Partida Rol por web

Más barata, pero mucho menos limpia que la Cocatriz, ésta posada está regentada por Tarnen (Humano Anciano,65 años). La propia posada está en mal estado y consiste en un gran salón común con una chimenea simple, una gran cocina y un almacén en la parte trasera. La comida es sensiblemente (por no decir muy) peor que en la Cocatriz.

El salón común cuenta con cuatro cabinas a lo largo de una de las paredes, con cortinas que pueden correrse si se desea contar con más intimidad. Los cuatro perros de Tarnen suelen dormir aquí, en el salón común, y suelen incordiar a los parroquiano pidiendo sobras.

A un lado del salón común hay una simple escalera de madera que conduce al piso superior, donde hay ocho habitaciones individuales, todas con cerradura y cerradas con llave, cuya única copia se le entrega al huesped en cuestión.

Entráis en la posada, que no tiene demasiada gente aún en su interior. La mayoría de los que hay se fijan en vosotros, pero sin dirigiros una segunda mirada. Os fijáis que casi todos parecen ir a sus asuntos en éste lugar.

Hay un grupo especialmente ruidoso en una esquina, dentro de una de las cabinas que tiene la cortina totalmente descorrida, dejando ver claramente a sus ocupantes. Cuatro enanos, con la mesa llena de cervezas, hablan y ríen, especialmente uno de ellos, con una voz profunda y estentórea....."...y entonces, mientras el Troll atacaba al caballero humano, que gritaba con una niña, golpeé al Troll en una rodilla y le hice inclinarse, y acto seguido, con un poderoso golpe de mi hacha, ¡¡¡ le corté la cabeza !!!". Los otros tres, que le miran embelesados, aplauden y se golpean el pecho, alzando sus jarras y bebiendo a la salud de orador..."¡Qué gran guerrero eres Durgis!". A los pies del enano, apoyado en su silla, podéis ver un escudo redondo con una insignia en él, un hacha con el mango roto. También hay un hacha de guerra enana en la mesa, cerca de las manos del primer enano, mientras bebe, a la cual el enano señala de vez en cuando mientras habla. 

Véis también un anciano que parece regentar la posada, un señor mayor que andaba por la posada con paso lento después de salir por una puerta lateral que por el ruído interior, deducís que lleva a las cocinas, llevando una jarras llenas hacia una mesa, mientras os mira conforme entráis.

Para Estragón, el emblema del escudo de Durgis no era más que mierda rúnica enana de decoración, así que pasó bastante de los enanos y otros comensales y se centró en el dueño.

¿Tarnen? Aaaah...-uno de los perros del viejo empezó a acercarse a Estragón con un gruñido de desconfianza-Tenemos un mensaje de Dalia para Lannet, que se aloja aquí. Y...-el pérfido can le mordió la bota-queríamos verle...-forcejeó con su pie, en un duelo de pulgoso contra pulgoso-¿Está Lannet para darle el recado?

Atraídos por el alboroto, otros tres perros empezaban a caminar hacia Estragón, amenazantes.

Largo, chuchos apestosos...

Hahahaha...-disimuló ante el viejo-unos animales preciosos...

Luego Estragón cayó en la cuenta que, a mayores de su horrible olor corporal, como manipulador de alimentos también expelía hedores a carnicería, salchichas y chuletas. El semiorco sacó de su mochila unas sobras, de esas que prepara con tanto esmero para Sapo, pero que Sapo siempre deja en el plato por reticencias a la cocina exótica del chef. Arrojó el paño a una esquina, y los chuchos le dejaron en paz para comer aquellas albóndigas de carne de pato de hace una semana.

Por cierto, he oído que la hija del herrero está muyyyyy...-moldea con las manos una cintura y unos pechos imaginarios-y que se aloja aquí. Porque sigue alojada aquí, ¿no?

Dejó caer, para ir tirando de la lengua al viejo. Y cuando le dijera que ya se ha ido (cosa que ya sabe), preguntarle cuándo se ha ido. Y cuando le dijese que hace dos días (cosa que ya sabe), reconducir la conversación a los aventureros que la acompañaban.

El cocinero miró a la suciedad del establecimiento, que es como decir que miró en cualquier dirección. Quizás si limpia tan poco, la habitación dónde se alojó Arialle todavía tenga pistas de a dónde se fue. Pero por ahora se centró en la conversación con Tarnen.

Sapo correteaba tras sus compañeros. Como ya no tenía a su Lentejuela le tocaba ir al trote con sus pequeñas piernas. 

Desconsiderados majaderos.

Encima en la posada no había ni rastro de camareras medianas de generosas curvas, ni de taburetes adaptados a gente pequeña. Lo que sí que había eran ruidosos enanos. No le disgutaban los enanos, al fin y al cabo, se parecían más a los gnomos que los semiorcos.

- Buenos días viejo.- Saludó al tabernero con la exagerada sonrisa de siempre. Se ahorró el saludo con el dedo pues, aunque asocial, Sapo no era tonto. Se había dado cuenta perfectamente que ese saludo sólo lo hacía la gente a una distancia prudencial. En las distancias cortas con mostrar bien los dientes sobraba. Cuatro pobres perros acosaban a Estragón y éste les dio comida pasada, que Sapo se había negado a comer, pra que lo dejaran en paz.

¡Pobres animales!

El gnomo se llevaba mucho mejor con los animales que con las personas. Su comportamiento era mucho más previsible. Se acercó a los perros y trató de tocarlos y dejar que le olieran.

No os comáis eso, por favor. Mañana tendréis un mal día.- Les susurraba como susurraba a veces a los tejones, conejos y demás.

- Queremos pasar la noche aquí, si hay habitaciones libres. - Le dijo al posadero tras estar con los adorables perros sarnosos. Esta vez le tocaba pagar a otro así que  Sapo no hizo además de sacar la cartera. Al contrario, en cuanto pudo se escapó del lado del pestilente Estragón para pegar la oreja al reservado de los enanos. La cortina abierta le decía "Ven, Sapo, ven" y allí que se fue, mostrando sus blancos dientes.

- ¿Un troll?¡Qué asco! ¿ Y de un sólo golpe le cortaste la cabeza?¡Wow! Yo sólo he matado un orco...

Shagar desde que decidieron ir al pueblo hace varios dias tenia claro que queria una cama y descansar como tenia que ser.

Asi que cuando entro en la posada mediocre e ideal para el, se acerco al tipo de la barra.

Quiero una habitacion. Hermano, doble o te espavilas?*

Shagar queria irse al camastro lo antes posible y si podia no tener que aguantar historias inventadas de enanos mejor que mejor. Los enanos eran complicados de golpear con armas, era mas facil chutarlos como si de una pelota se tratara.

Hermano... Ya sabes que tengo problemas de espalda debido a mi leve sobrepeso. Esperaba dormir en una cama de las buenas de la Cocatriz Borracha-susurró, a espaldas del viejales.

Miró con desconfianza hacia Sapo. Había oído hablar de gnomos que charlaban con bichejos de madriguera, como zorros o tejones. La duda era saber si cuando el ilusionista lo hacía con su mula o con los perros del posadero se trataba del mismo poder o de una esquizofrenia severa.

Es mejor que aún no pidamos habitación. Todavía es temprano y no hemos hablado de pasar la noche en el pueblo o de si aprovecharemos la luz de la tarde para viajar unas millas más.

Todo dependía de la información que lograran recavar sobre Vortigen en este pueblo, por lo menos en opinión de Estragón. Si ya había pasado por aquí, no podían permitirse el lujo de quedarse el resto de día haciendo turismo en Fairhill. Si todavía no había llegado, tendrían que hacer noche y vigilar para mañana. Y si el segundo día tampoco aparece, habrá que suponer que Galdar es un idiota, y que sus suposiciones de que el mago vendría por aquí estaban del todo equivocadas. La otra gran preocupación era su hermano.

Pobrecillo... Con eso de que en sus guardias tuvo problemas con los leucrottas y las estirges, ahora Shagar le cogió aprensión a acampar de noche al aire libre, y por eso pide habitación.

El viejo hombre entrecerró los ojos, fijando su vista en Estragón en cuanto le empezó a hablar. El semi-orco soltó su perorata y sus preguntas, mientras el anciano lo contemplaba casi bizqueando. Al cerrar la boca Estragón, se produjo un incómodo silencio por parte del viejo, que terminó con una obsequiosa sonrisa. "Claro, siñor.....¿el piequeño Lannet? Mi no coniocerlo, priobablemente se equivioca de piosada...y si...mis pierros son prieciosos, pero hija del hierrero, no piasar por quí, no....mi desea grian ojo guíe viestras pies...¡Ghaaahh...Pchú!" 

Un gargajo, verde, había caído a los pies de Estragón. Procedencia, la boca del anciano, que ahora mismo se alejaba hacia una de las mesas para dejar las jarras que llevaba en la mano.

Estragón contemplaba al anciano y no podía caber en sí de gozo....¡había conocido a uno de los famosos moradores de la lejana Calimsham...es más....¡le había enseñado y dedicado uno de los saludos tradicionales y de buen augurio de sus tierras! El respeto que sentía en éstos momentos era tal, que se olvidó de hacer más preguntas al señor, guardando como un tesoro las que había recibido.* 

Momentos más tarde, Sapo, que estaba acariciando a los sarnosos perros que, ignorándolo, devoraban todo lo que Estragón les había lanzado, y hablando con ellos en voz baja se arrimó al anciano y le preguntó con su enorme sonrisa perturbadora por habitaciones libres para dormir. El viejo le contestó de malas formas..."Claro que tengo habitaciones. Y me da igual si la compartís o las alquiláis por separao, pero os aseguro por mis muertos que lo que rompáis o robéis, lo pagáis con...con...con oro!." 

Ésta última frase iba también dirigida a Shagar, que, boquiabierto, asistió a la "tranformación" que el viejo amable y extranjero había sufrido por un anciano desagradable, quisquilloso y al parecer, lugareño....pero su hermano, de momento, no parecía haberse dado cuenta, por la sonrisita bobalicona que llevaba en su rostro. 

"Tres como mucho por habitación. Un dragón la noche, y una lágrima si queréis cenar, con cerveza incluida...."siñor""

Por su parte, Sapo se acercó a los enanos, que en un primer momento le miraron con desconfianza, agarrando sus cervezas y frunciendo el ceño como sólo 4 enanos pueden hacer. Pero ante el comentario del pequeño Gnomo, el tal "Durgis" sonrió de repente, dándole un golpe en la espalda con una de sus manazas y soltando una carcajada "Jajajaja.....¡Sí, de un solo tajo con mi hacha! ¡Maravillosa, ¿verdad?" Dice golpeando con una mano la hoja..."¡normal que sólo hayas podido matar a un simple Orco, con ése cuerpecillo... apenas tiene mérito matar a ésas sucias y malolientes criaturas! No saben organizarse, son como perros sarnosos..Nunca...repito...¡Nunca estarás a la altura de Durgi...quiero decir....¡mía! Jajajajaja" los otros tres enanos parecieron relajarse, e incluso sonrieron..."¡Qué grande eres Durgis! ¡Cuéntanos otra vez cómo eliminaste a ése vampiro con el destello del sol que impactó en tu hacha!"...."¡Claro...con gusto!" un trago de cerveza después el enano le decía a Sapo "Pero déjame decirte una cosa, amigo...no es bueno acercarse a los Trolls si no tienes a Durgis cerca....como Baran, ése presuntuoso Capitán de la Guardia comprobó en persona, trató de imitarme, de enfrentarse contra un Troll de las ciénagas él sólo, pero lo único que consiguió fue perder su mano, y volver con vida. Dicen que ni siquiera Shandrill, la sacerdotisa de Freya, pudo devolverle la mano, no pudo curarlo...¡Así que si te tienes que enfrentar con un Troll, acuérdate de alejar tus manos de él! Jajajajaja..." Los otros enanos rieron la gracia y volvieron a beber...."Durgis, por favor.."..."ya..ya va..." y empezó a enzarzarse en una elaborada historia sobre unas cuevas de una montaña y un vampiro eliminado por él, con el rebote de un rayo de sol sobre el filo de su hacha (por supuesto, con toda la intención del mundo) en lo más álgido de la pelea entre él, varios compañeros (que o murieron, o no tuvieron ninguna relevancia en la historia) y el vampiro y un montón de monstruos controlados por él.

Galdar parecía estar cansado de dar vueltas, pero se mantenía al margen de la conversación, apretando con fuerza sus puños ante las contestaciones del viejo posadero. Su mirada taciturna auguraba que su paciencia está llegando al límite...

Ulthor, como siempre, se mantiene algo apartado, callado y vigilante. 

Estragón nota una mano que tira del delantal que lleva...."Disculpe...¿por qué busca a Lannet? Quizás yo pueda ayudarle a encontrarle." 

Al girarse, Estragón (y el resto) ve a un mediano de apenas un metro de altura (le faltará medio palmo para llegar al metro), ligeramente rechoncho y de rostro colorado. Tiene el pelo castaño y rizado, con unos ojos verdes que rebosan simpatía y una sonrisa que no parece abandonar su cara. Lleva puesta una capa de color gris con capucha, una armadura de cuero y ropa de dudosa calidad debajo de la misma, según podéis ver, todo ello acompañado de unas botas blandas de viaje. No parece llevar armas encima, aunque lo voluminoso de su capa, que le rodea el cuerpo por completo, apenas dejando ver su pecho, os impide ver mucho más. 

"¿Quienes sois y por qué lo buscáis? Y...¿cuándo habéis llegado al pueblo...y por qué?" preguntó de nuevo, con una inocente sonrisa en el rostro.

¿Que la hija del herrero no pasó por aquí? ¡Ajá! Eso significa que la mediana pechugona nos ha mentido, y por tanto es cómplice de los que se llevaron a la muchacha. Se va a enterar esa pelandusca cuando vuelva a hacerle una visitilla...

Por cortesía y respeto a las costumbres del calimshí, Estragón correspondió con otro lapo al suelo. Llamó entonces su atención la conversación de los enanos, lo cual le provocó toda una desilusión. Al parecer, la sacerdotisa de Freya tampoco es lo suficientemente buena (o su diosa lo suficientemente poderosa) como para restaurar partes cercenadas. La oreja de Estragón deberá seguir esperando en su tarro de cristal.

También quedó condicionado por la presencia del mediano metomentodo.

Oye, amigo... Dudo mucho que puedas ayudarnos a encontrar a Lannet. Nadie sabe más de las gentes de un lugar que los posaderos, y el viejo ya nos ha dicho todo lo que necesitábamos saber. ¿Acaso ves que nosotros nos metamos en las conversaciones ajen...?

Uh... Pst. Sapo. No sigas dejándome mal y deja a esos señores en paz.

No se le puede sacar de casa... ¡Es un gnomo de jardín, no un gnomo de posada!

Bueno. Pues sí. Deja de juzgar nuestras incoherencias. Oh, está bien. Tienes razón. Soy Estragón, y como ya habrás podido adivinar por mi elegante sombrero, soy chef. En realidad no tenemos el mayor interés en Lannet, pero cuando pasamos por las Tres Jarras a dejar a nuestras monturas-habló en plural, para darse importancia como si él tuviese un corcel-, esa tetona de la barra nos dijo...

El semiorco se agachó un poco para susurrar a la altura del mediano.

No voy a reproducir las palabras exactas, pero bueno... tú ya me entiendes. Quiere darse un revolcón con Lannet.

O, como dijo Dalia en jerga de prostíbulo, tomarse unas "cervezas", dónde el cervezas entrecomillado significa a todas luces y en cualquier contexto sexo entre medianos.

Pero de todas formas eso a ti no te incumbe. Y en cuanto a tus otras preguntas... llegamos hace más de una hora, y el porqué es que nos coincidió hacer noche a solo unas horas del pueblo. Si nos hubiese coincidido acampar a doce horas de Fairhill, habríamos llegado por la tarde y no por la mañana. De todas formas no tiene demasiada importancia saber porqué llegamos a la hora que llegamos. No hay que ponerse tan metafísicos.

Oye... ¿Y tú sabes algo sobre los hombres que se llevaron a la hija del herrero, o a algún viajero que llegase ayer por la noche al pueblo? ¿O que llegasen hoy por la mañana y que no seamos nosotros?

Las defensas que elevaba la mente de Sapo frente a la multitud de estímulos que su privilegiado cerebro podía recibir y clasificar se derrumbaron por completo cuando el enano le pegó una palmada en la espalda con su enorme mano. Ya sólo oía un molesto pitido que no le dejaba comprender nada, mucho menos las inoportunas interrupciones del gordo cocinero. La fuerza del impacto en el escuálido cuerpecillo del gnomo casi lo tira de bruces contra el suelo. Pero Sapo tenía un buen juego de piernas y logró mantener el equilibro. Sin embargo su rostro afable cambió al de un despiadado asesino. Su mano se movió rápida hacia la empuñadura de su daga, de la misma manera que cuando conjuraba un hechizo iba a la bolsita de componentes.

- ¡No me toques!¿Por qué tocas?- Fueron las últimas palabras que intercambio con el grupo de enanos. El gnomo salió corriendo hacia un reservado libre, rechazando la idea de acribillar a picotazos de su daga el cuerpo fornido y compacto del enano fanfarrón. No quería ni vera Ulthor. Adelantándose a cualquier comentario de Estragón, Sapo se giró para gritarle.

- ¡Dejadme en paz!

Cerró la cortina y allí se quedó, respirando entrecortadamente, meciéndose adelante y atrás, como un péndulo. Tardaría un buen rato en tranquilizarse. En estos momentos de crisis era cuando más echaba de menos a Licasto, su mentor. El sí sabía como  calmarlo. Amasar la esencia mágica también le servía en esos casos. Podía crear de la nada, sólo con el movimiento de sus manos, el troll del que hablaba el enano. Seguro que se meaba en los pantalones. Sacó tinta, pluma y pergaminos y se puso a borratajear. No era lo mismo pero al menos se concentraba en algo hasta que el pitido que lo aturullaba se fuera disipando.

Los enanos ignoraron a Sapo, que salió corriendo hacia un reservado y se encerró tras gritarle a Estragón, corriendo la cortinilla. 

El mediano miró a Estragón mientras se agachaba para "revelarle" lo sucedido en la otra posada...sonriendo sarcásticamente mientras sopesaba la nueva "información" que el cocinero le había dado. Mirando a Estragón y a Galdar, el mediano, les hizo una señal llamándolos con el dedo y se los llevó a un reservado, al lado del de Sapo, donde señalando los asientos libres, les invitó a entrar, momentos después hablaba en voz baja..."Mirad, sé perfectamente porqué me busca ésa mediana....jeje.....pero de todas formas, gracias. Sí, soy Lannet. Y además de ser un canalla encantador, puedo ser de mucha utilidad...pero quiero algo a cambio, ya sabéis...Y no, no me refiero a vuestro dinero. Me interesa saber de dónde venís, a dónde vais, porqué...etc...información. Si sois sinceros, yo puedo serlo también. Os diré, por ejemplo, que sé hacia dónde se fueron los aventureros con Arialle...y también se de alguien que ha llegado al pueblo hace muy poco, con un pájaro en el hombro...." alzó ambas cejas un par de veces, a la vez que sonreía, sabedor que tenía información (por vuestras preguntas) que os interesaba...."Si nos portamos bien, podemos salir contentos ambas part....." 

PLOM!!! Un puñetazo de Galdar se estampó a pocos centímetros de una de las manos extendidas de Lannet...."Mediano..." balbuceó Galdar entre dientes...."ésta es una misión sagrada, mi Dios me ha traído aquí...y...y no voy a permitir que un mercante de información....." la ira se reflejaba en la fuerza con la que apretaba la mandíbula el clérigo. 

"Bueno...tampoco hace falta ponerse así...si no os interesa, me voy...y se acabó. ¿Me voy?" dijo, alzando las manos con gesto inocente y poniendo cara de no haber roto un plato en su vida. Su mirada se alternaba entre vosotros, parando más en Estragón, que era quien se había estado dirigiendo más hacia él hasta ahora. 

El fuerte golpe hizo dar un respingo a Sapo en su reservado. Recogió todo apresuradamente temiendo un ataque o algo parecido y salió de allí. Miró a ambos lados, con sus enormes ojos saltones y pudo percibir que todo estaba en calma. Entonces escuchó la voz seria y grave de Galdar en el reservado de al lado. No le costó mucho meter la cabeza entre las cortinas y hacerse un hueco junto al clérigo. ¿Qué estaba pasando? Miraba con un ojo a Galdar y con el otro pasaba del misterioso mediano a Estragón. 

Aaaaaaammmmh...-alcanzó a decir, dubitativo.

La información que les ofrecía Lannet era del todo inservible. Ellos no buscaban a Arialle, sino a la hija del herrero, se llame como se llame. Tampoco están buscando a nadie con un pájaro, buscan a alguien con un diablillo invisible que... Un momeeeento.

Lo que trata de decir mi susceptible "amigo"...-pasa una mano por encima del hombro de Galdar-camarada...-lo retira, al ver que no está el horno para bollos-¿conocido? Lo que trata de decir es que no debes mezclarte con el tipo del pájaro. Es muy peligroso. ¡¿Qué?! Eso se lo podemos decir, ¿no? Tú eres clérigo, Galdar. No deberías permitir que este mediano se exponga más de lo necesario y corra peligro. Eso es lo que hacen las buenas personas.

Oye, Lannet, la situación es esta: Galdar es algo obtuso, y no comprende que el fin siempre justifica los medios. Ni siquiera ha compartido los detalles de su misión sagrada conmigo tras varias semanas de viaje, solo el grueso. Así que te hago una contraoferta... El herrero nos prometió una recompensa por recuperar a Arai... Ariel... Arialle. Si te unes a nosotros, y la traemos de vuelta, repartiremos el premio contigo. ¿Qué me dices? Eso no afecta a la misión sagrada de Galdar, así que en ese tema sí podemos colaborar. ¿Verdad, Galdar?

Sobre lo otro... No estamos en una isla pirata. Creo que podremos encontrar a un hombre con un pájaro en el hombro por nosotros mismos. Fairhill no es tan grande. Además, ese tema es el peliagudo. Nosotros somos aventureros profesionales, no podemos involucrar a un novato en el meollo. Sería como ponerlo en peligro. Por lo menos hasta saber que eres realmente útil, cómo dices. ¿Quién sabe? Si todo sale bien con lo de la hija del herrero, puede que te ganes la suficiente confianza por nuestra parte para que te contemos cosas sobre... las otras cosas que no podemos contarte todavía.

"Vale....peligroso. Lo capto. No acercarse." Lannet parecía pensar en tus palabras mientras las decía, pero no parecía realmente tomárselas demasiado en serio.

Galdar pareció recuperar algo la compostura tras las palabras de Estragón..."Sí, tienes razón...no debo permitir que otros se pongan en peligro por nosotros. Ése hombre es maligno, es un peligro y más vale que lo encontremos....Lannet. La chica puede esperar....no me enviaron aquí detrás de una moza que huyó de su padre." evidentemente, ésa última frase iba dirigida al cocinero. 

Lannet os miraba con cara divertida..."No...yo no creo que haya que recuperar a Arialle...a mí me parece que se fue encantada con ése rubiales....probablemente estén retozando en alguna tienda de campaña entre los bosques...no sé si me entendéis" (guiño, guiño)..."Sobre lo otro...bueno, pues no me acercaré. Y dejaré que seáis vosotros quien lo encontréis. Sugiero que, si tan peligroso es, habléis con Shandrill en el Templo o con Baran o Arlen, son los que dirigen éste lugar, ya sabéis, los mandamases, los que llevan éste cotarro, vaya...eso sí, éste consejo va de gratis. No comáis aquí. Es lo peor. Para dormir, bueno, no está mal...es barato, pero si queréis comer bien, ir a ver a Glarian, en "La Cocatriz Borracha"...humm...para chuparse los dedos....esa mujer tiene un don..."

Como si todo estuviera dicho por su parte, el pequeño mediano se levanta y con un gracioso ademán, se aleja en dirección hacia la escalera....

Bah, no importa mucho la voluntad de Arialle. Cuando aceptamos la petición del herrero, di por supuesto que la traeríamos por la fuerza. Jojojo...

Los ojos de Estragón se cerraron al reírse. Extendió la mano para estrechar la de Lannet, pero cuando los abrió, el mediano ya se había ido.

Pues vaya...

No tengo muchas ganas de verme con ningún mandamás, no se me da bien el politiqueo, y seguramente termine en algún lío de protocolo. ¿Las flatulencias siguen siendo de mal gusto? El manco dijo que todo el mundo pasa por el templo, puede que Vortigern también... aunque sea para aparentar. Pero yo no he tomado nada en las Tres Jarras ni aquí, así que voy a dejar lo del templo para la tarde y me voy a comer a la Cocatriz Borracha, que ya son horas. Galdar, ¿tú te vien...? Uaaaaah...-al girar la cara hacia el clérigo, vió la pequeña cabeza de Sapo y se llevó un sobresalto que casi hace que se le caiga el gorro de cocinero de la cabeza-Grrr... Ya empiezo a cansarme de las rarezas del gnomo. Decidle a mi hermano que estaré en la Cocatriz Borracha. Vosotros dos haced lo que queráis.

Estragón salió del reservado de mal humor en dirección a la puerta. Ni siquiera vió a su hermano con las prisas, aunque era probable que alguno de sus compañeros o todos, le siguiesen a la Codorniz Borracha. Es lo que pasa cuando tienes el sex appeal de Estragón, con esas carnes prietas, que todos te siguen.

Sapo dibujó en en su pequeño vientre una curva imaginaria dando a entender que ya había comido y que estaba lleno. No iba a ir a la Cocatriz Borracha. Cuando el mediano abandonó al grupo y tras el sobresalto de Estragón se interesó por lo dicho en el reservado.

- ¿Entonces Vortigen ha pasado por aquí?- Ese maldito mago le había derrotado, había dejado sus ilusiones a la altura de un dibujo de un niño humano de 5 años. Como un histérico se puso a reorganizar su bolsita de componentes, tenía que estar todo perfectamente colocado y en un orden determinado. Se quedó viendo cómo marchaba Estragón sin hacer ademán de detenerlo. Seguir al cocinero semiorco cuando medías lo justo para tener la cara a la altura del gordo trasero tenía sus riesgos. Todos necesitaban un descanso de los demás.

- Pero...llévate a tu hermano...- Sapo había estado escrutando a Shagar. Aquella masa de músculos de pocas palabras le recordaba cada vez más a un constructo. Miró a Galdar y se encogió de hombros.- Yo iré al templo a ver qué puedo averiguar.- Al igual que Estragón se puso en camino sin esperar a nadie. No le importaba si alguno quería acompañarle, pero tampoco le molestaba la soledad. Para su hiperestimulado cerebro menos era más. Caminaba retrucando para sí mismo, como haciendo cuentas mentales. Repasaba de memoria los conjuros aprendidos. No le iba a pillar desprevenido por segunda vez ese Vortigen o su maldito pajarraco.- Dormiré aquí esta noche.- Dijo al pasar junto al tabernero.

Nadie os impide la salida, pues habéis pagado...o al menos pensáis que es por eso. Sapo reserva una habitación, con un gruñido por asentimiento de parte de Tarnen y sale en dirección hacia el Templo.

Galdar y Ulthor se miran encogiéndose de hombros al ver que os separáis. Galdar sigue a Sapo sin decir nada, pues tenía intención de ir al templo también. Ulthor abre la boca y les dice a Estragón y a Shagar, que se dirigen hacia la posada... "Iré al mercado, quiero ver si puedo comprar un par de cosas allí. Luego os veo en la posada". 

Al salir, cada uno tomáis una dirección.