Partida Rol por web

Este edificio de madera con su tejado de doble agua es una capilla abierta de una gran habitación, con un fondo convexo y dos habitaciones más pequeñas, una a cada lado. Tiene un altar de piedra junto a la pared convexa (la pared norte), altar decorado con la talla de la cabeza de un ciervo. Un crisol de plata, El Crisol de Freya, descansa encima del altar, a la vista de todo el mundo. Shandrill suele encontrarse aquí, o alguna de sus dos ayudantes.

Nada más salir del templo, se encuentran cuatro edificios más, siendo el edificio más alejado la vivienda nominal de Shandrill, aunque todo el mundo sabe que casi nunca se encuentra ahí. Todos son simples edificios de madera, con tejados a dos aguas (con mayor o menor desnivel). El resto de edificios son pequeñas capillas cubiertas, decoradas con pequeñas estatuas de otros dioses del bien, como Lathander, San Cuthbert, Helm, Tempus o Yondalla. En estas capillas se pueden observar con asiduidad personas rezando o realizando ofrendas. En la capilla de Yondalla, una pequeña mediana con ropas de sacerdotisa suele realizar pequeños oficios religiosos todo aquel que realize la correspondiente ofrenda. Una de las capillas, algo más grande, parece estar consagrada a Waukin y Tymora, y de todas, suele ser la más transitada, debido al constante trasiego de comerciantes que atraviesan el pueblo.

Te aproximas a lo que, sin la menor duda, es el Templo de Freya. Es una sencilla estructura de madera con un tejado a dos aguas (ver descripción primer post). La fachada no tiene puerta y está abierta al exterior, sólo ves una simple tela diáfana que pende del quício de la puerta, ahora recogida. En el interior de la capilla, formada por una gran habitación, hay un altar de piedra en el que se ha tallado la cabeza de un ciervo. Una elfa de pasmosa belleza se encuentra de pie ante el altar, ataviada con una túnica y una capa de piel de lobo invernal. Sostiene entre las manos un resplandeciente cuenco de plata, recorrido por extrañas runas. Antes de que ni tú ni Arlen podáis detenerla, sumerge todo el brazo y el cuenco en el llameante brasero que hay junto al altar y comienza a pronunciar palabras en un idioma desconocido. 

Arlen, ensimismado en la Elfa, permanece callado a tu lado, contemplando la escena con seriedad y respeto en sus ojos.

Espera con solemnidad a que la Elfa acaba su ritual, observa su belleza con interés pero no por ello se deja obnubilar el juicio.

También contempla el Templo en honor a la Diosa Freya. Siempre le gusta observar ese tipo de construcciones, analizarlas, desentrañar sus secretos...y maravillarse con su amplitud.

También se fija en Arlen, en como observa a la elfa sin perder un ápice de detalle.

"Un lugar simple, no especialmente grande pero tiene un aire que le da caracter propio sin duda alguna."

Una vez parece que esta ha terminado su ritual, Eco se acerca a ella solemnemente a presentar sus respetos ante la diosa matrona del lugar.

Bien aventurados aquellos que recorren los caminos de los dioses, quisiera si fuerais tan amable que me guiarais en presentar debidamente los respetos a la Diosa Freya y su templo y sirvientes. -Inclina ligeramente la cabeza y el cuerpo a modo de saludo, sin arriesgarse a buscar la mano de la elfa y besarla en ella por riesgo a ofenderla-

Llegaste hace unas horas al pueblo, apenas llevas 4 o 5 horas allí. Te pararon los guardias (junto a la caravana) y tras identificaros a todos, os permitieron el paso y os aconsejaron que no os alejarais del pueblo por las noches, ya que últimamente estaban teniendo problemas con ataques de Orcos, sobre todo, además de otras bestias.

Llegaste al pueblo, Fairhill, un pueblo que parece próspero, sus casas están bien cuidadas y la gente parecía meterse en sus asuntos, pero también parecían agradables.

Sabes que hay un río ancho y caudaloso (y transitable) al sur de la ciudad, aunque tiene un afluente bastante grande en el este que va hacia el norte. También te han contado (los comerciantes de la caravana, cuatro humanos ruidosos) que Fairhill está bastante rodeado de bosques aquí y allí, donde no es muy aconsejable meterse a solas y menos de noche, a menos que vayas acompañado de gente que sepa defenderse.

Los mismos humanos te han contado también que las rutas comerciales que unen Fairhill con el resto de ciudades de la zona están empezando a ser conocidas y transitadas, de ahí ha surgido tu interés, pues se empieza a hablar del pueblo como "una pequeña joya creciente de comercio".

Al llegar a Fairhill te hicieron pasar al templo, donde te dijeron que tenías que presentar tus respetos a FREYA, la diosa que ésta gente sigue (su diosa local). A tí no te suena mucho, pero parece algún tipo de Diosa de la agricultura o algo parecido (deduces), así que, bueno, allí que vas.

Este edificio de madera con su tejado de doble agua es una capilla abierta de una gran habitación, con un fondo convexo y dos habitaciones más pequeñas, una a cada lado. Tiene un altar de piedra junto a la pared convexa (la pared norte), altar decorado con la talla de la cabeza de un ciervo. Un crisol de plata, El Crisol de Freya, descansa encima del altar, a la vista de todo el mundo. Shandrill suele encontrarse aquí, o alguna de sus dos ayudantes.

Nada más salir del templo, se encuentran cuatro edificios más, siendo el edificio más alejado la vivienda nominal de Shandrill, aunque todo el mundo sabe que casi nunca se encuentra ahí. Todos son simples edificios de madera, con tejados a dos aguas (con mayor o menor desnivel). El resto de edificios son pequeñas capillas cubiertas, decoradas con pequeñas estatuas de otros dioses del bien, como Lathander, San Cuthbert, Helm, Tempus o Yondalla. En estas capillas se pueden observar con asiduidad personas rezando o realizando ofrendas. En la capilla de Yondalla, una pequeña mediana con ropas de sacerdotisa suele realizar pequeños oficios religiosos todo aquel que realize la correspondiente ofrenda. Una de las capillas, algo más grande, parece estar consagrada a Waukin y Tymora, y de todas, suele ser la más transitada, debido al constante trasiego de comerciantes que atraviesan el pueblo.

Una elfa de pasmosa belleza se encuentra de pie ante el altar, ataviada con una túnica y una capa de piel de lobo invernal. Sostiene entre las manos un resplandeciente cuenco de plata, recorrido por extrañas runas. Rubia, con el pelo recogido en dos trenzas que le caen a ambos lados de la cara y con su tocado en la frente terminado en una calavera de algún animal pequeño con dos cuernos, sus ojos ambarinos te observan y parecen penetrar en lo más profundo de tu alma, tal es su calma y el poder que desprende.

"Hola viajera, bienvenida a Fairhill. ¿Qué te trae por aquí?" te dice la hermosa elfa. Su voz, dulce como la miel, pero con un deje de autoridad, te hace sentir tranquila y segura en su presencia.

"He venido acompañando a los comerciantes de Reme", contesto, aún un tanto embriagada por la poderosa aura que desprende. "Mi nombre es Lilith, Señora".

La elfa realiza una inclinación de cabeza suave y responde tras un ligero suspiro "Bienhallada pues seais, siempre es bueno que los comerciantes acudan a nuestro pueblo...aunque últimamente acuden pocas caravanas. Mi nombre es Shandrill, y soy la sacerdotisa de Freya. Imagino que acudís a presentar vuestros respetos a la Diosa, ¿verdad?" dice, mientras se gira y deja el Crisol en el altar.

"Si me lo permitís, Dama Shandrill, mis intereses no responden a asuntos religiosos. Mas no puedo negar la belleza con la que los fieles recrean a sus ídolos. Es esta belleza, en realidad, lo que me ha atraído hasta aquí".
Tras pronunciar estas palabras, recuerdo con cierta preocupación a quién me estoy dirigiendo y mis mejillas se calientan de pronto.

Shandrill se gira y te mira con un aire divertido...quizás una chispa de severidad en sus ojos, pero su boca no deja de sonreir. "La belleza forma parte de las cosas, eso es cierto, pero no deja de ser cierto que Freya nos hace amar incondicionalmente a quien nos entregamos, sea bello o no. Aunque tus motivos no sean religiosos, lo que cuenta es que estás aquí, y que has venido a presentar tus respetos, y eso Freya siempre lo agradece." Con un ademán, te hace sentarte en uno de los pocos bancos que hay...."Permíteme...voy a, con tu permiso, bendecirte, para que Freya vele por tí mientras estés aquí....¿puedo?" te pregunta, alzando ligeramente sus cejas y mirándote a los ojos con intensidad.

"¿Acaso puedo negarme?" me pregunto a mí misma, sin articular sonido alguno. No obstante, asiento con la cabeza en un gesto sincero, pues reconozco las buenas intenciones de los creyentes.

Shandrill se acerca a tí y posa sus dos manos en tu cabeza, orando a su diosa..."¡Oh Freya, Diosa del Amor y la Fertilidad, yo, tu humilde sierva, te imploro que protegas a ésta chiquilla de todo mal, pues se presenta ante tí con humildad para solicitar tu bendición. Sabemos que no puedes protegerla de la muerte, pues es el destino de todo ser vivo, nacer y morir, así es la rueda de la vida, así es el orden natural de las cosas, pero puedes ayudar a que todo aquel que le desee mal tenga que luchar contra tu bendición.." Notas un calor que emana de sus manos y recorre tu cuerpo al terminar ella su frase, y todo parece ir mejor para tí. Te sientes bien, algo cansada por el viaje, pero definitivamente, más optimista.

"Freya te ha concedido su bendición, Lilith. Alégrate, pues en éstos últimos tiempos, no tenemos demasiados motivos para alegranos...." te dice la Elfa, retirando sus manos. Notas que su mirada se vuelve algo vacía, como mirando al horizonte y que hay un deje de tristeza en sus palabras.

"Dama Shandrill..." me levanto para mirarle bien a los ojos. "Decidme, por favor, si puedo prestaros mis armas y mi arrojo para acabar con los males que os aflijen a vos y vuestro pueblo". Bajo la cabeza en gesto de humilde entrega. "Mis destrezas son múltiples, si bien humildes, Señora. Mas traer la paz a todas las criaturas de este mundo es lo que mueve mi cuerpo y mi mente. Contadme, si es de vuestro agrado, lo que os mantiene en vela".

Shandrill te mira mientras le hablas, al parecer con un atisbo de curiosidad en sus ojos. "¿Y cuales son vuestras destrezas, joven Lilith?"

"Conozco el arte mercantil, mi Señora, lo he aprendido de aquellos a los que he escoltado hasta aquí" comienzo, llena de entusiasmo por atraer la atención de semejante criatura. "Domino el combate con arco y también soy diestra en el cuerpo a cuerpo. He convivido con herreros de varias razas, adquiriendo múltiples técnicas de forja. Sé cazar y pescar buenas piezas, y conozco la mayoría de la flora de Amm. También conozco algunos secretos de tesorería que aprendí de los Altos Elfos de las montañas, e incluso he ayudado a una buena amiga mía a regentar una taberna". Cojo aliento. "Perdonad mi entusiasmo, Dama Shandrill... como os he dicho, mi conocimiento de estas artes es modesto, aunque siempre dispuesto a aumentar".

Shandrill asintió aprobando todo lo que le decías...."Vaya, joven, pero llena de entusiasmo. Me agrada mucho Lilith. Pues te voy a ser sincera. Sí, me gustaría que ayudaras...últimamente estamos teniendo problemas con avistamientos y ataques Orcos y los guardias del pueblo no dan abasto para vigilar y patrullar. Se han producido hechos...desagradables. Más bien....muy desagradables. ¿Has venido sola?"

"Viajo sola, Señora, mas siempre acudo en compañía de viajeros que comparten mi destino, si los hubiera".

Una mueca de disgusto recorrió la faz de la mujer..."Eres valiente, joven...y sabia...pero no puedo permitir que te arriesges sola." Se quedó pensativa unos instantes...."Tengo que realizar otro ritual...¿me haces el honor de acompañarme? Freya proveerá...ten fe."

"Nada me agradaría más, Dama Shandrill", asiento, inclinando la cabeza y haciendo ademán de seguirla.

Shandrill se acerca al altar y coge de nuevo el Crisol, pronunciando unas rápidas palabras. Ves como el Crisol prende con un fuego furioso. La mujer sigue salmodiando palabras tan suaves que no llegas a escuchar bien, acercándose a un brasero que permanece encendido cerca del altar, y antes de que puedas hacer nada, sumerge todo el brazo y el cuenco en el llameante brasero que hay junto al altar y comienza a pronunciar palabras en un idioma desconocido.

Te impresiona tanto la escena, que no te das cuenta que dos personas han entrado en el lugar, detrás de tí, y permaneces arrodillada en el primer banco, justo delante del altar, casi encogida y sobrecogida por lo que ves....

Y ASÍ COMIENZA TU AVENTURA.......

SAPO:

Te aproximas a lo que, sin la menor duda, es el Templo de Freya. Es una sencilla estructura de madera con un tejado a dos aguas (ver descripción primer post). La fachada no tiene puerta y está abierta al exterior, sólo ves una simple tela diáfana que pende del quício de la puerta, ahora recogida. En el interior de la capilla, formada por una gran habitación, hay un altar de piedra en el que se ha tallado la cabeza de un ciervo. Una elfa de pasmosa belleza se encuentra de pie ante el altar, ataviada con una túnica y una capa de piel de lobo invernal. Sostiene entre las manos un resplandeciente cuenco de plata, recorrido por extrañas runas. También ves dentro a Eco y a otro hombre, de espaldas.

Eco se ha acercado a la mujer y está hablando con ella en éste momento:

Bien aventurados aquellos que recorren los caminos de los dioses, quisiera si fuerais tan amable que me guiarais en presentar debidamente los respetos a la Diosa Freya y su templo y sirvientes.

ECO (Y TODOS POR QUE ESTÁIS EN LA MISMA ESTANCIA): 

Al acercarte a la mujer, llegas a escuchar un "¿Lo ves Lilith? Hay que tener fe....Freya proveerá." que le dirige la hermosa Elfa a otra mujer a la que no habíais visto hasta ahora, arrodillada e inclinada en el primer banco de la capilla.

Shandrill te observa y responde "Bien hallados...todos. ¿Cuales son vuestros nombres y que os trae por aquí?"

Te das cuenta que no te habla sólo a tí, Eco, si no que observa detrás tuyo también, hacia la puerta, donde al girarte ves a Sapo y a Galdar, que contempla boquiabierto a la hermosa Elfa.

El otro hombre, con aire serio, observa a Sapo y a Galdar, mientras se aparta para dejarles entrar. Es un hombre de entre unos cuarenta o cincuenta años, de pelo negro, con una franja gris junto a las sienes y una raya plateada en la corta barba. Va vestido con una túnica de color negro, con cenefas plateadas en los bordes, y unas botas de aspecto lustroso que complementan su atuendo. Un cinto de cuero repujado con un par de bolsas y un cetro de aproximadamente un metro de altura, hecho de madera oscura y robusta, cubierto por bandas de hierro terminan de completar su vestimenta. Lo que más os llama la atención de él, es su mirada, severa y muy, muy penetrante.

El pobre Galdar tenía que estar francamente harto de todo. Cuando no era la especial compañía de Etragón, era el asalvajado comportamiento de su hermano. Pero Sapo tampoco se quedaba atrás. Cuando no iba montado sobre Lentejuela su caminar era errático. Tan pronto correteaba como que se detenía durante un buen rato examinando la cosa más nimia que te pudieras imaginar.Lentejuela que ya era "mula vieja" sabía cómo tratarlo para que avanzara, pero Galdar no podía hacer mucho sin tocar a Sapo. ¡Ay como le pusiera una mano encima para empujarlo o hacer que se moviera! Quizá no fuera un gran peligro el gnomo con su pequeña daga, pero pinchar pinchaba.

El templo no le interesaba lo más mínimo al ilusionista. Sí sabía apreciar la calidad de la escultura de cabeza de ciervo. Él mismo se consideraba un artesano, un escultor de la energía mágica. La voz de Shandrill hizo que Sapo girase la cabeza. La elfa era de una gran belleza. Nada sexual para Sapo, pero sí sabía reconocer lo bello que en ella había. En sus manos sostenía un cuenco de plata cuyas runas llamaron su atención. Pero no fue lo único en lo que se fijó el inquieto gnomo. También estaba allí Eco, el misterioso nuevo compañero y Ulthor.

- ¡Ey, Eco! Eco, eco, eco, eco...JAJAJAJA.- Se reía de su propio chiste que le parecía sumamente gracioso.- La gente me conoce como Sapo, no sé el por qué.- Dijo con unos de sus prominentes ojos fijos en la sacerdotisa.- Nunca me lo dicen, ¿verdad Ulthor?- Se quedó mirando a su compañero elfo de cabellos plateados, al único que había cogido verdadero aprecio. Pero había algo raro en él que no lograba discernir.- ¿No ibas a ir a la Cocatriz?- A lo mejor había algo que no había entendido. Era normal en Sapo pues vivía en un mundo aparte donde los convencionalismos no existían. Seguramente habría huido de la compañía de Estragón, no le culpaba. 

Lilith salió por fin de su ensimismamiento al escuchar extrañas voces a su espalda. Al girarse, se encontró con unos cuantos desconocidos, cuyos rostros recorrió y memorizó uno por uno mientras se ponía en pie. El tal "Sapo", de los ojos prominentes, que a Lilith se le antojaron dos brillantes aceitunas rellenas, parecía dirigirse a ella con las palabras "Nunca me lo dicen, ¿verdad Ulthor?". Lilith lo miró enarcando una ceja, pensando "¿Acaba de dirigirse a mí con el nombre de un... hombre?". De repente sintió la imperiosa necesidad de recorrer su propio cuerpo con una mirada para comprobar que nada había cambiado. No, todo estaba en orden: los pies en el suelo, los brazos pegados a los costados, la piel y el pelo del mismo color de siempre, de un plateado brillante, el último recogido en una hermosa trenza de espiga, y los atributos propios de la feminidad, en su lugar. Suspiró.

"Disculpad... señor", comenzó a hablar la elvina, con ciertas dudas de cómo tratar al desconocido, consciente de que las apariencias podían engañar. "Me temo que me habéis confundido con otra persona. Mi nombre es Lilith Wyrmslayer, y, por lo que a mí respecta, no nos conocemos". Procuró que sus palabras no reflejaran su agitación. Por favor, un hombre elfo...

Entonces su mirada se centró en un personaje que permanecía inmóvil a un lado, apartado del grupo de los tres que tenía delante. Su rostro estaba medio oculto por la sombra que proyectaba su capucha, de modo que solo pudo entrever una corta barba, bien cuidada si bien los bordes eran irregulares. No supo determinar su edad, aunque no vio ni un solo cabello blanco. Sabía que en algún momento alguien le había llamado por su nombre, pero no llegó a escucharlo. Le llamó la atención el no haberse fijado antes en él, de figura tan sospechosa, y a la vez, tan imperceptible. Quien quiera que fuera miraba fijamente a la dama Shandrill, y esta, a él.

Lilith volvió de nuevo a interesarse por el gnomo que tenía ante ella y quien seguía hablándole, a pesar de darse cuenta de que ella apenas había escuchado la mitad. "...de verdad creí que erais...". Lilith levantó las manos haciendo un gesto tranquilizador y dijo, sonriendo: "No os disculpéis, buen hombre. No puedo culparos. En mi pueblo natal los visitantes tenían el mismo problema con todos los elfos" rió. "Si me disculpáis, señor, he de atender ciertos asuntos...".

Lilith echó una última mirada hacia el interior del templo, observándolo todo, y atravesó el umbral.

Le resulto cómica y a la par inoportuna la entrada del Gnomo en el templo. Sapo tenia la increíble cualidad de ser inoportuno por lo que le empezaba a parecer, si bien esto no hacia que le cayera peor sino al contrario, siempre es bueno tener alguien inoportuno, siempre puede sacarte de problemas igual que meterte en ellos, solo hay que saber como jugar con su entrada si es que es posible.
 

Se fijo también en la elfa que ahora se marchaba, la miro con detenimiento observando cada detalle.... interesante, muy interesante. No pudo obviar tampoco la pobre consternación de Sapo al seguir hablando y ser ignorado por la Elfa que salio sin inmutarse siquiera. Era cómico verle hablar al paso de la elfa a su lado y la indiferencia de esta, era como ver una loba pasando al lado de un sapo como tal que le croara de forma incipiente por la escasez de lluvias en esos días. Sapo en si era cómico, pero no lo hacia menos capaz por ello, eso también lo sabia. Echo un ultimo vistazo a la elfa que salia del templo "Mmmm....¿3 palmos? Céntrate, cada cosa a su tiempo y su lugar".

Se volvió de nuevo a la Elfa del templo....aun desconocía si era una mera sirviente de la diosa o una sacerdotisa que hablaba por ella. Sea cual fuere el caso, le guiaría para hacer sus ofrendas correctamente.
 

Antes, sin duda y ante la necesidad de improvisación, se giro el hombre alto y robusto de la entrada y con un gesto de cabeza respetuoso le pidió que se acercara si le era posible, era hora de jugar una nueva mano.

La elfa os contempló a todos mientras os acercabais a ella, pues al parecer, todo el mundo en la sala quería hablar con Shandrill. Mientras tanto, la misteriosa mujer parecida a Ulthor desaparecía por la puerta, dejando un reguero de interrogantes a sus espaldas. 

La sacerdotisa pronunció unas suaves y rápidas palabras. Ésto hizo que tanto el Crisol, como su mano, prendieran en llamas, sin que se apreciara en ella ni una sola muestra de dolor. Las llamas iluminaban su cara, ahora seria, contemplandoos con unos ojos que han visto muchos inviernos. 

 El hombre de aspecto serio realizó una ligera inclinación al llegar al lado de Eco y encararse a Shandrill..."Dama Shandrill..."

La Elfa respondió con una pequeña sonrisa..."No soy más que la humilde sacerdotisa de Freya, Magistrado Arlen. ¿Quienes son éstas personas?" 

El magistrado respondió sucintamente "Vienen a presentar sus respetos a Freya." 

"Así sea" contestó la mujer. 

El tono de la conversación os recordó, de alguna forma, a un ritual. 

La mujer se dio la vuelta y pronunció una larga parrafada en un idioma extraño, del que sólo pudisteis entender "Freja" o algo parecido*. Acto seguido, se volvió hacia vosotros y con una ligera iluminación blanco-dorada en sus ojos, os impuso las manos en vuestra frente. Aquel que permitió el contacto sintió una sensación de frescor, paz y tranquilidad recorriéndole de arriba a abajo. De repente, todos los males parecían menos. Incluso Galdar permitió que la Sacerdotisa le bendijera. 

Tras eso, la Elfa os preguntó de nuevo. "¿Qué más puedo hacer por vosotros?" 

Galdar se adelantó a cualquiera, dando casi un paso al frente y tomando la iniciativa..."Señora, si me lo permitís, lo explicaré, siempre y cuando todos en ésta sala sean de vuestra total confianza." La elfa contestó sin dudar "Todo Fairhilliano presente ahora mismo aquí, es de mi confianza. No puedo decir lo mismo de los extranjeros.", ciertamente, en la sala sólo estaban ella y Arlen, a parte de vosotros. 

Galdar asintió y continuó hablando "Mis compañeros aquí presentes y yo venimos siguiendo a un asesino, un hombre que, si no se le detiene, puede provocar un mal mayor." 

Tanto Shandrill como Arlen parecieron cobrar repentino interés por todo lo que aquel clérigo tenía que decirles. "Hablad buen hombre." musitó Arlen con voz tranquila pero casi como si fuera una orden.

"Veníamos hacia aquí, siguiendo la voluntad de un mago llamado Corian, quien portaba un amuleto muy especial. Dicho amuleto nos franquearía, según Corian, la entrada a la torre de un mago muerto tiempo ha. Yo le seguía por una visión divina. Mis compañeros por cuestiones más.....materiales."

Arlen alzó una ceja al oír esto, pero no dijo nada. Shandrill permaneció inmutable, como el invierno. 

"Durante el camino, sufrimos el acoso de un enemigo de Corian, quien se encargó de matar y mutilar a una pobre familia de granjeros a escasas horas de aquí, sólo con la intención de atraernos a una trampa mortal." 

La mandíbula de Arlen se contrajo cuando la apretó con fuerza, mas siguió en silencio. 

"La trampa, lamentablemente, surtió efecto, pues nos apiadamos de las vidas y almas de aquellas personas y quisimos darles un final digno. Nos atacaron con magia negra, alzando a los cadáveres y con brutalidad, pues también tenía ayuda de dos semi-orcos. Resumiendo: Mataron a Corian y le robaron el amuleto, es más, lo robó una criatura impía bajo las órdenes de aquel otro mago...un IMP, para ser más exactos. Un demonio menor. Ése mago está relacionado con demonios, y ahora pretende llegar a la torre de un mago muerto....que según parece, alberga secretos para alargar la vida, para convertirse en un....no-muerto. El nombre del mago es Vortigen, y ha venido hacia aquí, hacia Fairhill, con sus dos compinches".

La elfa abrió los ojos significativamente ante éstas revelaciones, sorprendida. "Oh, Diosa...." 

Arlen frunció el ceño y tras sopesarlo unos momentos, dijo "Es muy grave todo ésto que decís, pero ahora estamos en muy mal momento. No podía haber elegido un momento mejor ése...asesino y ladrón para venir. Tenemos graves problemas con los Orcos y prácticamente no puedo disponer ni de un sólo hombre para investigar éste asunto. Estamos sobrepasados protegiendo las tierras circundantes y el pueblo. No podemos alejarnos mucho del pueblo." 

Shandrill, pensativa y mirando al suelo, musitó con su voz dulce y aterciopelada ahora desprovista de cualquier atisbo de autoridad, como si estuviera....preocupada: "¿Se referirán a la antigua fortaleza, Arlen? El castillo de Eralion..."

El magistrado asintió...."Sin duda...sabes que los rumores siempre han dicho que un mago o "vampiro" ha habitado esas ruinas, aunque no les hemos hecho mucho caso nunca...Eralion murió hace cosa de 20 años y alguien alguna vez me dijo que rendía culto a San Cuthbert....pero eso no es posible, no de un mago como él. Además, ya me han comunicado que han visto a dos semi-orcos en una de las posadas, seguramente serán los compinches de éste asesino. Iremos inmediatamente y los arrestaremos, para interrogarlos. Si se resisten, los masacraremos. En éste pueblo, todo lo que esté relacionado con la palabra "Orco" está mal visto"

Girándose hacia el grupo, Arlen preguntó a Sapo y a Eco...."¿Es todo ésto cierto? ¿Dais fe de ello? ¿Tenéis algo más que añadir? Daros prisa, y no os preocupéis, las presentaciones vendrán luego...ahora mismo iremos a la posada y haremos nuestro trabajo, antes de que se haga de noche." 

Galdar parecía a punto de añadir algún tipo de exabrupto, pero pareció contenerse y dejó que contestarais...sólo susurró..."La visión......"

Arlen hace un gesto hacia la puerta de entrada y escucháis unos pasos rápidos, de alguien alejarse. "En menos de lo que podéis imaginar tendré a cuatro hombres aquí...." 

Saliste al atardecer y te cruzaste con un guardia que parecía vigilar desde una cierta distancia el interior del templo. Viste como el guardia de repente salía corriendo hacia el centro del pueblo, dejándote atrás con rapidez. 

Empezaste a realizar preguntas aquí y allá sobre Shandrill mientras deambulabas por el pueblo, a lo que la gente en general parecía estar acostumbrada. La mayoría te contestaron con un educado "Creo que debería preguntarle a ella, señora.", pero aún así, un par de personas te dijeron un par de cosas: 

"¿Shandrill? Ella lleva viviendo en éste pueblo desde que tengo uso de razón...incluso antes. Si no fuera por ella, éste pueblo habría desaparecido hace mucho tiempo. Alabada sea Freya." 

"Algunos dicen que Shandrill es mucho más de lo que aparenta...Yo creo que es posible que haya utilizado alguna clase de magia en Arlen, pues siempre hace lo que ella dice. No confío en ella...no." 

Tras las preguntas, te empezó a entrar un hambre atroz, y casualmente estabas al lado de la puerta de una posada...la posada "Las Tres Jarras". De dentro del local salía el sonido de voces de gente hablando, sonido de platos y cucharas, en definitiva, gente comiendo y bebiendo. El olor que surgía por una de las ventanas era delicioso...estaban sirviendo algún tipo de pescado que olía estupendamente bien. No sabías porqué, pero te sentiste impelida a entrar...como si tuvieras un antojo.** 

Sapo se encogió casi haciéndose una bola, como una cochinilla de agua dulce, cuando la bella elfa le impuso las manos. No le gustaba que lo tocaran pero no parecía amenazante, así que al final se dejó. Una sensación muy agradable inundó el pequeño cuerpo de Miscelo que hizo que brotara una sonrisa bobalicona en su peculiar rostro. Cuando nombraron a Eralion, Sapo dio unos saltitos que lo levantaban unpalmo del suelo.

- Ese es, sí, ese es.  ¿A San Cuthbert?- Repetía Sapo mientras clavaba su divergente mirada en Galdar.- ¿Por eso estás aquí?

Dejó que Galdar intercambiase unas palabras con Arlen y no intervino hasta que la sacerdotisa misma se dirigió a ellos.

- Espere, espere, jijijiji, jajajaja.- El gnomo se agarraba la tripilla que le dolía de reírse.- Mucho cuidado hay que tener.- Se podía imaginar cómo Arlen y sus hombres traían a dos semiorcos, uno gordo, grasiento y maloliente y el otro, alto, musculoso y casi mudo. No le culpaba al pobre Shagar pues no habría recibido educación alguna.- Vortigen es un mago poderoso...- Al menos lo suficientemente poderoso como para desbaratar las ilusiones de Sapo. Todavía no se lo quitaba de la cabeza.- Y no habrá venido aquí con su apariencia normal, digo yo. Nuestros dos compañeros son semiorcos también. - Sapo describió a Arlen cómo eran Estragón y Shagar, con la esperanza de que no se equivocara en apresar a los semiorcos que no eran.- La cuestión es que Vortigen va acompañado de un IMP, como bien dice Galdar. Ese diablillo toma la forma de un enorme cuervo. Eso es lo que hay que buscar. ¿Me entienden? En El Barril y La Jarra un mediano llamado Lannet nos dijo que había visto  un hombre con un cuervo. Así que sabemos que está aquí y tomando esa forma. ¿Han visto a alguien con un cuervo semejante?

Se sintió aliviado ante la imposición de manos de la elfa, si bien el calor que le recorrió le recordó antiguas llamas ya olvidadas. Intentando despejarse la mente, Eco agradeció a Shandrill su bendición, no pudiendo evitar fijarse en su hermosura y la linea de su cuerpo.

"Muchas gracias Dama Shandrill. Quisiera si fuera posible preguntaros luego un par de cosas, dudas sobre la la Diosa Freya y sobre los males que podemos encontrarnos en la fortaleza abandonada. Siempre que esteis dispuesta a ello, por supuesto."

Se giro decidido hacia Arlen.

"Bueno, estos como imaginaras Magistrado son mis compañeros de viaje, creo que es hora de que me presente formalmente también, mi nombre es Eco -inclina levemente la cabeza- Quisiera, si fuera posible, que nos diera prioridad para movernos por las zonas colindantes con su beneplácito para intentar buscar una solución a lo que veo, es un problema en común."

"Ahora bien, podemos hablar esto donde veáis que sea más....seguro, si este lugar os parece el apropiado no tengo ningún inconveniente. Es libre de preguntar lo que desee saber. Ahora bien, creo que debemos entre todos desarrollar un plan de acción, y cuanto antes, todo esto no puede ir sino a peor."

“Va a ir a peor, no tengo la menor duda” -susurro con mirada de preocupación hacia el techo del templo.

Tanto Shandrill como Arlen atendieron a vuestras palabras, absorviendo la información que les proporcionábais. Al poco llegaron cuatro guardias que se posicionaron cerca de la puerta de entrada del Tempo. Arlen, tras la explicación de Sapo, estrechó los ojos pensativo..."Si es tan inteligente y poderoso, no creo que sus compinches estén andando líbremente aquí, y menos si le seguíais." Miró a Shandrill y la tranquilizó con un gesto...asintiendo a la presentación de Eco. "No puedo reteneros tampoco, no habéis hecho nada malo, así que podéis andar por donde queráis, siempre que respetéis las leyes."

Shandrill le asintió a Eco "Sí, pero mejor volved mañana, hoy tengo que terminar mis deberes".

Arlen se adelantó un paso hacia vosotros indicando la salida..."Seguramente serán vuestros compañeros, pero de todas formas, ir con mis hombres a la posada y aseguraros que son ellos, creo que será lo mejor, es la hora de la cena y yo también tengo que ir a organizar mis cosas....y ha hablar con Lannet. Nos veremos en la posada dentro de un rato."

Con esto, el magistrado os acompañó hasta la puerta del templo, donde los cuatro guardias os estaban esperando para escoltaros. Galdar salió sin dudarlo "Sí, tenéis razón, es hora de cenar y debemos pensar y hablar nosotros también".