegar al camino, os cruzasteis con una pequeña caravana de mercaderes, tres carros techados tirados por unos caballos que han visto mejores tiempos. Llevan una pequeña escolta de tres hombres, dos armados con escudos y lanzas y el tercero subido en uno de los pescantes, con una ballesta, al parecer, mercenarios contratados para protegerse, pero os proponen acompañarles hasta Puerta del Bardo a cambio de una paga justa. Galdar rechaza de plano y continúa su camino hacia Fairhill, seguido de casi todos...excepto Rhaisel y Heian, que aceptan la oferta y se despiden de vosotros. Los comerciantes os advierten "Los caminos hacia Fairhill ahora mismo no son seguros, nos han llegado rumores de que necesitan ayuda. Al parecer, están sufriendo algún tipo de ataque, pero no sabemos mucho más. Debido a ésto, nosotros no vamos a parar allí.". Tras la breve despedida, los carros se ponen en marcha y se pierden en el horizonte*. 

Vosotros** seguís vuestro camino hacia Fairhill, esperando encontrar una buena posada donde poder comer, beber y descansar, antes de emprender la búsqueda de Vortigen, su cuervo y el amuleto. 

ESCENA CERRADA