Partida Rol por web

¿En mi? Dijo el señor Drumer mientras observaba como la heredera de Sirena se encaraba con él y todo sus aliados. Pero cuando escuchó todo la información sonrió aliviado. Está bien, no os preocupéis porque nosotros somos de los buenos, tal y como dices tenemos una base de datos también, y por el momento no nos la han pirateado. Conmigo aquí es difícil que hagan algo de eso, siempre y cuando no lo hagan de forma manual, pero si es con poderes, pueden estar listos si pretender sacarnos información.

Las esposas es un mero trámite, no os lo toméis a mal, yo solo puedo confiar en mis hombres, y aunque tal y como me habéis dicho, es probable que seáis de fiar, nadie me dice que ninguno de vosotros pueda estar controlado por ese tal Xin y que en cualquier momento os reveleis contra nosotros. Entendednos, es una medida de seguridad, y no hay nada de malo en esposaros. Aquí estaréis seguros, y esto es solo para garantizarnos la seguridad de todos. 

Mandaré a uno de mis empleados a buscar en la base de datos de quién puede tratarse. Mientras tanto, podéis ir a hablar con Fathom. Dijo mientras se dirigía hacia el interior de la prisión, siempre y cuando se dejasen esposar y no complicasen más las cosas.

Lemar no tenía muy claro si estaban saliendo victoriosos o perdedores. Si eso les acercaba al final de Xin, poco importaba que les esposaran ahora.

- Nos encantaría hablar con Fathom, sí. No sé lograremos que nos cuente algo sin la ayuda de Sílfide, pero habrá que intentarlo. Sigue siendo nuestra mejor oportunidad.

Los supervillanos suelen tener muchas afrentas entre sí y quizá hubiera alguna entre ellos dos, que pudieran aprovechar. No había más remedio que dejarse esposar y él lo quiso entender como una forma de avanzar. Aunque era peligroso, lo era. Pero no habían más opciones.

Lemar hizo una mueca de disgusto.

- Con suerte terminaremos esto pronto.

Comentó a los demás, pero verse esposado le hizo sentirse desprotegido y trató de estar alerta.
 

Tal vez fuese la única a la que no le importaría lanzarles las esposas a los pies de esa gente, pero por respeto y compañerismo tuvo que obedecer órdenes. ¿No había nada de malo en esposarnos?. Esa sería su opinión, su manera de decirnos que le besemos lo pies.

Torció el gesto, que era de mucho enfado, hacia el Señor Drumer y murmuró:

La primera vez y la última.

Y comenzó a caminar.

Francesca queria realmente creer las palabras de aquel hombre, aunque sin poder recurrir a sus poderes, solo tenia eso, la palabra de un completo desconocido. Pero dado que estaban en una situacion en la que no habia mucha mas eleccion, se limito a asentir.- El tiempo apremia, señor. Hay vidas en peligro

Las palabras del hombre tuvieron varios efectos en la joven. Saber que tenían una base de datos donde poder encontrar al hacker hizo que siguiese con la euforia, ver confirmada su última sospecha de que él era el causante de la desaparición de los poderes le proporcionó confianza en sus dotes deductivas, -De ahí tantas armas, si alguien lo dejase K.O. sería un problema de seguridad muy grave en la cárcel- pensó poniéndose en la piel de los moradores de la isla por primera vez, y la insistencia en ponerles esposas hizo que torciese el gesto en un mohin. Cuando empezaba a pensar que lo había convencido volvía a lo mismo, parecía que todos entraban conformes con la medida y, después de ver la situación desde el otro lado, por fin accedió. Aunque no por ello iba a dejar de hablar.

-Me gustaría que dejase a Silfide ayudarnos, a cambio podrían obtener un trato preferente y su palabra de intentar ayudarles. -si no recordaba mal, la mujer quería deshacerse de sus poderes, a lo mejor él podía hacerlo posible.

Jaime se cruzó de brazos. Una vez le habían esposado, y lo que pasó fue que perdió a lo que más quería en su vida. Esos recuerdos le hicieron fruncir el ceño y dar un paso atrás, decidido.

A mi no me vais a esposar. Si tenéis motivos para desconfiar de nosotros, a mi me pasa igual con vosotros. Si no hay confianza, no iré con vosotros. Y más si ellos dos están apresados dijo, señalando a Sílfide y al Hombre Verde Han venido hasta aquí con la mejor de sus intenciones, arriesgándose para salvar la ciudad. Por muy perseguidos que sean, eso a mi no me vale.

No sabía si sus palabras defraudarían a sus compañeros, pero era la decisión que había tomado. Además, sin sus poderes, era totalmente inutil. Y estaba claro que él era el causante de todo sus males... ¿Pero desde la distancia también ejercerían tanto poder sobre ellos? ¿O se vería limitado y podría entrar en su mente y controlarle?

Iré a investigar por mi cuenta dijo a sus compañeros, alejándose de los policías. Nos veremos cuando terminéis con... con esto terminó la frase sin añadir lo que realmente quería decir.

Miró al Hombre Verde y a Sílfide. Volveré a por vosotros.