Partida Rol por web

Escape de la Isla de la Muerte

Escena V: Dos hermanos (Armando Bastardo)

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10/05/2017, 11:04
NAVEGANTE

Amando corrió por la primera salida del comedor con la que se topó. Su hermano le siguió a la zaga por el corredor que habían tomado.

Armando se dio cuenta demasiado tarde de que había cometido un error. Debido a la falta de dinero ciertas zonas del monasterio se encontraban en estado ruinoso, y aquél corredor daba a una zona peligrosa, por lo que se había tapiado por seguridad.

Armando y Fernando doblaron un recoso y se toparon con un muro de ladrillo.

-Mierda. Es verdad. No hay salida.- Recordaron ambos al unísono.

Notas de juego

No es mala tirada aun con un uno. Pero sigue siendo una pifia. Se siente. A veces hay mala suerte. 

Para abreviar hasta que vuelva de mi viaje, suelto el tocho, y así te piensas bien como Armando afrontará la situación.

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10/05/2017, 11:11
Bernardo

Su despiste les costaría caro. Los monjes ya estaban detrás de ellos, ocupando todo el corredor y el abad Bernardo les encabezaba. No había forma de escapar.

-Bien, bien, bien, bien. Creo que dos personitas de aquí van a recibir un merecido castigo.-

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10/05/2017, 11:12
NAVEGANTE

La paliza fue brutal. Ambos hermanos fueron atados a un potro y el abad azotó sus espaldas hasta que le dolió la mano de tanto golpear. El maldito no se contuvo a pesar de ser unos niños.

Cada golpe estaba cargado de ira e iba con todas sus fuerzas. Sus gritos se oyeron por todo el monasterio. Los niños del horfanato recordarían muy bien aquella noche, en la que no pudieron dormir a cuenta de la paliza que los dos hermanos recibieron.

El castigo duró una eternidad, y finalmente salieron amoratados y fueron llevados a una celda de castigo. Sus espaldas estaban llenas de heridas de golpes y moratones.

Permanecieron allí a base de pan y agua dos días y dos noches por orden del abad. El hermano Tomás entró un rato cada día para sanar y aliviar las heridas en la espalda de los dos hermanos.

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10/05/2017, 11:46
Hermano Tomás

La noche del segundo día el hermano de Armano, Fernando, empezó a tiritar y tener fiebre a causa de la paliza.

Armando llamó al hermano Tomás. Cuando este entró se percató que Fernando estaba en muy mal estado: -Hablaré con el Abad. Tu hermano necesita una cama y un médico.- El gesto de Tomás se puso muy serio: -Está muy mal, Armando.-

Para sorpresa de Armando Tomás consiguió convencer al abad de algún modo. Se dictaminó que el castigo de ambos hermanos había concluido. Les sacaron de la celda de castigo y Llevaron a Fernando a la habitación de Tomás. Le pusieron sobre la cama del monje.

Luego, Tomás le dijo a Armando: -Voy al pueblo a pedir ayuda para tu hermano. Volveré lo más rápido que pueda.-

Fernando pasó la noche delirando y Armando junto a él. A la mañana siguiente, al poco de salir el sol, Tomás apareció con alguien en la habitación. El desconocido era un individuo con lentes y bien vestido. Camisa con chorreras, zapatos con hebilla y un maletín.

-Deja sitio al doctor, Armando.-

Armando quedó perplejo. Era la primera vez que veía un médico. Uno de verdad, al menos. El muchacho se apartó mientras el médico se acercaba a la cama a examinar a Fernando. Mientras lo hacía, hablaba con Tomás.

-Podrías ayudar a este chico tu mismo si hubieras seguido el camino de la medicina en vez de el de la fe.-

-Lo se.- Le contesto Tomás. -Pero entonces no habría estado aquí para pedir a un antiguo compañero de estudios un favor, ¿no crees?-

El médico sacó una especie de tabla de madera perqueña y redondeada del maletín, abrió la boca de Fernando y usó la paletilla para apartar la lengua del chico mientras miraba con atención el interior de la boca del chico. -Pero tenías estudios. Pudiste haber ejercido el sacerdocio. Vivir bien, y no en cambio la vida... pobre, de un monje.-

-El Primer Profeta no tenía nada. No lo olvides.-

El médico negó con la cabeza y siguió examinando a Fernando. 

Finalmente, se levantó y dijo. -Puede ponerse bien. Pero necesitará reposo y muchas medicinas. Aunque no os cobre mis servicios, saldrá caro.-

-¿Cuanto? ¿Es mucho dinero?-

-Unos 30 Maravedíes.-

Aquello era el sueldo de un campesino durante año y medio de trabajo. En bruto. Para un hombre adinerado o con tierras significaba una miseria. Para alguien que no tenía nada, una fortuna.

-El monasterio no tiene tanto dinero ¿No podrías regalárnoslas? Por los viejos tiempos.-

-No, Tómas. Suficiente que no te cobro por mis servicios. Si tuviera que pagar de mi bolsillos los medicamentos de todos los necesitados que acuden a mi, tendría deudas. Además...- Dijo -...lo prohibe la ley. He de cobrar por esas substancias. -

Tómas se quedo perplejo: -¿Y si simplemente cuidamos de él, sin medicinas?-

El médico no dijo nada. Sólo negó con la cabeza. -No voy a entretenerme en detalles tecnicos. Sufrirá dias, cada vez irá a peor, y al final... He visto ya antes lesiones asi, con estos mismos síntomas. Necesita las medicinas para sobrevivir.- 

-¡No tenemos dinero!- Respondió Tomás, desesperado.

-Entonces, no puedo hacer más. No está en peligro inminente, así que si conseguís el dinero en los próximos dias, avisadme. Pero no esperéis demasiado o ya será irremediable.-

El médico miró a Armando. Por el parecido entre el enfermo y él, al médico le resultó evidente que eran hermanos. Miró a Armando desde su posición superior:

-Lo siento.- Dicho esto, hizo un gesto de despedida al hermano Tomás y se fue.

Tomás y Armando quedaron a solas junto a un Fernando moribundo. -No te preocupes, ten fe. Hablaré con el abad Bernardo para que me de el dinero de las arcas del monasterio, si es que queda algo.-

Pero Armando sabía muy bien cual iba a ser la respuesta del Abad.

Si no hacía algo, y pronto, su hermano estaba condenado.

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11/05/2017, 03:00
Armando Bastardo

Al doblar por el pasillo oscuro y ver que la salida estaba trancada Fernando y yo con una voz de darnos cuenta de nuestro tonto error -Mierda. Es verdad. No hay salida.-

El Hermano Bernardo y todos los monjes nos habían alcanzado, al voltearnos el rostro de Bernardo se ve complacido de tenernos allí frente a el. cuando menciona la palabra castigo un nudo se me arma en mi pecho, volteo a ver a mi hermano y antes de que pueda decir algo veo su rostro firme ante las palabras de Bernardo, por un momento su rostro parecía de mármol pulido, como las estatuas de los ricos, su pálida piel y su debilidad desapareció por un instante.

Tomo mi mano firmemente y comenzó a caminar hacia Bernardo -Sin importar que pase, estaremos juntos. trague mis lagrimas mientras los monjes nos tomaban firmemente con sus manos, no pude ver al hermano Tomas por ninguna parte. Nos llevaron al cuarto de penitencias, donde los monjes y hermanos se auto flagelan cuando han pecado o cuando uno de los huérfanos hacia algo que no debía.

Al hermano Bernardo le encantaba llevar a los niños allí, al entrar vemos como dos hermanos sacan un potro, otros dos desatan mi camisa y la de mi hermano, nos la quitan y nos acercan al potro, amarran nuestras manos y nos obligan a arrodillarnos, no vemos que pasa detrás de nosotros, pero mi hermano me ve y se que me dice, no con sus labios, no con su rostro, con sus ojos. Se fuerte, todo pasara, sin importar que pase, estaremos juntos. Los ojos con los que me cuido cuando no teníamos a mas nadie.. Eso fue lo ultimo que recordé de esa noche, desperté al día siguiente con un dolor que recorría cada parte de mi cuerpo, no habia un solo lugar que no doliera, solo tenia memoria de una pesadilla espantosa en la cual a mi hermano y a mi nos destrozaba un lobo con traje de cordero.

Al levantar la mirada veo a mi hermano, se ve igual a como me siento. Mis ojos se llenan de lagrimas al ver a mi hermano en ese estado, Fernando, Fernando! Disculpa! No era mi intención! me arrastro con todas mis fuerzas hasta el y pone su mano sobre mi rostro, y dice -Estas bien Armando? o acaso no puedes con las palmadas de Bernardo. Una Sonrisa se esboza en su rostro y nos comenzamos a reír aunque nuestras costillas nos hizo arrepentirnos de eso inmediatamente.

El hermano Tomás vino esa mañana y nos llevo pan y agua curo nuestras heridas y me hizo darme cuenta de mis errores, se lo agradecí como a ninguna persona antes. Esa noche me costo dormir, a la mañana siguiente me levante y el no despertaba, llame a Tomás y me dice que esta enfermo y necesita un medico, dice que hablara con el Hermano Bernardo, lo veo y le pregunto Realmente ayudara?.

Me mira y con seguridad en sus ojos me responde El Hermano Bernardo no es tan malo como crees, encontrare a un medico. Cuida a tu hermano en lo que vuelvo. Esa noche fue la mas larga de mi vida, mi hermano sudaba frió y tenia pesadillas, le di de mi agua y trate de mantenerlo lo mejor posible, la mañana llego al fin y el Hermano Tómas paso por esa puerta, con un hombre extraño, un Medico.

El hermano Tomás hace que me espabile -Deja sitio al doctor, Armando.- me coloco a un lago y dejo que atiendan a mi hermano.

Ese hombre conoció al hermano Tomas, el quiso ser medico y pudo ser rico, aun así decidió estar aquí con nosotros.

El Medico habla con Tomás y le dice que necesita 30 Maravedíes para curarlo, eso es mucho dinero. El medico termina de discutir y me veo, su mirada refleja pesar y dolor y me dice -Lo siento. y así como vino se fue.

El hermano tomás trata de consolarme o sera que realmente el cree que conseguirá el dinero de Bernardo, no creo que el de dinero por un huérfano. -Gracias hermano Tomás, gracias por todo.

Espero que el hermano Tomás nos deje y le digo a Fernando -Hermano, tranquilo ya volveré, aquí tienes agua por si te da sed, te traeré la medicina y todo saldrá bien.

Salgo de la habitación y el convento y me dirijo a la calle, tengo que ayudar a mi hermano, por mi paso esto, yo debo resolverlo. Corro al mercado de la ciudad y me pregunto. -Como debo robar? a quien? si me atrapan, me mataran o enjuiciaran! comienzo a observar el mercado y en lo que pienso que debo hacer o a quien podría robar.

- Tiradas (1)

Motivo: Observar

Dificultad: 0

Habilidad: 6+6

Tirada: 9 9 10

Total: 9 +6 +6 = 21 Éxito

Notas de juego

Observar: reflejos6 y percepción6?

Espero que te agrade, mi personaje trata de

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03/06/2017, 10:03
NAVEGANTE

1492: Conquest of Paradise

 

El orfanato se encontraba en lo alto de una suave colina cercana a una pequeña aldea castellana. En cinco minutos Armando estaba recorriendo sus calles.

La aldea era un lugar pequeño, formado por unos pocos edificios, mas similares a caseríos o granjas que las edificaciones de ciudad, todo ello rodeado por un paraje rural de arbustos, campas y árboles. Lejos de cualquier centro urbano de mayor tamaño. Muchas de las granjas de la aldea tenían cercado y animales. 

La zona era muy campestre y por ello Armando no encontró allí más que algunos campesinos y pastores recorriendo las calles. Gente humilde que carecía sin duda de la cantidad que Armando necesitaba. Tenían bienes materiales pero no monetarios.

Uno de los edificios, en cambio, era mayor que el resto. Imponente aunque también de estilo rural. Tendría dos plantas y un patio exterior con pozo, así como caballerizas. Había sirvientes entrando y saliendo de él. Armando sabía que allí vivía un Don*, un señor. Era un hombre mas rico y poderoso que el alcalde, con tierras. Sin duda, el Don tenía dinero. También influencia y poder en la zona. Todo el mundo hablaba al Don con respeto.

Un camino se alejaba de la aldea en dirección a un pueblo más grande situado a medio día de distancia. Recorrería paisajes formados por campo y otras aldeas como aquella en la que estaba antes de llegar allí a mediodía. Y necesitaría otro medio día para volver, llegando de regreso al caer la noche.

Ese era el pueblo al que había acudido el hermano Tomás en busca del médico. 

Armando estaba plantearse si desaparecer durante todo el día parea ir y volver a ese pueblo mas grande, cuando algo llamó poderosamente la atención.

Vio una carroza recorrer las calles de aquella humilde aldea. La carroza llamaba bastante la atención. Lo usual en aquellos lares eran carros de paja tirados por mulos y no aquella regia carroza roja tirada por cuatro caballos blancos. El carromato llevaba unos estandartes en cada una de las esquinas, con una cruz roja sobre fondo blanco (el símbolo de la Iglesia del Profeta) en cada uno de ellos.

También estaba conducida y escoltada por varios hombres y mujeres armados y a caballo. Aquellos individuos vestían tabardos blancos con la cruz de Theus en el pecho. Portaban pesadas alabardas y cubrían sus rostros con yelmos cerrados.

Sobre el porche de la carroza, además de un hombre de armas conduciéndola, Armando divisó un gran arcón cerrado con candado de cuyo interior sonaba el siempre reconocible sonido de las monedas. Muchas monedas.

Sea quien fuera en la carroza debía ser alguien importante.

 

Notas de juego

*Don es como se denomina en Septimo Mar a los nobles Castellanos. Es un título nobiliario.

PD: Una tirada de la habilidad Percepción se realizaría con el atributo Intelecto, no con Reflejos.

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03/06/2017, 10:42
Capitana Andrea

Al ver al muchacho, uno de los soldados de la comitiva se separó para dirigir su montura hasta las cercanías de Armando. Este agachó la cabeza desde lo alto de su caballo para que Armando pudiera escucharlo. A Armando le sorprendió notar que la voz detrás del casco era la de una mujer:

-Que Théus te tenga en su gloria, muchacho. Dime ¿sabes por un causal cómo llegar al orfanato cercano a esta aldea?-