Partida Rol por web

Esta taberna ofrece también sus establos para alojar a los caballos de los viajeros, pero no a los propios viajeros. Es, con diferencia, el mejor sitio en todo Fairhill donde dejar tu montura.

Está regentada por un siempre malhumorado y gordo mediano llamado Perik, el cual suele no dirigir la palabra a nadie, acompañado de la encantadora Dalia, una atractiva mediana con pechos generosos (y algo sobrepasada de peso), que le hace las veces de camarera principal.

Es un buen lugar donde trasegar cerveza, vino y otro tipo de bebidas espirituosas, aunque con unos precios algo caros. Eso sí, la bebida es de excelente calidad, y las copas suelen venir acompañadas de unas pequeñas tapas de tostadas de pan caliente, con queso fundido por encima, con unas pocas especias y frutos secos.

Cuando entráis en la taberna, orientados por un par de lugareños que os han indicado dónde estaba, comprobáis que ya hay algunas personas bebiendo y comiendo algo allí, al parecer, algún que otro guardia en sus ratos libres, algún mercader que ha cerrado pronto y algún lugareño...

Un malhumorado mediano, gordo y sudoroso, vestido con un pantalón negro, camisa blanca remangada (sudada), mandil de cuero fino y rizos morenos, os pregunta desde detrás de una barra "¿Qué va a ser?". 

Sorprendentemente, el mediano está a vuestra altura, con lo que suponéis que detrás de la barra tiene que haber algún tipo de escalón de madera pegado a la misma para que él pueda subirse y servir a los clientes. Por entre la gente, alcanzáis a ver una bella camarera pelirroja...mediana también. 

El pequeño gnomo entró en la taberna saludando a los parroquianos, pues su maestro siempre le insistía en ello, con el puño cerrado y el corazón en alto (.l.). Agitando el brazo con el puño de aquella manera se sentía orgulloso de asumir las costumbres de Fairhill. Ante la pregunta del tabernero Sapo señaló una de esas cervezas que la gente acompañaba con un apetitoso bocado. Era su forma de pedirla. Le encantaba usar su índice para señalar todo aquello que se le antojaba. Harto de la comida de Estragón, sobre todo de su falta de escrúpulos a la hora de prepararla, le apetecía comer algo cocinado por otra persona. 

La curiosidad de Sapo le hacía tratar de asomarse tras la barra para ver cómo ese mediano llegaba hasta esa altura. ¿Levitación? ¿Disco de Tenser? O simplemente una banqueta.

- ¡Yo quiero un escalón de esos!- Dijo cuando al fin averiguó lo que había ahí detrás.- Da el pego. Podría ser tan alto como Shagar.-El cerebro no había quien lo arreglara pero la altura sí.- Tenemos una mula. - Prosiguió centrándose más.- Una noche.- Dijo posando un dragón y una lágrima  relucientes sobre la barra. Tras pedir lo suyo, se sentó en una de las mesas, esperando a que la bella camarera se fijara en él. No era extraño que la gente se le quedara mirando. Debía tener algo llamativo en las facciones de su cara, algo exótico que hacía que las miradas de los extraños se clavarán en él. Decidido a usar eso en su favor, esperó a que la mediana de generoso pecho se fijara en él.- ¡Eh! ¿tienes algo para que alcance la mesa?- Un cojín alto sería estupendo. Algo para que pudiera comer a gusto.- ¿Conoces a la hija del herrero?- Se dio cuenta de que no sabía ni cómo se llamaba.- Dicen que se marchó al norte a cazar orcos con un arpa.- Decía extrañado. Los bardos eran un poco como los farsantes de los hechiceros, no te podías fiar de ellos. Lo hacían todo sin esfuerzo, a las bravas y eso no podía ser. Al igual que Corian, no creía que la muchacha durara mucho por ahí fuera así que penaba que era mejor no encariñarse con ella.- La gente pone malas caras cuando nos ve acompañados por estos dos. ¿Hay muchos orcos por la zona? Yo mismo acabé con la vida de alguno por el camino.- Dijo fanfarroneando.  Sapo estaba tratando descaradamente de impresionar a la mediana.

Aún no puedo creer que al herrero se le haya pasado decirnos el nombre de la chica que teníamos que buscar. ¿Uh?-Estragón bajó la vista hacia el gnomo-Habría que girarle la cabeza al sapito para que el otro ojo tuviera oportunidad de ver a la camarera.

¿A que ahora es una pena que tengas esa fobia a que te toquen, pillín? Jusjusjusjus...-susurró a Sapo.

Luego llamó su atención el resto de la clientela. No había que olvidar que a parte de la hija del herrero, Vortigern tenía que pasar por aquí. Tras el vistazo general, se acopló a la barra.

La gente está comiendo de tapas. Este no es el tipo de cocina que quiero plagiar. Creo que mejor comeré en la posada.

¿En este sitio podemos comprar provisiones? ¿Alguien les ha comprado provisiones en los últimos dos días? He oído que los últimos aventureros que pasaron por Fairhill habían dejado sus monturas por aquí...-era mucho aventurar, pero si aún por encima de llevar dos días de ventaja, los que se llevaron a la arpista tenían caballos, a ver cómo les daban alcance-Ah, sí... la buena información siempre tiene recompensa...-el semiorco dejó escurrir dos puntas de cobre sobre la barra, el único recurso que tenían los poco carismáticos para promover la colaboración ciudadana.

Por definir las cosas: buscamos por un lado a cualquier viajero o grupo de viajeros que llegase anoche de madrugada o esta mañana. Por otro lado, el herrero quiere mandar un mensaje a su hija, así que queremos saber detalles sobre la gente con la que se marchó. Emblemas en sus escudos o símbolos religiosos en sus cuellos... cuántos eran... si tenían monturas... etecé.

Sólo sentir el fétido aliento de Estragón en su nuca le hizo estremecerse. ¿Por qué le decía aquello? El pobre Miscelo era virgen. Nunca nadie le había tocado, fuera de su ambiente familiar, bastante reducido, todo hay que decirlo. Sin embargo su instinto palpitaba en su interior cuando veía ciertas cosas. Formas redondas, turgentes y voluptuosas. Se le pusieron las orejas y una sonrisa bobalicona se instaló en su rostro. Sólo le faltaba que se le cayera la baba por la comisura de los labios.

- Jejeje, jijiji.

Shagar entro detras de su hermano y delante de el el gnomo ojos de pollo. 

Hermano te dejo a ti las preguntas, mientras indica al posadero que quiere  una cerveza y que no escatamice con la tapa.

Seguidamente se sento en una mesa dejando apartado al gnomo antes de que alguien de un golpe le pusieran los ojos a su sitio.

El mediano que había detrás de la barra se limitó a mirar al Gnomo con un rostro ciertamente ceñudo, mientras éste "saludaba" a los parroquianos, muchos de los cuales contemplaban atónitos el extraño comportamiento de aquella criatura pequeña. Pudisteis escuchar alguna risa que otra, pero la cosa no tenía pinta de ir a mayores. 

Al llegar a la barra, el mediano, con paciencia infinita, esperó a que el Gnomo hiciera su petición y, tras coger con parsimonía las monedas de la barra, se limitó a decir con un gruñido "Enseguida..". Pronto os disteis cuenta que el mediano no iba a ser fuente de información para nada, así que dirigisteis vuestras preguntas a la camarera, que ciertamente estaba más dispuesta a hablar. 

"Oh...por Freya, Laira y Chauntea....¿qué tenemos aquí?" dijo, al llegar a la altura de Sapo y del resto. La avalancha de preguntas, tanto de Sapo, como del resto, la pilló un poco por sorpresa...."Un momento...un momento.....jajajaja....." rió. Su risa era dulce y suave, nada estridente, pese al aspecto descarado que tenía. "De uno en uno...aunque pueda con todos a la vez...." dijo, guiñando un ojo con desenfado. Algunos parroquianos a su alrededor sonrieron alborozados, mirando de reojo y apartando la mirada rápidamente. 

"Claro que tengo algo para que te puedas sentar más cómodo....¿o acaso piensas que yo como de pie en la silla?", la afirmación arrancó risas disimuladas a su alrededor, de los dos o tres parroquianos más cercanos. La mediana apenas llegaba al metro de altura, y ciertamente no aparentaba pesar mucho más que Sapo, pese a sus grandes "atributos". Pese a ello, cogió una silla de aspecto más delgado y con las patas más altas que una normal de "humano", con el asiento más arriba, con un par de escalones intermedios y la puso al lado de una mesa vacía. "Aquí tienes, si necesitas un cojín, dímelo y te lo traigo....guapo." le susurró a Sapo, con una mirada cómplice.  Tras asegurarse que tanto Estragón como Shagar, así como Galdar y Ulthor, que no decían ni mu, estaban sentados y cómodos, se dispuso a tomar nota, así como a contestar a sus preguntas....cogiendo sin mucho disimulo las monedas que el semi-orco le ofrecía y metiéndolas en el canalillo que su generoso escote dejaba ver. "Sí, conozco a la hija del Herrero....Arialle, pero si queréis saber más de ella, tendréis que ir a "El barril y la Jarra", allí pasó la última noche que se la vio en Fairhill. Hablad con Tarnen, ése viejo carcamal. Sobre tus amigos y lo de los Orcos...pues....no me extraña que la gente se asuste, disculpadme, pero es que os parecéis mucho, aunque está claro que no sois Orcos, pero es que estamos teniendo una plaga de ellos por aquí últimamente....ah...¿con que eres un aventurero? Oh...estoy segura que has matado varios...mi héroe...." le dijo a Sapo, entornando los ojos y acariciándole la barbilla con un dedo...."seguro que sois amigos de ése mediano...Lannet, el que se aloja en "El barril y la Jarra"....decirle que me debe aún esas cervezas...."...."no...no podéis comprar provisiones aquí....a excepción que queráis cerveza, claro, de éso sí vendemos para llevar. Si queréis provisiones, tendréis que comprarlas o en el mercado, o en "La Cocatriz Borracha" directamente.....y no....si te refieres a los bandarras que se fueron con Arialle, no llevaban monturas, aquí no las dejaron, y no hay otro sitio decente para dejarlas, a menos que te quieras arriesgar a dejarlas en mitad del bosque y que se las coma cualquier monstruo...." 

Y otra punta de cobre que entraba en el escote de aquella voluptuosa mediana....

Con una sonrisa y un suspiro, os trajo las bebidas y varias tapas para acompañar. No estaban mal, pero ciertamente, tampoco era lo mejor que habíais probado. Antes de separarse de la mesa, la mediana pegó una somera mirada a Galdar y a Ulthor, como preguntándose porqué aquellos dos no habían pronunciado palabra, más que para pedirle una cerveza cada uno. 

Las dos puntas peor gastadas de toda mi vida.

Arialle. La chica que buscaban se llamaba Arialle. Su padre no la debía querer tanto cuando le puso esa desgracia de nombre. Por lo demás, no había noticias de Vortigern. Lo único que habían sacado en limpio era que tenían que pasar por el Barril y la Jarra para el tema de la hija del Herrero, pero eso no descartaba que Vortigern estuviese ahora pegándose la vida padre en la posada de lujo de la Cocatriz Borracha.

Vamos... Apurad esas cervezas, que no tenemos todo el día. Cambio de planes, nos vamos al Barril y la Jarra, ¿no? Además de Arialle, no podemos descartar que Vortigern haya pasado por allí de incógnito, con perfil bajo para no llamar la atención. ¡No saborees la comida, Sapo! Traga, traga, traga... que se nos va a hacer tarde.

Ahora lamentaba no haberse pedido una cerveza él también. La boca se le hacía agua viendo como un tonto cómo comían los demás. Pero no... El estómago de Estragón era su templo: no podía dejar pasar a cualquiera, que esto no era un templo de Ilmáter para andar dándo cobijo a los pordioseros de las tapas. Pasarían rápido por el Barril y la Jarra y llegarían a tiempo para degustar comida de calidad. Y robar recetas, pero según avanzaba el hambre, el interés intelectual de Estragón por la gastronomía local iba en detrimento de sus ganas de comer.

¡Deprisaaaaa...!

Repulsión y gozo. Sapo se agazapó como un gato asustado cuando la mediana le tocó la barbilla. Si hubiera sido otro puede que el gnomo hubiera sacado su daga y se hubiera puesto a trinchar carne como un loco al grito de "no me toques". Sin embargo, el contacto femenino de aquella mediana que le había llamado guapo hacía que las piernas le temblaran. Precisamente, se llevó la mano entre las piernas ante aquella nueva experiencia vital. Vestir una túnica no ayudaba en aquellos momentos. Su maestro se había detenido en enseñarle muchas cosas pero no a cómo reaccionar ante algo así. No sabía que hacer así que no hizo nada más. Se retrotrajo en sí mismo, en su mundo sobresaturado de estímulos, subido a su pequeño trono para gente pequeña y se metió la cerveza de golpe entre pecho y espalda, arengado por las palabras de Estragón.

- Mejor vámonos de aquí.- Dijo taciturno. El caso es que ya se había acabado tanto la tapa como la cerveza. Como mago que era, concretamente ilusionista, no le parecía descabellado que Vortigen hubiera pasado por allí. Con tono conspiratorio y vigilando con cada uno de sus ojos diferentes lados, expuso su teoría.- Los secuaces de Vortigen eran orcos. Imposible que pasaran desapercibidos para estas atemorizadas personas. Si pasaron por aquí lo harían bajo algún hechizo. Un buen mago, no un farsante como era Corian, pude hacer eso y más. La vista puede engañarse si se sabe cómo.- Dijo claramente fardando de su profesión.- Puede que esos...ehm..."bandarras" no fuesen más que Vortigen y sus secuaces transformados. Pero, ¿para qué querrían a la hija?- A pesar de lo que había sentido con la mediana descocada, Sapo no sabía que podía hacerse con una hembra. Para eso tenía su mano derecha a cuyo tacto estaba mucho más acostumbrado.

Bien. Shagar queria una cena en paz y cada dia que pasaba menos cerca la veia...es que no podian quedarse en un sitio mas de una cerveza...todos los hombres de este plano sabian la medida de tiempo de la cerveza y era demasiado corta para irse ahora.

Espero que sea la ultima parada de esta noche.

Sin mucha ceremonia, terminasteis de degustar vuestras cervezas, que, todo sea dicho, aunque las tapas no eran nada del otro mundo, las cervezas....¡¡ ah las cervezas !! Las cervezas valían, posiblemente, hasta la última lágrima que valían. Ése cuerpo, ésa fuerza en el paladar, ése aroma a alguna raíz, probablemente regaliz, con un toque de nuez....ciertamente, una de las mejores cervezas que nunca habéis probado. 

Tras dejar las jarras bien vacías, abandonasteis la posada.

La mediana lanzó una última mirada coqueta hacia Sapo, frunciendo ligeramente los labios al verlo irse tan tranquilo...

Galdar, al salir fuera de la taberna, vuelve a hablar con su voz profunda..."Me parece bien centrarnos en averiguar si han pasado por aquí Vortigen y su banda, y si no, averiguar algo sobre si hay alguna torre o algo así por aquí cerca....¿no creeis? Eso decía la carta."