Partida Rol por web

Epa, epa, epa... Con la pilcha no... Le dice a Marco acomodándose la ropa.
Luego lo mira mal, levantando los puños en una posición de pelea que deja mucho que desear, cuando ve que el clérigo ni se mueve baja los brazos.
Profecía enviada por los dioses?
De que estás hablando?
La niña llegó hasta aquí por una serie de acontecimientos, que importa lo que los dioses digan? Está aquí ahora, es más que suficiente para mí.
Mírala a los ojos, está mas lista que cualquiera de nosotros.
Basta de dioses, estamos aquí todos porque así lo hemos querido nosotros no por voluntad de ninguno de ellos.

- ¿Quieres decir que resucitaste al Dios de la podedumbre con la sangre del Dios del sol porque así lo has querido?

Todas son elecciones nuestra pequeña clériga, incluso aquellas que no queríamos realmente.
Huir a ellas o ocultarlas en "era lo que los dioses querían" es no tener el valor de afrontar aquello que has hecho.

Concluye Zizel en un tono mucho más serio.

Incluso, si los dioses fueran lo que deberían ser, estarían complacidos en que tomemos nuestras propias decisiones, correctas o no, son nuestras.

- Si nuestras decisiones llevan a cosas como resucitar al dios de la putrefacción, no puedo estar más en desacuerdo. Tu decisión te ha llevado a eso, en cambio Helm ayudó a Cedric, Yal, Rogan y Grok; Corellon a todos los presentes; Mistra a Marco y a Joanna; Lazhander a mí; Askritt siguiendo la senda que le ha indicado su propia diosa. Tu decisión ha causado una tragedia, los impulsos de nuestros dioses del bien han juntado un poderoso grupo que puede tener alguna posibilidad de éxito frente a Acerak. Yo diría que, por ahora, los impulsos de los dioses han tenido bastante mayor fortuna que tu impulso individual, aunque fuese enteramente tuyo. Ningún dios me ha impedido mi libre albedrío, simplemente me solicita unas cosas y me concede otras, es mi propia decisión la que decide el camino; pero por ahora resulta que mis ideales coinciden con los de mis dioses, y los actos que ellos me solicitan o indican son siempre cosas que hago con alegría, y que si consigo realizar no sólo me hacen feliz a mí, sino que hace que otra gente sea más feliz, como una aldea que se ha librado de un vampiro. Nunca Pelor o Lazhander o Horus-Re me han pedido que asesine un inocente o resucite un dios maligno muerto. Quizás debieras pensarte seriamente el jurar fidelidad a un dios del bien y pedirle que guíe tus pasos, en vez de estar tan feliz de haber usado tu libre albedrío para cometer el acto de mayor malevolencia del que yo he tenido noticia en el transcurso de mi vida.

Tienes razón, le pediré a los dioses que guíen mis pasos.

Zizel mira al cielo y abro los brazos.

Oh dioses buenos de este mundo guíen mis pasos para llevar el bien donde los inocentes lo requieran.
Oh dioses ayudenme, porque sin ustedes no soy nada.
Oh dioses si he hecho mal castíguenme con toda su furia.
Oh dioses...
Oh dioses... Que me importan ustedes.

Se da la vuelta y mira a Alasa.

Contenta?
Si en el campo de batalla me necesitas ahí estaré, los dioses no estarán ahí, yo si.
Bueno, creo que es suficiente debate de creencias.
No deberíamos partir? Hace un rato todos tenían mucha prisa.

- Te equivocas, en el campo de batalla estarán los dioses, recuérdalo cuando necesites curarte de tus heridas, porque quizás necesites que mis dioses, esos de los que te acabas de reír, restauren tu cuerpo y tu mente de los ataques de los siervos de Acerak. Recuerda entonces la burla que les acabas de hacer porque quizás esos dioses no me concedan el don de curarte.

Alasa parecía enfadada de nuevo.

- Y respecto al campo de batalla -añadió girándose- Estoy dudando muchísimo de si debes o no venir. Por ahora sólo sabemos que has confesado resucitar a Moander con la sangre del Señor de la Luz, y que tu lealtad con los dioses del bien es cuando menos muy dudosa, por no hablar de tu cruce de brazos rápidamente ejecutado cuando esa aberración atacó la torre de Corellon, o tu intención de tumbarte a dormir cuando la misión que tenemos es tan urgente. Te dije en la celda que tu juicio quedaba en suspensión hasta poder dictaminar tus lealtades, y por ahora todos tus actos indican que eres un colaborador más de Acerak, abtolutamente todos, y ni un sólo acto ni una sola de tus palabras contradicen ese hecho. Quizás tengas razón y debamos postergar la partida, pero no para dormir en tu mansión, sino para celebrar el juicio que tienes pendiente y decidir si debes quedarte en la celda con los grilletes antimagia y vigilancia extricta. No quiero meterme en el infierno de Acerak con un traidor en nuestras filas. Quizás sea el momento, ahora, de decidir si debes morir por resucitar a Moander, antes que seguir aguantando tus burlas hacia los dioses del bien.

Su enfado había continuado creciendo por momentos, hasta el punto que tuvo que contenerse para no respirar agitadamente. Mirando al resto del grupo decidió formularles a ellos la pregunta.

- Mi voto es que vuelva a la celda, no quiero tenerlo a mi espalda cuando en frente esté ese tal Bras o el mismo Acerak. No me fío de él. De hecho ahora mismo estoy bastante convencida de que es un seguidor de Acerak y que la resurrección del Dios de la Podredumbre no fue algo accidental por su parte. No sólo no hay ningún conflicto en él por sus actos, sino que se permite burlarse de la misericordia de los dioses que han estado actuando para poner remedio a su actuación, así como burlarse de todos los que intercedimos por él para aplazar el juicio de los elfos. Un hombre arrepentido no actuaría con esa altanería y ese desprecio; estaría absolutamente abrumado por la inmensidad de su pecado y buscaría la expiación a cualquier precio, así como el perdón de todos los que le rodean. No creo que haya arrepentimiento alguno, simplemente se ríe de que hayamos confiado en él de nuevo tras haber confesado él mismo su inmenso crimen. No soy la única que ha de tomar esta decisión, pero yo voto por volverlo a encerrar en la celda donde lo encontré y que los Elfos aplacen el juicio hasta nuestra vuelta. Si es culpable y regresamos, quizás podamos traer las pruebas de su relación con Acerak o Moander. Si es inocente y regresamos, traeremos las pruebas de su inocencia. Si no regresamos... entonces dará igual si es culpable o inocente, porque Acerak implantará su reino de terror y dará igual si él pasa o no a ser uno de sus lugartenientes.

Claro... déjame atrás junto con la niña y los compañeros que abandonaste en los dominios de Acerak.

- Ya te lo dije una vez, pero es obvio que ni siquiera me escuchas. No sé quien piensas que soy, pero nunca he dejado a nadie en los dominios de Acerak porque jamás he estado allí, eso díselo a Grok, a Rogan, a Yalashad, a Askritt, a Cedric... o a Drysiel, sí, no es mala idea que se lo digas a Drysiel.

Toda la amabilidad que destilaba Alasa había desaparecido, ahora sólo había odio en sus palabras.

- Búrlate de sus muertos igual que te burlas de sus dioses. Ríete de todos esos elfos muertos por tu culpa, y del Corellon que ha bajado a ayudarles. Ríete de todos.

El adivino permanecia en sus acostumbrados trances. El libro oscuro, cerrado, aferrado en una mano. La extraña daga, cayendo como una pluma dentro de su funda.

Cita:

Exaaaacto. Afirmó uniéndose de nuevo en la conversación.

Cita:

Exaaaaacto. Afirmó nuevamente, aunque se trataba de un opuesto.

Adelantándose entonces, y tendiendo el libro despreocupadamente al pequeño Yal para que lo sostuviera un instante, se dirigió a la cleriga.

Su juicio debe quedar en suspenso Alasa...esa fue la primer decisión, y la correcta. Ahora, debiéramos preocuparnos en como ir al plano de Acerak, y no en estas discusiones sin sentido.
Si te sirve mi explicación...dices que sus actos lo señalan como un colaborador de Acerak. Pues te aseguro, que si sus intenciones fueran infiltrarse entre nosotros, sin duda no sería éste su proceder. A menos que sea el propio Acerak tras éste ilusorio disfraz, y que conozca muy bien el destino aquí presente como si de un libro abierto se tratara, estoy seguro de que él no es en lo más mínimo consciente de los actos que realizó.
Puedes juzgarlo por no respetar a los dioses que tu adoras, pero al menos, estoy seguro de que su fidelidad no está dispuesta hacia ningún otro dios maligno.

El adivino, observa sus manos, y no encontrando el libro da un respingo. Luego, al verlo en manos del mediano, se le aproxima sin mirarlo, y le tiende una mano esperando que se lo vuelvan a entregar. Mientras tanto, continua observando a la cleriga, y sus reacciones.

Créeme Alasa. Si Acerak envía un espía a traicionarnos, será bajo la forma de una pequeña y dulce inocente, y no disfrazado con un manto de sarcasmo e irreverencia hacia tus dioses.

- No creo que fuese enviado como espía. Su misión era otra, que cumplió perfectamente, con la sangre de Mi Señor resucitó al dios de la podredumbre, y ahora se ríe de todos nosotros, en vez de buscar perdón y redención. En todo caso, esperemos a ver qué deciden los demás. Yo no soy quien para decidir por todos. Simplemente, en función de lo que se decida, yo tomaré mi propia decisión.

La fría mirada de Marco se centra en Zizel.
No tengo razón alguna para rebatir a Alasa, admites que reniegas de los dioses, entonces cuando mueras recibirás tu castigo atrapado en el Muro de los Infieles o En alguna de las capas de los Abismos.
El comportamiento del sujeto, no era el esperado de alguien acusado por esos crímenes, a veces pensaba que a Mystra le debía costar mucho mantener su neutralidad en permitir el uso de la Urdimbre.

Tal vez reciba algún castigo, tal vez no, tal vez no he hecho nada y ustedes creen que si.

Si, cuando muera, cuando muera otra vez...

El enorme lenauro se había mantenido silencioso, intentando no intervenir, pero las palabras, y acciones, del ex-prisionero eran cada vez más sospechosas

Finalmente se cansó - Alassa tiene razón - afirmó - Creo que deberemos demorar la partida hasta asegurarnos que quienes vamos tenemos el mismo objetivo - Un par de aleteos le permitieron acercarse al extraño mago mientras desenfundaba su cimitarra y la tomaba con ambas manos.

- Creo que les debes unas disculpas a los dioses... y a sus servidores - comentó muy serio - Nadie se burla de la Dama del Bosque en mi presencia. Y no se te ocurra intentar alejarte... o realizar uno de esos trucos ridículos con los que los magos intentan evitar los golpes - añadió seriamente - Se me está acabando la paciencia -

Si ni los mismos dioses me juzgan...
Quienes son ustedes para juzgarme?
Además yo he ido a sepultar para siempre a Moander, usar la sangre de Lazander era lo necesario para terminar con la existencia del dios de la podredumbre para siempre.
Si, para que nunca más vuelva, ha vuelto otras veces saben?
Mis conocimientos me permitieron saber que el ritual era posible, así que era una buena posibilidad para remediar males pasados, así que en sí, en busca del bien fui egoísta porque busqué mi redención, no frente a los dioses, sino frente a mí mismo.

Luego Zizel mira fijamente al Lenauro, y acerca su cara a una de sus pesadas cimitarras.

Si quieres golpearme por burlarme de los dioses golpéame porque lo volveré a hacer, ellos se han olvidado de mí hace tiempo, y yo por supuesto me he olvidado de todos ellos.
Rindo culto a mí mismo y a los que me rodean, ya creo que suficiente y aquí estará lo que yo pueda hacer o quienes me podrán ayudar.

Los ojos de la niña miraban de un lado a otro un tanto temerosa de lo que iba a pasar. Era difícil para el entendimiento de una cría distinguir entre todas aquellas palabras que en el fondo buscaban el bien para ella. Agachó la cabeza porque sentía que Marco estaba desilusionado, pese a que dijo que no la iba a dejar. Aquello era como aquel día de feria cuando su amiga Carlota se quedó con ella porque estaba enfermita. Sabía que quería ver a los trapecistas y titiriteros tanto como Joanna, de hecho habían hablado de lo bien que se lo iban a pasar. Carlota era tan buena que se quedó con Joanna sin rechistar. Sí, Joanna la recordaba como su mejor amiga para siempre y fue dolororsa para ella ver como las fiebres se la llevaban al Cielo con los ángeles.

Suspiró apenada, aunque pronto se le pasaría en cuanto se marchara con Marco. Pero entonces otra vez todos se metían con el hombre raro y larguirucho. Bueno, la verdad es que no entendía porque Marcos se enfadó con él por hacerle carantoñas, y aunque a ella sólo le parecía mucho más raro de lo que era entendió que si su protector opinaba eso ella haría lo mismo. Lo que no esperaba, y le asustó bastante, era que aquel maravilloso ser medio caballo-león con alas sacara sus armas. Cerró sus ojos con fuerza, con tanta que creyó por un momento que todos se habían ido y sólo quedaba un hilo de conexión gracias al cálido tacto de la mano de Marco.

El lugar donde estaba era el más hermoooooooso que jamás había visto. Una extensa pradera llena de unicornios, alados seres y hadas posadas en bonitas flores la rodeaban.

- ¿Quieres jugar con nosotras? -dijo una de ellas.

Era todo taaaan bonito. Sin duda su imaginación era enorme.

Joanna ladeó la cabeza ligeramente y sus pequeños labios sonrieron con calidez. Sus ojos trasmitían una halo de sinceridad al igual que un ligero brillo plateado que todos percibieron. Marco sintió la inconfundible sensación al lanzar un conjuro, una sensación que ahora se multiplicaba por mil.

- Zizel -llamó su atención con una voz aterciopelada que no era la suya- Cuando Kridu te tenían en su poder tus pensamientos llegaron a mí. Unos pensamientos que suplicaban tu liberación. Te escuché y te enseñé el camino para purgar tus pecados que tu alma cargo consigo. ¿Te acuerdas de Agüilda? -le preguntó manteniendo su rostro comprensivo- ¿Te acuerdas de tu búsqueda noche tras noche? Lo sé, sé que te acuerdas que nos llamaste pidiendo perdón. Lo que más lamento es que pienses que no te escuchamos y por eso sientas que te hemos abandonado. Si así lo fuera... ¿tendrías los poderes que ahora posees?

La niña pasó su manita por el cabello para apartarse un mechón que de inmediato se enredó junto a otros para formar una pequeña trenza a un lado. La miró por un momento y su rostró reflejaba que no le gustaba mucho como le quedaba. Sin más la trenza se deshizo sola y un soplo de viento dejó su pelo como antes lo tenía.

- Me rezaste Zizel, de eso debes acordarte porque aparecí junto a ti. Busqué en tu mente y me presenté con largo y negro cabello. No me habías escuchado llegar... raro de tí para tus increíbles sentidos -rió suavemente y ésta vez sí paracía la risa de una niña- Te extrañó que aquello sucediera y aún así me pediste algo. Has de recordar mis palabras porque ellas han creado una deuda hacia mí. Zizel, tu camino es mi camino. No lo olvides.

-¡BASTA!- clamó de pronto una voz tan solo algunos tonos menores que la de un gran rojo -¡BASTA DE UNA VEZ POR TODAS!- rugió el dragón interior de la antigua elfa, mientras una ensortijada columna de llamas multicolores brotaba de sus fauces y se disolvía en el cielo en un breve humeo crepitante.

Como subrayando su ira, la media docena de hojas que orlaba su cinto de armas había salido al unísono, como si el hecho de desenfundarlas no hubiese sido más complejo que parpadear. El monstruo dio un retumbante paso adelante, que hizo vibrar todo el suelo en derredor, mientras su gesto de amenaza hacía que la expresión de los presentes se tensara:

-¡DIOSES, NO DIOSES, CULPABLES Y SIN CULPA! ¡MALDITOS TODOS CIEN VECES, SI PUEDEN TENEROS AQUÏ; PERDIENDO EL TIEMPO EN PALABRAS VANAS, MIENTRAS NUESTRO DETRACTOR LO APROVECHA PARA PREPARAR SU PRÖXIMA JUGADA... PARA MANDAR TODO LO AMABLE AL INFIERNO DE UN MANOTAZO.- dijo el engendro fuera de sí, mientras las espadas se movían amenazadoras, gesticulando con una hipnótica coordinación, casi merecedora de vértigo, con evidente furia contenida -¿ES QUE NO VEIS QUE, SI SEGUÍS ASÍ YA HA GANADO? ¡REACCIONAD! ¡HAY QUE MOVERSE!- dijo enfundando coordinadamente todas las armas de nuevo.

Al tiempo, apartaba con su mera presencia a dos de los reunidos, para avanzar hacia el anciano mago elfo, con decisión:

-Envíame a donde sea preciso, a esa ciudad o a la tumba más profunda. Tanto me da. Comenzaré a desmoronar el reinado de ese terror artero ahora mismo, piedra a piedra, así me vaya la vida en ello. Ya he oído demasiados orgullos intercambiarse sopapos durante los últimos minutos. Mi amor ha muerto, su vida merece venganza... merece que se haga algo para que no haya sido en vano. Aunque sea solo... envíame allí. Moriré luchando.- declaró la monstruosa mujer, mirando con un leve atisbo de esperanza, profundamente enterrada en determinación, al arcanista.

Alasa ignoró la explosión de furia de Drysiel porque lo que había oído antes la había dejado estupefacta. Las palabras de Joanna habían sido estremecedoras, tanto por lo inesperado como por lo profundo de éstas: La voz de Joanna, ligeramente modificada, no hablaba en singular sino en plural. Si el que un dios optase por comunicarse a través de una niña era algo sorprendente, el que varios de ellos la hubiesen tomado como avatar lo era todavía más.

Alasa decidió ignorar completamente todo lo que la rodeaba, y puso rodilla a tierra ante Joanna, a la que comenzó a arreglar el pelo buscando su mejor aspecto. Aunque en realidad como mejor le quedaba era como lo llevaba ahora.

- No, no te pongas trenzas cielo, así estás mejor -le dijo con dulzura

El lenauro tragó saliva ante las duras palabras de la ex-elfa y aún más ante las que salían de la boca de la niña. Con todo, no soltó su cimitarra y se mantuvo, aleteando, sobre el extraño mago que decía ya haber muerto.

- Pues... no me gustaría tener que combatir a Acerak con un traidor en nuestras filas... si efectivamente lo es - completó pensativo, esperando que Zizel, de alguna manera, aclarase las palabras de la niña. De cualquier manera era Yal... o alguien a través de el quien se ocuparía del viaje, por lo que el lenauro no dependía apurar la situación. Solo podría intentar asegurarse que no los estuviera acompañando un siervo del mal encarnado en el nigromante - Que está pasando aquí? - preguntó confundido

Cuando sintió la desbordante energia magica Marco ya preveo el cambio en Joanna y aun así este lo sorprendió tanto como a los demás, su voz, sus palabras, y también sintió una pizca de tristeza, era demasiado joven y si esto se repetía mucho posiblemente perdiera su inocencia.
No soltó la mano de la niña y cuando aquella bestia que era Drysiel, estallo de nuevo desenfundando sus armas, se movió para ocupar el espacio entre la pequeña y la criatura dispuesto ya a conjurar si se acercaba mas de lo debido, cuando esta pareció recobrar un poco de cordura, y guardar las armas se relajo solo parcialmente y se movió a la par de ella de manera que mientras avanzaba el siempre cubría a la niña, aun sin saber si esta había vuelto en si.
Miro al Lenauro por el rabillo del ojo.
Deberías temer también a los locos...