El Orco maniatado miró al grupo mientras éste registraba los cuerpos y amontonaba el "botín", vigilaban el entorno y sanaban las heridas de la Elfa, que pronto estuvo en pie de nuevo. Galdar guardó sus trastos y tanto la Elfa como el guardia humano hicieron una inspección rápida de las cajas y sacos que los Orcos portaban...."Sí, aquí está todo lo del Templo. Debemos volver y llevarle el Crisol a Shandrill lo antes posible". Haciéndole una seña a Hathol, comenzaron a separar los bultos en montones equitativos para que todos llevaran más o menos el mismo peso, excepto al Gnomo, al que le asignaron un par de bultos más pequeños. El equipo de los Orcos ni lo miraron.
Galdar contempló como Estragón hacía de las suyas, con cara cada vez más torva, hasta que el cocinero se decidió por interrogar al Orco. Ahí mostró interés en contemplar las reacciones del prisionero. El hechizo de Estragón no detectó ningún veneno.
El cocinero sometió a varias preguntas al Orco, que se limitaba a gruñir y a escupir cada vez que Estragón insistía...."Gahkk-thur, krog abarzgur hyug gurb tak gurz"* le contestó a sus preguntas, mientras lo miraba con un odio inusitado. Tras todas las preguntas, el cocinero sacó una botella de vino, lo destapó y se lo dejó oler al Orco, que con un repentino brillo en los ojos, se relamió los labios mirando la botella codiciosamente. El Orco, tras mirar la maza que sostenía el clérigo y volver a observar al grupo, y a la botella, dijo..."Galin ttak kotka, gurz hundur kaye kaye aattkanda. Lundrak kaenda uttukku himba, gukk gar. Kott grur ogg."**
Mientras tanto, el resto del grupo parecía debatir entre quién se quedaba qué y quién tenía derecho sobre qué.
Galdar miró al Orco y después a Estragón. Asintió al cocinero y le dijo al Orco en común: "Te liberaremos, y será tuya la botella, como mi amigo te ha prometido, pero antes dinos lo que te ha preguntado."
El Orco miró con avidez hacia la botella de vino, y tras tragar un par de veces, comenzó a hablar en un rasposo común..."Mi no zaber...Kren zaber, ir caza humanoz....coger cozaz, quemar caza grande. Humano decir a Jefe. Muchoz Orcoz eztar en caztillo roto, no chica. Jefe fuerte, Jefe matar Orcoz zi Orcoz fallar. Yo no volver. Nagrod "El Rojo" muy fuerte. El guztar humanaz...o elfaz...." dijo mirando de reojo y con sorna a Lauriel o a Lilith. "Ahora zoltad, yo ir lejoz."
El clérigo miró al resto, esperando una decisión.
*Maldito bastardo, boñiga, sólo te espera convertirte en esclavo o la muerte."
**Estoy loco por caer tan bajo, pero no quiero morir como un perro. Dejadme libre y con vida, dadme la botella y mis cosas, huiré y me iré lejos. Os diré lo que sé.
PORING: 25 PX a todos.
Nagrod "El Rojo" muy fuerte. El guztar humanaz...o elfaz....
Aquellas palabras dichas por la boca de aquel Orco fue como un impacto físico para ambos hermanos Leivn. Aquel nombre nunca lo olvidarían, aquel nombre siempre formaría parte de la historia de ambos hermanos, pues era un nombre que conocían bien. Aquel nombre era un nombre que siempre les retrotraería a sus recuerdos de cuando eran simples mocosos, cuando un Orco grande y cruel, que entraba en la cabaña de su madre, les echaba a patadas, dejándoles heridos, magullados y con un sentimiento de impotencia e ira que se adueñaba de ellos durante días, y tenían que oír los gritos, pelea y posterior violación de su madre, así como los sollozos y luego las consabidas curaciones que venían después, cuando aquel bruto se había ido.
Era como un huracán, como una plaga de langostas. Llegaba, cogía lo que quería, hacía lo que quería y después se iba, sin darles explicaciones...y perdonándoles la vida...aún no sabían porqué gracia de los dioses. Pero, ¡oh sí! Estragón recordaba los días de hambre porque su madre no podía ir a cazar...recordaba como su padre lo llamaba "GORDO INÚTIL".....Shagar recordaba la impotencia que sentía en los brazos de aquel bruto cuando él intentaba pegarle y aquel Orco lo trataba como a un pelele, dándole mamporros hasta que quedaba sin sentido, y riéndose de él. Llamándolo "DÉBIL SEMI-HUMANO"
Ambos recordaban cómo aquel Orco les daba de patadas y se reía cerrándoles la puerta de SU casa diciéndo..."...y a lo mejor LA MATO....sed buenos, mierdecillas. ¿Y sabéis que es lo mejor? Que no podéis hacer nada...porque no sois Orcos.....sois unos bastardos de mierda....jajajajaja..."
Sólo sabían que a lo largo de los años, un sentimiento de odio e ira se había instalado en sus corazones, un sentimiento que, desde la muerte de su madre, pensaban que había desaparecido, igual que su padre.
Pero ahí estaba. Su padre había aparecido. Y el sentimiento les golpeaba de nuevo, con una potencia inusitada.
He buscado por si teníais el nombre de vuestro padre en la historia, pero como no lo he visto, me he permitido la licencia de inventarmelo.
De nada. Disfrutadlo.
- ¿Nagrod ar Tukroj?¿ Pyuk jurb tak g?1- Preguntó Sapo en orco al escuchar el nombre.- ¿T´Has tun krock?2- Seguía hablando en el infame lenguaje poniendo muecas gorgónicas. No le quedaba duda alguna sobre que el "castillo roto" era donde Vortigen se había dirigido. Si tenían un poco de suerte la enorme llave podía ser la del castillo.
El jaleo de los otros discutiendo por el botín llamó su atención y, pegando pequeños saltitos, también reclamó su parte pues se la había ganado. Seguía hablando en orco imitando la vulgar forma de hablar de Shagar que, aunque hablaba en común, también hacía que a Sapo le chirriaran los dientes haciéndole difícil diferenciar el idioma.
- Swai miurh kunt tflallen ¡Miso, miso, miso! Krun ca o´rh ta meo tomtien3
1.-¿Nagrod el Rojo?¿Quién es ese?
2.-¿Tiene un cuervo?
3.- Dos orcos misos. ¡Miso, miso, miso! El grande y jefe miso también.
jar jar binks XD
Actualizada experiencia
¿Nagrod el Rojo?
Estragón apretó sus gordos dedos en torno a la botella, con rabia. Cambió la posición de la mano para agarrar el cristal por la boca, como una maza y alzó el Sabañón para estampárselo en la cabeza al prisionero.
Si tanto quieres el vino...-paró el movimiento del brazo en seco, evitando el impacto-No. Sigue siendo un vino demasiado caro. No puedo romper esta botella y desperdiciarlo así.
El cocinero entregó la botella a Galdar para que se ocupase él de los detalles de la liberación y la entrega de la recompensa. Realmente, ninguna otra información que pudiese dar el orco le interesaba ya. Se sorprendió a sí mismo mordiéndose el meñique doblado, en un tic que había perdido hace años.
Nagrod el Rojo atacaba caravanas en la Marca Argéntea. Es famoso por eso-dijo, contestando a Sapo-. Volvamos a Fairhill de una vez.
Aunque el humano que habló con Nagrod no fuese Vortigern, estaba interesado en los objetos del templo (no necesariamente el crisol, aunque el resto de las cosas parecían basura en comparación). Estragón podía utilizar eso. Si el crisol volvía a Fairhill, el humano insistiría y Nagrod volvería a lanzar un ataque. Era mejor vérselos con los orcos en campo abierto que en un castillo, por muy roto que estuviese.
Quién sabe... Quizás el humano mate a Nagrod por haberle fallado. Eso también me valdría.
Tal vez no sea mala idea acercarse a ése castillo para explorarlo nada más devolver el crisol, murmuró Lilith, más para sí misma que para los demás, pero con cierta convicción. Al fin y al cabo, el tal Vortigern no puede tener ni idea de que sus esbirros orcos han fracasado, al menos, no tan pronto. Sin embargo, si se retrasan, es obvio que es porque algo ha ido mal, así que el supuesto mago malvado podría ponerse a investigar y dar con nosotros antes que nosotros con él. Deberíamos dejar el crisol donde corresponde e ir corriendo a asaltar ese castillo. ¿No?; su voz se quebró al final. Le sucedía a menudo. Ciertamente, lo suyo no era hacer planes a la ligera, aunque le gustaba dar ideas. No obstante, al acabar de exponerla, siempre se le hacía un nudo en la garganta por miedo a sonar ridícula. Qué tonnnnta eres, Lilith. Por los dioses, ¡al menos tú estás en tus cabales!
OH si, entregemos el crisol y vamos al castillo, espero que vosotros quereis ir, sino tendre que ir yo y mi hermano.
Shagar, hablaba con el mismo tono de voz que siempre, pero sus ojos demostraban cierta impaciencia para entregar el crisol, a los humanos y volver a ese castillo, tanto como si fuera algo casi personal.
Ah que si hermano.
Eeeeemh... Esa posibilidad está ahí, y no hay que desecharla. Pero te lo digo como el hermano listo: no nos precipitemos. La ventaja de la sorpresa está muy bien, y tal. Por otro lado, los orcos están más torpes durante el día, ven peor y esa ventaja va a durar más que unos simples segundos de desconcierto. Durmamos en Fairhill lo que queda de noche, no nos vendrá mal consultarlo con la almohada.
Se había vuelto cauto en cuanto las cartas estuvieron encima de la mesa, y tampoco es que tuviese ganas de establecer el plan a seguir delante del prisionero que iba a ser liberado. Está bien ir en linea recta, sin pensárselo, directo a causar estragos. Esa siempre fue una buena filosofía de la vida para un semiorco. Pero la ocasión se merecía una excepción.
No soy un cobarde, hermano. Pero este plato es de cocción lenta.
¿Queréis darle la botella al Orco? Perfecto, pero ni se me ocurriría liberarlo. Si lo encuentra su amo le hará cosas terribles, si lo llevamos al pueblo sera juzgado, pero no dejaría un Orco suelto aun a riesgo de que ataque a alguien. -Miro el Orco directamente al rostro.
No, yo soy de la opción de llevar el Orco con nosotros de vuelta, creo que los aldeanos al menos agradecerán tener algo de justicia aunque solo sea uno de los implicados. -Realizo un gesto de desdén por la situación.
Que por cierto, tampoco hemos acabado la discusión sobre el botín, como decía con un poco para unos frascos me conformo, cuando llegue al pueblo los comprare. No creo que necesite más que 1/3 de una botella.
Se giro mirando a al inerte y maloliente cadáver de kren.- ¿Sabéis algunos si se ofrece recompensan por este grandullón? -Se acerco poco a poco sacando una daga- No me importa llevar una cabeza al lado mientras no gotee. Y no, en caso de haber no me la voy a quedar para mi no soy acaparador.
Y aun me preocupa la perla por cierto, un Orco no necesita riquezas, sino sangre y placer. Al menos un Orco que se dedica a disfrutar de la matanza.
Contemplas el crisol y lo evalúas. Siendo como es un objeto sagrado, de gran belleza y manufactura, poseedor, con total seguridad, de magia en su interior, estás seguro de que el valor del crisol es de varias miles de piezas de oro, encontrando el correcto comprador, ahora, el precio exacto, no sabrías determinarlo...necesitarías estar en un sitio más tranquilo, rodeao de las herramientas adecuadas, quizás poder rascar un poco de la superficie y averigüar exactamente cual es el material del que está hecho, revelar los poderes mágicos del objeto, consultar libros y en definitiva, dedicarle algo de tiempo.....sí, ésa sería la forma correcta de determinar el precio de tan bello objeto.
Mis disculpas, se me pasó contestarte.
Ante las palabras del Gnomo, el Orco se removió en el sitio, mirándolo con cierto desagrado..."¡Nagrod ser Jefe Orco, él comerse pulgas como tú!". Sapo insistía con sus preguntas, y el Orco parecía cada vez más enfurecido..."No pájaro. Pájaro ir humano. No saber. No pregunta." La tercera pregunta de Sapo dejó al Orco gruñendo con el morro replegado y mirándolo con resquemor....."grrr..." pero automáticamente se encogió ante la amenaza de Estragón, cuando éste levantó el vino.
Momentos después, la botella le era entregada a Galdar, que la sopesaba mientras se quedaba pensativo. Contempló como Lilith, Estragón, Shagar y Eco exponían sus argumentos. Lauriel también habló...."Pues creo que está todo dicho. Volvamos a Fairhill y entreguemos el Crisol a Shandrill. El resto os lo podéis repartir por el camino. Discutidlo cuando estemos en los caballos...."
Galdar musitó "Pero...¿no deberíamos aprovechar la sorpresa y al menos investigar el castillo? Ahora no nos esperan y podríamos averigüar cuántos Orcos hay allí, y si Tymora nos sonríe, incluso podríamos pillarlos totalmente desprevenidos. No nos esperan, de éso estoy seguro después de lo que ha sucedido aquí."
Pero todos estábais a favor de volver a Fairhill, inclusive Hathol, así que, la propuesta de Galdar se quedó en el olvido. El clérigo no estaba muy de acuerdo, pero no le quedó más remedio que claudicar. Eso sí, prometió volver con Shagar y Estragón, tan pronto como dejaran el Crisol en el pueblo.
El Orco protestó cuando lo levantásteis y lo llevásteis con vosotros de vuelta hacia los caballos, pero un par de golpes y la amenaza de la maza de Galdar bastaron para que el Orco os siguiera maldiciendo entre dientes. Todos cargabais con partes del botín, ya fueran cajas, sacos o equipo "rescatado" de los Orcos. No tardasteis demasiado en volver a donde os esperaba, apenas una hora y poco, ya que llevábais buen paso y más o menos conocíais el camino de vuelta, además de tener razones para no parar.
Jerinor os vio salir de los árboles, preparada con su arco y a punto de atravesar al primero de vosotros, pero consiguió retener su mano. Lauriel le ordenó cargar todo en los caballos y pronto os encontrábais de camino de vuelta a Fairhill....
Hathol comentó en voz alta..."¿No ha sido tan difícil, verdad? ¡Ha sido impresionante, Shagar! ¡Qué forma de tronchar piernas! Jajajaja..."
Momento para seguir interpretando entre vosotros, conoceros mejor, repartir el botín (si cogéis algo, decidlo, ponedlo en NOTAS y lo borraré de la lista del "botín"......
Poring: 20 PX
Próximo post: Miércoles 14/10/15
Sapo tenía buen ojo, al menos el que no estaba torcido, para determinar el valor de las cosas y, concretamente, estudiar el crisol le hizo exclamar de asombro.
- ¡Wow! hay que volver pues el crisol de Freya vale el peso de Estragón en oro.- Al menos alguien debía volver y asegurarse de que llegaba en buen estado. Al final, todos estaban de acuerdo en que debían regresar y se pusieron en camino. Sapo ayudaba a llevar el botín aunque apenas podía cargar con unas míseras flechas. Cuando llegaran junto a Lentejuela cambiarían las tornas. Era una mula ruda y fuerte y podría acarrear con una gran parte del botín.
Montado ya sobre su grupa charlaba amigablemente con sus compañeros sobre el reparto del dinero que podrían sacar de venderlo todo.
- Yo puedo quitarle el fétido olor a la armadura de Kran en el momento de venderla para que no devalúe su valor.- Era un conjuro muy sencillo que todo gnomo que se precie sabía hacer sobre todo si se dedicaban al comercio. Asintió a las palabras del humano, Eco, cuando hizo referencia a la cabeza del líder orco.- Si es tan conocido seguro que hay recompensa.- Separar la cabeza del resto del cuerpo, una vez éste yacía sin vida, no significaba nada para el gnomo. Un muerto no era diferente a una piedra, ya sin vida no era más era materia, abono concretamente.- Coge la cabeza.- También acordaba con Eco que lo mejor era llevar a la justicia al orco superviviente pues es lo que habían prometido hacer. ¿Volver a ese castillo plagado de orcos? Eso ya no le hacía tanta gracia pero la posibilidad de que Vortigen estuviera allí le tentaba.
Xp actualizada
El peso de Estragón en oro... Sonaba bien. Pero desde que salió a relucir el nombre de Nagrod el Rojo, el semiorco se conformaba con la parte proporcional de todo lo vendido, por mucho que Jerinor o los tres humanos varones hubiesen aportado menos que los demás. Incluso se había olvidado de los valiosos frascos de aceite, tras haber discutido tanto con Eco por ellos. El cartero podía quedárselos si quería. Bajo aquel toque blanche, tenía otras preocupaciones.
Echó un vistazo por encima del hombro, y el movimiento del cuerpo hizo al caballo quejarse. El prisionero seguía allí, caminando detrás del caballo a trompicones con cada tirón de la cuerda que le unía al cuerno de la silla. Fue asombroso, pero al final resultó que cuando todos prometieron a la Dama Shandrill llevar a los responsables ante la Justicia, habían jurado en serio. Si por Estragón fuese, el rufián ya sería libre, solo por la posibilidad de que diese problemas durante el trayecto de vuelta. Además, era un rival humillado que se había dormido en combate sin posibilidad de demostrar su valor en la batalla. Eso no es lo que el dios Shóndakul quiere para la gente.
Tú llévale a Voril una armadura apañada solo temporalmente, Sapo, que cuando se le pase el efecto, ya verás qué precios nos da cuando tratemos de vender las cosas de Nagrod el Rojo. Hablo por experiencia: una vez traté de vender una cucharilla limpiada a escupitajos, y no veas las caras que me pusieron en la tienda. Además... no sé porqué quieres hacer eso con la armadura, si tampoco huele tan mal...
Lo cierto es que estaba rodeado de gandules con mente cortoplacista. A ver cómo convencía a todos estos de que mantuviesen la sangre fría, porque no iba a haber manera de frenarlos a la hora de ir al castillo sin planes ni equipamiento adecuados.
Lilith permaneció junto al grupo escoltando uno de sus flancos en silencio, a pie. Quería acercarse a los demás y hablar, comunicarse, conectar con ellos. Pero en el fondo sabía que muchas veces lo mejor era permanecer a una distancia prudencial, mantenerse a su lado y no hacer demasiadas preguntas. Los elfos como ella no eran muy locuaces, y, por experiencia propia, cualquier intento de entablar una conversación amistosa a menudo se convertían en un insulto (claramente no intencionado, pero en fin), y en numerosas ocasiones había perdido la oportunidad de iniciar una amistad (fuera indispensable o no). Lilith recordó aquella ocasión en la que intentó establecer un diálogo amistoso con un Enano de aspecto sencillo, con cara alegre y abierto al coloquio: por lo visto le ofendió que Lilith lo comparara con uno de esos escarabajos enormes de las praderas más allá del río Esmel... esos que horadan la piedra como si estuviera hecha de pan. ¡Era un maldito cumplido! ¡Ni siquiera había mencionado la palabra "estiércol"! Aquella fue la primera, pero no última, vez que Lilith tuvo que salir corriendo para que el hacha del Enano no partiera en dos su hermosa cabeza.
La elfa dejó caer los hombros en un suspiro y siguió caminando en silencio. Si querían conocerse mejor, que fuera por la iniciativa de ellos. Al menos, no sería exclusivamente culpa suya.
Actualizo xp.
Iba Sombrio, iba cabizbajo, iba preocupado... algo no le cuadraba, algo no acababa de convencerlo...
"Necesito pensar con calma, necesito relajarme y liberar la mente..." -Acto seguido alcanzo a Lilith andando, buscando algo con lo que poder centrarse.
Bueno, no siempre uno tiene una autentica elfa renegada del mundo al lado. Es todo un placer -hizo una reverencia- ¿luego querríais tomar algo conmigo si conseguimos un poco de calma y contarme por que lugares habéis ido?
Se volvió a mirar su mano, meditativo, sin darse cuenta que aun no había conseguido una respuesta por parte de la hermosa elfa.- "Algo no encaja".
La vuelta, una vez en los caballos, fue rápida y mucho menos tensa que al principio, ya que os alejabais del peligro. Vuestros comentarios os hicieron más ameno el camino, pasando el río y dejándolo atrás con rapidez. Una vez en el camino cercano a Fairhill, con las luces del pueblo de fondo, ya a la vista, Lauriel le espetó a Shagar con cierta rudeza..."No sé porqué se ha molestado Shandrill en darte el honor de portar su espada, si ni siquiera te has tomado la molestia de usarla...sinceramente, yo la merezco más. No eres digno de empuñarla...debería haberla recibido yo." No hay que ser un lince para darse cuenta que está molesta por ése hecho.
Hathol la miró de soslayo, sonriendo con socarronería..."Huy...parece que hay alguien molesto...". La elfa le dirigió una fulminante mirada, pero no añadió nada más.
Mientras tanto, Galdar seguía al lado del Orco, con la maza en la mano y el entrecejo fruncido.
Y así, de ésta guisa, llegásteis de nuevo al pueblo de Fairhill, donde unos guardias os dieron el alto a unas decenas de metros de las afueras del pueblo, para segundos después, dejaros pasar ante la presencia y mando de Lauriel.
Al entrar al pueblo por el camino Sur, visteis, al llegar a la plaza del pueblo, que el incendio del templo, al final de la calle enfrente vuestro, estaba ya controlado y que ya no había gente deambulando por las calles, excepto guardias, cuya mayoría patrullaban los alrededores del pueblo, excepto dos patrullas de 4 hombres que deambulaban por medio del pueblo con faroles. Iba a ser una noche dura para ellos. Las únicas luces que permanecían encendidas eran las de la Posada "La Cocatriz Borracha", cuyo cartél se mecía ligeramente por el viento, cerca de donde os habíais parado. El resto del pueblo permanecía en silencio y a oscuras.
Un guardia de pie en la puerta de la posada llamó la atención de Lauriel...."Lugarteniente...el Capitán está esperándoles aquí dentro."
Lauriel bajó del caballo y junto a Hathol, cogió al Orco de la cuerda y el Crisol, y se encaminó hacia la puerta...
Seguimos en Posada "La Cocatriz Borracha"
Podéis ver la entrada sur (el camino) y dónde está la posada y el templo en el mapa, en el hilo "Mapas y Notas".