Partida Rol por web

Tras vuestras explicaciones, Baran se mostró claramente decepcionado. Su semblante se mostraba serio y un punto enojado. El ceño fruncido, la boca prieta, arrugas al lado de los ojos, mirada dura.....sí. No le gustaba lo que estaba oyendo. 

"Tenía grandes esperanzas en vosotros. En todos vosotros." dijo, remarcando claramente la palabra "todos" mientras su mirada se desviaba hacia Lauriel, la cual bajó la mirada mientras su semblante también se ponía serio, mandíbula apretada y puños apretados. "No me malinterpretéis...el éxito recuperando el Crisol habla bien de vuestras habilidades, y el hecho de que tu hermano haya acabado con casi todos los Orcos, y de que no hayáis sufrido ni una sola baja, no hace más que convencerme más aún de que habéis obrado erróneamente. Un error de cálculo. Un mal planteamiento táctico."

Desde luego, las palabras de Baran eran de todo, menos amables, pero intuíais que aparte de a vosotros, estaba, entrelíneas, abroncando a cierta elfa presente en la sala....y por la rigidez de Lauriel, ella también se había dado cuenta.

"Es muy probable que en cuanto se den cuenta, los Orcos monten en cólera y ataquen el pueblo en venganza, ahora con más furia, pues les hemos dado razones para ello. Lo lógico en ésa situación de ventaja que estábais hubiera sido, al menos, inspeccionar el castillo y tratar de averigüar con cuantas fuerzas cuentan los Orcos."

Arlen asintió y se mostró de acuerdo con Baran. "Sí, lamento decir que estoy de acuerdo con el Capitán Baran. Es probable que los Orcos, en cuanto descubran que hemos matado a sus compañeros, vengan a buscar venganza, y no sabemos si estamos preparados para hacerles frente. ¿Cuántos son? ¿Qué tropas tienen? ¿Y qué es eso de un humano dirigiéndoles? ¿Y qué es eso de destruir el Crisol?"

Shandrill miró fíjamente a Estragón cuando sugirió la destrucción del Crisol, pero pareció calmarse cuando Sapo dio su opinión. "Evidentemente, el Crisol no va a ser destruído." dijo la Elfa, calmadamente.

"Por supuesto Dama Shandrill, por supuesto..." le contestó Arlen.

Baran se levantó y mirandoos fijamente, os dijo..."Creo que lo mejor sería que volviérais inmediatamente sobre vuestros pasos, llegárais hasta el castillo y al menos, explorárais el lugar para poder determinar contra qué fuerzas nos vamos a tener que enfrentar. Me gusta la última idea que has tenido, Estragón. Pero hacedla ahora. Shandrill y Kass, otra clériga de la que disponemos, os sanarán las heridas si es necesario, pero debéis partir cuanto antes...y si por casualidad tenéis ocasión de acabar con unos cuantos Orcos más, mejor."

Las cartas sobre la mesa. Os tocaba contestar.

Lilith sacó pecho y comenzó a repasar su arsenal colocándolo con rapidez sobre una mesa y contando las flechas con aire pensativo. Después sacó su arco y lo examinó. Aunque estaba en buen estado, se volvió para mirar de reojo a Eco y sonreírle con inocencia. Ante su gesto y expresión clarísimas de "nope", la elfa volvió la cabeza refunfuñando, y tras unos instantes volvió a colocar todo en su sitio, bien y firmemente atado. Luego se volvió rápidamente hacia la comitiva.

Bueno, muchachos, ¿listos? trinó como un pajarillo que acaba de aprender a usar las alas. 

Bueeeeno... Pues si tan fallo táctico ha sido, tiene fácil solución: nos llevamos de nuevo al prisionero y al Crisol hasta el bosque en el que lo encontramos, y retomamos nuestras acciones desde allí. Porque... ¡oh, cielos! Es obvio que la posibilidad de que fracasemos al ir al castillo de que y Nagrod el Rojo recupere a un guerrero y consiga el Crisol es nula, y que desde el punto de vista "táctico" eso no es NINGÚN ERROR. ¡AH, POR CIERTO! ¡ESTABA SIENDO SARCÁSTICO!

Estagón se levantó y dió una patada a su silla, mandándola a la otra punta del establecimiento. Para él, Baran no era más que un paleto pueblerino tratando de dárselas de gran general, y llenándose la boca con palabras grandilocuentes como estrategia o táctica. ¿Conocía Baran la paciente espera antes de añadir los jalapeños a la salsa? ¿Acaso tenía la menor idea de la diferencia entre añadir comino o clavo a un plato? Pues el arte de la cocina, como el de la guerra, sí estaba lleno de ejemplos de buenos estrategas.

Hermano, nos vamos a ese maldito castillo cochambroso.

Estragón se dió media vuelta y entre grandes aspavientos abandonó la Cocatriz Borracha para volver a su caballo, aunque más le valía al pobre animal que lo cambiaran por uno de refresco, pues el peso de Estragón era un castigo que ninguna criatura debería experimentar en su lomo.

- NONONONONO.- Decía Sapo mientras agitaba la cabeza tan efusivamente que parecía que se le iba a separar del cuello, como la del líder orco. Reconocía perfectamente, gracias alas instrucciones de su mentor, los signos de enfado de Baran.- Estragón tiene razón. Hay que descansar. A menos que esos clérigos puedan refrescar la mente como los músculos yo no me muevo. Manipular el éter también es costoso,aunque no tenga heridas.- Prefería descansar e ir de día pues era una ventaja considerable como había dicho Estragón y no iba a repetirlo él, por una vez.- Si atacan el pueblo los orcos pues defiéndanlo que es su trabajo. Si son tantos que no puede, ¿cómo pretenden que nosotros podamos hacer algo? Sobre todo ahora que la vía de la sorpresa puede estar agotada. Además podríamos aprovechar el ataque para, en un pequeño grupo, acercarnos al castillo y ver qué tienen allí dentro. Podrían proteger a la gente metiéndola toda en un mismo sitio.- Como a un rebaño de ovejas aunque con aquellos pastores los lobos se iban a pegar un buen festín.

- No, no lo estoy. - Contestó a Lilith malhumorado: cuello encogido, ceño fruncido, bracitos cruzados, morros hacia delante y mirada al suelo. Había tenido que gastar un poderoso hechizo  durante el combate para recuperar el crisol y , los amantes de los músculos no querían comprender el esfuerzo que aquello suponía.

Bueno, esta claro que ir al menos ahora a inspeccionar es una solución viable y arriesgada, pero contamos con los caballos como apoyo para retirarnos rápido... oh no. -Dijo al ver la montura de Estragon jadeando aun después de haber descansado durante un rato.No contar con una retirada rápida tampoco era una opción claramente.

En cualquier caso si los orcos atacan el pueblo llenos de ira, tendremos parte de culpa aunque hallamos dado solución al robo del Crisol. -Fue andando hacia donde la silla había caído de forma estrepitosa después del impulso que le había otorgado Estragon al ya de por si torturado mueble del lugar. Lo cogió y fue andando para devolverla a su sitio original, si es que el lugar tenia algún tipo de orden- Ademas, si el humano que buscamos es tan poderoso como decís, creo que intentar aprovechar la poca probabilidad de sorpresa nos conviene. -Colocándose el abrigo y los demás senseres que hubiera debajo, desando el camino hacia su montura- Por mi parte he tomado una decisión, no voy a perder tiempo en discusiones sobre cuando o como, lo he valorado por mi, cada cual que acepte las consecuencias de su camino -dijo de forma lapidatoria- y que los dioses nos protejan a todos por igual. Y nadie menosprecia el esfuerzo que has hecho Sapo, pero el tiempo apremia, como siempre hace desde que le dimos sentido.

Se puso de nuevo la capucha del abrigo que se había quitado al entrar, quedándose en una esquina expectante ante la discusión anterior sobre lo ocurrido y lo que debería haber ocurrido. No es practico, nadie tenia posibilidad de cambiarlo ahora, solo de actuar en consecuencia.

Las palabras del Capitán no habían gustado, y eso quedaba de manifiesto por la reacción de Estragón y de Sapo. Ante la respuesta de Estragón, el Capitán Baran lo observó con una mirada que no auguraba nada bueno, pero una mano de Arlen en el brazo fue suficiente para que el hombre se sentara y dejara ir al semi-orco con su enfado. Eco dejó la silla en su sitio, en la limpia y bien ordenada posada, como había podido observar, incluso estaba decorada de forma hogareña y con buen criterio, para hacerte sentir a gusto dentro de ella.

Galdar aprovechó unos segundos de silencio incómodo tras la opinión expresada por Eco para meter baza...."Puede parecer peligroso explorar el lugar de noche y sin saber qué es lo que hay, pero sin duda, es mejor hacerlo antes de que los ocupantes sepan que sus hombres han sido cazados y que es posible que vayan a por ellos, que hacerlo después, cuando ya nos estarán esperando. Además, lo acaecido en Fairhill reclama una justa respuesta."

Una vez todos hubieron dado su opinión, Arlen habló de nuevo, tratando de calmar los ánimos...."Señores, sé que estamos todos nerviosos por lo sucedido ésta noche. No duden ni por un momento que Fairhill ya les agradece el favor que nos han hecho recuperando el Crisol, pero deben ponerse en nuestro lugar. Llevamos un tiempo escuchando de desapariciones de inocentes aldeanos por los alrededores, de incendios de granjas, robos, violaciones...Que ustedes hayan sido capaces de devolverles un golpe a esos delincuentes con ésta prontitud, nos hace pensar que son capaces de mucho más...y no sólo pensarlo, si no también, desearlo. Piensen en toda la gente inocente que pueden salvar. Ahora sabemos que el punto de reunión o posible campamento podría ser el viejo castillo. Perfecto. Vayan, investíguenlo, cuenten las tropas que hay, si pueden matar a algún otro orco despistado, lo matan, y vuelven. Nos informan y decidimos qué hacer. Simplemente, determinar el tamaño de la fuerza Orca."

Galdar asentía mientras aquel hombre hablaba, a la vez que Lauriel alzaba los ojos y miraba al frente, escuchando con atención a Arlen.

"Señor, me presento voluntaria para ir con ellos al castillo, junto a Jerinor y a Hathol." dijo la Elfa, dando un ligero paso adelante. El Capitán la miró y asintió, sin decir nada. Lauriel no necesitaba nada más. Se acercó a Shandrill y poniendo una rodilla en tierra le pidió con una suave y humilde voz..."Dama Shandrill, por favor, bendecid nuestra expedición de nuevo."

La hermosa Elfa sonrió y extendió su mano sobre la cabeza de Lauriel, mientras os miraba a todos. "Que la bendición de Freya caiga sobre vosotros, al igual que la ira de la Diosa caerá sobre los enemigos de Fairhill. En momentos de inquietud y problemas, invocar a Freya y ella responderá".

La elfa se levantó y se dirigió a la salida, mientras, el Capitán la seguía hacia afuera. "Tomaremos 10 minutos de descanso, lo justo para que las sacerdotisas sanen las heridas del grupo y cambiemos los caballos. Quizá le saquemos algo de información extra a ése Orco, traedlo." Sus últimas palabras fueron para dos guardias apostados en la puerta de la posada, que inmediatamente entraron y se llevaron al Orco, pese a las protestas de éste. 

Al salir de la posada, se quedaron sólo Arlen y Shandrill, los cuales contemplaban al variopinto grupo de aventureros con expresiones dispares. Ella calmada y con aspecto de estar complacida. Él circunspecto y receptivo.

"Disculpadme, pero entre el sueño, con tanto suceso acaecido y tanta confusión, estoy algo mareado y no logro ubicar cierta información...¿quién es ése humano del que habláis que dirige a los Orcos?" os pregunta Arlen, con voz firme pero cordial.

Ahora que os fijáis mejor tras las palabras de Arlen, véis que éste señor tiene profundas ojeras y arrugas de preocupación en sus ojos, así como un fondo de "expresión cansada" que trata de disimular.

Cuando Lauriel se presentó como voluntaria, Estragón apoyó el hombro en el marco de la puerta y negó con la cabeza mirando a las calles de Fairhill. Jamás se librarían de ella. Ni de ella, ni de nada de esto... Estragón había oído hablar de pueblos como este, que necesitados de ayuda por el mero hecho de estar mal ubicados (cerca de una mazmorra, en las tierras de paso de tribus orcas nómadas, etc...), absorvían y acaparaban la aparición de aventureros introduciéndolos en una espiral sin fin de pequeñas misiones con exiguas recompensas.

Y ya está pasando con Fairhill: un pueblo, junto a unas ruinas, que custodia un codiciado artefacto, jamás alcanzará la paz. A partir de ahora, los hermanos Leivn se tendrán que contentar con invitaciones a comer y un sueldo equivalente al de uno de los soldados locales. Ya han sido atrapados. Nunca podrán desplazarse más de cincuenta millas de este agujero negro, ni explorar mazmorras ricas en tesoros, ni ganarse el favor de un poderoso noble. Sus carreras se acababan de estancar definitivamente.

Suspiró de resignación antes de volver junto a la mesa de las autoridades locales, esta vez para quedarse de pie.

"Ese humano" es un mago con un diablillo por familiar, que en ocasiones le acompaña con forma de cuervo. Fin. Porque cualquier otro dato sobre la identidad y las intenciones de "ese humano", del uso que es capaz de darle al crisol, se extenderá como la pólvora cada vez que alguien lo mencione. Y el rumor llegará a los oídos de otros magos con otros diablillos que investigarán, vendrán aquí y masacrarán a cada hombre, mujer y niño con tal de llevarse el crisol. La mera pregunta que has formulado, Arlen, pone a todo Fairhill en peligro de muerte. Lo mejor que puedes hacer es echar tierra sobre el asunto, y no volver a preguntar jamás quién es "ese humano".

Se estaba volviendo paranoico. ¿Quién aseguraba a Estragón que Arlen no era un mago en sus ratos libres, con una biblioteca con información suficiente para atar los cabos? ¿Quién aseguraba al cocinero que Arlen no tomaría el relevo de Vortigern en la tarea de convertirse en liche, atando a los hermanos Leivn más semanas a este pequeño lugar?

Sapo continuó allí enfurruñado. ¿Para qué quería él unas sacerdotisas? No le habían rozado ni un pelo en el combate, de ser así posiblemente hubiese muerto dado su pequeño tamaño. Lo que tenía herido era el corazón y el orgullo y eso no iban a curárselo unas sacerdotisas de un pueblo de pacotilla como Fairhill, donde no eran capaces ni de proteger una reliquia como aquella.

- No os lo merecéis, eso está claro.- Pensó en alto sin contemplaciones. Matar orcos era bueno, de eso estaba seguro por lo que merecía la pena hacerlo. Sin embargo Sapo era cabezota y pulcro en su actuar. Para hacerlo bien debía descansar y estar en óptimas condiciones. Sumido en sus cavilaciones le pilló por sorpresa el cosquilleo de la bendición de la dama Shandrill.- Jijijiji.- Las cosquillas en la entrepierna siempre le hacían reír.

Una cosa esta clara, no ganamos nada perdiendo más tiempo, debemos actuar. -Se acerco desde el borde de la puerta hasta donde estaba la dama Shandrill.- Por favor, si hacéis el favor de Bendecir nuestra misión -Inclino la cabeza expectante, con los ojos cerrados...tranquilo...en paz.

Una vez fue bendecido, volvió decidido hacia los caballos, consciente que el tiempo era algo que jugaba en su contra.

Lilith puso los ojos en blanco y carraspeó intentando llamar la atención de los demás miembros del grupo justo antes de que el humano saliera de la posada. Por fin, alguien que toma la iniciativa... ya sería triste que tuviera que hacerlo yo otra vez. Seguidamente imitó a Eco: se plantó ante Shandrill con una expresión de lo más esperanzada, inclinó la cabeza frente a ella y se dispuso a esperar a los demás sobre su caballo.

Para sorpresa de Estragón, Arlen le escuchó con atención, asintiendo con expresión taciturna y grave ante sus palabras. "Así sea pues. No volveremos a mencionar ni una palabra más sobre ése tema."

El hombre se dejó caer en la silla, atribulado por la situación, mientras la Dama Shandrill se adelantaba hacia vosotros, dispuestas las manos en graciosa manera para bendecir vuestra marcha. Repitió la misma oración..."Que la bendición de Freya caiga sobre vosotros, al igual que la ira de la Diosa caerá sobre los enemigos de Fairhill....." 

La mera voz de ésta elfa os hacía sentir mejor, más tranquilos, más en paz con vosotros mismos. Era como si la sacerdotisa exhalara un halo de tranquilidad y positivismo alrededor suyo. "Y recordad, pues es importante, en momentos de inquietud y problemas, invocar a Freya y ella responderá"

Y con éstas palabras en mente, salisteis de nuevo al camino....*