Partida Rol por web

Por suerte los Mirumoto no somos completos desconocidos en el arte de los Kami.

Muchos líderes de comprendieron tras nuestros enfrentamientos bilaterales que la guerra no era contra nosotros... otros... tardaron más en comprenderlo.

Hemos sufrido 38 bajas y unos 70 heridos que no podrán combatir en un buen tiempo. Tuvimos suerte de que sus ejércitos ya estuviesen agotados cuando nosotros llegamos, llevaban semanas batallando.

Por suerte todo ha terminado...

Mirumoto Tabezu enseñó a la Magistrada y su acompañante un pergamino con el sello Imperial.

- Las Legiones Imperiales ya han llegado, Akodo Kenjiro está ya en el poblado dispuesto a que sus tropas nos sustituyan.

Tsukaru cerró los ojos y suspiró... como quien tiene que explicar las cosas dos veces a un niño distraído...

- Ya hemos hablado de esto Tabezu-san... no me importa lo que Akodo Kenjiro-sama disponga o haga con sus legionarios. Permaneceremos tal y como dijo nuestro Daimyo... "Hasta que caiga el primer copo de nieve del invierno".

Tsukaru se giró de nuevo a los investigadores.

- Si desean hablar con los responsables militares de ambos ejércitos podrán encontrarlos en sus respectivos castillos. Solo eran soldados cumpliendo su deber, ninguno esconderá sus identidades por hacer lo correcto.

No nos hemos dedicado a inspeccionar todos los poblados ni a investigar los asesinatos de Shiro Iuchi. Para conocer de primera mano los sucesos deberán investigar las localizaciones pertinentes.

Ver a Tabezu trasladaba a Megumi a otros tiempos, tiempos dolorosos. 

Desgraciadamente solo disponemos de dos días Mirumoto-san. Agradeceríamos cualquier ayuda que fuera de utilidad. ¿creéis que el uso de las minas ha sido el origen del conflicto?

Megumi buscaba la mirada complice del general dragon. 

Deberemos partir inmediatamente, parte de mis investigadores se encuentra en shiro no soshi, pero estoy muy complacida de saber que os veré a mi vuelta en dos días Mirumoto-sama. Escribire a mi madre para decirle que he tenido el honor de compartir misión con vos. 

Sé que no estabais para investigar si no para sofocar las revueltas. ¿pero no hubo nada que llamara vuestra atención? 

- La fiereza de los combatientes era notable en ambos bandos. Sin duda hay un rencor en estos vecinos mucho más antiguo de lo que pueda suponer alguna rencilla fronteriza.

Pero ningún general es tan estúpido para forzar la ira del Campeón esmeralda si no hay un interés económico de por medio. Está claro que el control de las Minas de oro y jade han resultado un factor determinante en la chispa que ha incendiado esta guerra.

Es todo cuanto puedo suponer, pero una suposición no es un hecho, como diría vuestro padre.

El hombre sonríe con nostalgia al recordar a su viejo amigo.

- Los Soshi son escorpión, pensar que han hecho juego limpio es tan pueril como fingir que los Iuchi no conocen el arte de la guerra. No creo que hayan iniciado esta guerra sin más. Los Iuchi son mejores guerreros que ellos, estuvieron siglos combatiendo a los Gaijin en sus viajes por las arenas ardientes, y de hecho las bajas de los escorpión son catastróficas.

Así que los escorpiones se habían llevado la peor parte, habrían golpeado primero y rápido con la esperanza que fuera suficiente para dejar a los Iuchi fuera de juego antes de que empezará el verdadero conflicto. No les había funcionado.

Al apartar la tela verde y dorada de la tienda de campaña que servía como puesto de mando, de las tropas Dragón.

La luz naranja y rojiza del atardecer iluminaba esas tierras, todos esos cruces y aldeas donde se había derramado tanta sangre, así era la guerra.

- Deberíamos examinar cuanto antes el campo de batalla Magistrada, cuanto más tardemos peor - dijo girándose hacia su compañeras.

- No hay campo de batalla per se. Los poblados y los caminos han sido los principales focos de escaramuzas, pero las tropas han regresado a sus hogares una vez alzada la orden del Campeón Esmeralda. La lluvia ha borrado gran parte de las huellas, pero todavía pueden encontrarse los poblados desolados, y los restos de algunas batallas. 

Pero los muertos no hablan. Son los vivos los que deben responder por sus crímenes.

Megumi lanzó un largo suspiro, el cansancio hacia mella y se sentía frustrada por no encontrar las respuestas que buscaba, tan solo tenían dos días para investigar muchos puntos y la mitad de sus hombres había preferido irse a socializar a una corte que atender bajo su mando. 

Sus mejillas se encendieron de pura rabia y apretaba los dientes para no mostrar ninguna expresión facial. 

Debemos ir a Shiro no Soshi de inmediato. Pararemos en la aldea que se encuentra en el camino y una vez recojamos al unicornio y al león partiremos de nuevo. 

Megumi hizo una reverencia al general dragón. 

Llevo escuchando vuestro nombre en mi hogar desde que era una niña, ha sido un placer compartir una misión con el honorable Mirutmoto Tsukaru, espero volver antes de que caiga el primer copo de nieve, señor. 

Akodo Isshin hizo una reverencia al comandante Dragón y se alejó en dirección a la casa del té donde habían dejado sus monturas a buen recaudo. 

Le dió unas palmadas en el cuello, el descanso tendría que esperar, le dió otra palmada y se giró para indicar a su sirviente que lo preparará todo era hora de irse.

Se giró para observar el pueblo, al menos tenían la suerte de haber sido elegidos como base de operaciones de las legiones imperiales, lo que les ponía fuera de peligro o todo lo fuera que pudieran estar. 

Cuando reparó en la casa grande del jefe de la aldea.

-Mirumoto-sama tal vez el jefe de la aldea pueda tener información, dado que las tropas Dragón se asentaron en rápidamente en esta aldea, es poco probable que nadie haya podido interrogarle aún- 

Miro a la grulla que permanece callada, después escucho la sugerencia del león pero niego con la cabeza. 

El alcalde de esta aldea no parece demasiado afectado por las tragedias ocurridas en estas tierras, no creo que posea ninguna información de valor y además está demasiado ocupando agasajando al líder Akodo. Lo mejor será proseguir nuestro viaje.