Hacia ya un par de meses que habías llegado a las lejanas tierras de Nordmaar, en las grandes llanuras de Horselands. Habías sido destinado a la lejana ciudad de Wulfgar reinada por el joven Nacon II, Khan de los desiertos, que gobernaba un pueblo libre, en su mayoría nómada y que se enorgullecen de criar los mejores caballos de todo Ansalon1.
Después de la reciente guerra de los espíritus, los caballeros de Necara habían abandonado la ciudad de Wulfgar, una oportunidad aprovechada por los solamnicos para instalar un circulo de caballero y reanudar las relaciones con los pueblos de las Horselands y su Khan.
La vida en Wulfgar era monótona, la población no era hostil a los solamnicos y las únicas acciones de combate transcurrian durante las incursiones en las grandes llanuras, donde, a veces se encontraban grupos de no muertos. Así que, la vida en Wulfgar transcurría entre patrullas y guardias monotonas. La vida que todo joven en busca de emociones aborrecía.
1-Ansalon es el mayor continente del mundo de Krynn, el mundo de Dragonlance.
Una mañana, durante una de las interminables guardias. Sir Terrance , comandante del circulo Solamnico en Wunlfgar, te llamo a su presencia.
Si el honor y la tradición se forjaran en una espada de filo recto, el hombre ante ti empuñaría esa espada. Sir Terrance Ironclad no tiene asiento en su despacho, ni taburete ni sillas. En su lugar, se pasea, completamente armado con su coraza, con el símbolo de la corona.
Buenos días mi joven Eliron, ¿Como esta transcurriendo la guardia? ¿Te aburres? Cuando Sir Terrabce habla, parece que ha pasado la mayor parte de su vida en esta ciudad amurallada de nómadas. Entre las manos tenia una carta arrugada.
Desde hacía unos meses estaba en Wulfgar junto con otros caballeros solamnicos. No era una tarea importante, solo era algo para mejorar las relaciones con el Khan mediante la diplomacia y promesas de seguridad para su gente, proporcionada por nosotros en forma de guardias y caballeros a su disposición dispuestos a ayudarlos. Pero para alguien tan joven como yo, el ir de arriba hacia abajo con mi armadura debajo de aquel intenso sol era algo no solo aburrido, si no molesto. ¿Como se suponía que haría actor valerosos y heróicos como el resto de mis Hermanos si estaba aquí? Claro, era nada más un escudero cualquiera, ¡Pero igual, quería aventura! Ya he tenido muchos años de entrenamiento militar como para seguir en esta etapa.
Pero el día de hoy prometía ser distinto, ya que Sir Terrance Ironclad había solicitado mi presencia. Vestido con una simple armadura ligera y una espada para la tarea de guardia que tenía me presenté en su despacho. Sentía una cierta admiración en él, era algo natural con otros miembros de los Caballeros Solamnicos, pero con él era una admiración y respeto por los meses que pasé bajo sus ordenes. -Buenos días mi señor, la guardia sigue siendo de lo usual, una que otra pelea en el mercado pero nada grave...- Cuando tenía que responder a su otra pregunta se me notó algo nervioso por ello, pero luego de soltar un suspiro asentí con la cabeza. -Sí señor, lo hago, pero son las clases de trabajos que alguien tiene que hacerse cargo.-
Me gusta tu sinceridad, no tratas de encubrir tu desasosiego con falsas felicidades. Comenta Sir Terrance mientras continua paseando de un lado a otro de la sala. Por ello te he recomendado para una nueva misión.
Como sabes, hace años que murió la gran dragona roja Malystryx a manos de Mina. Desde entonces, la Desolación1 y su guarida han sido un incógnita para todo el mundo. Nadie, incluso los kender, saben que ha pasado en esos terrenos, y eso que las ruinas de Kendermore, la antigua patria de los kender, se encuentran a las sombras del pico Malys. Sabias que los kender eran las criaturas más curiosas de todo Ansalon, por ello era mucho más sorprendente que no hubiera noticias de la zona.
Vayamos al grana. Dijo apoyando una gran mano sobre un mapa que había en la mesa. El gran circulo han pedido que se envíe una pequeña expedición de reconocimiento. Sir Walther se encargara de organizarla, tu partirás con el como escudero. Sera un viaje largo y peligroso.
1-Se conoce como la Desolación a una gran franja de terreno modificada mágicamente por Malystryx para convertirlo en su hogar. La zona es un desierto ardiente con un gran volcán en el centro, el pico Malys, que fue la antigua guarida de la dragona roja.
Por ese cumplido de Sir Terrance me limité a sonreír levemente y asentir con la cabeza, para luego mostrarme sorprendido por su otro comentario, al que reaccioné abriendo los ojos más de lo común y acercarme con curiosidad hacia la mesa. Mis ojos se posaron sobre el mapa, escuchando atentamente a sus palabras, y al terminar alcé la vista para poder verlo. -¿Ni siquiera los kender saben que pasa en Desolación? ¿Y usted me recomendó para acompañar a Sir Walther?...- Me mostraba incrédulo, pero rápidamente mi semblante se enserió y lo vi a los ojos con gran decisión, para luego asentir de nuevo. -Lo haré señor, acompañaré Sir Walther en la expedición como su escudero. Muchas gracias por confiar en mi para darme esta tarea.-
Si. Ni siquiera los kender saben los que pasa en Kendermore y en el interior del pico Malys. Entonces, por primera vez en toda tu vida, vistes sonreír levemente a Sir Terrance. Todos los caballeros odiaban a los kender, pero el odio de Sir Terrance era mucho más profundo, no soportaba su falta de orden y disciplina. Creo que eres un buen candidato, el mejor que podría mandar. Tu me representaras en la misión. Mi honor esta en tus manos joven escudero. ¡Que la mano de Kiri Jolith1 te guie!
1-Dios de la guerra, el honor y el bien. Muy apreciado por los Caballeros de Solamnia. Mas información sobre Kiri Jolith.
Sin más dilación Sir Terrance te despidió y te pusiere en marcha, junto a un pequeño destacamento de hombres de armas asignados a la misión. Sir Walther te esperaba en el puerto de Jach a unas 100 millas al noreste Wulfgar. Sir Walther era un caballero entrado en años pero con una gran experiencia, era un hombre de mar y un gran marinero, descendiente de una familia de comerciantes. Durante años había estado al mando de los barcos de Solmania en diversas expediciones y era conocido por su falta de labia. Solo abría la boca para decir lo imprescindible, y esto, después de mucho meditar sus palabras.
La misión de Sir Walthe era circunnavegar la península de Kern, dominada por los Ogros, pasando por el Cabo del Confin y continuar por el Margen Afilado hasta llegar al mar Sangriento donde desembarcar y continuar hacia el interior de la desolación. Era una empresa titánica que implicaba estar mucho días en alta mar, ya que, todos pueblos costeros eran enemigas de los Solamnicos.
El viaje, aunque tremendamente largo y tedioso, transcurría sin inconvenientes. El viaje te estaba recordaba mucho a tus guardias es Wulfgar, largos días de sol a sol sin nada que hacer. La golondrina, que era como se llamaba el bergantín, surcaba las aguas a gran velocidad guiada por la experta mano de Sir Walthe. Al cabo de varias semanas Sir Walthe anuncio la llegada a la Bahía sangrienta, ahora solo unas cuantas millas te separaban de los interrogantes de la Desolación, también era la parte más peligrosa del viaje.
¡Velas negras! Grito esa misma tarde el grumete que se encontraba en lo alto del palo mayor. Mecánicamente, todo el mundo se apresto para el combate.
Luego de despedirme de Sir Terrance finalmente me puse en marcha con aquel pequeño destacamento. La emoción me corría por las venas, la sangre me bullía de expectación y eran muchas las ganas de buscar aventura, de ver lo que me esperaba allá en Desolación junto a Sir Walther. A pesar de que sabía que mi vida corría peligro, esta era la llamada que necesitaba, la aventura que esperaba para mostrar mi valía junto con mis compañeros en armas y con suerte lograr subir en el escalón de esta jerarquía, para demostrarme a mi mismo y a los demás que pertenecía formar parte de los Caballeros de Solamnia.
Una vez llegamos y luego de una presentación finalmente alzaron las velas y nos pusimos camino hacia el mar. Lo que no me esperaba es que tardaríamos tanto. Fueron días y días aburridos, llevando tareas como el resto de los que estaban en ese barco, repasando planes, las rutas que tomaríamos y demás, y finalmente llegábamos al último tramo del viaje. De momento estaba en estribor, mirando el basto mar cuando de la nada un grumete gritó "Velas negras".
Sin saber nada de lo que eso, u otros "códigos" marítimos, al ver a todos tan agitados y preparándose fui rápidamente a donde se encontraría Sir Walther. -¡Señor! ¿Que sucede, que significa eso de velas negras? ¿Acaso estamos siendo atacados?-
Sir Walthe te miro con cara de incredulidad. ¿Cómo que no lo sabes? ¡Caballeros Negros! Los caballeros negros, anteriormente conocidos como los Caballeros de Takhisis1, buscaban sus propósitos sin tener en cuenta el daño que causaran a otro. Aunque muchos de los caballeros negros son "honorables", ya que siguen un código de conducta y respetaban las leyes, este código de honor está muy alegajado de lo que sería un código de media2. De hecho, los caballeros negros eran acérrimos enemigos de los caballeros de Solmnia. ¡Malditos marineros de agua dulce! Entonces recordó que era uno de los muchos caballeros que casi nunca pisaban un barco, muchos de los caballeros de la orden ni siquiera llegaban a ver el mar.
El barco de velas negras viro rápidamente para colocarse al pairo de vuestro bergantín y comenzar la persecución. Cuando el rápido barco de velas negras estaba muy cerca, una inmensa bola de fuego impacto contra la popa de vuestro barco. Las astillas salieron volando por todos lados y el fuego se extendió rápidamente por las velas.
1- Takhisis, La Reina de la Oscuridad, era la mayor deidad maligna del panteón de Dragonlance, pero durante la guerra de los espíritus fue asesinada.
2-Codigo de conducta seguido por los caballeros de Solamnia.
Al momento en que Sir Walther dijo el significado de esas "velas negras" abrí en grande los ojos, sintiendo mi corazón empezando a latir más rápido, con la adrenalina empezando a invadir mi cuerpo a un ritmo lento mientras me daba cuenta del peligro del que estaba. -¡Maldición!- Rápidamente fui hasta mi camarote y sin pensarlo tomé mi equipo, colocándomelo ante la idea de combate inminente mientras escuchaba los gritos desde afuera.
Una vez salgo del camarote puedo presenciar como sale disparado de la nada la bola de fuego. Me agacho e interpongo mis brazos ante mi cara para evitar las astillas, pero luego de ese primer impacto bajo para ir hasta un barril de agua, tomé un cubo y luego corrí hasta la popa para arrojar el agua al fuego, esperando que así se detuviera, al menos por el lado donde arrojé el agua para que no se propagara más el fuego.
El caos inundo la nave rápidamente. Los marineros corrían de un lado a otro acarreando cubos de agua, los heridos gritaban y alguno de los caballeros empezaban a preparar sus equipos de combate apresuradamente. Entonces otra bola de fuego impacto sobre el castillo de cubierta reduciendo a cenizas todo lo que se encontraba allí, incluido Sir Walther que dirigía la respuesta al ataque. El destino había querido que en ese momento te encontrarás llevando cubos de agua para apagar el incendio de las velas, y no cerca de Sir Walther.
Todo trascurrió en un abrir y cerrar de ojos. Cuando quisisteis prepararos para el abordaje, los caballeros negros ya estaban subiendo al barco a través de los cabos de abordaje. Si la voz experta de Sir Walther dirigiendo la defensa y con las fuerzas mermadas tras los ataques mágicos, el barco fue tomado rápidamente. Todos tus camaradas, tanto caballeros, como escuderos o marineros perecieron a manos de los caballeros negros y sus esbirros.
Tras la batalla te encontrabas agonizando en cubierta, rodeado de los cadáveres de tus camaradas. Un hombre mayor de barba blanca, con túnica gris y una coraza sobre ella pasea mirando los cadáveres. Este aún esta vivo. Grita y rápidamente un caballero aparece. Ataralo y llevarlo a Darckhaven. Despues, hundir el barco. El caballero comienza a atarte las manos con una cuerda, mientras murmura. Como ordene Sir Dagdel.
Con el cuerpo magullado de golpes y cortes, con apenas algo de aliento me remuevo entre la cubierta, con la vista algo nublada y gruñendo de dolor mientras de forma inútil trato de arrastrarme por el suelo, mirando confundido todo lo que alcanzaba a ver, solo para ver a aquel viejo de la barba. Apenas uno de los caballeros empieza a atarme las manos y escucho el nombre de su lider, volteo mi torso y la cabeza para encarar al caballero, rápidamente escupiéndole en la cara una mezcla de sangre y saliva. -Bastardo...-
El hombre te propina un puntapié que te deja inconsciente. Tras esto, despiertas en una mazmorra. Demasiado débil para levantarte, no sabes cuantos días llevas tendido en un lecho de paja mohosa, no hay ninguna ventana que te indique el paso del tiempo y las comidas son demasiado irregulares para llevar la cuenta.
Fin de capítulo.