Partida Rol por web

El niño, o el mago o Zizel como quieran nombrarlo miró a su pequeño perrito y le dijo:

Bueno, creo que habrá que mojarnos, así que siendo un pez nos irá mejor.

Acto seguido el perrito se transformó en un pequeño tiburón.
En ese momento el archimago lo lanzó al agua pero apenas lo soltó de sus manos su familiar se transformó en un murciélago otra vez, afortunadamente para que el conjuro que los ligaba a ambos no se haya esfumado no se había alejado demasiado.
De todas formas si se podía ver una expresión en Kricco se lo podía ver muy enfadado al respecto.
El mago echó a reir.

Jajajaja…

Debería abandonarte, todos te abandonan la verdad que ni siquiera se por que sigo aguantando tus estupideces.

Tranquilo. Dijo el mago mientras su cuerpo cambiaba, se volvía más azul y su pelo desaparecía.

...extraño....ningún presentimiento...ninguna visión...¿nada?...no se como terminará esto!...
Malkar, convertido en un elfo marino, se acerca a las escalerillas.
Cuando lo dispongas Cedric...estoy listo.
Sobre su hombro, Cartucho se convierte también. Su blanco pelaje parece entrar dentro de su piel, al tiempo que se estira enroscándose en el cuello de su maestro. El hamster, tiene ahora la forma de una pequeña serpiente marina.

No perdamos más tiempo entonces. - indicó acercándose aún más al borde, observando cómo la piedra portada por Askritt iluminando la superficie,  sin que eso pareciera perturbar a ningún habitante acuático - Aquellos que debéis buscar la llave, en caso de ser este el lugar indicado, esperad a que los demás nos hayamos sumergido. De esa forma, si hay algo, llamaremos su atención sobre nosotros, dejando el camino libre.

No había nada más que añadir. Toda palabra dicha a partir de aquel momento sería, únicamente, una mala excusa para aplazar la inmersión.
No lo pensó más, y con las espadas desenvainadas se lanzó al agua, dejando que la hoja afilada de las cimitarras cortaran la superficie del líquido.

Uno a uno fueron arrojandose al agua. Cuando le llegó el momento, Malkar tambien se lanzo de cabeza, con las dagas apuntando hacia el liquido que lo esperaba. Sin embargo, ayudado por su cuerpo brumoso, el adivino descendió lentamente, hasta sumergirse en las oscuras aguas. Enroscado a su cuello, Cartucho se separó al fin un poco, y comenzó a nadar a su lado...

Moviendo los dedos rápida y repetidamente, espero a que el resto se vaya tirando. Si hay que buscar algo, posiblemente ayude más en esa búsqueda que en combate con un dragón.

El escudo orbitaba a su alrededor, como siempre. Pero Alessëa lo detuvo, y puso su mano sobre uno de los cristales que lo ornamentaban. Mientras, pronunció unas antiguas palabras, inaudibles por lo quedas, y el cristal refulgió. Azul, azul índigo, profundo. Como el más bello de los reflejos marinos. Inmediatamente el escudo retomó su cadencia, permitiendo a la elfa moverse libremente. Nada parecía haber cambiado, pero cuando se lanzó a las negras aguas, una burbuja la rodeó. Podría sumergirse, podría disparar su arco.

Esperando hasta el último instante en que solo ella misma y el mediano quedaron en tierra firme, Drysiel tomo un par de fuertes bocanadas de aire, antes de zambullirse con dos veloces aleteos en las frías aguas. Al instante el cristal de su armadura brilló tenuemente, comenzando a calentar su enorme cuerpo pétreo, mientras las últimas sombras de luz desdibujaban su cuerpo engulléndolo incluso para la visión térmica, como si nunca hubiese estado allí.

Su velocidad superior la hacía flotar sin impedimientos en el agua como si se tratara del aire mismo, y sus grandes pulmones harían que el nadar no supusiese ningún problema, desde luego.